Nuestro hijo adoptivo X
Nuestro hijo nos ve follar
Nuestro hijo adoptivo X
Terminé de recrearme con la manguera delante de mi amigo, y después de vestirme llamé a mis padres para que vinieran a por mí.
Estuvimos como media hora esperando, recogiendo un poco y charlando de todo un poco.
- ¿Qué tal con Lolo? Ya me contó un poco por encima Claudia.
- Pues….rara. No sé. Le quiero mucho, y el sexo con él es impresionante. Pero eso de no poder follar con nadie más… No puedo con ello. Es superior a mis fuerzas. Este culo no puede tener un único dueño. Que no pueda disfrutar de rabos como este – y su mano rapidísima apretó toda mi polla por encima del pantalón.
Me quedé totalmente quieto. Nuestras miradas se cruzaron y nos quedamos mirándonos directamente a los ojos. La tensión era palpable. Tan palpable como me tenía agarrada la polla con fuerza y haciendo que creciera más de lo que tendría que crecer. Por mi mente pasó lanzarme a comerle la boca. Darle la vuelta y apoyarle en la mesa. Bajarle los pantalones, y sin quitarle el suspensorio metérsela de golpe hasta las pelotas. Vamos, violarle ahí mismo sin contemplación.
- ¡Chicos! Ya estamos aquí - sonó la voz de uno de mis padres.
Adri soltó mi polla y siguió recogiendo.
- ¿Qué tal la fiesta, hijo?
- Pues tuvo muy bien, la verdad. Yo me quedé sobado en la hamaca, borracho. De ahí esta resaca. Y Adri, pues imagina, folló con su ex.
- Voy a perder el tiempo como tú – contestó sacando la lengua.
- Coged las cosas que nos vamos. Hablamos con tu padre y dijo que llamó a la asistenta de vuestra casa para que venga a recoger luego.
- Perfecto, porque ganas no tengo ninguna. ¿Sabéis si está en casa?
- Creemos que sí – dijo mi marido mirándome – Le llamó Izan y creo que iba a pasar por vuestra casa.
- O sea, que está follando otra vez
- ¡Pero si sois iguales! – y comenzamos a reírnos todos.
Nos subimos los 4 al coche y fuimos a llevar a Adri a su casa. Le dejamos en la puerta y fuimos a la nuestra.
- Os quiero invitar a comer. Pedimos pizza y os quiero dar un regalo que os compré
- Pero si es tu cumple, no el nuestro – dije sonriendo a nuestro hijo mirando al asiento de atrás
- Mi mejor regalo habéis sido vosotros. Y quiero agradecéroslo.
- Está bien. Pues luego llamamos al Telepi, y comemos en casa en los tres solos y juntos.
Llegó la comida y comimos hablando de todo y riendo. Me sentía súper a gusto. Feliz. Cuando acabamos de comer nos fuimos al salón. Pasé primero por mi cuarto a coger los regalos. Se los di.
- ¿Pero y esto? – dijo mi marido sacando un dildo enorme
- Pues un regalo. El de la tienda me dijo que a las parejas os gusta jugar con ello y poder hacer doble penetración
- Si, si sabemos como funciona, pero nos ha sorprendido
- Muchas gracias, nene - dije sacando dos camisas y unos pantalones de otro envoltorio. Mi marido sacó más ropa de otro, pero en su caso iba solo una camisa y un suspensorio.
- Como dijiste que te gustaban los míos te he querido comprar unos
- Muchas gracias, hijo - le dijimos los dos y le abrazamos.
Nos probamos la ropa ahí mismo. La camisa y el pantalón me quedaban genial. Tanto de talla como de estilo. Mi marido se probó la camisa y el suspensorio.
Se quedó en pelotas delante de los dos. Yo no pude evitar recrearme con su cuerpazo desnudo. Llevo años viéndolo, tocándolo, follándomelo, y aún así no me cansaba de verlo. Miré a mi hijo. Se había quedado embobado mirándole.
- ¡Que culazo te hace el suspensorio, papi! ¡Y menudo pollonaco se te ve!
- Ponte tú uno de los tuyos y nos hacemos una foto para Twitter
- Voy corriendo -y salió disparado para la habitación como alma que lleva el diablo.
- ¿Pero como os vais a hacer una foto para twitter en suspensorio?
