Nuestro amor no morira (1)
...recordaba el día en el cual le dije que lo quería y recordaba el día en el cual Iván había derramado lagrimas, lagrimas de tristeza por mí...
Bueno perdón por tardar en escribir, es que eh estado algo ocupado con el colegio y todo eso, por eso les pido que comenten de la manera más sincera posible sobre este relato ya que como que todavía no le agarro muy bien la onda a esto jeje y bueno este relato será un poco más largo dependiendo de las criticas y todo eso.
Este relato se lo quiero dedicar al amor de mi vida Carlos…el me da fuerzas para seguir escribiendo y por eso le pido que me den su punto de vista no importa si es bueno o malo ya que yo de ello tratare de mejorar. Y gracias a los que me han escrito a través de facebook y twitter (aunque los conteste algo tarde) en verdad gracias.
Saludos.
Capitulo 1. El comienzo
Me encontraba parado justo en la entrada de la iglesia, vestía un smoking negro ya que sería la boda de mi madre y seria yo quien la entregaría al novio ya que mis abuelos eran cristianos y nada más llegarían a felicitarlos, pero ¿Por qué no estoy feliz? Porque mi madre se casaría con el padre de la persona me hiso imposible la vida en mi primer año de Preparatoria. José es el nombre de mi nuevo “padre” y Joaquín es el nombre de mi nuevo “hermano”, para ser sincero la relación con José siempre fue muy buena, desde que empezó a vivir con mi mamá y yo desde hace dos años, siempre me daba toda clase de permisos y libertades para ganarme su cariño, debo admitir que lo quiero pero nunca remplazara a mi padre, en cambio con “Joaco”, que así le llamábamos a Joaquín, fue todo lo contrario, antes de que nuestros padres empezaran a vivir juntos el me insultaba, empujaba o hasta me golpeaba pero cuando José le dijo que su novia era mi madre, su actitud cambio solo un poco, las peleas entre nosotros eran más frecuentes, nos insultábamos casi todo el tiempo, pero lo único que agradecía de ese “repentino” cambio de actitud fue que nunca más me volvió a golpear.
A todo esto mi nombre es Iván, tengo 17 años, dentro de una semana cumplo mis 18 años, mido 1’73, soy de piel levemente morena, con ojos cafés claro y pelo castaño, soy delgado pero se me marca un poco mi tableta. Soy gay y la única persona que lo sabe es mi madre y me apoya y así me quiere. Mis pies me pesaban de tanto esperar parado a la novia cuando…la marcha nupcial empieza a sonar, todos los invitados se pues pusieron de pie para recibir a la novia. Mi madre lucía hermosa, con un vestido tipo de noche solo que menos justo y con un poco de cola, una tiara que sostenía su cabello castaño con un pequeño velo, justo cuando llego a mi lado tomo mi brazo que estaba doblado y me dijo – Hijo, ha llegado el momento, gracias por hacer esto conmigo – la verdad no estaba muy contento de que me madre se casara pero si ese era su sueño yo lo acepto.
Caminamos por el pasillo que formaban la separación de las bancas, unas niñas como de ocho años aprox. Tiraban pétalos de rosas por el camino hacia el altar donde se encontraban José con una sonrisa de oreja a oreja y a su lado Joaquín con una sonrisa forzada, en verdad no podía creer que aquel tío iba a ser mi hermano. Cuando llegamos junto a ellos, mi madre se aferro del brazo de su futuro marido, el cual la acepto con un tierno beso en la sien, acto seguido se giraron para quedar frente al padre mientras que Joaco y yo nos íbamos hacia una banca sola que estaba reservada para los hijos.
- Queridos hermanos y hermanas, nos encontramos aquí reunidos para consagrar en Santo Matrimonio a estas dos personas…
El padre había empezado la ceremonia, yo estaba sentado en un extremo y Joaquín en el otro. Conforme el padre seguía hablando, el sueño me iba apoderando cada vez más, parpadeaba para quitarme la pesadez de los ojos pero era inútil, entonces empecé a recordar mi vida y justo recordé algo que creí que ya había olvidado.
