Nuestro primer intercambio (2)
Pedro no dejaba de quitar ojo a mi mujer, debido a que con el agua de la ducha se le había pegado el bañador completamente al cuerpo.
Nuestro primer intercambio II
Cuando llegamos a la zona de la piscina, decidimos primero darnos una ducha. Pedro no dejaba de quitar ojo a mi mujer, debido a que con el agua de la ducha se le había pegado el bañador completamente al cuerpo, dibujando su espléndida silueta, y sobre todo lo que más destacaba eran sus enormes pezones que parecían querer perforar el bañador. Si no estuviera tan borracho, no me gustaría nada esa situación, nunca me gustó que otros hombres miraran con ojos de lujuria, como hacia Pedro, a mi mujer, pero el alcohol hizo en ese momento que no le diera importancia, y hasta me reí cuando Pedro hacia algún comentario hacía lo buena que estaba.
-Te has fijado que tipazo tiene. María tienes que preguntarle a que gimnasio va.
María se echo a reír mirando a mi mujer,
-Acaso te quejas de mi cuerpo, estoy segura que muchos hombres me encuentran atractiva, ¿tú que opinas?- Se había acercado hacía mi, cogió mis manos y las puso en su cintura- ¿Qué te parece esta cadera, te gusta?.
Yo no sabia que hacer, mi mujer se estaba partiendo de risa mirando la cara de sorpresa que acababa de poner, y Pedro me miraba sonriendo. María al ver que no reaccionaba y que todos se estaban riendo, cogió mis manos y las puso en su tremendo culo apretándolas con fuerza.
-¿Qué te parece estoy maciza o no?
Al ver como se reían seguí con la broma y me puse a masajearle sus nalguitas
-La verdad Pedro, es que tu mujer esta muy buena, menudo culo tiene, esta maciza.
-Bueno, bueno, ya esta bien, suéltala que la vas a gastar- Mi mujer apartó a María y se puso en su lugar, dándome un profundo beso- Este hombre es mío jajaja.
Salimos de las duchas y nos dirigimos hacia la piscina, me iba a lanzar cuando Pedro me detuvo y nos dijo:
-Será mejor que no nos bañemos, con lo que hemos bebido, seguro que nos ahogamos, mejor es que nos metamos en la sauna a sudar un poco el alcohol que llevamos dentro. Todos estuvimos de acuerdo, ya que en realidad nos sentíamos bastante perjudicados.
Al entrar en la sauna, nos sentamos en los banquitos de madera, mientras Pedro dejaba caer un poco de agua encima de las piedras. Empezo a llenarse toda el cuarto de vapor, empezamos a sudar rápidamente. En esto Pedro se levantó y sin darnos tiempo a reaccionar se sacó el bañador quedando completamente desnudo.
-No os importa verdad, estamos en confianza no? Es que así se esta más cómodo, con esta calor no aguanto el bañador.
-Que va, la verdad es que hace mucho calor-Mire hacia mi mujer, estaba con la mirada fija en la entrepierna de Pedro, mirando su pene, que poco a poco se estaba agrandando.
María también se puso en pie y ni corta ni perezosa se saco su bañador quedando completamente desnuda, ahora era yo el que no apartaba mirada. Mire para mi mujer para ver como reaccionaba, nunca nos habíamos desnudado delante de nadie, y por lo menos yo estaba un poco cortado, ella miró para mi y sonrío.
-Venga cariño, quítate el bañador, que parecemos dos mirones.
Se levantó y se sacó su bañador quedando desnuda mientras me miraba pidiendo mi aprobación. No lo podía creer, yo nunca la hubiera imaginado tan desinhibida. Mi mujer siempre se comportó de una forma conservadora, hasta en la cama. La imagen de los tres desnudos provocó una enorme erección bajo mi bañador. Me lo saque sintiendo un poco de vergüenza al estar empalmado, Pedro se comportaba como si fuera una cosa normal el estar desnudos.
-Cariño hay que ver como estas jajaja-Las risas de mi mujer hicieron que me pusiera completamente colorado.
-Pues a mi me gusta- Dijo María
Pedro se acerco hacía la puerta poniendo su mano sobre el interruptor de la luz- ¿Qué os parece si apagamos las luces?. Todos nos mantuvimos en silencio. Pedro apago la luz, y se hizo la oscuridad no podíamos ver nada, el pequeño ventanuco de la puerta apenas dejaba pasar la luz que venia de la piscina y con el vapor solo se podían distinguir los contornos de los cuerpos envueltos en la bruma pero sin poder reconocer de quien se trataba.
Oímos la voz de Pedro, andando hacía nosotros.- Os propongo que nadie hable en media hora, así si no os importa, podremos hacer el amor cada uno con su mujer.
