Nuestro hijo adoptivo VI

Será al final gay ?

NUESTRO HIJO ADOPTIVO VI

Me desperté cuando la luz del sol comenzó a entrar por la ventana. Me estiré y llevé la mano a mi paquete e instintivamente llevé la mano a mi cara. Aspiré el aroma, me encantaba el olor que desprendía. Se notaba que no estaba limpio, pero no era un olor a sucio de días. El aroma hizo que se me pusiera algo morcillona.

Me volteé y puse mi mano sobre el falo duro de mi chico, y apoyé mi cabeza en su pecho. Notaba la tranquilidad de su respiración que hacía subir y bajar mi cabeza, y la dureza y el palpitar de su polla que hacía que mi mano también se moviera de arriba abajo. Llevé mi mano a sus pelotas y las sopesé. Se notaba que las tenía cargadas de néctar dulce, y eso que no hacía mucho que las había descargado.

Como hice con las mías, llevé la mano a mi nariz y respiré el olor a macho de mi marido. Era aún más potente que el mío. Una delicia de olor…

Le miré a la cara, sus párpados se movían, señal de que estaba soñando. Y por como palpitaba su polla estaba claro que era un sueño húmedo.

Comenzó a suspirar mientras seguía con mi mano en sus pelotas. Y su polla comenzó a escupir latigazos de leche que fueron a parar a su abdomen.

Estaba claro que fue un sueño caliente. Sin poder ni querer evitarlo, fui a recoger esa leche con mi lengua.

-          Buenos días, mi vida – me dijo mi marido abriendo los ojos al sentir mi lengua en sus abdominales

-          Buenos días, amor - le dije subiendo hasta plantar mis labios en su boca con el sabor de su lefa. - ¿qué estabas soñando? Se te veía muy animado – le dije volviendo a besarle

-          Si te lo digo o no te lo crees o te enfadas

-          ¿Qué te lo montabas con otro, a solas? Era sólo un sueño

-          Si, era eso, pero sería por la persona con la que me lo montaba

-          ¿Alguno de tus ex? ¿De los míos?

-          No, no, para nada. Peor

-          ¿Peor? Dime quién es, ya me has dejado con la intriga

-          Pues era con…

-          Pero que buenos días se tiene en esta casa – dijo el amigo de nuestro hijo que se asomó, también desnudo, a la puerta de nuestra habitación.

-          Buenos días, Adri - le dijimos los dos a la vez sin ocultar nuestra desnudez.

-          ¿No os da vergüenza que os vea vuestro hijo?

-          ¿No has visto a tu padre follar? – le dijo mi marido

-          Touché – contestó encogiéndose de hombros con una sonrisa

-          ¿Has dormido bien? Aunque por tu alegría mañanera creo que sí- le dije haciendo un comentario de lo obvio

-          Si, la verdad es que sí- y se agarró la polla haciendo una sutil paja- Y ver a vuestro hijo desnudo y empalmado cuando abrí los ojos, tampoco ayuda a que esto se tranquilice. Y bueno, a vosotros dos. ¡Que cuerpazos!

-          Gracias. Hacemos lo que podemos- dijo mi marido besando su bíceps en plan coña

Me levanté, con la polla algo morcillona y salía así del cuarto

-          ¿No vais a follar? - nos preguntó

-          Mi amorcito tuvo una polución nocturna. Bastante caliente por la cantidad de leche que escupió

-          Joder, cabrones. Vais a hacer que me haga un pajote, al final- dijo haciéndose un pajote ya menos disimulado

Mi marido se llevó la mano a la polla que había comenzado a crecer. Mi mirada iba del cuerpo de mi marido al de Adri, los dos sin cortarse ni un pelo habían comenzado un pajote en la distancia. Mi polla, pero sobre todo mi culo palpitaba viendo esos dos cuerpos de hombre, desnudos, calientes, excitados… meneando sus nabos duros y venosos. Se oía el chapoteo de esos capullos húmedos de sudor y précum. Se me estaba haciendo la boca agua con la imagen y el sonido de ambas pollas.

