Nuestro amor no morirá (15)

Aquel lugar en donde me encontraba era húmedo y frio. No recordaba cómo había llegado ahí y para empeorar las cosas tenía los ojos vendados...

Bueno aquí les dejo el siguiente capítulo, espero que les guste, y como siempre perdón si hay alguna que otra falta de ortografía. Espero que lo disfruten y que comenten que tal les pareció.

Capitulo 15 – Promise

Adair

Aquel lugar en donde me encontraba era húmedo y frio. No recordaba cómo había llegado ahí y para empeorar las cosas tenía los ojos vendados.

Sabía que me encontraba en una habitación ya que mi cuerpo podía sentir la fría esquina de esta. Intente ponerme de pie pero las pesadas cadenas que estaban alrededor de mis tobillos y muñecas me hicieron caer sobre el piso mojado. Me volví acurrucar en la esquina de la habitación al tiempo que el aire que se colaba a través de los muros recorría todo mi cuerpo, fue en eso que escuche voces, no, más bien parecía una pelea. Intente escuchar pero el zumbido de mis oídos me impidió distinguir lo que decían.

-       Ya vienen – dijo una voz en alguna parte de la misma habitación.

-       ¿Quién…quién anda ahí? – pregunte con voz temblorosa paro no obtuve respuesta.

-       Estate preparado, puedo que seas tú.

-       ¿Preparado?, ¿para qué?

Un sonido chirriante hizo que sobresaltara, mi corazón empezó a latir cada vez más rápido con cada paso que aquella persona que acababa de entrar daba.

-          Ven, te enseñaremos que con nosotros no se meta nadie – me dijo mientras me quitaba las cadenas de mis extremidades.

Aquel hombre me levanto del piso de un tirón y a traspiés me guio por aquella habitación.

Brandon

Tenía la mirada perdida en algún punto de aquella blanca habitación. Aun estaban en mi cabeza las imágenes de aquella noche en la que me di cuenta de… Yo sabía que no lo podía mantener a mi lado por siempre, “¿en verdad hare lo correcto?”

Un dolor en mi cabeza me hizo volver a la realidad, aquel dolor que ya había sentido con anterioridad fue aumentando al grado de pensar que mi cabeza explotaría, trate de tranquilizarme para ver si el dolor disminuía pero no fue así. Volví acostarme en mi cama y no pasados los diez minutos el dolor disminuyo, en ese momento alguien entro en mi habitación.

-          ¡Hola corazón! – dijo mi madre quien entraba seguida con el doctor.

-          Mamá ¿Qué estás haciendo aquí?, ¿no se supone que deberías estar en el trabajo? – le pregunte algo sorprendido, ya que a mi madre no le gusta faltar mucho al trabajo.

-          Bueno, es que el doctor quiere decirte algo.

-          Hola Brandon, ¿Cómo te sientes? ¿ya mejor? – me pregunto Leonardo, mi doctor.

-          Si ya me siento mucho mejor – mentí – yo creo que me podrán dar de alta dentro de poco.

-          Bueno pero antes hay algo de lo que queremos hablarte, tu madre ya lo sabe, no quería decírtelo pero ella insistió en que era lo mejor.

-          ¿Y bien?, venga no me espanten.

-          Bueno, Brandon...ha…y por eso…no…

Aquellas palabras se me hicieron tan lejanas. El nudo que se me había formado en la garganta impidió que respirara bien. Voltee a ver a mi madre pero ella estaba sentada en el sillón que esta a lado de mi cama con su cara escondida entre sus manos. Tenía que ser fuerte, por mi bien y por el de ella.

-          Madre venga, veras que todo estará bien, no te preocupes.

Como pude decirle eso cuando yo igual me estaba cayendo a pedazos.

Joaco

La presencia de Iván me había hecho despertar. Había hecho esto ya dos noches seguidas contado la noche en la que Brandon despertó, entraba en mi habitación y se quedaba dormido a mi lado, pero siempre se iba antes de que todos despertaran. Su respiración tibia me hacia cosquillas en mi desnudo pecho, le di un pequeño beso sobre su cabeza lo que causo que su cabello me hiciera cosquillas debajo de mi barbilla haciendo sonreír de oreja a oreja.

Pasaron cinco horas y pero no pude volver a conciliar el sueño. A mi lado Iván rebullía, mire mi reloj y me di cuenta que q dentro de poco despertaría, por lo que me hice el dormido y espere. Pasados los cinco minutos Iván se levanto, tomo sus cosas y se dispuso a salir.

-          ¿A dónde crees que vas? – le dije al momento que le lanzaba una almohada.

-          Joaco debo irme, se me hace tarde para el colegio.

-          Aun hay tiempo – le dije mientras me podía detrás de él, lo que provoco que a Iván se le enchinara la piel – solo quiero que me contestes algo, ¿Por qué Iván? No me hablas todo un día pero si vienes a dormir conmigo.

-          Joaco de verdad, debo…

-          Iván mírame – lo tome de los hombros al tiempo que lo hacía girar – ¿porque lo haces?

