Nuestro hijo adoptivo VIII

Antes del cumple de Ezequiel .

Nuestro hijo adoptivo VIII

-          Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz….- entramos cantando en la habitación de mi hijo con una tarta en mis manos y mi marido con unos regalos en las suyas.

-          Graaaaaaaciaaaaas… - respondió nuestro hijo estirándose en la cama recién despierto por nuestra entrada cantarina.

-          ¡Felicidades! – se abalanzó a darle un abrazo y un beso mi marido – Sopla la vela, pero la de la tarta. Que te has levantado animado – terminó de decir mi marido agarrando el bulto que tenía mi hijo bajo las sábanas.

-          Eso es un cirio, no una vela – terminé de decir yo.

-          Muchas gracias, papis – se levantó para abrazarnos y dejando tooodo su cuerpo al aire.

Nos fundimos los tres en un abrazo, en el que menos mal que estaba vestido, sino se habría notado el calentón que me pillé al notar el cuerpo caliente y desnudo de mi hijo. Por no decir el restregado de polla que nos dio a mi marido y a mi con semejante monstruo que tenía entre las piernas.

Comenzó a abrir sus regalos. Le habíamos regalado unos libros, unos suspensorios para el gym y …

-          ¿Esto es lo que creo? – preguntó terminando de sacar el último regalo de la cajita- ¿Un coche? – terminó de gritar la frase.

-          Si y no. Es uno de segunda mano para cuando te saques el carnet. Mientras tanto lo conduciremos nosotros. En el sobre tienes la matrícula de la autoescuela. Vístete y bajamos a verle. Está aparcado justo en la puerta.

Salió corriendo al salón para asomarse al balcón. Vimos ese culo duro corriendo y volver a los minutos, con toda la polla morcillona balanceándose y nos tiró a su cama.

Comenzó a restregar su cuerpo desnudo contra nosotros con la emoción del momento. Mi polla no podía estar más dura. Me tenía que tranquilizar, es mi propio hijo, aunque sea adoptado.

-          Gracias, gracias, gracias… - no paraba de decir mientras nos abrazaba y nos besaba.

-          Vale, nene, pero levanta que nos vas a llenar los pantalones de precum como gotees

-          ¡Hostias! Es verdad. Perdonad, papis. Con la emoción no me había dado cuenta

-          No te preocupes – le dijimos dándole un beso en cada mejilla cada uno.

Se levantó, y para vestirse usó uno de los suspensorios que le habíamos regalado. Menudo pedazo de culo y paquete le hacía.

-          Te quedan muy bien, nene – le dijo mi marido. Parece echo a medida

-          La verdad que marcan bien - se sopesó el paquete mirándose al espejo y dándonos un primer plano de su culo envuelto en las tiras elásticas de la ropa interior

-          Me voy a probar yo uno a ver si esta marca me parece cómodo

-          Ponte este papi - le animó mi hijo a mi marido

Con lo que en menos de 5 minutos tenía a mi hijo y a mi marido con un suspensorio puesto cada uno a medio metro de mí.

-          ¿A que hora te ha dicho Adri que vayamos? -  les pregunté por quitar de mi cabeza los pensamientos que me venían.

-          Pues voy a ver que me contestó anoche. Me quedé sobado mientras hablábamos… A ver…Me ha dicho que si queremos ir a comer allí y ya preparamos todo. Le ha dicho a la gente que se pasen sobre las 19 para hacer merienda y luego comenzar a beber ya.

-          Perfecto. Pues dile que te mande la ubicación y a que hora le viene bien que estemos. Creo que por muy pronto que nos diga nos da tiempo ir a comprar las cosas que faltan.

Me salí de la habitación porque al final me mareaba al tener toda la sangre en el rabo al ver a estos dos delante.

Nos preparamos los tres y bajamos las cosas al coche nuevo. Mi hijo se sentó delante junto a mi marido, y yo me senté detrás observando la imagen. A mi mente volvió el SMS, pero quise desecharlo. Sería alguien que quería meter mierda viendo que nos iba bien. Al haber tenido tantos amantes, tanto de solteros como en pareja, nos encontramos con alguno que se habían pillado pero de manera tóxica y nos estuvo haciendo la vida imposible una temporada hasta que encontraban otra víctima.

Llegamos a la parcela de Adri y allí estaba él con su padre. Eran las dos de la tarde, con lo que el calor apretaba un poco. Nos recibieron en pantalones cortos y mojados.