Abrí la puerta de mi ropero. Cogí el dildo y lo pegué a la puerta. Me quería follar yo sólo y no quería romper la escena que se había creado. Abrí mis cachas y retrocedí hasta sentir el comienzo del juguete rozar mi agujero y de una estacada lo metí hasta que mi culo tocó la madera. Cuando lo tuve todo dentro comencé a mover mi culo como si bailara twerking. Mis gemidos se unieron al de mis dos acompañantes.

Mi marido se había sentado en la cama apoyando su espalda en el cabecero, con las patorras musculosas abiertas de par en par. Sus pelotas rebotando contra el colchón con cada sacudida que le daba a su pollonaco.

Y nuestra visita se había apoyado en el marco de la puerta. Tenía la zona alta de la espalda apoyada mientras que la zona de la cadera estaba arqueada hacia delante. Su cabeza giraba de mi marido a mí. No quería perderse como me follaba ni como mi marido meneaba su anaconda.

Sentía que me iba a correr. Con la punta del dildo trabajando mi próstata, y la visión de esos dos machos delante de mí era suficiente para llegar al clímax.

-          ¡Me corro! – dije soltando varios trallazos contra el suelo

-          Di que sí, mi putita- dijo mi marido – Puuufff….aaaaggghhhh…- bufó como un toro en su segunda corrida de la mañana.

-          Que desperdicio de leche. Habrían estado mejor en mi boca- dijo Adri

Ambos nos acercamos a él. Le comimos la boca los dos a la vez consiguiendo que no gritara al correrse y ponernos perdidas las piernas a los dos.

-          ¡Bendita juventud! - dijo mi marido al notar los litros de leche en su pierna

-          Ojalá llegar a vuestra edad y seguir igual de potentorro y caliente

-          ¿No os han dicho que delante del pobre no se come? - dijo mi hijo saliendo de su cuarto con un slip donde se le notaba todo el rabo duro marcando a la izquierda – Al menos traedme algún coñito para que desfogue, ¿no? Al final me vuelvo maricón por calentón - dijo de camino al baño dando un cachete en el culo a su amigo

-          Eres un poco capullo – le dijo mi marido en plan coña

-          Lo mismo es lo que quieres - le dijo Adri gastando los últimos cartuchos para conseguir meter a mi hijo entre sus piernas.

-          Tus ganas – dijo al salir del baño colocándose el arma dentro de ese slip y sacando la lengua a su amigo - ¿Qué vamos a hacer hoy? – dijo cambiando de tema.

-          Pues hoy teníamos intención de quedarnos en casa de relax. Pedir algo de comer, alguna peli y descansar. Creo que te hemos metido demasiado mundo gay, ¿no?

-          Un poco, la verdad. Pero no me importa, me lo he pasado muy bien. Y he conocido a este mariquita, que aunque quiere que le folle, es buen tío- dijo dándole una palmadita en la espalda.

-          Pues este mariquita se va ir yendo a casa. Qué paséis el día la familia sola y “conociéndoos”

-          Por nosotros no te preocupes, no pasa nada. Es bueno que haga amigos. Nosotros volvemos a currar en 2 días.

-          Por eso. Ya quedaremos sin problema cuando esté más tiempo solo.

Le dio un abrazo, desnudo aún como estaba, que hizo que al separarse de mi hijo la polla se le hubiera vuelto a poner tontorrona.

-          ¿Os importa que me duche? Huelo a sexo – dijo llevando su nariz al sobaco

-          No, claro. Dúchate. Ahora te damos una toalla

-          Ya se la paso yo- dijo mi hijo- Vete pasando al baño ahora te la llevo

Nosotros, sin vestirnos, nos fuimos a desayunar.

-          Nene, te dejo aquí la toalla- le dijo mi hijo dejándola sobre el lavabo

-          Vale. Muchas gracias - dijo desde dentro de la bañera

-          Y no te toques. Que ya te corriste con mis padres, capullo

-          Si el hijo no quiere esto- dijo abriendo la mampara y abriendo el culo para que le viera lo abierto que lo tenía- se lo tendré que dar a otros, ¿no?

-          Anda mariquita. Ahora te veo - dijo nuestro hijo saliendo del baño, pero esta vez se tuvo que colocar la polla dentro del slip por culpa de su amigo.