Nuestro amor no morirá (16)

...sentía millones de sensaciones, no sabía si estaba triste, furioso, confundido o abatido, lo único que quería era llorar...

Hola a todos, bueno aquí les dejo el siguiente capítulo, espero que les guste tanto como a mí, valoren y comenten que tal les pareció, bueno disfrútenlo. Gracias de verdad.

Capitulo 16 – My Child

Adair

Luego de que Max saliera tome el plato de comida que me había traído y con mano temblorosa me lleve un bocado a la boca, no sabía lo que comía, tenía sabor entre pescado y pollo combinado con un poco de vegetales pero en verdad estaba buena. Al terminar el platillo me aplique del ungüento, esparcí un poco con mis dedos en mi la entrada de mi ano en movimientos circulares, la sensación fría del ungüento no alivio al cien por ciento el dolor pero si lo aminoro, estaba dispuesto a descansar un poco pero la persona que se encontraba conmigo me llamo la atención, tenía la mirada perdida sobre un punto fijo en el suelo y todo su cuerpo temblaba. Trate de arrastrarme hasta él pero el dolor en mi cadera no me dejó.

-      Oye ¿qué tienes? – le pregunte en voz baja y preocupada- ¿estás bien?

-      ¿Tú en verdad crees que aquella persona nos va a sacar de aquí? – su voz sonaba triste y temblorosa.

-      La verdad es que una parte de mi me dice que es mala idea – y es verdad– pero otra parte de mi confía ciegamente en Max.

-      A mí me da miedo salir de aquí, de hecho no quiero salir de aquí – su voz se fue entrecortado debido a que quería aguantar las lagrimas que estaban próximas a salir de sus ojos – me da miedo enfrentarme a la realidad.

-      ¿Por qué dices eso? Seguro que tu familia estará esperando por ti – le dije para animarle.

-      Quién sabe si mi familia este buscándome en estos momentos, tal vez ya me dieron por muerto, no sé cuánto tiempo llevo aquí dentro, yo si salgo no tengo a nadie en esta ciudad, ni dinero, nada – no sabía qué hacer o que decirle, ignore el dolor de mi cadera y como pude me fui arrastrando hacia él. Cuando llegue me sorprendí un poco, las facciones de aquel chico me recordaron a…lo único que hice fue atraerlo a mi mientras escondía su cabeza en mi hombro para no llorar, pero su esfuerzo fue en vano – no sé si en verdad vale la pena seguir viviendo.

-      Claro que vale la pena seguir viviendo ¿sabes por qué? porque yo estoy contigo y mientras yo esté aquí no dejare que nada te paso – parecía un “déjà vu”, aquellas palabras ya las había dicho en otra ocasión pero aquella vez no pude hacer nada. Sentí como sus manos se aferraban a mí, giro su cabeza y con su mirada llorosa volteo a verme.

-      ¿Por qué…por qué haces esto?

-      Porque tú me recuerdas a alguien – dije al recordar el pasado - a alguien que intente mantener a mi lado pero no puede. Por cierto soy Adair -  le dije mientras le dedicaba una sonrisa.

-      Soy…

Fuimos interrumpidos por el sonido de la puerta que se abría, del otro lado emergió de la oscuridad Max, quien nos veía con la mirada agachada.

-      Siento interrumpir su conversación, pero debo volverlos a encadenar de nuevo.

Max nos volvió a poner las pesadas cadenas y la venda, de nuevo volvíamos a ver con nuestros oídos, escuche que recogía los platos del suelo y justo cuando pensé que se iría se acerco a mí de nuevo, sus manos tibias tomaron mi rostro mientras me robaba un beso al cual yo correspondí, su lengua exploraba mi boca al tiempo que jugueteaba con la mía, aquel cálido beso volvió a despertar en mi millones de sensaciones. Cuando se separo se acerco a mi oído y en forma de susurro me dijo.

-      Prometo que los sacare de aquí y cuando salgamos quiero estar siempre contigo. Te amo.­

Max se levanto y se alejo a paso lento, apretó un interruptor y la poca luz que traspasaba mi venda desapareció, cerró la puerta y de nuevo quede solo en aquella oscuridad infinita, bueno no estaba totalmente solo, pero yo sentía que sí.