-          ¡JOACO SUELTAME!

-          ¡Iván! – iba acercándome más a él, podía sentir sus respiración en mi labios, quería besarlo, volverlo a sentir aun que sea un momento más.

-          ¡QUE ME SUELTES TE DIJE! – su puño se estampo en mi cara, aquello hiso que me tambaleara un poco, lleve mi mano a mi mejilla izquierda para aliviar el dolor, pero era inútil – si serás imbécil.

Iván se giro y salió de mi habitación. Yo quede ahí parado, aparte del dolor de mi mejilla un dolor en mi pecho se hiso presente y las lagrimas empezaron a caer de mis ojos.

Iván

Al entrar en mi habitación mi corazón latía muy rápido. “¿Por qué lo he golpeado?, seré imbécil, ¿cómo pude hacer eso?, ¿por qué se atrevió a intentar besarme? Mientras me dirigía al baño mis ojos se empezaron a llenar de lágrimas, me dolía, yo lo amaba pero tampoco era justo para Brandon, él siempre estuvo ahí a mi lado, y ¿es así como se lo pago? Me quite mi ropa de dormir y me metí a la ducha, abrí la llave y me zambullí debajo del chorro de agua. El agua fría recorrió todo mi cuerpo pasando por mis pectorales, se deslizo por entre mi tableta y bajo hacia mi pene, fue en eso que unas ganas inmensas de llorar se apoderaron de mí, un nudo en mi garganta se empezó a formar junto con un fuerte dolor en el pecho, no quería alejarme de Joaco pero tampoco quería dejar a Brandon.

El tiempo de mi ducha lo dedique a pensar sobre lo que podría ser mejor, mientras pasaba el jabón por mi cuerpo no pude evitar derramar una lagrima. Cuando hube acabado de bañarme no pude contener mi llanto, sabía que debía ser, aunque era doloroso para mí creo que era lo mejor. Tenía que olvidarme de Joaco.

Adair

No sabía cuánto tiempo había pasado, ni cuantas veces lo seguían haciendo, de lo que si estaba seguro era que ya había dejado de sentir dolor. Al principio las embestidas me causaban tanto dolor al grado de suplicar que pararan, pero luego me dejo de importar, ya que sabía que no lo iban a hacer.

Las embestidas empezaron a incrementar de ritmo, y cada vez que alguien se corría dentro alguien más llegaba a ocupaba su lugar, trate de moverme pero mis manos estaban encadenadas a los barrotes de aquella cama, alrededor mío todos hablaban al mismo tiempo que no lograba entender lo que decían, el sudor que se formaba dentro de la venda hacia que me ardieran los ojos. En ese momento siento que alguien se sube sobre mí.

-          Ahora si putita, tendrás que darnos todo de ti – los dedos de aquel hombre se trataron de abrir paso por entre mis labios. Trate de poner resistencia, pero a quien tenía en mi culo me golpeo de tal manera que me hiso abrir la baca.

El sabor de la polla sudada de aquella persona me provoco arcadas, pero no pude decir nada, sentía aquel liquido pre-seminal recorrer mi boca, el gran tamaño de aquella polla me hiso que abriera más mi boca. Me dolía la mandíbula a cada vaivén que me daba, no podía aguantar más, así que mordí la polla de aquel malnacido.

-          ¡Agg! Perra estúpida – me dijo esto seguido de un fuerte puñetazo en mi cara – ahora por eso te tragaras toda mi leche.

Siguió aumentando la velocidad de los vaivenes, varias veces me provoco arcadas pero eso no le importo, el continuo hasta correrse en mi boca. Trate de contener el semen de aquel tío pero alguien más se coloco en su lugar y al intentar meter su polla en mi boca el semen salió esparciéndose por mi rostro.

-          ¿No te dijo que te tragaras su leche? ¿Eh putita? – aquel tío metió de nuevo el semen del otro en mi boca, pero esta vez agregando dos puñetazos al final.

Metió su polla en mi boca, el sabor salado de mi sudor, el agrio del semen y el sabor a sangre se revolvieron haciendo un sabor desagradable. Él o los tíos que estaban en mi culo lo abrían como a ellos les parecía conveniente, metían sus lenguas y recorrían cada centímetro de mi ser. Cada vez que sacaban y volvían a meter su polla, una nalgada le seguía. Y así continuo, hasta que se cansaron o se aburrieron.

No supe en qué momento me había quedado dormido, desperté y todo se oía silencioso, seguía en aquella cama y con aquel sabor desagradable en mi boca. Trate de moverme pero un fuerte ardor entre mi trasero me hiso quedar en la misma posición. Intente no llorar pero fue inútil. Esta era la primera vez que sentía miedo, miedo de despertar al día siguiente, miedo a la vida.

Haziel

Tenía rato despierto, el haber hablado con Axel sobre lo que me sucedía me mantenía de buen humor, no quiere decir que antes no lo estaba, pero se sentía como si me hubieran quitado un gran peso de encima.

