Nuestro hijo adoptivo IV

Nos vamos al cumple

Nuestro hijo adoptivo IV

Ya estábamos los 3 listos y salimos hacia el cumple. Teníamos algo más de media hora de camino, ya que nuestro amigo vivía en un pueblo entre Toledo y Madrid.

Según estábamos llegando ya se veía mucho coche parado a los alrededores, y al ir acercándonos el ruido de música y voces nos confirmaba nuestras sospechas.

Llamamos al timbre y se nos abrió la puerta del pequeño jardín de la entrada. Recorrimos el pequeño sendero de césped y piedras hasta la parte trasera hasta que vimos alrededor de unos 15 tíos, alguno con minúsculos speedos y otros completamente en pelotas, bebiendo, comiendo y charlando tan alegremente.

Buscamos al cumpleañero y al verle nos fundimos en un abrazo, en el que, como iba completamente desnudo y mojado, me dejó la ropa empapada y noté toda su polla en mi paquete, el que al sentirla dio un pequeño índice de despertar.

-          Felicidades, guapo- le dije después de darle un pico y un cachete en ese culo duro y completamente depilado.

-          Felicidades, Izan – le dijo mi marido algo menos efusivo que yo

-          ¿Este es vuestro hijo o es mi regalo? - dijo Izan mirando de arriba abajo a nuestro hijo con todo el descaro

-          Es nuestro hijo – le contesté agarrándole por los hombros para presentársele.

Izan se lanzó a darle dos besos y un abrazo de oso, pero mi marido, viendo que estaba desnudo y sabiendo lo lanzado que es, le quitó rápidamente con cara de pocos amigos

-          Felicidades, Izan- le dijo mi hijo devolviéndole los dos besos. Y mirando a mi marido – No te preocupes, papi. He jugado al futbol y abrazar a tíos medio desnudos o en pelotas, es algo a lo que estoy acostumbrado.

Fuimos los tres a la caseta del patio para quedarnos en bañador y salimos a juntarnos con el resto.

El cabrón de mi marido se había puesto el bañador más caliente que tiene, quiere marcar territorio con Izan. Es uno de estos minibañadores que solo tapan la polla y la tira va solo por una cadera para meterse en plan tanga. Es casi como ir desnudo. Solo le tapa la polla, y con el rabazo que tiene, le puedes contar hasta los pelos de la polla a través de la tela. Mi hijo, algo más recatado se había puesto uno de los que le compramos, pero en negro, que disimula mucho más la polla. Yo, al contrario, me puse uno blanco, que me resalta el moreno, pero también marcaba toda la curvatura de mi culo y el capullo hacia la izquierda.

Cuando salimos, el número de invitados había crecido un poco, ya superaban los 20 y el número de nudistas, también. Quitando nosotros 3 y 3-4 más, todos iban en bolas. Parecía el comienzo de una peli porno.

-          Hola – se acercó un chico a nuestro hijo- Soy el hijo de Edu- dijo señalando a un madurito de muy buen ver, que como este, iba también en bolas.

-          ¿También te han adoptado?

-          No. Mi padre es mi padre biológico. Descubrió, o bueno, se aceptó cuando ya llevaba unos años con mi madre casado y nos tuvo a mi y a mi hermana.

-          Ahhh…ookkk. ¿Y no os da vergüenza veros en bolas?

-          Que vaaaa…. Es muy liberal, y yo al ser también gay, como comprenderás, ver tíos en bolas no me asusta

-          Jjajajajaja…- rio nuestro hijo. – Bueno, estos son mis padres, Álex y Óscar. Y yo soy Ezequiel, aunque llámame Zaky.

-          Yo soy Adri- y nos saludó con dos besos a cada uno

-          Hostias, perdona- le dijo mi hijo porque le había dado un manotazo en la polla al ir a saludarle pensando que le daría la mano.

-          No te preocupes, también está encantada de conocerte- le dijo el joven con cara de vicio.

Estuvimos presentando a nuestro hijo a los amigos más allegados y comenzamos ya a disfrutar de la fiesta.

Adri se volvió a acercar a nuestro hijo. Creo que intenta algo, pero nuestro hijo, hasta el momento, creemos que es hetero.

-          ¿Te vienes un rato a la piscina? - le dijo

-          ¿Puedo? - nos preguntó

-          Claro, haz lo que te apetezca. Nosotros estaremos por aquí.

