Nuestro amor no morirá (18)

...lo que sentía cada vez que estaba con él era lo mismo que sentí aquella vez en el restauran...

Bueno he tardado un poco pero aquí les dejo el sig. Capitulo, les agradezco a todo/as por sus comentarios y mensajes y bueno espero que lo disfruten.

Capitulo 18 – Forever

Adair

La luz del día empezaba asomarse por el horizonte, a mi lado se encontraba Max durmiendo con los brazos cruzados y en la parte trasera, Ethan, en posición fetal, verlos así me hiso sonreír. Todo esto me parecía un sueño pero al mismo tiempo una pesadilla, aún no podía creer todo lo que había vivido, me reencontré con alguien que creí que no volvería a ver de nuevo y encontré a alguien que nunca pensé que llegaría a conocer; pero era una pesadilla ya que no sabía lo que iría a pasar de ahora en adelante, no sé si volveré a mi hogar, si volveré a ver a mi madre, a Axel, a Joaco, a…a Iván. Deje todas esas preocupaciones de lado para dejar que el tiempo decidiera todo eso por mí.

Cerré mis ojos intentando dormir un poco pero la respiración agitada y los balbuceos repentinos de Max hicieron que no lo lograra. Al girarme Max se movía en el asiento aún dormido, parecía que trataba de huir de algo o de alguien, lo sujete por los hombros al tiempo que lo llamaba por su nombre pero no despertó, lo hice unas cinco veces más y antes de hacerlo de nuevo Max abrió los ojos. Me miraba con miedo, el sudor de su frente escurría por los costados de su cara, su pecho subía y bajaba al compás de su respiración agitada, trate de hablar pero Max desvió su mirada.

-      Perdóname – me dijo mientras tragaba saliva y volvía a recostarse en el sillón - hubiera preferido que no me hubieras visto de esa forma.

-      ¿Una pesadilla? – pregunte al tiempo que volvía a mi lugar.

-      Tal vez, ya no sé si sea una pesadilla ya que es el mismo sueño que he tenido desde el día que llegue aquí – ambos nos quedamos callados, no sabía si seguir preguntando o solo dejarlo pasar pero al final opte por una respuesta neutral.

-      Cuando necesites hablar, no sé, yo estaré allí – Max volvió a mirarme, y esta vez lo hiso con una sonrisa y no con aquellos ojos llenos de miedo, intento hablar pero antes de que lo hiciera Ethan nos interrumpió.

-      ¡Buenos días! – dijo al tiempo que se tallaba con sus manos los ojos y se sentaba en sillón.

-      ¡Buenos días cumpleañero! ¿listo para ir a festejar tu cumpleaños? – le dijo Max al tiempo que echaba a andar la camioneta, al poco tiempo volvimos a avanzar por aquella carretera.

-      Ya les dije que no tienen que darme algo – dijo Ethan pero Max no contesto, solo veía el camino con una sonrisa en el rostro – Adair dile algo – pero tampoco dije nada solo me limite a mirarlos.

Ethan no volvió a decir nada, me recargue en el asiento esperando poder dormir un poco pero algo familiar en el camino me hiso perder las ganas. Habíamos dejado la carretera atrás y mientras más entrabamos por aquel barrio las calles más familiares se me hacían.

-      ¿Te resulta familiar no? – me pregunto Max al tiempo que ponía su vista en mi.

-      Si un poco, ¿acaso?...

-      Así es, jamás saliste de la ciudad solo estuviste a unos cuantos kilómetros lejos de casa.

Conforme íbamos avanzando no pude evitar que la nostalgia creciera en mí, ver todos aquellos lugares y recordar todo lo que viví allí con mis amigos hicieron que no pudiera evitar sonreír.

Iván

No puedo evitar sonreír cada vez que despierto a lado de Joaco, de hecho el despertar a su lado era lo mejor del día ya que lo podía besar, abrazar y hasta tocar sin necesidad de mantener nuestras distancias como lo hacíamos en frente de nuestros padres. Aunque no me importaba expresar mis sentimientos hacia él en público, hacerlo en frente de nuestros padres me preocupaba un poco, como se tomarían la noticia de enterarse que sus hijos estaban en una relación, aunque no teníamos una relación oficial pero teníamos algo aunque, yo imaginaba que si la había.