Tenía que ir a comprar las cosas para preparar el desayuno pero el simple hecho de salir a esta hora a la calle me daba flojera. Me di media vuelta y estaba a punto de dirigirme de nuevo a la habitación pero algo recargado en la pared de la cocina me llamo la atención, mis ojos se iluminaron como si esa era la primera vez que la veía, mi patineta. La tomo en mis manos y me puse a recordar, hacia un tiempo que no salía con ella, creo que esto podría animarme más, tome mis llaves, mi patineta y salí de casa.

Había olvidado cómo se sentía esto, el viento fresco de mañana golpeando mi cara, esa sensación de libertad cuando haces lo que te gusta y la adrenalina que sientes cuando pasas entre los autos en movimiento, había olvidado todo eso, se sentía como si era la primera vez que montaba mi patineta. Después de andar dando vueltas por algunas manzanas de la ciudad me pare en una que otra tienda para comprar nuestro desayuno. Cuando hube terminado estaba dispuesto a regresar pero un letrero sobre la puerta de un negocio me llamo la atención.

“Se solicita bar tender y/o mesero”

¿Un empleo? Creo que eso es lo que necesito no toda la vida viviré del dinero de Axel, aunque ¿de dónde sacara Axel el dinero? Bueno que más da, apoyar en la casa nunca está de más. Al entrar al local el ambiente era agradable, tal vez sea por la hora ya que solo había unas cuantas mesas ocupadas, pero el lugar era agradable y limpio a comparación de otros a los que había ido anteriormente.

-          Hola, ¿Qué te sirvo? – me dijo un hombre robusto detrás de la barra.

-          Hola, bueno vengo por lo del empleo que solicitan.

-          Ah eso, bueno necesitamos un bar tender y/o mesero, con disponibilidad de horarios, amabilidad con la gente, sueldo base más propinas y lo más importante ser mayor de edad, ¿Cuántos años tienes hijo?

-          Tengo 20.

-          ¿Enserio? Te vez algo joven para ser de 20.

-          Bueno ya le digo – me sentía un poco avergonzado - y necesito experiencia o algo.

-          Para ninguna de las dos cosas, si vienes para mesero solo es pedir y entregar las bebidas y para ser bar tender, yo aquí te enseño.

-          ¿Enserio? Pensé que para eso se necesitaba experiencia.

-          Bueno todos los críos que han trabajado aquí hacen lo que les plazca por eso eh decidido enseñarles yo mismo. Entonces qué ¿te interesa? – me pregunto con una sonrisa.

-          Claro, ¿Cuándo inicio?

-          Pásate por aquí mañana a la misma hora ¿vale? Por cierto soy Roque.

-          Soy Haziel, entonces nos vemos mañana. Gracias.

Esto había sido más fácil de lo que pensé, me sentía feliz, era mi primer empleo y por fin ganaría mi propio dinero, “Tengo que avisarle a Axel” pensé. Estaba marcando a su móvil cuando alguien coloco su mano sobre mi hombro. Cuando me giro mi corazón empezó a latir muy deprisa, mis manos empezaron a llenarse de sudor lo que casi causa que tire las bolsas de las compras.

-          Así que aquí estabas.

Su mirada, como siempre, parecía penetrar tu ser. Mi madre me miraba de pies a cabeza con aquella mirada fría, como aquella vez.

Iván

Pensé que llegaría tarde a la escuela ya que el camino me había parecido una eternidad pero no fue así. Había llegado demasiado temprano al colegio y para matar tiempo decidí ir a la biblioteca a leer o dormir un poco. El silencio de la biblioteca me parecía sepulcral, siempre estaba en silencio, pero esta vez daba miedo, tome un libro al azar y busque un sitio algo apartado, me senté y abrí el libro dispuesto a leer, pero por más que trate no pude concentrarme en mi mente solo estaba Joaquín. Con solo pensar en el sentía la necesidad de hablarle, de mirarlo, de…de abrazarlo, pero si hacia eso, yo mismo me estaría contradiciendo.

No sabía qué hacer, mi cabeza me decía que lo olvidara pero mi corazón no quería. Tome mi móvil, busque a Joaco, escribí un “whats” y se lo envié, esta era la primera vez que mi corazón le ganaba a mi orgullo. Después de un rato la campana sonó, deje el libro en su estante y me dirigí a clases, al llegar al salón la mayoría ya había llegado. Cuando me dirigía a mi asiento mi móvil vibro en mi bolsillo, lo cogí y rápido lo desbloquee.

“Paso por ti al termino de tus clases”

Aquel mensaje inexpresivo me había alegrado mi día. A los pocos minutos llego Rafa quien desde la entrada meneaba su brazo en forma de saludo, al llegar se me quedo viendo con cara de interrogante, trato de decirme algo pero fue interrumpido por el profesor.