Nos dio un abrazo y se fue con este chico, que tenía un culazo con pinta de tragar impresionante.

Ambos se tiraron de cabeza a la piscina. La polla de Adri se movió en el aire hasta zambullirse en la piscina. Cuando pasó un rato se sentaron en el borde a charlar.

-          Qué bien que te hayan adoptado, ¿no?

-          Pues sí. Es difícil que a mi edad te adopten, por no decir imposible. Así que cuando me dijeron que una familia quería a alguien de mi edad, ni lo dudé. Hubo compañeros que me dijeron que qué asco que fueran gays, que ellos preferían, para uno o dos años que les quedaba en el centro, quedarse sin ser adoptados, pero a mi me daba igual. Era mi mayor deseo desde que tengo uso de razón- dijo esto mirándonos- Así que follen con tíos, tías o caballos, me da igual- ambos se echaron a reír por la ocurrencia.

-          ¿Entonces no eres gay? Le preguntó algo decepcionado

-          No. Me gustan las tías. Y mucho. Aunque no tengo mucha experiencia que digamos.

-          Pues una pena, la verdad. Porque lo que marcas en ese bañador tiene muy buena pinta.

-          No me quejo, la verdad. Pero de momento, solo entra en chochitos- dijo sacándole la lengua.

-          Pues una pena, porque pensé que podría jugar un rato con ella hoy- dijo lanzando la mano al paquete de nuestro hijo sin llegar a tocarla.

-          Anda, chaval, que necesitas una ducha – le dijo tirándole a la piscina y lanzándose él después.

Estuvieron jugando un rato y luego se salieron a tomar el sol y secarse.

-          Te vas a quedar frío con el bañador mojado. Será mejor que te lo quites- le dijo el nuevo amigo de mi hijo gastando todos los cartuchos posibles del ligoteo.

-          Tú lo que quieres es verme el rabo, chaval. Que ese truco es muy viejo- le dijo dándole un cachete en el culo

-          No juegues con fuego. Que el que toca, repite- y recibió otro cachete de mi hijo

-          Venga, para que no te quedes con las ganas-  dijo mi hijo a la par que se quitaba el bañador consiguiendo la mirada de casi todos los asistentes.

Y no era de extrañar. El único hetero de la fiesta y con una polla como un caballo

-          Joooooder- dijo Adri con los ojos como platos- Ya se porque nombraste a los caballos, tío, la tienes como uno- dijo lanzando la mano al falo de mi hijo.

-          Chhhsss- se mira pero no se toca, goloso – contestó mi hijo sacándole la lengua.

Al igual que a mi hijo, notaba como a mi marido le follaban con la mirada. Y me gustaba. Con alguno de los de la fiesta habíamos tenido sexo, y notaba en sus miradas y en como se mordían el labio, que recordaban los polvos que habíamos echado, y la fuente de leche humana en la que se convertía mi marido al correrse.

Le miré. Estaba sentado casi en el mismo sitio donde había estado mi hijo unos minutos antes. Estaba echado hacia atrás, con las columnas que tiene como piernas abiertas, dejando a la vista para el deleite de casi todos, el bultaco que le hacía el bañador, por llamarlo de alguna manera, que llevaba.

Me acerqué a él. Le abracé por la espalda, empujándole ligeramente hacia arriba para que apoyara su espalda en mi pecho. Le besé el cuello y con una de mis manos acariciaba su torso hasta llegar al paquete. Le metí la mano dentro, lo que hizo que ese mini trozo de tela se moviera y se le salieran las pelotas y el rabo, que quedó tapado por mi mano, bueno, una parte.

Noté como crecía y cada vez estaba más carne fuera de mi mano. Se levantó, intentando meterla dentro del bañador, trabajo completamente imposible, y cogiéndome de la mano me llevó dentro de la casa.

Todas las cabezas se giraban para ver el pollón de mi marido que estaba más de la mitad fuera de la prenda que llevaba puesta.

Llegamos a una de las habitaciones que sabíamos que tenía preparadas para la diversión. Al abrir nos encontramos al padre de Adri follándose a otro en el columpio sexual.

No sabíamos quién era ya que lo que vimos al abrir fue la espalda en V y el culazo velludo y potentorro del maduro taladrando a lo bestia a quién fuera que estaba tumbado en el columpio.