Deje de un lado mis preocupaciones y salí de la cama mientras soltaba un suspiro, mientras iba esquivando la ropa regada de Joaco por el piso mi erección matutina me impidió caminar normalmente. Al salir de la habitación mi corazón empezó a latir con rapidez, en frente mío mi madre me observaba con mirada curiosa.

-      ¿Qué hacías ahí dentro? – me pregunto al tiempo que se ponía sus pendientes para irse a trabajar.

-      Yo…bueno... – mi voz sonaba nerviosa – ayer se me olvido algo y…bueno…entre por eso – mi madre me miro por el rabillo de sus ojos pero no pregunto más.

-      Bueno, abajo les dejo dinero, le dices a Joaco que haga las compras ¿vale? – mi madre avanzo hacia mí con una sonrisa – me voy al trabajo, pórtate bien, los quiero y no le causes problemas a Joaquín ¡eh! – luego de esto me da un beso en la frente, se da media vuelta y baja por las escaleras.

Una vez que mi madre se fue, mi corazón volvió a latir con normalidad.

Haziel

Nunca pensé que mi primer día iba a ser tan agotador que cuando llegue a casa lo primero que hice fue irme a dormir, en la barra apenas éramos 3 personas que atendían a centenar de personas, iba de un lado a otro trayendo y sirviendo las bebidas que me pedían, pero no puedo negar que también fue divertido, a ese lugar iba toda clase de personas, señoras divorciadas que ahogaban sus penas en alcohol, tías solteronas en busca de alguien con quien pasar la noche, tíos que eran capaces de liarse con cualquier persona con tal de follar, pero las personas que más sobresalían eran…los jóvenes, dispuestos a tener su primera vez con el/la que les pareciera conveniente. Durante mi jornada vi que un grupo de chicas se acercaban demasiado a Axel, aunque sabía que no podía hacer nada ya que eran clientes, no pude evitar ponerme algo celoso.

Voltee a mi derecha para encontrarme con el rostro de mi novio casi pegado al mío, su respiración me hacia cosquillas en mi mejillas, sus tibias manos se encontraban sujetando mis piernas, no pude resistir a la tentación de sus carnosos labios, junte los míos con los de él en un beso y como si fuera una princesa Axel despertó una vez que me separe de él.

-      Hola – me dijo con somnolencia – Creí que iba a ser el primero en despertar pero ya vi que no.

-      ¿Por qué lo dices? – le pregunte de manera curiosa.

-      Porque dormiste como una piedra después de llegar a casa – Axel revolvió mi cabello mientras me daba un ligero beso en los labios - ¿Tienes hambre? Iré a preparar el desayuno, no tardes - solo asentí a la pregunta de Axel.

Cuando Axel se fue volví a recordar lo de anoche, sabía que mi novio era guapo pero también sabía que no podía negarle a que hablara con ellas.

-      No tengo de que preocuparme – me dije mientras ponía una sonrisa y salía de la cama.

Joaco

Cuando desperté Iván ya no estaba a mi lado. Luego de ducharme baje las escaleras esperando encontrarlo abajo pero no estaba, sin embargo había una nota en la mesa de él.

“Mamá dijo que si por favor hacías las compras. Si quieres te ayudo a preparar la comida cuando vuelva. Iván”

Aquella sencilla nota hiso que sonriere de oreja a oreja. Saque mi móvil y le envíe un mensaje a Iván y otro a Axel quien me contesto primero. Hoy aparte de hacer la comida haría algo especial para él.

Axel

Durante el desayuno Haziel estuvo muy al pendiente de mí y eso me gustaba, me hacia sonreír como tonto mientras se me enchinara la piel. Luego de terminar de comer Haziel subió a ducharse, deje los trastes en el fregadero e iría con él pero en eso mi móvil vibra dentro de mi bolsillo, al sacarlo veo que tengo un mensaje de Joaco.