-          Buenos días jóvenes, tomen asiento por favor, pasaré lista – el profesor paso lista como normalmente lo hace pero al llegar al nombre de Esteban hiso un hincapié al ver que no estaba – por favor si ven al señor Ramírez díganle que por mi ya está dado de baja.

Las clases siguieron su curso, algunas aburridas, una que otra interesante pero a mí nunca se me quito aquella sonrisa en mi rostro.

Joaco

Después de lo sucedido con Iván no podía dejar de pensar en eso. Estaba desanimado, no tenía ganas de nada, me bañe, me vestí y estaba a punto de volver a la cama cuando en eso mi padre me llama desde la sala. Antes de bajar me mire al espejo, el golpe no sobresalía tanto pero si se notaba, no pude ocultarlo ya que mi padre volvió a gritarme. Baje de dos en dos las escaleras y a mi llegada me encuentro con la madre de Adair.

-          Joaquín, la Sra. Díaz quiere hablar contigo.

-          Hola Joaquín, perdón por molestarte tan temprano – la voz de la madre de Adair sonaba preocupada – solo quería saber si tu sabes algo acerca de mi hijo, es que lleva tres días sin llegar a casa, le he marcado a su móvil pero no lo coge, ¿no sabrás en donde pueda estar?

-          ¿Qué?, ¿Cómo que no ha llegado a casa? – pregunte con voz sorprendida.

-          Sí, he llamado algunos de sus amigos pero dicen que no lo han visto, de verdad, estoy desesperada – las lagrimas empezaron a surcar su rostro.

-          No lo he visto pero iré a buscarlo.

-          Te lo agradecería en verdad, si lo ves llámame. Perdón por haberles quitado su tiempo.

-          No se preocupe.

Deje que mi padre acompañara a la madre de Adair a la salida, mientras yo subía por una chaqueta y mi móvil. Cogí la primer chaqueta que vi, mis llaves y estaba a punto de irme cando veo que en la pantalla de mi móvil había un mensaje, al principio pensé que era de Adair, pero esa idea se esfumo de mi cabeza al ver quien lo mandaba.

“Hola ¿estás ocupado?, si lo estas perdón por molestar solo quería hablar contigo cuando llegara del colegio para que no hagas planes, ¿vale? Avísame”

Aquel mensaje de Iván me provoco no se que en mi estomago. “Pensé que estaba enojado conmigo”, tecle el mensaje y se lo envié, fue algo rápido ya que tenía que ocuparme de otra cosa. Volví a bajar las escaleras hecho una bala, estaba a punto de irme cuando mi padre me detiene.

-          Papá lo siento pero debo ir…

-          Lo sé, solo ¿Qué te paso en la cara? Podría jurar que no lo traías anoche – dijo mi padre al tiempo que tocaba el moretón de mi mejilla.

-          Me he caído en el baño – mentí, no podía decirle que había sido Iván.

-          Si claro, bueno me voy al trabajo – acompañe a mi padre a la salida mientras que los dos dejábamos la casa - pórtate bien quieres – me grito mi padre desde su auto.

-          Vale, nos vemos.

Emprendí la carrera a casa de Axel, tal vez no estaría ahí pero de seguro él sabrá algo. Durante el camino marque y marque al móvil de Adair pero nunca lo cogió, tenía el presentimiento que algo malo le había sucedido, ya que no era de las personas que pasa más de dos días fuera de casa.

Luego de tanto correr, por fin llegue a casa de Axel, toque el timbre varias veces pero nadie me abrió la puerta, marque al móvil de Axel pero tampoco lo cogía, estuve a punto de rendirme pero en eso la puerta se abrió y a mi encuentro apareció un Axel en ropa interior.

-          Como jodes tío – me dijo algo malhumorado.

-          Lo siento, quiero hablar contigo ¿puedo entrar?

-          Vale, entra – Axel se hiso a un lado y me dejo pasar. Mientras entraba trate de evitar el contacto visual con su erección matutina – venga, que pasa.

-          Es Adair, ¿no lo has visto?

-          No ¿Por qué?

-          Es que no ha llegado a casa desde hace tres días, su madre está desesperada.

-          Ya le intentaste marcar – cuando me dijo esto se le había ido por completo el sueño.

-          Si pero no coge el móvil.

-          Joder, tío, espérame aquí iré a vestirme.

Axel no tardo ni 15 minutos en volver a bajar, tomo sus llaves y su móvil pero antes de irse escribió una nota.

-          ¿Qué haces tío? – le pregunte con cara interrogante.

-          Luego te cuento.

Y ambos salimos a buscar a Adair. Recorrimos bares, cafeterías, hoteles, casas de amigos, hasta en hospitales pero en ninguno había rastro de Adair, era como si la tierra se lo hubiera tragado. Pasadas las cinco horas nos rendimos.

-          Joder, parece que no estuviera en la ciudad – me dijo Axel con un tono de preocupación.

-          ¿Y ahora que haremos? – le pegunte de la misma manera.

-          Esperar, intentemos llamarle más tarde ¿vale?

