Nuestro primer trio

Después de gozar con Sandra, convenzo a mi mujer para hacer una escapada con la vecina y descubrir nuevos aspectos de nuestra sexualidad. En este largo fin de semana. El sexo se inició ya en el coche antes de llegar a destino.

Mi mujer de vez en cuando acude a congresos, y siempre bromeo con el hecho de que me pone los cuernos. Pero esta vez saqué el tema al revés. "Sabes cariño, creo que la vecina del 2º estaría dispuesta a realizar un trío con nosotros"..voy a obviar toda la escena de que tuve y como salió el tema. Al final la convencí de que como NO le quería ser infiel antes las insinuaciones de la vecina le sugerí un posible trío. Al final pareció convencerse. Al día siguiente sacó ella el tema."¿Y como se lo vamos a decir? y ¿vamos a ir a un hotel?". Yo tenía una mejor idea. "¿Porqué no le decimos que se venga a la playa el fin de semana? al fin y al cabo debemos ir si o si."

Íbamos los tres en el coche, mi vecina (Sandra) llevaba un short vaquero que apenas le tapaba el tanga, y una camiseta corta, muy corta que no le cubría ni el ombligo y sus chanclas ipanema. Estaba de infarto. Mi mujer iba mas recatada pues es mas rechoncha, también lucía un short (normal).

Al principio se respiraba un poco de tensión en el ambiente, una vez en carretera ambas se quedaron dormidas, cuando  Sandra se despertó, se descalzó y apoyo sus hermosos pies con las uñas pintadas de color malva en el reposabrazos delantero, empezaba a ponerme nervioso quería ver ese espectáculo pero debía centrar mi atención a la carretera. Al cabo del rato mi mujer se despertó al ver los pies de Sandra y consciente de mi pasión fetichista me sonrió. "Que pies más bonitos tienes" le dijo a Sandra "A mi marido le ponen a mil, ya verás que bien te los trata." "Que ganas tengo" dijo mirándome por el retrovisor con una sonrisa de complicidad "a mi novio no le gusta masajearme los pies". "Pues no sabes lo que te pierdes" dijo mi mujer mientras que apoyándose en la puerta empezó a acariciarme la cara con sus delicados y hermosos pinreles. Sandra animada por mi mujer empezó a su vez a acariciarme también la cara con su pie izquierdo. "Mira que dura se le ha puesto" dijo mi mujer. Yo estaba perplejo, no pensé que fuera a reaccionar de manera tan descarada. Me sacó la verga de la cremallera y empezó a juguetear con sus pies. A este paso tardaríamos otras 3 horas en llegar. Sandra no llegaba así que siguió acariciándome la cara con el izquierdo mientras que le ofreció el derecho a mi mujer. Esta sin vacilar ni un segundo lo agarro con sus manos y empezó a tratarlo como yo siempre le había hecho, caricias, masaje, besos, lametones. Estaba muy caliente, no iba a aguantar mucho. Sandra empezó a tocarse, mientras mi mujer le chupaba el pie. Como mi mujer estaba a dos cosas a la vez, por muy caliente que estaba no llegaba el momento. Sandra se quito los mini short para dejar su apetitoso coño peladito bien abierto ante/tras nuestras vista y empezó a masturbarse con  mas dedicación. Mi vista alternaba retrovisor y carretera. Mi mujer también estaba chorreante, ya la conozco, pero siguió a lo suyo chupando el pie de Sandra y masturbándome a su vez con sus pies. Sandra no tardó mucho en correrse, la situación era muy caliente, y al oír como gemía acabé corriéndome, manchando parte del volante, mis pantalones y sobre todo los pies de mi mujer. "Has sido malo " me dijo levantando sus pies y limpiándoselos en mi cara. "limpia !" me ordenaba restregando los pies por mis labios. Esa actitud era nueva, el tener a otra persona al lado le estaba cambiando, o de verdad me era infiel en los congresos y allí estaba la verdadera versión?

Se quitó el cinturón y se pasó a la parte trasera del coche. Sandra agarró los pies de mi mujer para acabar de limpiarlos con su joven y ardiente boca, luego se echo sobre mi mujer para besarla, suavemente, esperando la reacción. Mi mujer se dejaba hacer y correspondía, le gusta ser pasiva. Mientras se besaban Sandra le fue quitando los shorts y el tanga. Yo parecía un abuelo, todos los coches me adelantaban pero si quería ser espectador no podía ir más deprisa.  El coño de mi mujer como suponía estaba chorreando como nunca. Se dejo besar y acariciar por Sandra durante un buen rato, hasta que esta se dejo caer a la altura del maná y empezó a comerle el coño de manera salvaje. Mi mujer gemía a todo volumen, no había vecinos ni hijos alrededor, se dejaba llevar por sus instintos. el orgasmo fue espectacular y mi polla estaba de nuevo dura como una roca, como me dolía. Entonces Sandra reclamó su turno, y mi mujer accedió con entusiasmo. Era la primera vez que se comía un coño o eso creía yo, y lo hizo con deleite, con curiosidad, poco a poco, explorando las zonas de Sandra, esta gemía de placer y mi polla lloraba de gusto. Mi mujer siguió explorando, Sandra estaba totalmente tumbada con los pies apoyados en el techo. Que espectáculo me daban ganas de parar. Ante mi sorpresa mi mujer empezó a besar el ano de Sandra. con suma delicadeza empezó a lamerle el ojete, con todo la lengua, subía y bajaba, Sandra chorreaba de placer y yo me moría de envidia. Entonces empezó a meterle un dedo, el ano se dilató con facilidad y como las manos de ambas son pequeñitas metió otro, mientras volvió a chuparle toda la zona del sexo, Sandra estalló de placer, gemía, se contorsionaba. Siempre con los dedos en el ano mi mujer alternaba caricias con la otra mano por todo el cuerpo de Sandra, chupadas, besos y susurros. Como es natural Sandra acabó corriéndose de lo lindo. Yo no podía creerlo, estábamos empezando el fin de semana, menos mal que llevaba un par de viagras !!!

Se quedaron las dos abrazadas un buen rato. Algo se dijeron y Sandra paso al asiento del copiloto y sin ponerse el cinturón empezó a mamármela. Detrás de mí, mi mujer empezó a susurrarme "¿Te gusta cariño? verás en casa." Se habían dado el lote durante más de una hora y mi verga estaba ahora en su punto, Sandra me hacía sufrir, de vez en cuando paraba y la mordisqueaba, luego sacó los huevos y se los metió enteros en su boca. Mi mujer seguía diciéndome cosas y acariciándome el pecho "Cariño estás a cien, hmm". De vez en cuando dejaba de chupar y se daba el lote de mi mujer. Con su mano en mi cada vez mas hinchada polla en su mano. Concentrado en la carretera la lamida llevó su tiempo, mas con las continuas interrupciones del ritmo por parte de Sandra, finalmente iba a correrme, la avisé ya que rechazó mi elixir en nuestra aventura previa, pero esta vez no acabó de alejarse, me corrí parte en su boca y parte en sus labios . Sentía como los chorros golpeaban su boca, su cara, que placer. Hubo un silencio durante un minuto, me imagino que asimilando el goce y lo que había sucedido. Entonces mi mujer dijo "Bueno, ya nos conocemos Sandra. Creo que vamos a pasar un buen fin de semana" Mis ojos se salían de las órbitas al oír a mi santa esposa hablar así.