No sé si pasaron segundos, minutos u horas pero aun así no lograba sacar aquellas palabras que me había dicho Max, había dicho que me amaba pero yo no estaba seguro si yo lo amaba, ni siquiera estaba seguro si confiar en él era buena idea, hace tiempo que no lo veo pudo cambiar dentro de este lugar. Entonces si no lo amara o no confiara en él ¿porque mi corazón esta latiendo de esta manera?

Brandon

No pude evitar ponerme triste, le había dado el tesoro más preciado que tenia, pero estaba seguro de que Iván iba a ser feliz con Joaco. La puerta de la habitación se abrió y mi madre entro con cara de preocupación.

-      ¡Hijo! ¿estás bien? – me pregunto mientras se acercaba a mí - La enfermera me llamo diciendo que querías verme.

-      Si mamá estoy bien, solo quiero pedirte un favor, será que me lo puedes hacer.

-      Claro por qué si, de que se trata – me dijo mientras se sentaba a mi lado.

-      ¿Tienes papel y pluma?

-      Si, este…toma.

Mi madre me los entrego. Me recargue sobre una carpeta de mi madre, esta vez iba a expresarle todo en esta carta y mientras escogía las palabras correctas no pude evitar soltar una que otra lagrima. Cuando termine doble la carta y se la entregue a mi madre.

-      Mamá, tú y yo sabemos que es lo que probablemente suceda mañana, así que por favor, entrégale esto a Iván cuando este solo ¿podrás hacerlo?

Mi madre me miro con tristeza, sus brazos me envolvieron en un cálido y delicado abrazo, me decía que todo iba a estar bien que no me preocupara, yo le contestaba afirmativamente pero sabía, en el fondo, que no era verdad.

Joaco

Durante el regreso a casa no le dirigí mucho la palabra a Iván, si este me preguntaba algo o trataba de entablar una conversación yo solo le respondía de forma cortante o con monosílabos. Le había prometido a Brandon cuidar de Iván pero eso no era lo que me tenía así de distraído, lo que me tenía así era por lo otro que me había dicho, mi cabeza aun no podía procesar bien aquella información.

Cuando llegamos a casa no me espere a cenar y subí directo a mi habitación, dentro me percate que llevaba algo en las manos, una bolsa negra de plástico con una bolsa de regalo dentro, “Quiero que le des esto a Iván, dile que es de mi parte, hazlo cuando creas conveniente” eso es lo que me dijo Brandon al entregarme esto, varias veces intente ver que era pero me contuve, esto no era mío.

Me quite la ropa para solo quedarme en bóxers, me metí en la cama e intente dormirme pero era inútil, por más que intentaba no podía conciliar el sueño, aun me tenia intranquilo aquella conversación con Brandon. Estuve a punto de ir por un refrigerio pero en eso alguien llama a la puerta.

-      ¿Joaco? Soy Iván, ¿puedo hablar contigo? – no quería verlo ya que no era capaz de mirarlo a los ojos - ¿Joaco? – pero tampoco podía ignorarlo, yo también quería verlo, quería estar con él. Me levante de la cama y con el corazón acelerado fui a su encuentro.

-      ¡Iván! – al abrir Iván me miraba con una mirada llena de tristeza y preocupación, intento hablar pero no le deje, lo interrumpí dándole un pequeño beso, al separarme lo rodee entre mis brazos mientras pegaba mi barbilla en su cabeza.

-      Joaco ¿estás bien? – me pregunto al tiempo que sus manos se colocaban en mi cintura – si quieres estar solo está bien, puedo irme.

-      No, no te vayas, quédate aquí esta noche ¿sí? – mi voz sonaba algo entrecortada.

-      Vale -  me respondió mientras se pegaba más a mí.

Deje que Iván entrara, le di una playera para que se cambiara, la cual le quedaba algo grande, se quito los jeans, sus tenis y se metió conmigo a la cama. Atraje a Iván hacia mí, me gustaba abrazarlo, tocarlo y besarlo, en ese momento todas mis preocupaciones se fueron. Brandon me dijo que le dijera a Iván sobre lo que hablamos, pero no podía hacerlo, todavía no.

-      Joaco ¿puedo decir algo? – me dijo mientras entrelazaba su mano con la mía por debajo de las cobijas.

-      ¿Por qué me preguntas? – le dije mientras me reía por lo que había dicho.

