Nuestro primer encuentro
Este relato de infidelidad está basado en un hecho real, los nombres se han cambiado por mantener el anonimato, aunque aquellos hechos provocaron que a día de hoy seamos pareja.
Este relato de infidelidad está basado en un hecho real, los nombres se han cambiado por mantener el anonimato, aunque aquellos hechos provocaron que a día de hoy seamos pareja.
Mi nombre es Manuel, cuando ocurrieron los hechos que voy a relatar rondaba los 40 años y estaba casado desde hacía más de 10 años pese a lo cual mi vida en general y sexual era muy monótona. Con regularidad acudía a un bar cercano a mi casa, donde trabaja Maria y su entonces marido.
Maria era una mujer un par de años más joven que yo, muy abierta, simpática y con la que se podía hablar de cualquier tema. Con el tiempo fue surgiendo una bonita amistad e incluso compartíamos confidencias entre nosotros, aunque en ningún momento, a ninguno de los dos se nos había pasado por la cabeza que la relación fuera más allá.
Un día en una de esas conversaciones que manteníamos le comente que tenía curiosidad desde hacía tiempo, por visitar un local liberal de intercambio de parejas, y a pesar de que alguno de los días, dicho local podían acudir chicos solos me daba reparo ir solo. Ella me comento que también tenía la curiosidad de cómo sería un local de este tipo y se ofreció a acompañarme.
Después de varios intentos por conseguir un día en el ambos pudiéramos liberarnos de nuestras obligaciones y parejas, al fin conseguimos un día para desplazarnos a una ciudad cercana en el que existía un local de este tipo.
El día en cuestión era un viernes del mes de Julio, para no levantar la sospecha de mi pareja, le dije que tenía una cena con compañeros de trabajo y me dirigí a un aparcamiento en otro lugar de la ciudad, donde recogí a Maria y de allí nos desplazamos a esa otra ciudad. Habíamos ido con temprano por lo que después de estar cerca del local, nos acercamos a un bar cercano con el fin de comer y tomar algo antes de entrar. Creo que ambos a medida que se acercaba la hora de entrar nos encontrábamos bastante nerviosos, bueno a decir verdad en mi caso muy nervioso, casi a punto de darme la vuelta y no llegar a entrar.
Por fin nos dirigimos al local y entramos, a nuestra llegada nos atendió una chica muy atenta, que al ver que era la primera vez que íbamos, se ofreció y nos enseñó el local. En la zona reservada a parejas nos iba explicando cómo actuar si decíamos tener algo con otras personas, pero a nosotros en ningún momento se nos había ocurrido que íbamos a tener algo con otra gente y tampoco entre nosotros mismos, nuestra intención hasta aquel momento solo era saciar nuestra curiosidad de ver cómo era un local de este tipo. Después de ver el interior del local, fuimos a la barra a tomar una consumición. Ambos teníamos la vista hacia la barra, y de vez en cuando tímidamente mirábamos a nuestro alrededor, en el local había alguna que otra pareja y bastantes hombres solos.
Yo me encontraba bastante tenso, la verdad no era una situación muy cómoda, y no ayudaba que de vez en cuando se nos acercara la responsable del local para preguntarnos si habíamos quedado con alguien. Además me sentía observado por todos los hombres de local, bueno yo y sobre todo Maria, así que después de tomarnos las dos consumiciones decidimos que ya habíamos satisfecho nuestra curiosidad y decidimos volvernos a nuestra ciudad.
Durante nuestro trayecto de vuelta, comentábamos la experiencia y lo que nos había parecido en local. Cuando llegamos a nuestra ciudad serían las dos de la mañana se nos ocurrió para en un Pub a tomar la última copa, antes de dirigirnos cada uno a nuestra casa.
Una vez allí, estábamos tomando esa copa, sin saber muy bien como ocurrió, nos besamos, pero lejos de dejarlo ahí, empezamos a comernos la boca con total desenfreno, en el local no había mucha gente y ambos confiábamos en que nadie nos reconociera. Los besos y morreos dieron paso a que empezáramos a meternos mano y a acariciarnos sin tener constancia de lo que estaba pasando y empezó a dejar de preocuparnos quien estaba alrededor nuestro. De allí nos dirigimos a otro Pub cercano, en el cual dimos rienda suelta a nuestras caricias y besos sin preocuparnos de quien se encontraba alrededor.