-          ¿No que no teníais piscina? – preguntó mi hijo al ir a abrazar a su amigo

-          Nos hemos mojado con la manguera. El calor es insoportable ya a estas horas. Además estuvimos arrancando unas malas hierbas que molestaban en la zona de las mesas.

-          Vale, vale. ¿Qué tal, Edu? – dio la mano mi hijo al padre de su amigo.

-          Bien, pollonaco - le contestó este ante la cara anodada de mi hijo

-          Perdona. Le hablé de la foto que me mandaste y…. – bajó la cara avergonzado

-          No te preocupes. Es algo de lo que no me molesta que hablen, y hasta que me la pidan las tías, que la disfruten, aunque sea en foto, los tíos- y se agarró el paquete para deleite de su amigo y su padre.

-          Buenas tardes – saludamos al padre de Adri con dos besos y un abrazo que duró bastante más de lo formal.

Imaginamos que también le contó lo que ocurrió entre los tres. Tampoco nos importaba. Era uno de los tíos con los que nos habíamos quedado con ganas cuando cerramos la pale probamos en le cumple de Izan queríamos más con que no seriamos nosotros quienes dijeran que no. Y más cuando el tenemos ante nosotros, con ese pectoral marcado, el abdomen muy bien para la edad que tiene y esos pantalones que podíamos contar hasta las monedas del bolsillo. Apuesto la cabeza que no lleva ropa interior. Confirmado al inclinarse para sacar las cosas del maletero. Nos deleitó con la hucha de ese culazo potente. No me extraña que meta la caña que mete, tiene un culo potente para hacer presión en una metida.

Pasamos los 5 y nos mostró la pequeña cabaña que tenían, en la que cabían a gusto unas 20 personas.

-          No hacemos vida aquí. Sólo venimos a pasar momentos de verano o como picadero en algún momento – dijo Adri sin cortarse delante de su padre

-          Pues si. Tengo pensado para el año que viene levantar un pequeño estudio por venirme temporadas más largas. Ahora, más de una noche es incómodo dormir en el sofá- y nos invitó a sentarnos para comprobarlo.

Nuestros hijos estaban fuera preparando la mesa y las cosas para el cumple. Estaban formando una especie de carpa para que no diera el sol tan de golpe. Los miraba por la ventana, y Adri no perdía oportunidad de tocar cada vez que podía.

-          Tú hijo no se corta, el jodido. Pero es lógico, mi hijo está muy bueno, y no le molesta- le dijo mi marido

-          Si.Y con lo que calza no le van a faltar amantes. La pena es que le gusten las tías, porque con tíos follaría a diario y varias veces. Y si algún día le faltaba, que me llamara - dijo sin cortarse ni un pelo Edu.

No me molestó, pero tampoco me hacía gracia que se refiriera a mi hijo de esa forma, pero bueno, nosotros habíamos guarreado con el suyo, que es poco mayor que nuestro hijo hace 24 horas.

-          Me ha contado mi hijo lo de ayer. Qué gozada, ¿no? – nos sorprendió su comentario, tanto porque llevábamos un rato en silencio como por lo directo.

-          Lo senti.. – comencé a decir

-          No te preocupes. Yo mismo me lo follé ayer cuando llegó a casa gracias a la foto de vuestro hijo

Nuestra cara debió de ser un poema. Es verdad que habíamos hecho orgías, habíamos follado con twink y con maduros. Conocíamos de su relación y, bueno, habíamos leído relatos eróticos en Todorelatos.com y en un blog, “luxmarelatoxxx”, en los que el incesto era un tema bastante recurrente. Inclusive en pelis pornos, pero saber que alguien lo había llevado a la realidad, nos sorprendió.

-          ¿En serio? – preguntó mi marido

-          Si. Para que os voy a engañar. Sabéis que precisamente no tenemos una relación convencional, y que otra cosa no, pero directo soy. Puede que un hijo de puta muchas veces, pero bueno, no puedo ser perfecto – y lanzó una sonrisa de cabrón perfecta que hizo que mojara mis slips.

-          No, claro. No tienes por qué – atiné a decir más por no quedarme callado que por saber que decir.

