Nuestro amor no morirá (17)

...Yo también quería decírselo pero no pude, me guarde mis palabras mientras sentía como una sonrisa se formaba en mis labios...

NOTA: En un capitulo dije que Adair seguía al que le disparo a Brandon, pero luego recordé que él estaba con Iván (lo que pasa por tardarse tanto) pero bueno, he decidido cambiarlo un poco.

Capitulo 17 – Destiny

Adair

Me sentía confundido, las palabras de Max todavía seguían en mi cabeza pero no solo eso me tenia así, también estaba él, aquel chico que me había hecho pronunciar aquellas palabras que hace tiempo ya había dicho, aquel chico que con tal solo mirarlo me hiso recordar a una persona.

Trate de dormir un poco sobre la pared húmeda para tranquilizarme un poco, pero por más que intente no logre conciliar el sueño. Pasaron minutos, o tal vez horas, desde que había hablado con aquel chico, pero después de un gran periodo de tiempo volvió a hablarme.

-       Adair ¿estas…estas despierto? – pregunto en un tono algo bajo que apenas si logre entender lo que decía.

-      Si ¿Por qué?, ¿sucede algo? – dije en un tono algo cansado.

-      No nada, solo que aún no logro acostumbrarme a estar acompañado – no podía verlo, pero podría jurar que tendría aquella misma mirada ida de hace un rato.

-      ¿Tienes mucho tiempo aquí?

-      No sabría decirte con exactitud del tiempo que llevo aquí pero imagino que ha sido bastante.

-      ¿Te acuerdas del cómo llegaste? – aquel chico se quedo callado, pensé que no volvería a hablar pero no fue así.

-      Hace tiempo, antes de que viniera a España salió un concurso para venir a estudiar por un año, quería ganarlo por lo que me esforcé con subir mis notas, mis padres me metieron a clases para aprender el castellano, sabía que tenía pocas posibilidades de ganar pero al final mis esfuerzos no fueron en vano. Cuando gane me dijeron que viajaría antes de que iniciara el semestre en España pero mi escuela tuvo unos problemas y el viaje se atraso y tuve que realizar el vuelo en enero. Cuando llego el día me subí al avión pensé que sería un día como los demás pero al salir del aeropuerto cogí un taxi y luego… – su voz le temblaba, oía que soltaba bocanadas de aire, “¿está llorando?” pensé – luego de eso…desperté aquí y desde entonces no he vuelto a ver la luz del día.

Ambos nos quedamos callados, no sabía qué hacer, bueno más bien no sabía que decirle, ¿darle ánimos?, ¿decirle que todo iba a estar mejor? Ni yo sabía si eso era verdad, pero…le había prometido estar a su lado sin importar que, no pude evitar sonreír tristemente tras recordar mis palabras, hare todo lo posible, esta vez no fallare.

-      Oye cómo te dije antes, yo estaré a tu lado y no dejare que nada te pase, no importa lo que suceda o haga, hare que vuelvas a ver la luz del día – no obtuve respuesta de su parte – te lo prometo.

-      Pero ¿Por qué?, ¿Por qué te esfuerzas en ayudarme? Apenas si me conoces.

-      Hace tiempo defraude a una persona muy importante para mí, a una persona que me recuerda mucho a ti, por eso quiero sacarte de este lugar – hacer esto solo por su parecido con aquella persona era tal vez egoísta pero sentía la necesidad de hacerlo, de ayudarlo, no quería volver a defraudar a alguien otra vez – Pero oye, aún no me dices tu nombre ¿o sí?

-      No, aún no lo hago – su voz sonaba algo más calmada - Soy Ethan.

-      ¿Ethan? Te queda muy bien ¿y de dónde eres Ethan?

-      Soy…soy de Francia

-      ¡Francés eh! Por eso tu acento suena algo gracioso – ambos nos reímos, era la primera vez que lo oía hacerlo – pero oye, puedo hacerte la última pregunta.

-       Claro dime.

-      ¿Siempre has estado tu solo aquí, o había más personas antes de que yo llegara?

-      No sé – su tono de voz había vuelto a cambiar – no sé cuantas personas habrían estado aquí, pero a veces entraban y soltaban las cadenas de alguien pero no sabría decirte cuantas personas hubo – Así que hubo más personas antes de nosotros, tal vez los vendían o traficaban con ellos, eso era lo único que se me ocurría – bueno es mi turno de preguntar – me dijo con una voz algo animada.