-      Porque pensé que no querías hablar.

-      Pero si quiero oírte.

-      Te amo – aquello tan inesperado hiso que sonriera de una manera, que si pudiera verme, pensaría que soy un idiota.

-      Te amo más Iván – le dije atrayéndolo a mí.

Iván se acurruco a mi lado aún con su mano entrelazada a la mía, sus palabras hicieron que mi corazón se acelerara más de lo que ya estaba. Iván se quedo dormido abrazado a mí y al poco tiempo lo hice yo de la misma forma.

Haziel

Al despertar, Axel me miraba con una sonrisa, la luz de la mañana lo iluminaban de tal manera que lo hacía ver aun más guapo, por debajo de las cobijas sentí como sus piernas se entrelazaban con las mías dejándome sentir su erección matutina, esto me hiso reír por lo bajo.

-      Bueno días, el príncipe de la casa tiene planes para esta tarde – me dijo al tiempo que me daba un tierno beso en mi nariz.

-      ¿Príncipe?

-      Si, ya que yo soy el rey tú debes ser mi príncipe – no pude evitar reírme por lo que había dicho, en especial por el tono en que lo dijo - ¿De qué te ríes? ¿Qué acaso no quieres ser mi príncipe?

-      Si, solo que… - aun no podía dejar de reír, en verdad es que estos momentos de risa eran los que adoraban más.

-      Entonces que, ¿su alteza quiere salir con su majestad?

-      Si quisiera pero debo ir a ver lo de un trabajo, ayer fui y no sé tal vez me contraten.

-      ¿Trabajo? ¿y eso? – me pregunto algo sorprendido.

-      Pues no sé, ayer que fui por el desayuno lo vi y me llamo la atención.

-      ¿Pero…a eso fuiste hacer todo el día?

-      Sí, bueno no, luego de salir sucedieron algunas cosas – le dije mientras recordaba los sucesos de ayer.

-      Bueno, tendré que acompañarte para ver como es el lugar, y en el camino me contaras lo que sucedió después, iré a preparar el desayuno ¿vienes? – me dijo al momento que se levantaba de la cama.

-      Si, ahora bajo.

El cuerpo desnudo de mi novio resplandeció frente a mis ojos, los músculos de su espalda se marcaron con cada paso que deba mientras que su duro culo se movía de una forma que se me antojo ir y morderlo, Axel se giro cuando llego a la puerta y con una mirada chula me voltea a ver.

-      No tarde su alteza – y salió de la habitación.

Luego de ir por un bóxer algo en mi cuerpo me llamo la atención, tenía unas marquitas rojas distribuidas por mi cuerpo, al momento me espante, luego recordé lo que Axel y yo hicimos, lo que hiso que riera por lo bajo. Cuando baje a la cocina un Axel vestido únicamente con un mandil se encontraba cocinando, cuando fui a sentarme al comedor no pude evitar mirarle su culo a través del arco en la pared de la cocina, seguí mirándolo hasta que Axel se giro y salió de la cocina con dos platos llenos de comida, mi mirada se centro en la entrepierna de mi novio ya que a través del mandil se podía ver su polla flácida ir de un lado a otro, pero esa vista se interrumpió cuando llego a mi lado.

-      Y ¿A qué hora debes de ir? Y lo más importante, ¿en donde trabajaras? – me dijo al tiempo que ponía uno de los platos en frente mío.

-      Como a las diez y es en un bar, es un lugar agradable – le dije mientras me llevaba un bocado a la boca.

-      ¿Un bar? Cervezas gratis para mí, ¿no? – me dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

-      Solo si me das propina – le conteste con una risita.

-      Es como si te estuviera pagando.

-      Oye, pues no ganaría nada,  oye ¿Y por qué no entras a trabajar conmigo?

-      ¿Yo? Eso de trabajar no se me da.

-      Venga, un poco de dinero nunca está de más.

-      Vale – me dijo luego de que se llevara dos bocados a la boca - iré a probar, si me agrada me quedo pero si no, no le entro.

-      Vale – le conteste con una sonrisa.

Axel pasó su dedo por mis labios limpiando los restos de comida que me habían quedado. Luego de eso seguimos discutiendo acerca de las cervezas gratis y sobre si se metía a trabajar o no, lo que hiso más ameno y divertido el desayuno.