“¿Podemos vernos? Pasare por ti a las 10:30, quiero hablar contigo”

Antes mi cuerpo hubiera experimentado millones de sensaciones, hubiera sentido nervios de que Joaco quisiera hablar conmigo pero ahora, ahora solo me sentía contento de que mi mejor amigo quisiera hablar conmigo.

Luego de lavar los platos y de limpiar un poco la casa subí a mi habitación donde se encontraba Haziel con una toalla alrededor de su cintura. Ver su cuerpo brilloso por el agua me pusieron al cien, entre mi ropa interior se alzo mi amigo quien me impidió caminar más allá de donde me encontraba.

-      Haziel, voy a salir por un momento – le dije desde el marco de la puerta mientras ocultaba mi erección – ¿quieres que te traiga algo?

-      No gracias, estoy bien – mi novio volteo a verme con una gran sonrisa.

-      Vale entonces me voy.

-      Vale.

Me había duchado anoche después del trabajo, por lo que ya no tuve que hacerlo de nuevo. Pensé en esperar a Jaoco sentado mirando televisión pero este no tardo en llegar, al abrí la puerta nos saludamos estrechándonos las manos para después darnos un abrazo, invite a pasar a Joaco pero rechazo la invitación por lo que salimos de casa y emprendimos el camino. Acompañe a Joaco hacer sus compras, durante todo el camino estuvimos hablando de mí, sobre el trabajo, mi relación con Haziel, sobre mis padres y ese tipo de cosas, pero nunca tocamos el tema que Joaquín quería hablar conmigo y tampoco le insistí, el me había pedido hablar y cuando estuviera listo él lo haría.

Luego de hacer las compras Joaco me dijo que quería pasar por un último lugar antes de regresar a casa, no fue mucho lo que recorrimos antes de llegar al centro comercial, Joaco me dijo que lo esperara sentado en alguna de las bancas en lo que él iba a comprar algo pero más tarde yo en sentarme que él en volver. Cuando llego a mi vi que traía una cajita negra entre las manos y de un momento a otro me soltó todo.

-      Axel, le pediré a Iván que sea mi novio.

Joaco abrió aquella cajita donde se encontraba un pequeño pero bonito anillo.

Adair

Luego de dar unas vueltas al barrio Max se detuvo en un hostal, había decidido que nos quedáramos ahí por si alguien nos seguía. Al entrar a la habitación lo primero que hice fue darme una ducha, el agua fría recorrió todo mi cuerpo haciendo que mi piel se enchinara, pase el jabón por mi cara, por mis brazos, por mi pecho, por mi culo y por mis bolas, tal vez no me veía sucio pero yo si me sentía así. Al salir de la ducha Max se encontraba esperándome con una toalla extendida.

-      Creo que no podrás volver a usar tu ropa – dijo mientras la alzaba del piso y la revisaba – esta algo maltrecha y sucia ¿no crees?

-      Ya, ¿pero que me pongo?, no tengo otra cosa – le dije mientras me amarraba la toalla a la cintura.

-      Ten – me dijo entregándome una muda de ropa – es mío no te preocupes, espero y te quede – al cogerlas Max dio media vuelta y salió del cuarto de baño. La ropa de Max me quedaba, algo ceñida, pero me quedaba. Al salir del baño Max hablaba con Ethan, quien se encontraba sentado en una de las camas.

-      Adair ¿te ha quedado? – asentí tras su pregunta – me alegro, estaba hablando con Ethan de que creo que debemos ir a comprar algo más de ropa y un poco de comida.

-      Pero ¿Cómo la vamos a pagar? Si ni siquiera tenemos dinero.

-      No te preocupes de eso, les he quitado algo de dinero a esos cabrones – Max alzo una maleta negra del piso, la cual contenía muchos manojos de billetes – no es mucho pero creo que podemos sobrevivir – dijo con una sonrisa picara.

-      ¿Qué no es mucho? – le dije mientras sacaba unos cuantos – Pero si aquí hay como para un año, ¿No te meterás en un problema por esto verdad?

-      Ya estoy en problemas por escapar con ustedes, por lo que…ten usa esta gorra – Max saco de otra maleta un par gorras negras, me entrego una a mí y la otra se la puso él – tenemos que ir al centro comercial, se que a ellos podrían atacarnos siendo de día pero creo que los podemos despistar. Ethan tendrás que quedarte aquí ya que tus moretones aún no sanan del todo.