-      Pues vale, pregunta.

-      ¿Cómo fue que llegaste tú aquí?

-      Pues, lo tengo algo borroso, recuerdo que iba caminando por la calle cuando vi a un hombre siguiendo a una mujer, los seguí pero creo que se dio cuenta y en eso le robo el bolso, corrí tras él pero le perdí de vista, seguí dando vueltas por las calles de aquel barrio a donde fui a parar para ver si lo encontraba pero después de eso no recuerdo nada, no sé si me golpeo o me drogo pero cuando recupere la conciencia ya estaba aquí – hubo unos minutos de silencio antes de que Ethan volviera a hablar.

-      ¿Crees que aquella mujer, hubiera terminado aquí si no hubieras seguido aquel tío?

-      Es…es lo más probable.

Lo que Ethan me había dicho me dejo pensando,  ¿Qué hubiera pasado si no los hubiera seguido?, ¿Dónde estuviera yo ahora? Y lo más importante ¿Dónde estuviera Ethan en estos momentos? Ethan iba a volver a hablar pero el sonido chirriante de la puerta no lo dejo. Mi corazón empezó a latir rápido con cada paso que daba la persona que acabada de entrar pero empezó a latir más deprisa al darme cuenta que no se dirigía hacia mí.

-      Hola mariconcito, me darás los que me gusta.

Escuche como las cadenas caían al suelo, también como lo golpeaban, pero a pesar de eso Ethan no dijo nada. El estomago se me revolvió de la ira.

-      ¡NO! – grite con todas mis fuerzas – llévame a mí pero a él…a él no le hagas nada – aquella persona volvió a ponerle las pesadas cadenas a Ethan para después dirigirse hacia mí.

-      Hola otra vez putita – me dijo al tiempo que me desencadenaba.

Esteban

Cuando Sara se calmo decidió quedarse en el hospital, sabía que no era correcto pero no podía negarme, ya era tarde y debía ir a descansar también yo por lo que decidí irme. Al salir del hospital camine a paso lento hacia casa, en esos momentos no pensaba en nada era como si el tiempo se me hubiera detenido.

Al llegar abrí la puerta de la unidad y subí a mi piso a paso rápido cuando llegue al apartamento metí la llave en la cerradura y entre hecho una bala, al darme media vuelta Leo me observaba parado en el recibidor, fue ahí donde todas las emociones que había tratado de evita durante todo el camino salieron, un nudo en mi garganta se volvió a formar haciendo que respirara con dificultad, mis ojos volvieron a bañarse en lagrimas, antes de que las lagrimas me nublaran la vista vi que Leo se acercaba a mí, trate de ocultar mi rostro pero él lo sostuvo entre sus manos haciéndome voltear a verlo, me veía con una sonrisa triste que con tan solo verle podía suponer lo que estaba pensando.

-      ¡Perdóname! – Leo recostó su cabeza en mi hombro mientras me envolvía entre sus brazos pero no pude contestarle, no quería saber de nada.

-      Vamos a la cama – le dije mientras bajaba la mirada, Leo me tomo de la mano mientras me dirigía a nuestra habitación.

Al llegar ambos nos recostamos sobre la cama hecha, los brazos de Leo volvieron a abrazarme, “perdóname” me dijo de nuevo pero ahora en voz baja pero aún así logre escucharlo. Cuando me gire para ver a Leo este ya estaba dormido. “Perdóname”  aquella palabra seguía en mi cabeza, no estaba enojado con Leo sabía que no había sido su culpa pero supongo que él se lamenta por lo sucedido.

-      Te quiero Leo – le dije mientras entrelazaba mi mano con la de él.

Adair

El camino por el que me llevaba aquella persona era diferente al que había recorrido la vez pasada, también lo notaba muy silencioso ya que solo podía oír mis pasos y los de él. Aquel sujeto metió una llave en una puerta, la giro y esta se abrió dejando escapar un olor a humedad. Fui guiado dando traspiés por aquella habitación, sentí como aquel hombre me tomaba de la ropa y me lanzaba al aire, pensé que daría contra el piso pero algo mullido amortiguo mi caída, escuche como sacaba algo metálico de algún lugar y acto seguido se subió en mi y con rudeza tomo mis brazos mientras los esposaba a los barrotes de aquella cama.