Iván

Un sonido ruidoso pero distante me hiso despertar, cuando abrí los ojos desconocí el lugar donde me encontraba pero poco a poco fui reconociendo la habitación, sentí la respiración de Joaco en mi nuca y su fuerte brazo rodeándome por mi cintura, trate de moverme pero fue inútil su brazo era muy pesado así que no podía hacer nada más que rendirme, me gire hacía Joaco quien se encontraba durmiendo plácidamente, fue ahí donde me dedique a observarlo mejor, mi hermano en verdad era guapo, sus finas facciones y su piel ligeramente bronceada le hacían ser el tío perfecto de para las tías adineradas y más con ese cuerpo musculoso que se cargaba, puede que tenga a muchas o muchos detrás de él, pero en estos momentos no lo compartiría, suena egoísta lo sé pero no sé, nuestra relación a cambiado y sentiría feo verlo con alguien más.

Joaco rebullo entre sueños y al poco tiempo despertó, me volteo a ver con una tierna sonrisa lo que hiso que me abrasara a él, sentí las manos de Joaco recorrerme por encima de la playera y mientras besaba mi cabeza me dijo.

-      ¿Qué no iras a la escuela? Tu despertador lleva como dos horas sonando.

-      ¿¡QUE!? – tome el reloj de la mesa de Joaco, este marcaba las 9:16 de la mañana, aunque me fuera ahora llegaría solo a dos clases – ¡Mierda!

-      Oye, tranquilo, si faltas un día al mes no afectara mucho, venga mejor hay que levantarnos e ir por ahí, pero primero ve y apaga  tu tonto reloj.

-      Lo siento, enseguida voy – salí de la cama y cuando estuve a punto de salirme la voz de Joaco me hace detener, cuando volteo Joaco estaba enfrente mío y en un rápido movimiento me toma por la nuca y me acerca a él, nuestros labios una vez más se juntaron en un cálido beso, un beso como ningún otro, no sabría cómo explicarlo, pero me hacía sentir bien.

-      ¡Te amo! – me dijo después de separarnos.

-      Yo también te amo.

Salí de la habitación contento, pero después de eso no pude evitar pensar en Brandon, sabía que lo que estaba haciendo estaba mal ya que aun no terminaba con él pero yo en verdad quería a Joaquín, no, más bien quería a ambos, lo que no sabía era si de la misma forma o como, Brandon es mi novio, pero jamás sentí lo que siento con Joaco, o tal vez por Brandon sentía otro tipo de amor, moví mi cabeza para que aquellos pensamientos se fueran.

Luego de ducharme fui a vestirme, escogí algo moderno pero no tan exagerando, me puse mis tenis, me peine y baje las escalera y cuando llego a la sala Joaco me esperaba recargado en el marco de la puerta que da hacia la calle.

-      ¿Nos vamos? – me dijo mientras me extendía una mano.

-      Si, vamos.

Tome su mano y así salimos de casa.

Haziel

Durante el camino Axel y yo seguimos hablando acerca del trabajo y las cosas gratis que debía darle, hasta que una cosa llego a otra.

-      Axel, ¿puedo preguntarte algo?

-      Mmm…pues ya que.

-      ¿De dónde sacas el dinero que siempre traes? – le pregunte en un tono algo serio.

-      Pensé que nunca ibas a preguntar – lo dijo con una risita – bueno veras mis padres, por cuestiones de trabajo no están casi en casa, de hecho ya son casi dos años que están en el extranjero y como no quería venderla me dijeron que yo la cuidara, pero como casi nunca estaba en casa pues los gastos eran pocos no me gasto mucho, y eso súmale lo que me mandan para comida. Y, pues así es como lo consigo.

-      Oh vaya, pensé que estabas metido en algo así de drogas – ambos nos reímos después de que dijera eso.

-      Varias veces pensé en trabajar en algo así – me dijo con tono de broma - Bueno, ahora me contaras lo que hiciste ayer toda la tarde.

