Nuestro primer trio (2)

Nuestro primer trio y mi primer mamada.

Antes de comenzar con mi nuevo relato, quiero agradecer los comentarios ( tanto favorables como desfavorables) de aquellos que tuvieron a bien leer la primera experiencia que tuvimos mi esposa y yo con uno de nuestros amigos.

Sé que no soy un buen escritor, pero lo que deseo mas que nada es compartir mis propias experiencias por este medio, aun cuando no me es tan fácil expresar con palabras todo lo que siento durante esos momentos de goce entre mi esposa y yo y aquellos que han compartido nuestra intimidad físicamente.

Dicho lo anterior quiero seguir contando todo lo que hemos vivido.

Después de algún tiempo de estar pensando en como seria incluir a otra persona en nuestra relación, y de lograrlo con un amigo mío, nuestras relaciones fueron de lo más espléndidas, mejorando incluso en lo afectivo.

Las emociones vividas nos calmaron durante algún tiempo después del cual y habiendo probado lo novedoso de incluir a otra persona en nuestros encuentros sexuales la apatía volvía a incorporarse a nuestro ritmo de vida, y nuestro amigo desapareció hasta que después de dos meses nos encontramos de nueva cuenta y sin que mediara un acuerdo estaba de nueva cuenta en nuestra casa pero ahora solamente nosotros tres.

Empezando a platicar de manera normal y con unas copas para entrar en calor, el tema se fue desviando poco a poco hacia lo ocurrido tiempo atrás y lo mucho que disfrutamos todos, Alberto poco a poco se dio cuenta de que no nos sentíamos mal, sino al contrario el placer tan enorme que nos invadió, así que mi esposa sugirió que jugáramos baraja como siempre lo habíamos hecho pero con la diferencia de que apostaríamos nuestra ropa y Alberto ante la perspectiva de mirar nuevamente el cuerpo desnudo de mi esposa acepto de inmediato aun cuando al principio mi esposa empezó ganando y al cabo de unas rondas ella solo había perdido la falda dejándonos ver sus espléndidas piernas, mientras que a nosotros solo nos quedaban las trusas y los calcetines pero ambos le echamos ganas y terminamos por emparejarnos dejándole a ella solamente una pantaleta de color rojo muy coqueta aun cuando nosotros estuviéramos completamente desnudos y con una tremenda erección que provoco que se mojara ella ante lo que se avecinaba.

En el siguiente juego empezamos con los castigos con la esperanza de que ella se desnudara completamente así que al perder primero Alberto mi esposa le puso como castigo que le besara las tetas durante cinco minutos y ni tardo ni perezoso se lanzo a chupar sus pezones que al primer contacto se pusieron rígidos como anticipándose al placer que nos deparaba esta nueva reunión.

La siguiente en perder fue mi esposa quien para quitarse las pantaletas le pidió ayuda a mi amigo el que aprovechándose de esta oportunidad le acaricio su conejito que ya se encontraba perfectamente mojado según me comento mi esposa poco después, y ante esto el juego dejo de importar para seguir con las caricias entre los tres sin que en este momento y más desinhibidos que la vez anterior importara de quien proviniera o quien la recibiera.

Lo que siguió a continuación fue casi una copia al carbón de lo ocurrido un nuestra primera reunión salvo algunas diferencias que a continuación indico.

En esta ocasión y aun más mareados que antes, mientras mi esposa le mamaba su verga a el yo me acariciaba la mía esperando lograr que se me parara para entrar nuevamente en acción, Alberto se recostó para disfrutar mucho mejor la felacion que ella le hacia y yo aproveche para acercarme y poder ver de cerca lo que mi esposa hacia y sin saber por que me entraron unas ganas tremendas de sentir el sabor de la verga de el combinada con el sabor de la vagina de mi pareja y ella quizás adivinando mis pensamientos y aprovechando que estábamos a media luz me indico con la mirada que la agarrara primero suavemente para empezar a masturbarla y después me lo observo para ver su reacción y al verlo con los ojos cerrados y entregado por completo a las caricias me dejo campo libre para introducirla en mi boca con lo cual me sentí completamente excitado y pude por fin saborear una verga, Alberto quizás sintiendo la diferencia de boca se removió inquieto pero sin pararse y entregándose finalmente a las caricias bucales que yo le hacia y cuando por fin pude parársela me retire dejando que mi esposa se sentara en ella para gozarla enteramente con el incentivo de que yo le había ayudado a prepararla para su entrada triunfal en la gruta de placer que mi esposa posee.

Mientras ella lo cabalgaba yo aprovechaba para acariciarla las nalgas en las que ocasionalmente me encontraba con las manos de el quien también le hacia lo mismo sin importarlo que entráramos en contacto y, de vez en cuando yo aprovechaba para bajar la mano y rozar con las yemas de los dedos sus huevos que ya se sentían vacíos después de haberse vaciado varias veces, cuando el por fin se vino dentro de mi esposa yo aproveche para mamarle la pucha y saborear sus jugos combinados con el semen que el le había dejado y con esto logre tener una erección decente para poder penetrarla y gozar de su caliente nido.

Cuando por fin terminamos ella nos empezó a mamar nuevamente pero en esta ocasión ni el ni yo pudimos responder ante lo cual nos dedicamos a dedearla por turnos y en ocasiones juntos para que ella siguiera gozando hasta que el cansancio nos venció a los tres.

MI ESPOSA

Espero no haberlos aburrido con este nuevo relato el cual es el preámbulo de lo que a mi parecer es lo mas excitante que nos pudo haber ocurrido a nosotros.