-          ¿Y como fue? – fue lo que salió de la boca de mi marido

-          Pues a ver, no será igual con vosotros si pensarais …

-          ¿Qué? – dije volviendo a la realidad

-          Le estoy contando a tu marido que como pasó

-          Perdona no estaba pendiente

-          Pues eso, que llegó a casa. Me contó lo que había hecho con vosotros y me puso muy cerdo. La verdad que os tengo ganas de nuevo desde hace meses. Vamos, desde que nos lo montamos en el cumple. Y más teniendo amigos que habían entrado en vuestra pareja – se agarró el paquete que estaba duro mientras nos miraba con cara de salido calentorro, que me hizo contener un pequeño gemido – Lo que iba diciendo. Me puso caliente y me metí en mi cuarto a cascármela. Dejé la puerta abierta y al rato llegó mi hijo desnudo a preguntarme algo. Me enseñó la foto de vuestro hijo y su polla estaba a la altura de mi cara. Nos miramos, y le hice mío. Me habían contado como era en la cama, y no me dejó dudas de que las habladurías eran ciertas y, dejad decirme, muy buenas críticas. Me demostró que en la cama es una buena putita que hace disfrutar a machos cabrones como yo.

No sé si intentaba calentarnos, follarnos o simplemente mantener una conversación, pero que yo me podría poner a comérsela a los dos ahora mismo, seguro.

Miré a mi marido y tenía la mano metida en su polla. No se la podía menear porque no tenía espacio, pero tocándosela, si. Y nuestro anfitrión, también.

Comenzaron a mirarse y parece que mantenían una conversación mental, porque ambos, a la vez, se la sacaron bajando sus pantalones hasta los tobillos.

-          ¿No tienes hambre cariño?

Los miré a los dos, y desnudándome en medio minuto, quedándome sólo con los slip donde se marcaban la raja de mi culo al ser blancos por detrás, me puse de rodillas entre estos dos monumentos de carne. No me importaba que me pudieran ver, e inclusive que se unieran si nos pillaban.

Comencé a comerle la polla a Edu, ya que era el anfitrión

-          Puuuuffff…. ¿y esta boquita la tienes a diario? – dijo mirando a mi marido que se la estaba meneando y pasando su pie por entre mis piernas.

-          Ya te digo. Es el mejor amante que he tenido nunca. Aparte de que se une muchas cosas – me miró, sonrió. Se preparó y antes de acercarse a comerme la boca me escupió en ella y metió su lengua, para dejarme libre para seguir comiéndosela a nuestro nuevo amante.

Le comía las pelotas mientras el se pajeaba y me daba pollazos en la cara. Metía mi lengua acariciando su perineo y se echó hacia delante dejando todo su culo en el aire y comencé a comerle la raja del culo, lamiendo desde el agujero hasta las pelotas.

Se retorcía de placer y los gemidos lo confirmaban. Gemía y bufaba como un auténtico semental. No me extraña que nuestro amigo estuviera tan contento con él. Y que si propio hijo cayera en sus redes.

Dejé de hacer caso a este maduro sexy y comencé a comerle el pollón a mi marido. Nunca me canso de comerle la polla, da igual que estemos a solas o en compañía. Su falo de carne me tiene hipnotizado desde el primer día que me lo metió en la boca.

Seguía de rodillas lamiendo y tocando con la lengua justo donde se que le vuelve loco. Lo notaba cuando este echaba la cabeza hacía atrás y mordiéndose los labios acababa soltando un gran gemido que hacía que su polla se hinchara unos segundos y soltara los primeros latigazos de précum.

Edu se colocó detrás de mí, y destrozando mis slips dejándolos inservibles, después de darme un azote en todo el ojete que hizo que tuviera que sacarme la polla de mi marido de la boca para gemir del dolor y placer, puso su capullo justo en mi agujero y comencé a notar como me meaba. Esto me puso tan puta, que comencé a comerme las pelotas de mi marido y su rabo como si llevara años sin comer.

Según terminó de mearme, sentí como se movía y alejando ese capullo rosado de mi entrada comenzó a comérmelo como quién come sandía en verano sin manos.

Tuve que sacarme la polla de la boca porque el placer que estaba sintiendo solo me dejaba gemir y disfrutar. Tenía delante a mi marido pajeándose ese pollón y yo apoyado en sus piernas.

-          Ya te lo preparé. ¿Quieres follarte a tu marido?

-          ¿No te lo vas a follar tú?