-      Vale – le dije con una sonrisa – es algo impactante, bueno lo fue para mí, pero va así. Ayer después de salir de pedir informes del trabajo me encontré a mi madre, por lo que dice estuvo buscándome después de que pasaron tres días desde que me fui de casa, entonces cuando me vio decidió hablar conmigo, me llevo con ella a casa, en la cual se encontraba mi padre, ambos me preguntaron acerca de lo que he estado haciendo y demás, pero llego un punto de la conversación donde me preguntaron acerca de mis relaciones, me sentí algo incomodo pero les platique de ti, les dije que me sentía a gusto contigo y que era feliz – hice un pausa para coger aire, en mi rostro se dibujo una sonrisa al recordar lo que paso después – y luego se miraron y me dijeron que luego de que me fuera recapacitaron acerca de lo sucedido, y que ambos están dispuestos a hacer el esfuerzo de aceptarme y apoyarme, que no va a ser fácil pero que si yo les ayudo podrán hacerlo, y cuando ya me iba me dijeron que tenían ganas de conocerte – voltee a ver a Axel, quien me veía con cara de sorprendido.

-      ¿Y les crees? – me dijo al ver que ya no iba a decir nada.

-      Pues no sé, tal vez si, sus palabras se sonaron verosímiles.

-      Pues si quieren conocerme y tu quieres que los conozca, lo hare, solo con verte feliz y bien – Axel paso su brazo por mi hombre haciendo que me pegara a él.

-      ¿En verdad lo harías? – le pregunte tomando su brazo.

-      Por ti hago todo, muevo tierra, mar, aire o viento si es necesario, pero solo quiero verte contento -  la sonrisa que me dedico fue cálida y tierna.

-      Gracias – me alce de puntitas para alcanzar los labios de Axel, este se sorprendió por lo que había hecho pero correspondió a mi beso.

Esteban

Cuando llegue al hospital, llegue directo a buscar a Leo, ayer fui a hablar con él pero me dijeron que ya se había ido, cuando llego a casa lo encuentro ya dormido y hoy en la mañana ya se había ido a trabajar.

Al llegar a su consultorio abrí la puerta con tanta fuerza que hice que pegara un brinco de su silla, cuando entre Leo me veía con ojos furiosos, era la primera vez que lo veía así.

-      Puedo preguntar qué diablos te pasa, ¿Por qué entras así sin tocar? Pude estar en consulta.

-      Lo siento, pero tú y yo tenemos que hablar – le dije en tono seco.

-      ¿No puedes esperar para cuando llegue a casa? – me dijo mientras volvía a tomar asiento.

-      Es acerca de Brandon, que por lo que veo hay algo de lo que aun no me entero -  en ese momento la expresión de Leo cambio completamente - ¿De qué se trata, que hasta blanco te pusiste? – Leo tardo en contestar, cuando reacciono busco algo entre sus cajones cuando lo encontró se acerco al negatoscopio y coloco las radiografías en él.

-      Puedes ver lo que hay aquí – me dijo señalando algo en las radiografías – es una bala, cuando el asaltante le disparo lo hiso dos veces una le dio en el pecho y la otra entro aquí – el tono de su voz fue cambiando conforme me explicaba.

-      ¿Y eso que quiere decir? – le pregunte nervioso.

-      La bala en su cabeza aun sigue ahí, no hemos podido sacarla ya que es una operación algo riesgosa ya que se encuentra entre dos parte fundamentales del cerebro.

-      ¿Qué? Pero, ¿Tú podrás hacerlo no? – no sabía si quería escuchar lo que Leo tenía que decirme.

-      Hay un 85% de que la operación no salga como lo es planeado – no sabía cómo me sentía en ese momento, sentí unas ganas inmensas de llorar pero trate de no hacerlo.

-      ¿Y lo planean hacer? – pregunte mientras retenía mis lagrimas.

-      Brandon quiere correr el riesgo.

-      ¿¡QUE!? – le dije algo irritado - quieres decir ¿que…que Brandon va hacer esto?

-      Lo siento – la mirada de Leo se desvió. Cuando me tranquilice un poco volví a hablar.

-      E Iván, ¿Iván lo sabe? – dije sin siquiera voltear a verlo.

-      Brandon dijo que no se le avisara de esto.

-      ¿Por qué no? Tiene derecho a saberlo.

-      Yo solo sigo las órdenes de mi paciente, si no quiso que se le avisara sus motivos tendrá.

-      ¿A qué hora será la operación?

-      Esta tarde.