-      No por favor, déjenme ir con ustedes, por favor no quiero quedarme aquí solo – la voz de Ethan sonaba nerviosa, me acerque a él, pase mi brazo por su hombro y lo atraje hacia mi – Adair…por favor, no quiero estar solo.

-      Ethan, debes ser fuerte, si sales en las condiciones en las que estas la gente podría acercarte a ti y preguntarte que te paso, por eso debes quedarte aquí – Ethan no contesto solo agacho su mirada – no tardaremos, te lo prometo.

-      Ethan – le dijo Max, a lo que Ethan alzo su mirada hacia él – toma – le dijo mientras le entregaba un móvil – el único número registrado es el mío, te llamaremos cada quince minutos para saber cómo estas ¿vale? – Ethan cogió el móvil y asintió mientras nos dedicaba una sonrisa – Vale, entonces vámonos. Sera mejor ir a pie, creo que no está muy lejos de aquí.

Al salir de la habitación pude sentir de nuevo el viento en mi piel y el sol quemarme, ver a todas aquellas personas pasar a mi lado, todos aquello carros que se movían para llegar a su destino, recorrer aquellas calles se sentía como si nada hubiera pasado y solo era un mal sueño. No nos tomo mucho llegar a nuestro destino, y como Max lo prometió le llamo a Ethan, fue una llamada corta pero la hizo.

En cada tienda en la que entraba Max me hacia probar centenar de ropa, entraba y salía del probador para mostrársela, y cada vez que lo hacía no podía evitar reírme, no sé, era divertido hacerlo no sabría cómo explicarlo solo es divertido y ya, ahora entendía a las tías del porque van tanto de compras. Luego de escoger y comprar mi ropa Max volvió a llamar a Ethan, para luego empezar a escoger su ropa, él era un tío no muy alto para su edad, su complexión delgada nos hiso escoger siempre la talla mediana. Cuando acabamos con esto Max y yo pasamos por la comida en un restaurant chino pero antes de que nos fuéramos Max decidió entrar en una última tienda, pero yo decidí esperar afuera, no llevábamos mucho solo cinco bolsas para mí y otras cinco para Ethan con tres o cuatro prendas dentro de ellas y más la de la comida, como dije antes esto parecía un sueño y solo esperaba el momento de despertar.

Con mi mirada empecé a recorrer aquel lugar, había pasado tiempo desde que no venía, la última vez que había ido había sido para comprar el regalo de cumpleaños de Iván, no pude evitar sonreír tristemente tras recordar aquello pero en eso un nudo en mi garganta se formo, no podía creer lo que mis ojos veían, sentí la necesidad de correr hacia aquel lugar pero la voz de Max me detuvo antes de intentarlo.

-      Bueno podemos irnos. Adair… ¿Qué pasa? – voltee a ver a Max quien me veía preocupado.

-      Están…están ahí…mis amigos están aquí.

Joaco y Axel se encontraban a pocos metros de donde nosotros estábamos, sentados en una banca mientras conversaban. Quería ir hacia ellos pero sabía que era arriesgado. Max me tomo por el hombro mientras se acercaba a mi oído y me decía.

-      Lo siento pero no podemos, perdóname por favor. Debemos volver.

Sentí mi cuerpo temblar, dimos media vuelta y nos alejamos de allí, hubiera querido ir hacia ellos, abrazarlos, reír juntos, pero no podía, me dolía pero sabía que era lo correcto, no podía arriesgarme a ponerlos en peligro, pero me alegraba ver que estaban bien,

-      Creo que pasara mucho tiempo para volvernos a ver – dije en voz baja para que Max no oyera.

Axel

No podía creer lo que oía, Joaco finalmente se había animado a decirle a Iván, me sentía feliz por él.

-      ¿Cuándo le dirás? – le pregunte con una sonrisa en mi rostro.

-      No sé, tal vez hoy mismo, en la tarde o en la noche, pero no quiero esperar más. Uff estoy nervioso.

-      Venga ya verás que todo irá bien, oye y porque no te pasas después por el bar, así lo festejamos.