- Qué más da. Ya es mayor de edad y la mayoría de nuestros amigos le han visto ya medio en bolas
- También es verdad
En ese momento entró nuestro hijo con su suspensorio en el salón. Se había puesto también una de las camisas que le habíamos regalado nosotros cuando llegó.
- Venga, posad, que os hago la foto.
Los dos se pusieron a hacer posturitas de gym, tanto por delante como por detrás. Enfoqué sus paquetes, sus culos…. Menudo dos cuerpazos tenía en casa. Me estoy poniendo súper cachondo. Además los dos se iban toqueteando los músculos, el culo y ….
- ¡Qué le estás agarrando la polla a nuestro hijo! - le dije algo sorprendido
- No pasa nada, papi. Mira. Haz una foto – dijo a la par que le agarraba también la polla a mi marido.
Hice varias fotos y hasta un video. En cuanto acabáramos la sesión de foto iba a meter a mi marido en la habitación y le iba a cabalgar hasta vaciarle las pelotas en mi ojete.
- Pásamelas, papi. Así también las subo yo a Instagram
- Ahí te las van a censurar
- Las subo a mejores amigos. No hay problema.
Les pasé las fotos a mi hijo. Mientras las miraba y sonreía me acerqué a mi marido, le agarré la polla y…
- Vamos a la habitación. Quiero que me folles ¡Ya! - le dije directamente
- Nene, nos vamos a follar. Luego seguimos con la celebración – le dijo mi marido a nuestro hijo.
- Vale, disfrutad. No hagáis mucho ruido que estoy pasando mucha hambre - dijo guiñándonos el ojo.
Entramos en nuestro cuarto. No cerramos ni la puerta del calentón que llevaba y le empujé contra la cama. En cuanto cayó en ella, me arrodillé y comencé a comerla la polla por encima del suspensorio. Tenía ya algo mojado de precum la tela de la ropa interior. Pasé la lengua por esa mancha y saboreé el regusto dulzón y salado de ese néctar.
Tiré de sus piernas hasta que dejé su culo fuera de la cama y pasé mi lengua por toda la raja de su culazo. Comencé a follarle el culo con mi lengua. Lo devoraba con ansia. Le escupía. Azotaba. Estaba muy cerdo y tenía que hacerle mío.
Le saqué las pelotas de la prisión de la ropa que llevaba puesta y sus dos buenas pelotas rebotaron en su perineo antes de metérmelas en la boca. Mi mano acariciaba su falo por encima de la tela del suspensorio mientras sus dos pelotas eran succionadas por mi portentosa boca.
Se la saqué. Sin llegar a quitarle el suspensorio le pajeaba mientras le seguía comiendo la raja del culo.
- Te voy a follar, mi vida - le dije con una voz de pasión inconfundible
- ¿En serio, cariño? Llevas años sin hacerlo.
- Pues hoy será tu día - respondí poniéndome de pie y desnudándome
- Te amo – dijo incorporándose y agarrándome del culo para acercarme a él
Comenzó a comerme la polla para lubricarla. Se la metía hasta la garganta haciéndome gemir de placer. Apretaba las cachas de mi culo contra su cara para que no quedara el más mínimo espacio entre su cara y mi pubis.
El sonido gutural de la mamada se oía en toda la habitación. Solo mis gemidos se escuchaban más.
Dejó de comérmela y se puso a 4 sobre la cama.
- Aquí me tienes, mi hombre. Hazme tuyo. Mi culo te ha echado de menos – dijo dándose un cachete que se dejó marcada su propia mano.
Salí de la habitación, desnudo y con la polla dura como estaba para ir a coger el regalo de nuestro hijo al salón. Cuando llegué estaba ahí aún nuestro hijo. Pero no estaba relajado. Se había desnudado, y con los cascos no me había oído llegar, con lo que vi como se pajeaba viendo porno en su teléfono.
Se dio cuenta de que estaba ahí al moverme al coger el dildo.
- ¿Os lo estáis pasando bien, no? – dijo sin dejar de menársela
- Tú tampoco te lo estás pasando mal
- Voy a probar tu juguete
- Espero que sea de tu talla - dijo haciendo el movimiento de follar
- Hoy lo va a probar tu otro papi.
- ¿Pero no es el activo?
- Ya te dije que hay que abrir la mente - y salí con el juguete de camino a follar a mi marido
Mi hijo se quedó en el salón, viendo el porno y dándole a la zambomba.
Entre en la habitación y mi marido, al oírme llegar se había colocado boca arriba con las piernas abiertas
- Hazme tuyo, amor. Ábreme con el juguete y luego méteme tu rabo
- Claro que sí, mi vida.