Después de oír eso salí corriendo del consultorio, sentía millones de sensaciones, no sabía si estaba triste, furioso, confundido o abatido, lo único que quería era llorar. Cuando me detuve en seco el nudo en mi garganta que se me había formado por retener mi llanto se rompió y las lagrimas empezaron a surcar mi rostro, quería que aquella operación se realizara pero al mismo tiempo no quería, no quería perder a mi mejor amigo, aún había tantas cosas que vivir juntos, tantas fiestas a las que ir, hay tantos lugares que recorrer, tantas personas por conocer y con quien hare todo eso, si no es con él, con mi amigo de la infancia, mi hermano.

Axel

Cuando llegamos el dueño del bar, Roque creo, nos saludos muy eufórico, Haziel le explico que me había llevado para ver como es el trabajo y que si me gustaba me quedaba y que si no, no lo tomaba. Roque me dio a escoger entre mesero o bar tender, por lo que escogí primero de mesero, como había poca gente no fue gran cosa, iba, entregaba las bebidas y volvía a regresar si me llevan de nuevo. Durante uno de mis viajes voltee a ver hacia donde se encontraba Haziel, a mi novio se le dificultaba ubicar cada botella de alcohol que se encontraba en la cantina pero eso no era todo, también se le dificultaba recordar los nombres de las mezclas de bebidas y las bebidas que deben ser mezcladas, verlo en apuros hiso que me riera de él.

Luego de una hora me toco a mí ser de bar tender, la verdad es que yo no tenía tanta experiencia, pero recordaba algunas mezclas de bebidas y sus nombres, pero era algo atareado para mí, lo hice bien pero no me agradaba mucho esto.

-      Bien, ¿entonces se quedan? – nos pregunto Roque al término de nuestro turno – me gustaría que si se quedaran, son muy buenos.

-      Yo sí, me quedo como bar tender – dijo Haziel eufórico.

-      ¿Y tú? – me pregunto Roque.

-      Vale le entro, pero como mesero.

-      Vale, solo necesitaras una camisa blanca y corbata roja, el pantalón, el que quieras ¿vale?

-      Vale.

-      Bueno, nos vemos mañana, su turno es de 6:00 de la tarde a las 2:00 de la mañana a más tardar.

-      Vale – contestamos Haziel y yo al unisonó.

No podía creer que tenía trabajo, esta era la primera vez que trabaja.

-      ¿Qué te ha hecho cambiar de opinión? – me pregunto Haziel una vez que salimos del bar.

-      ¿Por qué lo dices?

-      Porque me habías dicho que no querías.

-      ¡Hey!, nunca dije que no quería solo que eso de trabajar no se me daba.

-      Vale, pero que bien que cambiaste de opinión – lo dijo al tiempo que me dedicaba una sonrisa.

-      ¿Por qué? – le pregunte dudoso.

-      Porque será lindo trabajar contigo.

Haziel se paro enfrente de mí, puso sus manos sobre mi cintura y con una sonrisa picara me beso, ahí en medio de la calle, donde todos nos veían, no me importaba pero era algo que no lo hacíamos muy a menudo en público. Cuando se separo de mi me le quede viendo con cara de asombro.

-      ¿Y eso?

-      Bueno, tú haces mucho por mí y como no tengo dinero para agradecerte pues fue lo único que se me ocurrió – Haziel se veía apenado pero también feliz, lo único que hice fue abrazarlo.

-      Tenerte a mi lado es más que suficiente – le dije mientras besaba su cabeza y mis manos recorrían su espalda.

-      ¿Vamos a casa? – me pregunto aun abrazados.

-      Vamos.

Nos tomamos de las manos, no nos importo que nos miraran con desagrado o con aprobación, así continuamos caminando, lo único que me importaba era la persona que iba a mi lado, él y nadie más.

Brandon

Tenía miedo, tanto mis manos como mi frente estaban sudando, sabias los riegos que corría si me sometía a la operación, pero nunca sabes lo que podrá pasar si no lo intentas. Mi madre estaba ahí conmigo sonriendo como siempre pero tenía sus ojos hinchados de tanto llorar pero cada vez que le preguntaba siempre lo negaba. Desvié mi mirada hacia la ventana, hacia buen tiempo, como para ir a pasear por la ciudad, o pasarla con la persona que más quieres.

Sentí tristeza,  no había marcha atrás, no podía rendirme, ahora no.

-Joaco, se que lo amaras más que a nada en el mundo.