Sus frías manos empezaron a recorrerme por debajo de la ropa, sus gruesos labios empezaron a morder mi cuello mientras que el olor nauseabundo de su boca inundaba mi nariz, trate de apartarme pero era inútil, sus dedos tomaron mi playera y antes de que me la subiera una voz lo hiso parar.

-      ¡Oye Héctor! – aquella voz me resulto conocida pero al momento no pude identificarla.

-      Oh Maxi ¿Qué sucede? También quieres unírtenos.

-      Solo…solo quería saber si podría hacerlo, yo solo – aquella voz era…era Max.

-      Pero vaya, es la primera vez que te oigo decir eso, pero claro toma es todo tuyo – aquel hombre se aparto de mi mientras escuchaba que se dirigía hacia Max – Ten las llaves de las esposas y de sus cadenas. Disfrútalo Maxi.

La puerta se cerró, oí como alguien caminaba hacia mí pero aún no estaba seguro de quien era, sentí como su cuerpo se subía encima del mío, sus delgados dedos tomaron la venda de mis ojos y de un tirón me la quito. Cuando abrí mis ojos Max me veía con una sonrisa tierna.

-      Tranquilo no voy a hacerte nada – sus manos volvieron a acomodar mi playera – pero tendrás que ayudarme ya que Héctor puede que este allá afuera.

-      ¿Y cómo quieres que te ayude?

-      ¡!Ahhh!! – no pude evitar reírme por lo que había hecho Max, había fingido un gemido – venga ¿Por qué te ríes?

-      Cuando me dijiste que te ayudara no sé, me imagine de otra forma.

-      Bueno pues venga, muévete para hacer crujir la cama y finge gemir para que se lo crea.

Y así lo hicimos, era loca la idea pero divertida, las esposas tintineaban sobre los barrotes de la cama mientras yo me movía para hacerla rechinar, Max también se movía pero de manera más lenta, soltaba unos gemidos que hicieron que mi “amiguito” despertara, trate de ocultar mi erección pero Max se dio cuenta.

-      Oye se que pongo a cualquiera, pero… - no deje que concluyera su oración, alce mi cuello para llegar a él pero fue inútil – oye no te fuerces, si quieres un beso mío solo pídelo – me dijo una vez que entendió mis movimientos.

-      Perdóname – Max se bajo de mí y se recostó a mi lado.

-      ¿Por qué te disculpas? – me dijo al tiempo que me quitaba las esposas de mis muñecas - Pero te tengo una sorpresa – voltee a verlo de manera intrigante – esta noche…esta noche te sacare de aquí – al escuchar eso una sensación extraña en mi cuerpo comenzó a recorrerme.

-      ¿No es coña verdad? – le dije de una manera algo eufórica.

-      No, no es  coña – Max saco algo del bolsillo de su pantalón – toma es la llave de las cadenas de aquel chico, por cierto fue muy valiente lo que hiciste por aquel chaval – mi mano temblorosa tomo la llave que Max me extendía.

Volvimos a jugar a que me follaba, después de media hora Max salió hacia el pasillo, miro a ambos lados y volvió a meterse.

-      Héctor no está, así que vamos.

Al salir de aquella habitación, la mano tibia de Max se entrelazo con la mía y mientras dejaba que él me guiara a través de aquel frio pasillo. El pasillo estaba hecho de metal, durante el recorrido hacia el “dormitorio” me fije que había más de una puerta, todas iguales. Supe que llegamos ya que reconocí el sonido chirriante de la puerta, cuando entramos en ella las manos de Max me sueltan y se colocan en mis hombros haciéndome girar.

-      Adair ten un móvil y estate pendiente, cuando sean las 11:30 desencadena a tu amigo y salgan por la puerta, gira a tu derecha y camina hasta que llegues a una pared luego gira a tu izquierda y me encontraras. No podre venir por ti ya que debo cuidar de que no se despierten.

-      No podemos irnos ahora – le dije mientras me cogía el móvil.

-      Aún debo hacer los últimos preparativos – me dijo con una sonrisa tierna – ¿podrás aguantar?