-      Va me agrada la idea – Joaco miro su reloj antes de volver a mirarme – Oye Axel lo siento debo irme, gracias por acompañarme. Te debo una.

-      No hay problema, con que vallas esta noche queda pagada.

-      Va gracias - Joaco estrecho su mano con la mía mientras nos poníamos de pie, dio media vuelta y se fue corriendo esquivando a la gente que se le atravesaba en el camino.

Había pasado tiempo desde que lo veía sonreír de esa manera, tenía la corazonada de que todo le irá bien de ahora en adelante.

Joaco

Cuando llegue a casa Iván se encontraba recostado en el sofá mirando su móvil, cuando se percato de mí me dedico una sonrisa y se guardo el móvil en su bolsillo.

-      ¿Tienes mucho esperándome? – le pregunte al cerrar la puerta.

-      No mucho, acabo casi de llegar – me dijo mientras se levantaba e iba ayudarme con las bolsas – entonces, ¿te puedo ayudar hacer la comida?

-      Claro, puedes ayudarme.

Iván y yo nos dirigimos a la cocina, mientras lavábamos y picábamos las verduras empezamos hablar, Iván empezó por contándome su día en el colegio y yo le platique el mío pero claro omitiendo una que otra parte. Reíamos, jugábamos con el agua, nos aventábamos pedacitos de comida y en aquel pequeño momento me olvide de todo, solo tenía cabeza para Iván, antes de todo esto yo lo trataba como mierda ya que tenía miedo de mostrarle mis sentimientos y ahora…ahora todo era diferente, solo quería hacer eso, mostrarme como en verdad siempre he sido. Luego de terminar de hacer la comida pensé en cómo decirle a Iván, entonces se me acorde de la invitación de Axel.

-      ¿Iván?

-      Dime – me dijo sonriendo.

-      Te gustaría ir…no sé…a tomar algo esta noche ya que mañana no tienes colegio y no sé…también para despejarte un poco – le dije algo nervioso.

-      Y ¿A dónde iríamos?

-      Axel trabaja en un bar por el centro y me dijo que cuando quisiera podía ir, pero si no quieres podemos ir a otro lado.

-      No, si quiero, entonces esta noche ¿vale?

-      Vale.

Iván salió de la cocina, tomo su mochila y se fue. Tenía pensado decírselo esta misma noche, tal vez durante el camino hacia el bar o después, pero iba a ser esta noche.

Adair

De regreso al hostal no dije nada, durante todo el camino sentí un dolor en el pecho, sabía que los ponía en riesgo si me acercaba a ellos pero solo quería hablar con ellos, despedirme si era necesario, solo eso.

-      Adair en verdad lo siento – me dijo Max entes de entrar a la habitación.

-      No es tu culpa, solo que…

-      Ten – voltee a ver a Max quien me extendía unas hojas blancas - ¿Por qué no les escribes? Mira por el momento no es bueno quedarnos por aquí, podrían estar buscándonos por eso…prometo traerte luego de que se hayan normalizado algo las cosas ¿vale?

-      Vale – le dije al tiempo que tomaba aquellas hojas.

Haziel

Y ahí estaban de nuevo, en el mismo sitio de ayer solo viendo a Axel entregar sus órdenes, cuchicheando todo el tiempo entre ellas, no me importaba pero…miento la verdad si me importaba y mucho pero no podía hacer nada tan solo eran clientas más.

Trate de no pensar en ello, me concentre en mi trabajo lo mejor que pude pero en eso Axel se acerca a mí.

-      Haziel, otros 4 shoots de tequila por favor.

-      Voy – le dije mientras los preparaba – y ¿para qué mesa son? – le pregunte al momento de entregárselos.

-      Para aquellas señoritas – me dijo señalándomelas con la cabeza.

-      A ya – le dije bajando mi mirada, ya sabía que eran para ellas pero no sé que me dio por preguntar.

-      Espera aquí – vi a Axel llegar y hablar con aquellas tías, de un momento a otro las cuatro pusieron caras de asombro y se levantaron de la mesa, Axel dio media vuelta y empezó a caminar hacia mí con las cuatro chicas detrás de él – Señoritas les presento a mi novio, Haziel.