Esteban

Hace tiempo que me había calmado, pero ahora temblaba cada vez que daba un paso. Me dirigía a la habitación de Brandon cuando a través del pasillo escucho mi nombre en la voz de Leonardo.

-      ¡Esteban! Espera – venia agitado – ¿puedo hablar contigo un momento? – no le conteste solo asentí - Escucha, después de esto dejare el trabajo – cuando dijo eso no pude evitar voltear a verlo de forma algo extraña, estuve a punto de hablar pero Leo no me dejo – no, no hables, escucha, sea cual sea el resultado de esta operación, quisiera que siguieras conmigo, pero si esa no es tu decisión lo entenderé y después desapareceré de tu vida.

-      ¡Ssshhh! – le dije mientras le ponía mi dedo en sus labios – escucha, has todo lo que este a tu alcance ¿vale?, si quieres dejar tu trabajo lo acepto pero nunca dejare que te vayas de mi vida, ¿está claro? – Leo solo asintió y acto seguido los dos nos abrazamos, “Leo, dejo a mi mejor amigo en tus manos” pensé, su abrazo me calmo un poco, al menos ya no temblaba.

Cuando nos separamos Leo se fue a preparar lo que iba a necesitar, mientras yo seguí mi camino. Cuando llegue con Brandon lo vi tan tranquilo, tan feliz, que no pude evitar enojarme, cuando se percato de mí solo me sonrió, aquello hiso que me lanzara sobre él mientras las lágrimas surcaban de nuevo mis mejillas.

-      Todo va a salir bien hermano, ya lo veras – le dije entre sollozos.

-      Gracias por estar aquí, de verdad necesitare ánimos – tal vez no lo veía pero por su tono de voz podría jurar que Brandon estaba llorando - ¿Esteban? – me dijo al tiempo que nos separábamos.

-      Dime.

-      Tengo miedo, y si no salgo de…

-      Nada de eso, tu saldrás de ese quirófano – le dije mientras me separaba de él - saldrás para encontrarte conmigo, con Sara, con Iván y con todos ¿me escuchaste? Yo se que saldrás de ahí, porque hicimos una promesa de pequeños ¿te acuerdas?

-      ¡JUNTOS PARA SIEMPRE! – dijimos los dos al mismo tiempo.

-      En aquel entonces prometimos que nada ni nadie nos iba a separar, y esta operación no va a separarnos ¿me oyes? – Brandon solo asintió sonriéndome.

-      Lo siento, pero es tiempo de llevárnoslo – dijeron los doctores que entraron.

Las enfermeras que los acompañaban nos sacaron a Sara y a mí de la habitación y nos hicieron ir a la sala de espera. Cuando llegamos, Sara volvió a romper en llanto, la había visto así un par de veces pero nunca lo hacia dentro de la habitación de Brandon. También quería llorar, pero tenía que hacer algo antes.

Joaco

Me encontraba con Iván en una de las cafeterías reconocidas mundialmente, estábamos hablando de nosotros, sobre lo que queríamos ser en un futuro.

-      Dime, ¿piensas seguir estudiando Joaco? ¿o te quedaras así? – me dijo mientras le tomaba a su café.

-      Pues, pienso irme al extranjero a seguir estudiando, quiero mejorar mi ingles y no sé tal vez encuentre un trabajo por allá, ¿y tú?

-      Yo aún no sé, si quedarme aquí o irme al extranjero, aunque no sé si seguir con arquitectura o cambiarme.

-      ¿Pero que no arquitectura era tu pasión? – le pregunte mientras cogía el vaso de mi café – Y si te cambias ¿A cuál te meterías?

-      Aun no sé, debo investigar.

Seguimos platicando por más tiempo, Iván iba a preguntar algo pero en eso le llaman al móvil. Su expresión cambio a una de angustia, lo único que decía era frases sin terminar, cuando termino me miro, podía ver que se aguantaba las ganas de llorar pero no pudo ya una que otra lagrima surcaron su rostro.

-      ¿Iván?, ¿Qué tienes?, ¿Qué paso? – le pregunte de manera preocupada.

-      Brandon, Brandon va a ser...