-      Si – le dije con la mirada agachada, quería irme ya pero debía ser paciente.

-      Vale, esperare por ustedes.

Max puso una de sus manos en mi cintura mientras que la otra tomaba mi barbilla y hacia que mi rostro se acercara al de él. El sudor de nuestros labios se mezclo con nuestra saliva, nuestras lenguas jugueteaban una con otra al tiempo que nuestros dientes chocaban y tintineaban como un cascabel, el beso fue lento y cálido, cuando nos separamos ambos reímos por lo bajo, aunque la habitación estaba oscura podía ver perfectamente a Max. Él se aparto de mí y se dirigió a la puerta.

-      Te amo – me dijo antes de que saliera por la puerta.

Yo también quería decírselo pero no pude, me guarde mis palabras mientras sentía como una sonrisa se formaba en mis labios.

Joaco

Cuando desperté sentí que lo de anoche había sido un sueño pero no fue así, vi que mi móvil brillaba encima de mi escritorio me levante a cogerlo pero me di cuenta que aquel no era el mío si no era el de Iván el que brillaba tras recibir un mensaje, al verlo en la pantalla de notificaciones vi que quien lo mandaba era Esteban.

“El funeral de Brandon se llevara a cabo hoy a las 4:30 de la tarde, por si Joaquín y tu quieren venir”

La verdad, no tenía muchas ganas de ir. Salí de mi habitación al mismo tiempo que Iván salía de la suya, este me veía con una mirada tristona pero no pude decirle nada solo desvié mi mirada mientras caminaba hacia él.

-      Toma, te llego un mensaje – le dije en un tono algo cortante mientras le entregaba su móvil. Cuando lo cogió di media vuelta y baje a la cocina.

No tenia apetito solo no quería estar con Iván, en estos momentos tal vez él preferiría estar solo y también no sabría que decirle respecto a lo sucedido.

-      ¿Me acompañaras al funeral de Brandon? – su repentina llegada hiso que diera un brinco, cuando voltee a verlo él tenía la mirada en el suelo.

-      ¿Quieres que yo vaya? – le pregunte en un tono algo triste, a lo que él solo me respondió asintiendo.

En verdad no me gustaba verlo así, verlo así me hacía sentir algo en mi pecho, de repente sentí como las lagrimas iban formándose en mis ojos, fue entonces que fui hacia él tratando de retener mi llanto. Cuando estuve a su lado Iván me miraba sorprendido pero al mismo tiempo triste, mi cuerpo se pego al de él y mis brazos lo rodearon en un cálido abrazo.

-      En verdad…en verdad lo siento - No pude más, mis lagrimas empezaron a surcar mi rostro, no obtuve palabras de su parte pero sentí como sus manos se aferraban a mi espalda. Al separarnos Iván me miraba con una cara algo más animada – venga ve a bañarte – le dije alejándome de él, a lo que solo asintió y se dirigió a las escaleras pero antes de que subiera volteo a verme y dedicándome una sonrisa sube las escaleras.

Me quede solo en el comedor, sintiendo aquella sensación que siempre siento cuando estoy con Iván, no podía alejarme de él, no ahora, estaba pasando por un momento doloroso y yo lo empeoraría si me distancio de él.

-      Hare mi mejor esfuerzo, por él y por ti, Brandon, no lo dejare solo.

Esteban

El mensaje de Sara me hiso despertar, en el me informaba acerca del funeral de Brandon y que avisaría al colegio de lo sucedido. Luego de leerlo le envié uno a Iván diciéndole lo mismo, pero no obtuve respuesta de él. Cuando salí de la habitación Leo no se encontraba en casa, estuve a punto de volver a la cama pero en eso oigo la puerta abrirse y a Leo entrar.

-      Esteban, ya estas levantado – me dijo al cerrar la puerta tras de él – lo siento, me fui sin avisar.

-      No importa, pero ¿A dónde fuiste tan tarde? – Leo bajo su mirada por unos momentos antes de contestarme.

-      Acabo de renunciar al hospital, también quiero hablar contigo – me tomo de las manos haciéndome girar para dirigirnos hacia el sofá – escucha Esteban, dentro de poco me iré de la ciudad, con el dinero que tengo ahorrado y con el que me darán de liquidación viajare, quiero saber si tu…si tu estas dispuesto a vivir conmigo aquella aventura – no sabía que contestar, aquello me había llegado como una bomba, hasta apenas hace unas horas me sentía hecho mierda y ahora me sentía nervioso.