-          Vale - Axel miro su móvil esperando encontrar algo pero su rostro decía todo lo contrario.

-          Bueno debo irme, si lo encuentras me avisas.

-          Claro, yo te aviso.

Axel volvió a pegar carrera, aparte de lo que estaba pasando había algo más que le estaba preocupando. Me levante de la acera, mire mi móvil, “aún hay tiempo”,  y me dirigí hacia el colegio de Iván.

Cuando estuve a punto de llegar mis piernas empezaron a temblar, en verdad estaba nervioso. Espere a Iván en el local de enfrente a su escuela, a cada momento revisaba mi móvil por si tenía algún mensaje fue en eso que escucho que alguien grita mi nombre. Al alzar mi vista veo a Iván, quien se despedía de su amigo y se dirigía hacia mí, en verdad estaba nervioso.

-          Hola, pensé que no ibas a venir – me dijo con la mirada agachada.

-          ¿Por qué pensaste eso? – le pregunte mostrándole una sonrisa.

-          Pues, porque pensé que estarías enojado.

-          No estaba enojado, algo aturdido por lo que paso, pero es imposible enojarme – acto seguido pase uno de mis brazos por sus hombros mientras le atraía a mi – venga vamos a comer yo invito.

-          Pero, ¿seguro que no te duele? – dijo colocando una de sus manos en mi mejilla.

-          Seguro

Le di un pequeño beso en su cabeza a lo que Iván respondió pasando uno de sus brazos por mi cintura.

Esteban

Había vuelto a faltar al colegio, después de ayudar en los deberes de la casa fui a ver a mi mejor amigo al hospital, antes de llegar me detuve en una tienda, estuve indeciso en si llevarle algo o no a Brandon, al final decidí llevarle un tentempié y un paquete de papas fritas. Cuando llegue la recepcionista como siempre me saludo, y como siempre llenaba ella el formulario, me la pasaba casi todo mi tiempo en el hospital que casi todos me conocían ya, cogí el elevador, marque el piso de Brandon y este empezó a andar.

Cuando hube llegado, los doctores que se encontraban esperando me saludaron, para una persona normal esto sería extraño pero para mí era ya cotidiano. Cuando entre en la habitación me encontré a Brandon  observando algo que anteriormente se encontraba en una bolsa de regalo.

-          Esteban, hola no te vi llegar.

-          ¿Qué es eso? – le pregunte mientras dejaba las cosas en una mesa.

-          Este, este es el regalo de Iván que le iba a dar por su cumpleaños – en la voz de Brandon se oía melancolía.

-          Y ¿Por qué no se lo das? – le dije al momento que me sentaba a su lado.

-          Porque ya es tarde.

-          ¿Tarde? ¿a qué te… - no pude terminar aquella pregunta ya que en la habitación entro Leo.

-          Hola, me dijeron que estabas aquí – mi novio se acerco a mí y me besaba en los labios - ¿acabas de salir del colegio?

-          Si algo así – si le decía que había faltado seguro que me reprendería.

-          Leo – la voz de Brandon nos saco de nuestro mundo de fantasías – ¿le has dicho a Esteban?

-          ¿Decirme?...

-          Pero Brandon, ¿estás seguro? – era la primera vez que oía a Leo inseguro.

-          Sí, pero primero, Esteban, ¿puedo pedirte un favor?

Iván

Comer con Joaco me había, bueno, nos puso contentos. Durante la comida recapacite, no podía olvidar a Joaco de la noche a la mañana y tampoco me merecía sufrir, aun no tenía claro que debía hacer, pero el tiempo dirá que es lo correcto. Estábamos caminando en el parque, no hacíamos nada, pero el simple hecho de tenerlo a mi lado era suficiente.

-          Sabes algo, me gusta estar así contigo – le dije mientras bajaba mi mirada.

-          ¿Así?, ¿así como?

-          Pues así, a mi lado – tal vez no lo veía, pero sentía que me había puesto todo rojo – solo quiero disculparme por lo que hice en la mañana, sé que no debía…

-          Iván, olvídalo de verdad, también yo debo disculparme por forzarte – en ese momento Joaco junto su frente a la mía, podía sentir su respiración hacerme cosquillas en la comisura de mis labios – ¿sabes algo?

-          ¿Qué?

-          Te quiero – aquellas palabras me hicieron sonrojar.

-          Yo tam… - aquel momento fue interrumpido por la vibración de mi móvil que me hiso saltar por el susto, al sacar mi móvil y ver la persona que me llamaba mi expresión cambio por completo – permíteme.

-          ¿Quién te llama? – pregunto Joaco, tal vez al ver mi expresión.

-          Hola, si él habla, ¿qué, a Joaco también?, ¿no me estas mintiendo?, bueno vale vamos para allá.

-          ¿Quién era?

-          Esteban, Brandon quiere vernos, bueno quiere verte.

-          ¿Verme?

-          Sí, eso parece, vernos.

Aquello me parecía extraño, Brandon no le hablaba a Joaco, sin embargo quería hablar con él. No me quedaba de otra que ir al hospital.