-          Si, claro. Pero haz los honores. Quiero batirle tu leche después

Me cogió como si no pesara nada y me sentó sobre la polla de mi marido dándole la espalda a este. Comencé a cabalgarle mientras que Edu me follaba la boca como si me odiara. Me la metía hasta la garganta provocándome arcadas. En esos segundos que me dejaba coger aire, los gemidos por la follada de mi marido salían de mis pulmones tan fuertes, que era imposible que no nos estuvieran oyendo fuera nuestros hijos.

-          Me corro - gimió más que decir mi marido

-          Venga, llénale el culo de leche que ahora voy yo

Sentí como las pelotas de mi marido se vaciaban dentro de mí y como se relajaba la presión de su pollón en mi culo. No del todo, porque tarda en perder la dureza, pero lo suficiente como para que se me escapara un poco por mis muslos.

-          ¿Cómo quieres que me lo folle? – preguntó a mi marido. A mi no se dirigía para nada que no fuera darse placer. Es una situación que no me suele gustar, pero bueno, era algo que no hacía desde hace tiempo y mi marido estaba disfrutando.

-          Fóllatelo a 4. Me encantan ver como le empotran mirándole a la cara

Me puso a 4 en el suelo mirando a mi marido, y de una estacada, gracias a la lubricación de la leche de mi marido y a su pollón, no me dolió.

Comenzó un mete saca bestial, sin compasión. Estaba claro que yo para él era solo un cuerpo para vaciarse. Pero en este momento me daba igual. Me dejé que me usara como su muñeco de goma y descargara dentro de mí toda su esencia.

Me azotaba. Me dejó marcada la mano porque sentía el calor de sus dedos cuando los separaba de mi culo. Mi polla se balanceaba de mi abdomen hacia atrás con cada embestida. Veía la cara de placer de mi marido. Siempre le ponía ver como me follaban. Y aunque era la segunda vez que lo hacíamos con él, la forma en la que se estaba comportando hoy era completamente diferente y a mi pareja le ponía.

Me quería, eso lo tengo claro. Pero le ponía ver como me usaban para el placer. Y ahora lo estaba viendo.

Seguía follándome a saco sin tenerme en cuenta

-          ¿Te gusta como le follo? ¿Te está poniendo cerdo ver a tu putita con otro, verdad?

-          Ooooohhh…..siiiiii…… me encanta verle disfrutar de un macho como tú

-          Así me gusta. Que disfrutes viendo como le voy a preñar. Toma zorra, toma rabo- fue lo único que decía para dirigirse a mí.

-          Préñale. Quiero que se mezcle tu leche con la mía.

-          Ahí voy, cabrón. Voy a preñar a tu marido… Ahhhgggg…siiii….toma zorraaaaaa….- terminó diciendo metiéndome su polla hasta las pelotas y poder notar como su leche se estrellaba contra las paredes de mi interior

-          ¿Habéis terminado ya? – entró en la habitación Adri con una buena tienda de campaña en sus pantalones

-          Acabo de terminar - respondió su padre- le he preñado como a ti ayer

-          ¿A que folla de puta madre mi padre? – se acercó y le dio un beso en la boca saboreando todo el sudor que le recorría la cara

-          Es un autentico semental. Ya lo habíamos probado, pero no se comportó así ni mucho menos – respondió mi marido

-          Vamos a comer ya – dijo mi hijo desde fuera- ¿Si os habéis quedado con hambre después del postre? – terminó de decir provocando la risa de todos los presentes.

-          ¿Quieres que te deje unos gayumbos míos? – me preguntó Edu

-          Vale, perfecto. Estos pantalones sin ropa interior son incómodos

Y así se hizo. Lo que no sabía era que me iba a dejar los que había traído el puesto antes de cambiarse. O sea, usados. Note el calor que desprendían y eso que llevaba ya bastante tiempo sin ellos puestos. Me coloqué la polla dentro de ese slip, y terminé de vestirme.

Mi marido vino a darme un beso y ..

-          He disfrutado mucho mi vida. Cada día te quiero más. Espero que nada cambie – esto último lo dijo más para sí que para mí, pero llegué a oírle.

Le iba a preguntar, pero nuestro hijo llegó a interrumpir y comenzamos a comer.

Nos echamos un rato sobre el césped antes de que llegaran los invitados. Y a las 20:00 teníamos ya alrededor nuestra a mas de 20 adolescentes. Ninguno llegaba a los 25 años. Todos los tíos eran gays, menos mi hijo. Y también había tenido el detalle de traer a dos chicas, a cual más guapa, que aprovechaban la situación para ligar con el único hetero que había en la fiesta.