-      Yo, no sé…

-      Piénsalo ¿sí? Yo esperare tu respuesta pero por favor no tardes mucho. Venga arriba, que debes ir al funeral de Brandon – me dijo sin siquiera voltearme a ver, pero el tono de su voz me decía algo, sabía que aun se lamentaba, tenía que hacer algo.

-      Leo, sabes que no fue tu culpa ¿verdad? Yo se que hiciste lo que pudiste así que por favor no quiero que te culpes – Leo solo volteo a verme de manera tímida.

-      Gracias – me dijo mientras me sonreía tiernamente.

-      Y ¿Cómo supiste del funeral? – le pregunte

-      Me encontré a Sara en el hospital. Vamos, debes bañarte.

Cogí la mano que Leo me extendía y ambos nos dirigimos a la ducha.

Axel

Estaba preparando el almuerzo, me sentía contento pero también nervioso, hoy era mi primer día de trabajo y la verdad es que eso me inquietaba un poco, en eso siento mi móvil vibrar dentro de mi bolsillo, me limpie las manos de restos de comida y lo saque, al desbloquearlo vi que tenía un “whats” de Joaco que decía:

“Axel, no sé si deberías saber esto pero…Brandon falleció anoche, su funeral se llevara a cabo hoy a las 4:30 por si quieres venir serás bien recibido”.

En ese momento sentí como si me faltara la respiración, Brandon, Brandon ¿muerto? Pero si no tiene mucho que lo vi recuperado, ¿Cómo? ¿Cómo pudo haber sucedido? Le conteste a Joaco el “whats” preguntándole como había sucedido, pero no obtuve respuesta de él.

-      ¿Axel estas bien? – me pregunto Haziel desde el marco de la puerta de la cocina, cuando lo voltee a ver vi que en su rostro había preocupación, Haziel corrió a mi lado mientras me abrazaba - ¿estás bien?

-      Él, él está muerto.

Haziel no pregunto más, me llevo casi arrastrando hasta el sofá. Cuando me tranquilice voltee a ver a Haziel quien aún seguía mirándome con rostro preocupado, pase mi brazo por su hombro y lo hice que se recostara en mis piernas.

-      ¿Ya estas mejor? – me pregunto al tiempo que entrelazaba su mano con la mía.

-      Si, gracias por preocuparte por mí – le conteste con voz cansada. En verdad amaba que se preocupara por mí.

-      Eres un tonto – sus manos pasaron por mi nuca mientras me hacía que bajara mi cabeza hasta él, sus labios besaron tiernamente los míos – haces que me preocupe de más – me dijo cuando nos separamos – y está bien que pregunte ¿Qué te puso así? Me dijiste que alguien había muerto.

-      Si no te preocupes, te acuerdas que te platique de Brandon el chico que fui a ver al hospital, bueno pues él…

-      Ya veo, lo siento.

-      No te preocupes, de hecho me están invitando al funeral pero no sé si ir.

-      Bueno si vas con gusto te acompañare – me dijo mientras me mostraba una sonrisa de oreja a oreja.

-      ¿Enserio? Entonces a lo mejor y si voy – le dije mientras le pellizcaba la nariz.

Haziel me regaño por pellizcarle, mientras yo le daba un sermón sobre el porqué lo había hecho. Estar así con él era lo mejor de mis días.

Joaco

Ya estaba casi listo, había sacado de mi armario un traje que alguna vez use y me sorprendí al ver que aún me quedaba, me amarre la corbata, me peine y estuve a punto de salir cuando en eso entra Iván.

-      Me ayudas a hacer el nudo de la corbata – me dijo mientras me extendía su corbata. Atraje a Iván hacia mí, tome la corbata y rodee su cuello con ella, mientras le hacia el nudo pude ver que me veía con una sonrisa.

-      ¿Qué sucede? – le pregunte al tiempo que volvía a hacer el nudo ya que me había equivocado.

-      Gracias – me dijo.

-      Pero aún no termino.

-      No es por eso – Iván miro su reloj e hizo una mueca – ya es tarde, será mejor que nos apresuremos.