Me acerqué a él. Me metí el dildo en la boca y comencé a chuparlo para lubricarlo a la par que metía dos dedos en el ojal de mi chico. Le follaba el culo con los dedos. Metí otros dos. Como se le abre el culo. Como pasivo sería una autentica putita.
Cuando ya se lo dejé bien abierto comencé a meter la punta del juguete. Enseguida tenía ya la mitad dentro. Poco a poco comencé a moverlo haciendo círculos para conseguir que los huevos de nuestro nuevo juguete llegaran a las suyas.
Se lo dejé unos segundos todo dentro para que su esfínter se relajara y comencé un mete-saca cada vez más rápido. Sus gemidos comenzaron a ser gritos de placer.
Menos mal que nuestro hijo tenía los cascos puestos, pensé.
Me incliné sobre mi marido y le comí la boca mientras seguía follando a mi marido con el dildo.
- Méteme la tuya también, cariño. Fóllame con tu polla y el juguete
- Joder – escuché detrás de mí
Los dos miramos a la puerta y vimos a nuestro hijo desnudo con la polla a reventar.
Volvimos a mirarnos
- Fóllame - me repitió mi marido
Dejé la polla de plástico dentro de él y agarré la mía. Puse el capullo en la entrada. Me escupí, y apreté.
Costaba un poco. El tamaño del dildo era considerable, y yo, aunque no tenía la polla de mi marido ni de mi hijo, era un tamaño estándar.
Apreté un poco más y ya entró el capullo. Me quedé quieto para que su culo se acostumbrara a ello. Empujé un poco más. Ya tenía la mitad dentro. Paré otro poco.
Un último empujón y tenía todo mi rabo dentro de su culo. Me tumbé ligeramente sobre él y lo besé
- Enséñale a nuestro hijo como se folla – me dijo al oído
Con esas palabras comencé a mover mi culo y a follarme a mi marido. Poco a poco, cuando su culo comenzó a acostumbrarse a tener las dos pollas dentro, comencé una follada a lo bestia.
Nuestros gemidos, y más sabiendo que teníamos espectadores, eran apoteósicos. No nos controlábamos nada.
Los gemidos se unían al de nuestros cuerpos desnudos chocando el uno con el otro.
- Aaaagghghhh…- escuchamos a nuestra espalda. Sonido inequívoco de que nuestro hijo se había corrido a nuestra salud
Fue lo que necesitamos para que vaciara mis pelotas dentro del culo de mi marido. Noté como me vaciaba dentro de él. Como se iba desinflando poco a poco mientras se la sacaba.
Le saqué también el juguete, despacio, notando como su culo se quedaba vacío y se retorcía de placer.
Se puso de pie.
- No te libras de beber leche - dijo agarrándome de los hombros y poniéndome de rodillas - ¡Bebe leche, cariño!
Comenzó a pajearse como un loco con su capullo en mis labios hasta llenarme de leche toda la cara. Después de deshidratarse con la cantidad de lefa que salió de sus pelotas, se inclinó y me besó.
- Te amo mi vida. Ahora vamos a hablar con nuestro hijo
- Yo también, mi vida- Le besé – Voy a limpiarme la cara y nos vemos en el salón
- Nene – escuché que llamó mi marido a mi hijo
- ¿Si, papi? – sonó la voz de mi hijo desde el salón
Escuché como mi marido y él hablaban de nada en especial. Estaba esperando a que llegara yo.
Me lavé la cara y me puse algo de ropa. En el momento que salía de la habitación me sonó un SMS.
¿“Todavía no te diste cuenta o no quieres reconocerlo”? Y acompañó el mensaje con una foto.
Me quedé helado con el mensaje. Tuve que sentarme en la cama porque me mareé de la tensión.
¿Quién era? ¿Por qué me hacía esto? ¿Qué quería conseguir? ¿Podría tener razón la foto? ¿Por qué? ¿Por qué?
- Papi, te estamos esperando
- Ya voy
Según me levanté, noté que me faltaba el aire. Me mareaba. Hacía mucho que no me pasaba. Estaba teniendo un ataque de ansiedad.
Quién fuera el que me estaba mandando los mensajes estaba consiguiendo lo que quería. Volverme loco.
- ¡Papaaaaaa! – gritó mi hijo a mi marido para que viniera a ayudarme.
La conversación tendría que esperar