Axel

Cuando volví a casa Haziel todavía no había vuelto. Le llame cada 15 minutos durante las próximas dos horas pero no cogía el móvil. Tenía que ir a buscarlo, pero no sabía exactamente por dónde empezar ya que nunca lo había visto ir a un lugar en particular.

Subí a mi habitación con la esperanza de encontrar alguna nota que me dijera en donde se encontraba pero no había nada. El nerviosismo empezaba apoderarse de mí, no podía pensar claramente en que era lo que debía hacer, volví a marcar a su móvil pero en eso la puerta de la habitación se abrió, cuando me gire me encontré con un Haziel sonriente. Me levante de la cama y fui corriendo a su encuentro, cuando llegue a él lo tome de la cintura y mientras lo besaba lo alce del suelo, a esto Haziel enredo sus piernas a mi alrededor para no caerse.

-          ¿Por qué este recibimiento? – me pregunto una vez que nos separamos.

-          Imbécil, sales de casa y llegas a las tantas, ¿Qué tal si te hubiera pasado algo?

-          Lo siento, debí haberte llamado… ¡eh! ¿Axel? – lleve a Haziel cargando a la cama, lo recosté con cuidado mientras yo me quedaba en forma de puente sobre él - ¿Axel? – en ese momento las lagrimas empezaron a descender por mis ojos.

-          Yo…lo siento – recosté mi cabeza en el hombro de mi novio,  mis lagrimas pronto lo empaparon – yo tenía miedo, no quería perderte ahora a ti.

-          ¿De qué hablas? – las manos de Haziel tomaron mi rostro y lo alzaron, me veía con ternura como nunca antes lo había hecho – si serás tonto.

Los labios de Haziel volvieron a tocar los míos, sentía su lengua abrirse paso por entre mi boca y  jugar con la mía, aquel beso, era lento y delicado, un beso único. Al separarnos ambos nos miramos y empezamos a reír.

-          En verdad…eres un…tonto – me dijo Haziel entre besos.

-          Pero soy el tonto que amas.

Volvimos a fundirnos en un beso, las manos de Haziel empezaron a inmiscuirse entre mi playera, sus tibias manos empezaron a recorrer mi fría espalda, entre beso y beso Haziel tomo mi playera y de un tirón me la quito, aquel beso tierno y suave empezó a transformarse en uno apasionado y rudo, de vez en cuando sentía las mordidas den Haziel sobre mi labio inferior, trataba de decir algo pero mi novio me lo impedía. Entre beso y beso tome la playera de Haziel y la tire con tal fuerza que pareció romperse, sus manos empezaron a recorrer cada parte de mi torso desnudo, con sus dedos jugueteaba y pellizcaba mis pezones mientras que con sus uñas rasguñaba levemente mi espalda, empecé a besarle el cuello, mi respiración le hacía cosquillas ya que sus vellitos se enchinaron, baje por su torso desnudo lentamente, mis dientes pellizcaron sus pezones, lo que provoco que Haziel gimiera, besaba y mordía su pecho, sus brazos, seguí bajando y mientras daba pequeñas mordidas recorrí completamente su abdomen.

Mis manos sujetaron su cinturón y a ciegas lo desabroche, tome la cintura de su pantalón y jale de él, a mi encuentro se presento un bóxer que contenía una gran erección. Despoje aquel pedazo de carne de aquella prisión de tela, el tamaño de la polla de mi novio era considerable, ni tan grande ni tan pequeño. Me coloque entre sus piernas y las abrí, dejándome admirar su genitalidad, empecé a besarle lentamente el ano, subiendo lentamente mordisquee sus bolas, me metí una por una, la sensación era extraña pero al parecer a mi novio le agradaba ya que varias veces lo oí gemir, volví a bajar a su ano, lo bese un par de veces para luego subir lamiendo desde ahí hasta la cabeza de su polla y sin más ni menos me lo lleve a la boca. Subía y bajaba a un ritmo constante, mi lengua recorría cada parte de su pene, la enrollaba en su glande rosado mientras con mi dientes le daba leves mordidas, sabia y bajaba sintiendo los bordes de sus venas, desde donde estaba Haziel me miraba con cara de placer mientras trataba de esconder sus gemidos.

Luego de un tiempo así volví a bajar a su culito, metí uno de mis dedos a mi boca para luego metérselo a mi novio, lo metía y sacaba, lo hacía girara, le rasguñaba con mi uña, cada vez que hacia algo de esto mi novio gemía, lego metí otro dedo, teniendo dos ahí dentro el espacio se reducía pero el placer aumentaba, seguí haciendo lo mismo hasta que considere que ya era suficiente. Me estire para tomar un condón pero Haziel me no me dejo, con aquella mirada que me había lanzado lo entendí todo, me quite los pantalones mientras dejaba al descubierta mi gran erección, le escupí a mi pene ya que no tenia lubricante mientras lo iba introduciendo en Haziel lentamente, no quería lastimarlo. Una vez que estuvo dentro totalmente empecé con las embestidas, sentía mis bolas golpear el trasero de Haziel haciendo aquel sonido cuando se aplaude lentamente, mi novio con cada embestida no paraba de gemir, el placer se le sentía en todo el cuerpo, la sensación apretada de su culito hiso que aumentara más la velocidad. Sentía venirme, no quería acabar pero  mi cuerpo me hiso parar, tres chorros semen salieron de mi glande llenando a mi novio de mi esencia, al poco tiempo Haziel se corrió encima de su pecho.