Al salir de casa ambos caminamos juntos, no se sentía la tención de anoche, la atmosfera era diferente a la de ayer, pasamos por una florería antes de llegar a nuestro destino. Al llegar al camposanto ya había gente reunida, algunos de los presentes se acercaron a Iván a hablar con él, yo me aleje de por si quería conversar con ellos, a lo lejos pude ver que alguien se acercaba a Iván a paso lento, Rafael su compañero de clase abrazo fuertemente a Iván, vi que algo le decía al oído pero no pude entender lo que decía ya que en ese momento fui sacado de mis casillas por alguien que me había tocado el hombro, cuando volteo me llevo una gran sorpresa al ver de quien se trataba.

-      ¡Axel! – dije mientras abrazaba a mi mejor amigo – pensé que no vendrías.

-      Ya, yo igual pero alguien me convenció – dijo señalando con su mirada la persona que venía a su lado – Joaco quiero presentarte a Haziel, Haziel él es Joaco.

-      Hola mucho gusto soy Haziel, es un placer conocerte – me dijo el acompañante de Axel mientras estrechaba su mano con la mía.

-      El placer es mío – le respondí.

-      Joaco, Haziel es…bueno es mi novio – cuando me dijo eso no pude evitar poner una cara de asombro.

-      Vaya, me alegro de ti hermano – le dije al tiempo que lo volvía a abrazar para felicitarlo - ¿Cuándo pensabas decírmelo?

-      No encontré el momento oportuno – me dijo con una risita – oye e Iván ¿Cómo se encuentra? – me pregunto mientras nos dirijamos hacia donde se encontraban los demás reunidos.

-      Pues ya está mejor creo.

Una vez que llegamos Iván se coloco alado mío, ambos escuchamos con atención las palabras que el padre decía en esos momentos. Mire a Iván de reojo y varias veces lo vi ponerse triste, le pase mi brazo por su hombro y lo atraje a mí.

Terminadas las palabras del padre las personas cercanas a Brandon se acercaron a entregarle flores, Sara la madre de Brandon se acerco, se le veía mejor que ayer pero aún conservaba aquel semblante triste, Esteban y el doctor encarado de Brandon también se acercaron a su tumba, vi pasar a más gente, gente que yo no conocía, después de que todos pasaran Iván se acerco a la tumba de Brandon. Los demás presentes empezaron a retirarse, Axel me hiso una seña diciéndome que nosotros también lo hiciéramos.

-      Iván, ¿nos vamos? – le dije cuando llegue a su lado.

-      Adelántate en seguida te alcanzo – me dijo sin siquiera mirarme.

-      Vale, no tardes mucho.

Di media vuelta y fui a reunirme con Axel y Haziel, pero antes de irme voltee a ver a Iván y una sonrisa se dibujo en mi rostro. Entonces emprendí mi camino hacia casa con ellos a mi lado.

Iván

Ya no sentía aquel dolor en el pecho, ya no sentía esas ganas de llorar con tan solo recordad a Brandon, ahora no sabía que sentía pero no era tristeza. Escuche que alguien se acercaba a mí pero no le di importancia hasta que me hablo.

-      Hola hijo – me dijo Sara mientras se colocaba a mi lado - ¿Cómo estás?

-      Hola seño…dio Sara, pues estoy bien, ya estoy algo calmado ¿y tú?

-      Pues también, le he pensado y sé que a Brandon no le gustaría verme así, así que seré fuerte por él.

-      Me alegro que estés bien – vi que Sara buscaba algo entre su bolso, cuando lo encuentra puedo ver que es una hoja de papel.

-      Toma, esto lo dejo Brandon para ti – me dijo al tiempo que me entregaba aquel papel – no sé si la quieras leer ahora o en casa.

Tome dudoso aquella hoja, cuando la desdoble vi que se trataba de una carta

“Iván:

Si estás leyendo esto quiere decir que…bueno creo que ya sabes. Lo único que quiero decirte es, GRACIAS, gracias por todo Iván, por tu compañía, por tus caricias, por tus besos, por haberme hecho el hombre más feliz, gracias por haber estado en mi vida, por enseñarme a amar otra vez, gracias a ti soy lo que soy, en verdad no se que hubiera sido de mi vida si tu no hubieras aparecido en ella, tú fuiste mi pilar todos estos meses a tu lado, por ti era que cada mañana me levantaba con una sonrisa en el rostro, por ti era que iba al colegio siempre con ganas, por ti era que hacia todo lo que hacía, sé que esto hubiera sido mejor decírtelo en persona pero no podía verte triste. Solo quiero pedirte un último favor, Iván se feliz, no te aferres a mi recuerdo, rehaz tu vida con aquella persona que te haga feliz, por favor y recuerda siempre te estaré cuidando, donde quiera que este.