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Un lunes por la tarde, saliendo del colegio iba rumbo a mi casa, justo en ese momento unos tres chicos de tercero me rodearon, eran unos chicos que me jodian aparte de de Joaquín, los cuales siempre lo hacían refiriéndose a mi condición sexual, yo nunca se le había dicho a nadie, entonces lo que ellos decían eran simples suposiciones pero de cualquier forma me daba miedo ya que yo nunca recurría a la violencia y esos chicos eran más altos y más fuertes que yo. Por el miedo empecé a correr pero fue inútil ya que uno de ellos me empujo y caí al suelo, mi cuerpo temblaba por el miedo que sentía, mis ojos se empezaron a llenar de lagrimas – ahora si cabrón, veras lo que le hacemos a los maricas – esas fueron las últimas palabras que escuche de aquel chico ya que Joaquín y sus amigos habían salido entre de los arbustos. Yo solo podía ver como les daban una golpiza, esta vez mis ojos se llenaban de lágrimas pero de preocupación, no podía soportarlo ni creerlo, me había defendido, Joaquín una persona que se pasaba casi la mitad del día molestándome ahora me estaba defendiendo. Yo cerraba mis ojos e imploraba que nada le pasara ya que no sabía de que me podían hacer nuestros padres si ven a Joaco así, y justo en eso momento se empiezan a oír la sirena de una patrulla, la cual provoco que los tres chavales se alejaran corriendo y detrás de ellos los amigos de Joaquín, no sabía si lo habían abandonado o habían ido a perseguirlos pero en eso momento no pensaba en otra cosa en Joaco. Cuando me acerque hacia donde él estaba lo encontré todo madreado, la nariz y su labio le sangraban a chorros, unas heridas cerca de sus cejas y un pequeño hematoma en su barbilla, no podía creerlo.
- Perdóname, perdóname de verdad, por mi culpa estas así, por mi culpa te hicieron esto… - le seguía diciendo, no soportaba verlo así, todo era mi culpa.
- No…te preocupes…lo hice por ti – me dijo escupiendo sangre.
Como pude lo levante y le pase un brazo por la cintura y hice que me pasara su brazo por mi cuello para llevarlo a casa, en todo el camino iba llorando y aunque él me decía que no me preocupara y dejara de llorar yo no le hacía caso, la culpa me carcomía por dentro.
Cuando llegamos a la casa, afortunadamente nuestros padres no se encontraban en ella, lo cual me dio tiempo de llevar a Joaco a mi habitación. Ya en ella, busque el botiquín en el baño para curarle las heridas.
- No te preocupes…estoy bien – me dijo tratándose de levantar de la cama.
- Como que estas bien, solo mírate – le conteste un poco triste.
- Enserio…no quiero…causarte…molestias.
- Mira el que causo molestias fui yo, sin tan solo…- no pude terminar la oración ya que las lagrimas empezaron a surcar mis ojos.
No podía mirar a los ojos a Joaquín, la culpa era tan grande que me lo impedía hacerlo.
- De acuerdo…pero ten cuidado – pude notar algo de felicidad en sus palabras y no sabía el porqué.
Con cuidado fui pasando el agua oxigenada a través de las heridas de Joaquín. Cuando termine de curarlo, lo deje acostado en mi cama, salí de de la habitación y me dirigí hacia la cocina, pensaba en prepararle algo para cenar pero de nueva cuentas empecé a llorar, “que le diré a mis padre” fue lo único que pude pensar, pase así como una media hora y cuando por fin mis lagrimas cesaron me dirigí a la habitación donde se encontraba Joaco. Se encontraba dormido en la misma posición en la que lo había dejado, me acerque a él tratando de no hacer ruido y me acosté a su lado – perdóname – fue lo único que le dije y acto seguido le di un pequeño beso en la mejilla.
Toda esa semana cuide de Joaco, en ningún momento nos insultábamos o peleábamos si no que más bien nos tratábamos como buenos hermanos. El domingo, el día que sanaron las heridas de Joaco, este me agradeció por todo, y acto seguido me dio un abrazo. Pero en la noche, como yo aun tenía la culpa, me había ido a dormir temprano para poder tener un poco de privacidad y aclarar mis pensamientos, pero en un momento de la noche escucho que la puerta se empieza a abrir, como puede seque las pocas lagrimas que mis ojos expulsaban y me hice el dormido – “Muchas gracias, en verdad te lo agradezco, te quiero mucho Iván” – Joaquín había sido el que había entrado en mi cuarto y me había dicho eso junto con un tierno beso en mi cabeza, una sonrisa se había dibujado en mi rostro no pude evitar sonrojarme tras esas palabras de Joaquín, y entonces a partir de ese momento mi forma de pensar de Joaco cambio un poco, ya que él siguió con su actitud como si no hubiera pasado nada.