Saque mi pene, aun erecto del interior de mi novio, y fui a recostarme a su lado. Ambos nos veíamos con miradas cansadas pero llenas de placer, nuestras respiraciones eran entrecortadas del cansancio, Haziel se acerco a mí mientras se recostaba sobre mi brazo, me dio un beso en la mejilla y se quedo abrazado a mí.

-          Te quiero Axel – me dijo aun con su respiración entrecortada.

-          Yo te quiero más – le di un beso en su frente.

-          En verdad me haces feliz, creo que tendré que desaparecer más seguido – me dijo mirándome a los ojos mientras me dedicaba una sonrisa chusca.

-          Si lo haces, te corto los huevos – le dije en forma de broma.

Haziel se quedo recostado a mi lado mientras con su mano hacia dibujos sobre mi pecho. Atraje más a mí a Haziel y ambos nos quedamos dormidos abrazados uno al otro.

Joaco

Al llegar al hospital Esteban estaba esperándonos fuera de la habitación de Brandon.

-          Hola, que bueno que pudieron venir, Joaco, Brandon quiere hablar contigo, dice que es algo importante.

-          ¿Y tu donde iras? – le pregunte.

-          Debo…debo de ir a otro lado – Esteban dio media vuelta y siguió por aquel pasillo blanquecino.

Iván y yo nos miramos sorprendidos por la repentina actitud de Esteban. Iván rompió aquella mirada dándome una señal con sus ojos indicándome que entrara, gire la perilla de la habitación y entre, en ella se encontraba Brandon mirándome fijamente.

-          Qué bueno que pudiste venir – me dijo mientras me dedicaba una sonrisa.

-          ¿Qué pasa? Tu amigo acaba de decirme que era algo importante ¿estás bien?

-          Si, no me pasa nada, solo quería hablar contigo – la voz de Brandon se oía entrecortada.

-          ¿Qué pasa? Me estas asustando.

-          Escucha Joaco, no sé qué es lo que pueda pasar de aquí en adelante…

-          ¿Qué? Pero que dices… - no podía dar crédito a lo que mis oídos estaban escuchando – Brandon no digas tonterías por favor.

-          Joaquín escucha por favor, no estoy diciendo tonterías, no sé qué es lo que pase ahora en adelante, escucha tengo muchas razones por las cuales amo a Iván pero solo una por la cual debo dejarlo, él me hace, me hiso y me hará el hombre más feliz del mundo y gracias a él es que ahora soy el hombre más afortunado, en verdad no se que hubiera hecho sin ti todo este tiempo.

-          ¿Qué…que quieres decir con eso? – aun no entendía lo que Brandon quería decirme.

-          Quiero decir que Iván me enseño a amar de nuevo, no sé que hubiera sido mi vida si no lo hubiera conocido, dudo mucho que hubiese encontrado la felicidad, la vida tiene sorpresas y cuando menos te lo esperas encuentras la felicidad pero al mismo tiempo la tristeza.

-          Brandon, perdóname no entiendo – se me había formado un nudo en la garganta tras estas palabras,

-          Sé que a ti te gusta Iván – aquello sí que me callo de sorpresa.

-          Pero ¿qué dices?

-          Por favor Joaco, no trates de engañarme, no te estoy reprendiendo, solo quiero decirte que si yo fui feliz con Iván te aseguro que tu lo serás.

-          Pero aun no entiendo, que es lo que quieres decirme con esto.

-          Mira, hay algo que quiero contarte pero antes de eso quiero que me prometas que cuidaras bien a Iván, que lo protegerás y lo querrás como yo no pude hacerlo, quiero que me prometas que pase lo que paso no lo dejaras solo, aun si él se resiste, se que será más feliz contigo, por eso…

-          Pero…

-          Prométemelo – Brandon me extendió su mano como si nos fuéramos a saludar. Lo único que me quedo por hacer fue estrechar su mano para cumplir con aquello que me había pedido – ¿Es una promesa?

-          Es una “promesa”.

Adair

Cuando volví a sentir, estaba de nuevo en aquella fría esquina de la habitación en la que me encontraba antes. Mis pies y manos volvían a estar encadenados a los fuertes muros de aquel lugar, intente moverme pero un fuerte dolor en mi cadera me hiso gemir de dolor.

-          Oye, ¿estás bien? – pregunto aquella voz, aquella voz que me advirtió justo antes de que me llevaran aquellas personas - ¡Hey! ¿Sigues ahí?