Te amo Iván.

Brandon”

Sentí las lagrimas surcar mi rostro, sentí como las manos de Sara me envolvían en un abrazo.

-      Brandon te amo hasta el final Iván – me dijo en forma de susurro – pero él quiere que seas feliz hijo.

No le conteste. Cuando Sara se aparto se despidió de mi, dio media vuelta y se fue caminando con la luz de aquella puesta de sol mientras yo me gire una vez más a la tumba de de Brandon.

-      Muchas gracias Brandon, también te amo.

Me marche de aquel lugar con la carta de Brandon en mi mano.

Adair.

No paraba de mirar el reloj del móvil pero por más que lo veía el tiempo parecía no avanzar. Varias veces escuche a Ethan preguntarme qué era lo que tenía pero solo le respondía que esperara.  Deje que el tiempo trascurriera, deje de mirar el móvil a cada segundo y después de esperar seis horas por fin dieron las 11:30, me acerque a Ethan y con cuidado le quite las esposas y la venda de encima,

-      ¿Qué haces? – me pregunto una vez que estuvo en pie.

-      Ethan, hoy…hoy saldremos de aquí.

-      ¿Enserio? – me dijo con tono sorprendió.

-      Si, ahora hay que ser lo más cautelosos posibles.

Salí con Ethan el frio pasillo detrás de la puerta de nuestra habitación, las luces blancas que lo cubrían ahora parpadeaban informando que dentro de pronto se fundirían, tome a Ethan de la mano y siguiendo las indicaciones de Max nos adentramos por aquel pasillo. El camino era más largo de lo que pensaba y el frio del lugar no ayudaba mucho, pero en ningún momento solté a Ethan, cuando tocamos con pared dimos vuelta a la izquierda para encontrarnos con Max, pero esta vez el recorrido fue más rápido.

-      Pensé que iban a tardar más ¿listos para dejar este lugar? – Ethan y yo solo asentimos tras la pregunta hecha por Max – pues bien, vámonos - mientras seguíamos a Max pude oír que Ethan se quejaba.

-      ¿Te encuentras bien? – le pregunte mientras hacía detener a Max también.

-      Mi tobillo, creo que me lo lastime.

-      Sube en mi espalda.

-      Pero…

-      No importa, prometí sacarte de aquí – a Ethan no le quedo de otra que subirse a mi espalda y de nuevo seguimos andando.

-      Ahí, ahí está la salida – dijo Max señalando un gran portón. Apresuramos el paso para llegar hacia él pero una voz hiso detenernos.

-      ¿Max? ¿Qué demonios estás haciendo? – dijo un hombre que se encontraba a distancia de nosotros.

-      Héctor yo… - dijo Max.

-      Maldito traidor – Héctor empezó a correr a toda velocidad tras de nosotros, por lo que nosotros hicimos lo mismo.

-      Escucha Adair, sal por la puerta y metete en el bosque, busca una camioneta y quédense ahí, si ven que no regreso antes de la una se van de acuerdo – me dijo Max con voz cansada una vez que llegamos al portón.

-      Pero Max…

-      Prométemelo Adair.

-      Te lo prometo – le dije mientras bajaba mi mirada.

-      Prometo que iré a buscarlos – sus labios besaron tiernamente mi frente – ahora váyanse.

Salí con Ethan en mi espalda, el aire gélido de la noche envolvió nuestros cuerpos, después de recorrer unos metros empezamos a oír disparos, disparos que provenían del edificio que se encontraba detrás de nosotros, aquello hiso que mi corazón latiera muy deprisa, trate de detenerme pero tenía que proteger a Ethan. Me adentre en aquel bosque, varias veces choque con árboles, varias veces las ramas trataron de tirarme, pero nunca me rendí. Luego de un tiempo de andar por fin dimos con la camioneta, abrí la puerta trasera y metí a Ethan para luego meterme yo, cuando entre sentía mis latidos de mi corazón en mis oídos, voltee a ver a Ethan quien me veía con una sonrisa y lagrimas en los ojos, acto seguido se lanzo hacia mi aferrándose a mi cuello, yo correspondía a su abrazo al tiempo que también empezaba a llorar.