El maduro nos miró al escuchar la puerta y nos hizo una seña para que entráramos. Mi marido y yo nos miramos. Hacía mucho que habíamos cerrado la pareja, pero sabíamos que no pasaría nada si la abríamos, o de vez en cuando, jugábamos con otros. Ambos asentimos y pasamos a la habitación dejando la puerta abierta.

Al llegar al columpio vimos que el pasivazo al que estaba embistiendo este macho era el anfitrión.

-          Ya…aahhhh..habéis visto mi ….oooohhhh…regalo, ¿no?- decía Izan entre gemidos.

-          Toma, putita, este también es tu regalo, zorra- le decía Edu, el maduro empotrador, con cada embestida- ¿Queréis taladrarle alguno? - dijo mirando la polla de mi marido que estaba totalmente dura y totalmente fuera del speedo.

-          No creo que…- dije sabiendo que mi marido no era muy “amigo” del cumpleañero

-          Si, déjame que le reviente el coñito a esta puta- dijo dejándome descolocado

Le miré extrañado, pero muy caliente. Sobre todo al ver el rabo de casi 25 centímetro que salió del culo de mi amigo.

Izan se había preparado bien, ya qué aun follándole a pelo, salió la polla completamente limpia.

Mi marido se colocó entre las piernas de Izan, y sin contemplaciones ni preámbulos, se la metió hasta el estómago.

-          Aaaaaaagggghhhhhh… - gritó Izan, pero de placer. Le tenía bien dilatado de las embestidas de su anterior inquilino.

-          Toma, zorra. ¿Que sientes al ser follado por el marido de tu ex? ¿Eh, puttia? – la cara de mi marido era puro vicio. Le estaba embistiendo con “odio”, pero con ganas. Lo que hizo que me pusiera muy cerdo

-          ¿Solo se lo van a pasar bien ellos? - me dijo Edu tirando de mi cabeza hasta su entrepierna

Le empujé a la cama, para que se sentara, y poniéndome de rodillas entre sus piernas comencé a mamarle tremendo nabo. Comencé a saborear ese capullo, dejándolo brillante con mis babas y pasando la lengua desde las pelotas hasta el prepucio.

De banda sonora tenía los gemidos, bufidos de mi marido y mi ex. El choque de sus cuerpos desnudos y sudados.

-          ¿Quieres que te folle? – me dijo mi nuevo amante

-          Claro- le dije poniéndome a cuatro patas mirando al columpio

-          Joder. Que buen culazo tienes, tío. Menudos dos culazos me voy a reventar hoy- dijo dándome una cachetada y metiendo un dedo que entró sin problemas.

-          Ya estará dilatado- dijo mi marido- se abre sólo con mirarlo- me guiñó el ojo

-          Ya veo ya- dijo metiendo hasta 3 dedos de golpe

Se inclinó, me escupió y apoyando el capullo en mi entrada. Cuando tuvo la aprobación de mi marido con un asentimiento de cabeza, la dejó entrar hasta las pelotas

-          Oooooohhhhh- dije tapando el sonido con el colchón al que caí con la embestida

-          ¿La sientes, tío?- azote- ¿La querías desde que me viste, eehh?- otro azote- Toma polla. Mira como tu marido folla a tu amigo- azote con las dos manos a la vez.

-          Disfruta mi vida- me decía mi marido

Hacía mucho tiempo que no follaba con alguien que no fuera mi marido. Y sólo, no creo que lo hiciera, pero aquí, con este chulazo reventándome el ojal, mi marido embistiendo a mi amigo, estaba muy puta.

Veía el cuerpo de mi amor dando caña al culo de Izan. Su cuerpo, en este momento se podría usar para estudiar la musculatura humana. Se le marcaban cada uno de los músculos de su potente cuerpo. Tenía cogido los tobillos de su nuevo amante con fuerzas y moviendo la cadera. Sólo la cadera. De adelante hacia atrás. Haciendo círculos o serpenteando. Hacía que esos 20 centímetros entraran y salieran del culo abierto del cumpleañero como si fuera cuchillo en mantequilla.

No le miraba. Le estaba usando totalmente. Toda si atención estaba puesta en mi y en mí y en Edu. Me miraba a los ojos, donde notaba que estaba disfrutando de lo lindo

-          Fóllale, cabrón. Quiero que le preñes para luego llenarle esta noche con mi leche y mezclarla con la tuya

Estas palabras fueron el desencadenante para que mi amante dejara sus 25 centímetros en mi interior. Sintiendo todos los pelos de su polla y sus pelotas aprisionados con mi culazo, sentí sus huevos vaciándose dentro de mí.