No quería hablar, no quería saber de nada, me sentía sucio, pensaba que aquel no era mi cuerpo, quería morirme pero fue entonces que el sonido chirriante de la puerta se volvió a oír, la persona que acababa de entrar presiono algo y a través de la oscuridad de la venda vi un destello. Se estaba acercando no sabía si a mí o hacia donde, mi corazón empezó a latir muy rápido, cuando sentí la mano de aquella persona trate de gritar pero aquella persona me puso su mano en mi boca y en mi oído me dijo.

-          Tranquilo, no voy hacerte nada

Aquel hombre desato mis cadenas y me quito le venda de los ojos, pero aun así no podía ver nada ya que la luz blanquecina de la habitación me impidió ver, llevaba tanto tiempo sin ver alguna luz que esto parecía un sueño, un sueño doloroso.

-          Hola – me dijo un chico guapo de cabello rubio, tez blanca, con ojos avellana y con una cicatriz debajo de su mejilla derecha – ¿Cómo estás? ten te traído algo de comer - me extendió un plano lleno de comida el cual yo rechace – no tiene nada enserio, confía en mí, mira – aquel tío tomo una cucharada de la comida que se encontraba en el plato y se la comió, acto seguido se levanto y se dirigió hacia la otra persona que se encontraba ahí y del mismo modo desato sus cadenas, le quito la venda y dejo ver a un hombre de facciones tiernas, cabello negro grisáceo, tez blanca con ligeros hematomas y ojos azules y de igual manera le extendió un plato de comida y sin pensarlo dos veces aquel tío lo tomo y empezó a comer.

-          ¿Por qué haces esto? – pregunte con tono severo cuando se volteo hacia mí.

-          Solo trato de ayudarlos -  me dijo dedicándome una sonrisa.

-          ¿Pero por qué?

-          Porque no quiero verlos sufrir, porque yo alguna vez pase por lo mismo y me duele ver que vuelvan hacer lo mismo – las palabras de aquella persona sonaban convincentes, ¿me podía fiar de él? - ¿no me crees verdad? – se levanto del suelo y se dirigió hacia mi – jamás pensé volverte a ver en estas circunstancias.

-          ¿Qué coño estas dicien… - no me dejo terminar aquella frase, aquella persona había puesto sus labios sobre los míos y me había besado, pero no fue un beso rudo, fue uno tierno y suave. Cuando se separo de mi este me observaba con una sonrisa – escucha, estoy aquí para ayudarlos, no dejare que les hagan daño, los protegeré con mi vida, yo los sacare de aquí, solo denme 3 días, en esos tres días yo tendré todo listo por favor créanme.

-          ¿Cómo quieres que confiemos en ti?

-          Deberías hacerlo, Adiar, trata de confiar en mí.

-          ¿Cómo es que sabes mi nombre? – le pregunte mientras le lanzaba una mirada furtiva.

-          Porque tú y yo nos conocimos, hace tiempo – fue en ese momento que imágenes vagas llegaron a mi cabeza. Iba en secundaria, un chico me gustaba y creo que yo a él, un día aquel chico se me confesó pero no pude contestarle ya que en esos momentos tenía varias dudas sobre el amor, tiempo después se escuche que aquel chico había desaparecido, fueron días y noches de búsqueda pero nunca lo encontraron, así que la policía lo dio por muerto. Entonces, podría ser que este chico sea…

-          ¿¡MAX!? ¿eres tú?

-          Sí, soy yo – me dijo mientras volvía a dedicarme una sonrisa.

-          Entonces, ¿nunca estuviste muerto?

-          No, siempre estuve aquí, me mantuvieron arraigado en este lugar. Por eso quiero salvarte, no quiero que vuelvas a sufrir lo que yo en aquel tiempo sufrí, así que por favor confía en mí, ¿podrás hacerlo?

No sabía si confiar o no, ¿arriesgaría mi vida por algo que tal vez no suceda? ¿Qué más podría perder?

-          Está bien, confió en ti

-          Te prometo que te sacare de aquí – Max me acorralo entre sus brazos, al tiempo que revolvía mi cabello y besaba mi frente, esto me provoco sensaciones, aquellas sensaciones que pensé que no volvería a sentir, las que sentía cuando lo miraba en secundaria y las que había sentido con otra persona, con Iván – ten, para que no te duela – Max me entrego un ungüento, al principio no entendía para que pero luego recordé lo que había sucedido – Bueno me voy, tendré que regresar para volverlos a encadenar, en verdad lo siento, pero les juro que los sacare de aquí.

Max, mi primer amor, mi amor de secundaria, volvió a salir por aquella puerta. No quería que se fuera, no quería volver a quedarme solo, solo le tenía a él en aquel lugar, las lágrimas empezaron a acumularse en mi ojos. En mi mente solo estaba su voz, aquella confesión y aquel beso que me había dado, aquel beso suave y tierno que despertó en mi millones de sensaciones.

GRACIAS ^^/