-      Adair, gracias, muchas gracias de verdad – me dijo Ethan entre sollozos.

-      No tienes de que agradecer, te dije que iba a sacarte de ahí ¿no?

-      Pero pensé que…

-      ¿Qué lo decía en broma? No, en verdad tenía que sacarte de ahí

-      ¿Puedo preguntar quién es aquella persona con la que dices que me parezco? – me dijo Ethan una vez que nos separamos.

-      Ya preguntaste pero bueno – trague saliva antes de empezar a relatarle aquella historia - hace once años cuando tenía 10 años vivía con mis padres y mi hermano pequeño, pero de un tiempo a otro mis padres discutían por todo, varias veces se amenazaron con separarse – mi voz iba quebrándose a medida que le contaba a Ethan – fue una noche que pelearon muy fuerte y mi padre se fue de la casa, entonces le prometí a mi hermano que pasara lo que pasara siempre iba a estar a su lado, que lo iba a proteger, que no dejaría que nada nos separara, pero no pude cumplir aquella promesa. Mis padres se divorciaron días después, mi padre se quedo con mi hermano en Oviedo mientras que mi madre y yo nos mudábamos a esta ciudad, desde entonces no he vuelto a ver a mi hermano, por eso cuando te vi me recordaste mucho a él, pero supongo que habrá cambiado con el todos estos años – al terminar no me di cuenta que estaba llorando.

-      ¿Qué edad tendrá ahora tu hermano?

-      16 años. Debe ser ya todo un hombre – las manos de Ethan tomaron las mía, voltee a verlo y este me veía con una gran sonrisa. Escuche que fuera de la camioneta alguien gritaba mi nombre, al abrir la puerta Max se encontraba para justo afuera de ella como todo un héroe.

-      Pensé que ya se habrían ido – dijo mientras entraba y se relajaba en el sillón.

-      Idiota, yo esperaría por ti el tiempo que fuera necesario porque…

-      ¿Por qué, qué? – me dijo con una sonrisa picara.

-      Porque te amo – le dije en voz baja pero aún así logro escucharme.

-      Ya lo sabía – su mano revolvió mi cabello, aunque hacía frío su mano estaba tibia.

Max se paso al asiento del piloto, mientras yo me sentaba en el del copiloto.

-      Me podrías prestar el móvil por favor Adair – me dijo Ethan desde atrás una vez que Max echaba a andar la camioneta.

-      Claro toma – Ethan empezó a buscar algo en él y cuando lo encontró nos dijo.

-      Saben, ahora que me veo, he estado tres meses dentro de este lugar y justo hoy, el día de mi cumpleaños salgo de aquí – cuando voltee a verlo si que sus manos temblaban pero tenía una gran sonrisa en su rostro.

-      ¿Enserio es hoy tu cumpleaños? – pregunto Max - ¿Cuántos cumples?

-      Cumplo 18 – dijo Ethan mientras seguía viendo el móvil.

-      Tendremos que darte un regalo de cumpleaños – le dije animado.

-      No es necesario, ya me lo han dado.

Max y yo nos volteaos a ver, mientras sonreíamos al entender las palabras de Ethan. Al salir de aquel bosque y encontrarnos con la carretera, mire por el retrovisor a Ethan quien se encontraba recostado sobre el sillón de la camioneta mientras se enjugaba las lagrimas. Tres meses estuvo aquí metido, en tres meses le hicieron un sinfín de cosas y hoy por fin era libre.

El “destino” me había juntado con Max en la secundaria, el destino nos separo pero volvió a unirnos, pero no solo me unió  a Max, también me unió a Ethan y esta vez no dejare que el destino nos vuelva a separar.

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Bueno espero que les haya gustado, dentro de poco esto llegara a su fin así que tardare un poco (no mucho) en subir el siguiente episodio ya que debo pensarlo muy bien. Como siempre gracias por leer.