A mi la idea me pareció estupenda, y me senté llamando a mi mujer. Note que sus manos me apartaban las piernas, para después empezar a hacerme una mamada en toda regla, nunca había estado tan diestra con la lengua, con las manos me estrujaba los huevos mientras metía mi pene hasta lo más profundo, cuando note que me iba a correr, saque mi pene de la boca e intente agarrarla para poder tocarle las tetas, pero ella me lo impidió, me dió la espalda y se sentó encima mío introduciendo todo mi aparato en su coñito que estaba chorreante, empezando a cabalgarme frenéticamente.
Del otro lado oía a Pedro y María gemir como locos, forcé la vista para intentar ver lo que hacían, el vapor había desaparecido en parte y las siluetas eran mas claras, pude ver que se la estaba clavando por el culo, y parecía que a María le gustaba porque no dejaba de lanzar grititos de placer. Note como Pedro se corría, entonces ella se dio la vuelta y rápidamente le agarro su polla para empezar a hacerle una mamada.
Mi mujer seguia saltando encima mía, estaba a punto de reventar, nunca había estado tan excitado, pose sus manos sobre su culo, y cual fue mi sorpresa al comprobar, que las medidas no correspondian a las de mi mujer. Me estaba follando a María, me di cuenta de la jugada, al apagar las luces ellos se habían cambiado de lugar. Mire hacia mi mujer que estaba ahora siendo penetrada por Pedro y aunque no la pude ver con claridad, si sabia la cara de gusto que tenia que estar poniendo por los gemidos que llegaban hasta mi.
Agarre a María y le di la vuelta, para follarmela por su coñito, ella se dejo hacer introduciendolo rapidamente. Con mis manos empece a masajearle las tetas, ella al principio intento separarme las manos para seguir con la farsa, pero al darse cuenta de que ya era tarde, siguio como si no pasara nada. Mi excitación fue en aumento, la puse a cuatro patas y empeza a bombearla desde atrás, asi podía tener una mejor visiónd e Pedro y mi mujer que ahora se encontraban practicando un 69. No me pude aguartar más y al final saque mi polla de Maria y deje caer todo mi semen por su culo, estaba exhausto, entre la práctica sexual y el calor de la sauna no me tenia en pie, me di la vuelta para sentarme en el banco y María me agarro por detrás dandome un abrazo y obligandome a ponerme a cuatro patas, con su dedito empezo a urgarme el ano dando pequeños circulos mientras con la otra mano masajeaba mis huevos, poco a poco fue introduciendo el dedo hasta que lo tuvo todo en mi interior. Nunca me avían hecho eso, la verdad, empezaba a gustarme, entonces María saco su dedo y siguio masajeandome los huevos pero sin dejar que me diera la vuelta.
De pronto mi mujer se encontraba delante mía tumbada en el suelo con las piernas abiertas, invitandome a que undiera mi boca en su coño, sin saber lo que ocurria, empece a suscionarle el clitoris, dandole pequeños mordisquitos, estaba tan concentrado en la faena que no me di cuenta que unas manos me agarraban la cintura.
Pegue un respingo al comprobar que era Pedro, que estaba clavandome su polla, primero lentamente, hasta que al final me la metió toda, empezando a bombearme, por otro lado María se había agachado y me estaba aplicando una suculenta mamada.
Pedro cada vez me la clavaba con más fuerza, el placer era insoportable, María con su perfecta mamada, había provocado en mi una erección de caballo, no podía aguartar más, le solte todo mi semen en la boca, a la vez que notaba que Pedro descargaba todo el sullo en mi interior.
Nos levantamos y nos volvimos a sentar cada uno con su pareja donde estabamos al principio, Pedro encendio la luz y miro sonriente hacía nosotros.
-Bueno, creo que ya esta bien de sauna, os apetece ir a daros un bañito ahora.
Mire para mi mujer y vi la cara de agotamiento que tenia, no era de estrañar, Pedro tenia un miembro muy grande y se la había trabajado bien, a ella y a mi, estabamos los dos agotados.
-Mejor sera que vayamos a dormir un rato, estamos agotados.
Pedro y María se despedieron de nosotros amablemente, no sin antes quedar para el día siguiente.
Volvimos a la habitación y agarre a mi mujer por la cintura-
-Seras putita, a mi nunca me dejaste darte por el culo. Vi como Pero te la clavaba y como te gustaba, gritabas de placer.
-Debio ser el alcohol, sabes que a mi eso no me gusta.
-Pues yo no me pienso quedar con las ganas.
La tire sobre la cama, y le saque el bañador. Siempre habia querido hacerselo por detrás.....