La noche pasó volando, entre el alcohol y el calentón nos resistíamos a dejarlo, pero decidimos que había llegado la hora de volver cada uno a su casa.
Lo peor fue al día siguiente cuando me dirigí al bar donde trabajaba Maria, me daba vergüenza mirarla a la cara, y a ella le sucedía prácticamente lo mismo. Al final hablamos de lo que había sucedido aquella noche que habíamos estado muy a gusto y aquello no podía quedar así, los dos estábamos de acuerdo en que teníamos que probar algo más, que teníamos que follar y probar si lo que había pasado aquella noche fue bonito, el sexo tenía que ser muchísimo mejor.
Así que acordamos una tarde de sexo, para lo cual reserve una habitación en un hotel de las afueras de la ciudad, quedamos en el hotel a las 5 de la tarde, cuando llegue allí, Maria ya estaba en el allí, apoyada en la barra de pequeño bar que disponía el hotel. Estaba espectacular, zapatos de tacón, una minifalda de diferentes colores y una blusa verde, que dejaba a la vista casi la totalidad de su espalda. Nos dirigimos a la habitación del rustico hotel, el suelo de madera crujía a cada paso nuestro, Maria caminaba delante de mí y puede observar el contoneo de sus caderas, que a pesar de nerviosismo que sufría, provocaba en mí una excitación inimaginable.
Entramos en la habitación y lo primero que hicimos fue cerrar las persianas, ya que ambos nos sentíamos más seguros y cómodos a oscuras, a pesar de ello entraba algo de luz entre las rendijas de las persianas y pude ver como se desnudaba lentamente, yo hacía lo propio, mientras repasaba su cuerpo y sus curvas lo que provocaba mi excitación y deseo, a pesar de mi inseguridad.
Nos metimos en la cama y besaba su boca y cuerpo mientras mis manos no dejaban de acariciar cada centímetro de su piel, poco a poco fui bajando con mi lengua lamiendo sus pechos y mordisqueaba sus pezones que estaban realmente duros. Durante unos minutos estuve acariciando y comiendo sus tetas y sentía como la excitación de ambos crecía por momentos. Poco a poco seguí bajando hasta tener el alcance de su coño en mi boca, comencé a comérselo y mi lengua recorría cada rincón, sintiendo como Maria se retorcía de placer a la vez que pellizcaba sus pezones y lanzaba pequeños gemidos de placer.
En un momento me dio un empujón haciendo que cayera de espaldas sobre la cama, mi polla esta dura y ella se encargó de siguiera así, metiéndosela en la boca y recorriéndola de arriba abajo con su lengua, por un momento pensé que no sería capaz de evitar correrme, ya que nunca me habían comido el rabo de esa forma.
Ambos estábamos realmente cachondos, ella se tumbó sobre la cama y con su mano guio mi polla a la entrada de su coño, que estaba realmente mojado, y durante unos minutos estuve fallándomela, pero intentaba a la vez no correrme realmente pronto, no quería quedar mal, y eso no dejaba de un pasárseme por la cabeza. Después de un rato en esta postura, Maria me dijo que me tumbara en cama y ella se sentó encima de polla, clavándosela hasta el fondo de su coño y comenzó a cabalgar sobre ella, como no me lo había hecho antes nadie, en ese momento ya era ella quien llevaba el control, me follaba como una diosa, estaba súper cachonda, al igual que yo mismo, en ese momento me dijo que no aguantaba más y que iba a correrse, sentía la humedad de su coño en mi polla y en mis huevos y le dije que yo también iba a correrme, de esta forma llegamos juntos al orgasmo, algo que yo pensaba que era realmente difícil.
Después de este polvo quedamos los dos tumbados en la cama descansando, casi sin hablar, quizás porque estábamos un poco cohibidos. Después de un rato así, sentí como su mano empezaba a acariciar mis huevos y mi polla, y esta empezaba a ponerse erecta, y de nuevo se colocó a cuatro patas sobre la cama y de nuevo empezó a comerme la polla, era algo nuevo para mí, y la verdad estaba de nuevo con ganas de volver a meterla en su coño. Volvimos de nuevo a follar como locos, hasta quedar exhaustos.
Así es como comenzó nuestra relación de infidelidad, que ahora se ha convertido en una relación de amor, en la cual disfrutamos todo lo que podemos el uno de otro en la vida cotidiana y sobre todo en el sexo, que cada día es un poco mejor.