Iván

¿Por qué?, ¿Por qué lo operaban? Se suponía que ya estaba bien, ¿o no? Al salir del establecimiento pegue la carrera hacia el hospital, durante el trayecto choque con un centenar de personas pero no me detuve a ver, quería llegar al hospital lo antes posible, quería que me explicaran porque lo estaban operando, a mis espaldas oía a Joaco gritarme pero tampoco me detuve solo me concentre en mi camino.

Cuando llegue al hospital busque a Esteban con la mirada pero no lo encontré, lo busque y lo busque y cuando pensé que no lo encontraría por fin di con él y con…Sara.

-      Hola hijo, que bueno que hayas podido venir – me dijo Sara entre suspiros cuando llegue a ellos.

-      ¿Qué pasa?, ¿Por qué están operando a Brandon? – aquella pregunta la lance al aire para ver quién me respondía, a final fue Esteban quien lo hiso.

-      Mira Iván, el día del accidente…el asaltante disparo dos veces contra Brandon…una bala atravesó su pecho y la otra se alojo en su cabeza – la voz de Esteban se iba entrecortado a medida que me lo relataba  – y bueno…ahorita lo  están operando para sacar aquella bala de su cabeza.

-      Pero se mejorara ¿no?, si hacen eso, él estará bien.

-      Iván, hay un 85% de que la operación fracase.

Cerré mis ojos y trate de no llorar, no quería que eso sucediera, ¿Por qué a Brandon?, ¿Por qué él? Me senté en una de las sillas de la sala de espera mientras escondía mi rostro entre mis manos, “hay un 85% de que la operación fracase” aquella oración estaba presente en mi cabeza, sentía que me apretaban el pecho con tanta fuerza que parecía que me fueran a sacar el corazón de mi ser, sentía que mis lagrimas me quemaban y me faltaba el aire, todo se venía encima de mí. Sentí que a mi lado alguien se sentaba, paso su brazo por mis hombros y se recargo en mí.

-      Todo va a estar bien – aquellas palabras de Joaco no me consolaron, ya que las palabras de Esteban seguían en mi cabeza.

Luego de varias minutos el sonido de una alarma hiso que nos levantáramos de un brinco.

-      ¡CÓDIGO AZUL, CÓDIGO AZUL!… - era lo que decían algunas enfermeras que llevaban con ellas aquella máquina para reanimar.

Sara trato de acercarse a ellas pero le dijeron que volviera a sentarse.

-      Sera otro paciente Sara, no hay de qué preocuparse.

Trate de tranquilizarme pero no pude, la mano de Joaco tomo la mía y las entrelazo, cuando voltee a verlo este me veía con una tristeza pero mostrándome una sonrisa. Paso menos de una hora cuando el doctor encargado de Brandon sale por aquel pasillo por donde fueron corriendo las enfermeras.

-      Doctor, ¿Cómo salió la operación? – pregunto Sara al verlo venir. El doctor bajo la cabeza y con voz entrecortada nos informo a todos.

-      Lo…lo lamento, durante la operación Brandon sufrió un paro cardiaco…tratamos de reanimarlo pero no pudimos hacer nada…en verdad lo siento.

En aquel momento me sentí morir, la vista se me nublo y los oídos me  empezaron a zumbar, me sentí desvanecer, pero alguien me atrapo en el aire, al poco tiempo vi como Sara de dejaba caer sobre sus rodillas mientras Esteban trataba de consolarla.

-      “¡MI NIÑO, NO, NI NIÑO NO!...”

Aquellos gritos desgarradores era lo único que podía oír, parecía como si el tiempo se hubiera detenido y nosotros éramos los únicos que nos encontrábamos en aquel lugar el pesado dolor de mi pecho exploto, empecé a llorar como nunca antes llore, la voz de Joaquín la oía tan lejana, pero él estaba tan cerca. Sentía mi mundo se venirse abajo, quería que la tierra me tragara.

-      ¡BRANDOOON NO!

Yo…yo había soltado aquel grito, aquel grito que me desgarro hasta el alma, sentía las manos de Joaco abrazarme, la tibies de su piel ahora la sentía fría, su dulce voz con la que últimamente me hablaba la oía tan seca, todo mi mundo se empezó a desvanecer,  todo se empezó a nublar ante mi vista, todo parecía acabar, parecía que estaba dormido pero aun sentía, aun podía escuchar.

-       “¡MI NIÑO, NO, NI NIÑO NO!...”

Fue lo último que escuche antes de que perdiera el conocimiento.