-      Waaa, así que es él del quien tanto hablas – dijo una de ellas.

-      ¿Co…cómo? – pregunte ya que no está entendiendo muy bien.

-      Si, desde que conocemos a Axel no ha parado de hablar de ti – dijo una de las cuatro – al principio nuestro objetivo era él, pero nos dijo que tenía a alguien a quien amar y que ese alguien era un “él”, entonces empezamos a preguntarle más sobre ese “él” y siempre hablo maravillas de ti pero nunca nos dijo tu nombre hasta ahora, por eso venimos hoy también para ver aquella persona tan maravillosa que tiene encantado a este pedazo de hombre pero jamás nos imaginamos que ambos trabajaban aquí – voltee a ver a Axel quien me veía apenado pero con una sonrisa.

-      ¿Entonces? – pregunto otra chica.

-      ¿Entonces qué? – le dije.

-      Queremos oír tu historia.

Todo este tiempo estuve haciendo el tonto, pensando cosas inútiles, preocupándome cuando lo único que hacia Axel era hablar sobre mí. Me recargue sobre la barra y empecé a relatar la parte de mi historia mientras aquellas cuatro chicas escuchaban con atención.

Iván

Tenía nervios, era la primera vez que venía a un lugar como este con Joaco per justo antes de entrar Joaco me toma por brazo al tiempo que me sacaba de la fila.

-      Iván mejor ¿podemos ir a otro lado?

-      Si quieres, fuiste tú quien me invito pero ¿Por qué? – le pregunte curioso.

-      Porque, no sé, solo quiero pasar un rato con mi hermano.

Luego de caminar por un buen rato por fin nos detuvimos en un parque, no estaba completamente solo pero la noche hacia parecer que sí. Sentí como Joaco se ponía detrás mío, paso sus brazos por mi cintura y me abrazo, sentía bien, era agradable estar así él, el calor de su cuerpo me calentaba fue en eso que escucho como Joaco lanza un suspiro cuando volteo a verlo tiene la cabeza agachada.

-      Joaco ¿estás bien? – le pregunte algo preocupado mientras me separaba de él.

-      Tenía planeado hacer esto aunque tenía miedo de saber lo que ocurriría después, Iván hace unos días te dije, en aquel restaurant que te amaba, también quise decirte en aquel entonces algo… – Joaco se incoo, saco algo de su chaqueta, una cajita, que al abrirla dejo ver un pequeño anillo - Iván ¿aceptarías ser mi novio?

Sentí mi cuerpo temblar, aquel día en el restaurant también le había dicho que lo amaba pero tenía miedo, miedo de que fuera una broma pero ahora veía que no era así. Tome las tibias manos de Joaco e hice que se levantara del suelo y cuando estuvo enfrente de mi conteste a su pregunta.

-      Joaco…si quiero…quiero ser tu novio.

Vi como sus ojos se iluminaban entre las lágrimas, sus brazos me atrajeron hacia él como lo hacía cada vez que dormíamos juntos, su aroma se impregno en mi mientras la tibieza de su cuerpo volvía a calentarme, voltee a verlo pero él me recibió con un beso, un beso largo y tierno.

-      Volvamos a casa – le dije suavemente una vez que nos separamos.

-      Pero antes – Joaco tomo el pequeño anillo y me lo coloco en mi mano – con esto quiero que estemos “por siempre” juntos.

-      Joaco… - le dije con una sonrisa.

-      Dime ¿Qué pasa?

-      Te amo – pero Joaco no respondió con palabras, me sonrió al tiempo que volvía a besarme. Hace unos días me había dado cuenta de que siempre estuve enamorado de Joaco, lo que sentía cada vez que estaba con él era lo mismo que sentí aquella vez en el restaurant y era lo mismo que sentí aquella vez que lo vi por primera vez en el colegio en el que asistíamos juntos y era lo mismo que sentía cada vez que me hablaba, cada vez que pronunciaba mi nombre pero lo confundía con una amor de hermanos.

-      Volvamos a casa.

Joaco entrelazo su mano con la mía y emprendimos el camino de regreso a casa.