Está claro que es un semental en el amplio sentido de la palabra.  Perdí la cuenta de los lefazos que echó, pero no paraban de escurrirse por mis piernas cuando se salió de mí.

Caí rendido en la cama, exhausto. Óscar me tumbó boca arriba, dejando mi cabeza colgando de la cama y comenzó a comerme las pelotas mientras me pajeaba. En esta posición podía ver como la polla de mi marido entraba y salía del culazo de Izan. Se la sacaba entera y se la clavaba de golpe. Comenzó a hacerle el terremoto, como lo llamaba yo, sin llegar a sacarla comenzaba a mover su cadera como si bailara twerking, claro preámbulo de que iba a preñarle.

-          Uuuuuggghhhh… - sonó como una bestia al descargar toda su leche en el culo de Izan.

-          Mmmmmm…. Gemía de placer con la lengua del maduro en mi capullo y viendo como goterones de lefa resbalaban desde el interior de mi amigo hasta el suelo.

-          Lléname la boca de lefa- me dijo Edu- hoy no tomé leche.

-          Tus deseos son órdenes- le contesté corriéndome en su boca y haciendo que este maduro potente se tragara todo el néctar de mis pelotas.

Me dio una última lamida a los huevos que hizo que me estremeciera por lo sensible que se me habían quedado y arqueara mi espalda dando un último suspiro que mi chico tapó con su boca fundiéndonos en un apasionado beso.

-          Chico, nos volvemos a la piscina – dijeron ambos al salir de la habitación.

-          Vale – les contestó mi marido que me cogió y me tumbó bien la cama echándose a mi lado.

A los pocos segundos oímos que hablaban en el pasillo, pero no escuchamos ni quién ni qué.

-          Ey, papá- le decía Adri a Edu. Os hemos estado buscando

-          Estábamos jugando con el regalo que le hice a Izan

-          ¿El columpio? A ver si me le dejas- le dijo Adri a Izan

-          Pero niño. Que estoy delante y soy tu padre- le contestó

-          Pero si me acabas de decir que te lo acabas de follar. ¿Qué me estás contando? – le decía el hijo al padre. Se notaba que estaban de coña más que otra cosa

-          Y no ha sido al único- terminó la frase.

-          ¿Habéis visto a mis padres? Oímos que preguntaba nuestro hijo.

-          Si. Están en aquella habitación, pero avisad que vais a entrar

-          ¿Por qué? – contestó ya en la puerta de la habitación en la que nos encontraron comiéndonos la boca restregando cada centímetro de nuestro cuerpo el uno contra el otro. Haciendo que nuestras pollas, después de unos segundos de relax, estuvieran ya como piedras de nuevo luchando la una contra la otra

-          ¡Papás! – gritó nuestro hijo justo al mirar a la habitación.

Nosotros miramos a la puerta y nos encontramos a nuestro hijo, con el bañador marcando rabo junto a su nuevo amigo, aún desnudo mirándonos.

Nuestro hijo, con algo de vergüenza se giró, pero Adri, sin perder detalle se quedó mirando como nos levantábamos y nos poníamos los bañadores mientras que su polla se ponía como una puta piedra.

-          ¡Capullo! Que son mis padres – le dijo haciendo que se girara sin poder evitar mirar que la tenía dura.

No tenía para nada pollón, pero estaba claro que si te daba en la cara con ella, te dolía de lo dura que se le ponía

-          Perdona, hijo- le dije

-          Si, perdona. Se nos olvidó avisarte que…- se quedó con la palabra en la boca-bueno, que nos metíamos en la casa. ¿Qué querías?

-          Eeeehhhh… aahhh, si. ¿Qué si se puede venir a dormir esta noche a casa Adri?

-          Si, por que no – le dije mirando a mi marido que estaba también de acuerdo.

-Idos vistiendo que nos vamos a ir yendo ya – le dijimos mientras íbamos a la caseta a por nuestra ropa.

Aunque casi hubiera sido mejor habernos ido directamente con estas pintas. Al llegar al patio, ya casi anocheciendo, se había montado una mega orgía. Se podían ver grupos más o menos numerosos por todo el jardín, la piscina…. Como en una bacanal romana….

Pero esto ya es otra historia que contaré si le dais amor al relato y me decís que os lo habéis dado vosotros al leerme….