-…y ahora los declaro marido y mujer puede besar a la novia.
El ruido de los aplausos de los invitados hiso que me despertara, no pude evitar derramar una lagrima por aquel recuerdo doloroso pero a la vez hermoso, la única vez que Joaquín me ha dicho “Te quiero”. Pude ver como José besaba tiernamente a mi madre, como si fuera una fina pieza de porcelana.
Terminando aquella cautivadora escena, los invitados salieron por la puerta de la Iglesia, justo detrás de ese montículo de personas íbamos Joaco y yo.
- ¿Qué tienes? – me pregunto de una manera fría y seca este Joaquín.
- Yo…em…nada – pude decir con un poco de nerviosismo en mi voz, ya que no quería que supiera de lo que había recordado momentos ates.
- Ahh… bueno – fue lo único que dijo ya que habíamos llegado con los demás invitados, quienes tenían en sus manos bandejas de arroz blanco el cual empezaron a lanzar justo cuando los recién casados salieron del templo.
Una camioneta (más bien la camioneta de José) de color plateado con un enorme moño color blanco puesto en el cofre estaba esperando a los novio. Cuando estos ya estaban por llegar mis abuelos les dieron la bendición y acto seguido un beso y un abrazo.
- Hijos cuídense mientras su madre y yo no estamos – nos dijo José a Joaquín y a mi – Iván, feliz cumpleaños adelantado, sé que es dentro de ocho días, pero como nos vamos de luna de miel no podremos festejarlo contigo-
- No te preocupes, diviértanse.
Mi madre nos dijo lo mismo y le encargo a Joaquín que cuidara de mí y de la casa y después se dio la vuelta para subirse a la camioneta la cual partió hacia no sé donde ya que nunca nos dijeron a donde se irían de luna de miel.
- Bueno se han…
Mi oración fue interrumpida ya que yo había chocado con alguien.
- ¡Oye porque no te fijas por dónde vas! – le dije un poco irritado a aquella persona
- Lo siento de verdad ¿estás bien? – la voz de aquella persona era hermosa.
Cundo coloque mi vista sobre aquella persona, pude contemplar a un joven hermoso, moreno y musculoso pero sin excederse. Mis ojos nunca habían visto a semejante belleza, era simplemente perfecto.
- Así estoy bien…no te preocupes – le dije a esa persona con un poco de nerviosismo.
- Qué bien, y ¿cómo te llamas? – pregunto el chico.
- Ah…pues me llamo…
- Imbécil debemos de irnos – me grito Joaquín al mismo tiempo que me jalaba del brazo.
No entendía por qué se había comportado de esa manera.
- Hey ¿¡qué te sucede!? –le pregunte con enojo en mi voz.
- Solo anda – fue lo único que me dijo.
En todo el camino no mantuvimos conversación de nada, jeje aunque nunca hablábamos de algo pero esta vez una extraña sensación existía en la atmosfera. Al llegar a nuestra casa me metí a habitación todo irritado, no podía creer que me hiciera eso…
Joaco
Hola mi nombre es Joaquín y tengo 20 años, soy alto de unos 1’77 -1’80, tengo mi piel ligeramente bronceada, el cabello castaño oscuro con ojos café oscuro, mi cuerpo esta desarrollado gracias a un año en el gimnasio, pues que les cuento, yo casi nunca suelo mostrar mis sentimientos pero cuando estoy con la persona a la que amo puedo ser muy detallista y cariñoso, y bueno tengo un secreto que solo mi padre y mis dos mejores amigos conocen, soy GAY y estoy enamorado de mi hermano Iván, aunque no sé si él lo sea, por eso lo trato como un mierda, ya que si estoy cerca de él me dan unas ganas enormes de abrazarlo y nunca soltarlo, aunque me siento mal al hacerlo sentir así, es la única manera de controlar mis impulso.
Hoy celebramos el matrimonio de nuestro padres, después de dos años de noviazgo, aun recuerdo el día que mi padre me dijo que iríamos a vivir con la madre de Iván, Stella, me puse muy feliz pero al mismo tiempo triste ya que eso significaba que mi relación con Iván tendría que ser la misma de siempre, ser grosero con él.
Estábamos sentados él y yo en la banca reservada especialmente para los hijos, cuando me acuerdo de la vez que deje que Iván viera mi verdadero yo, el día en que decidí ir a salvarlo de una golpiza que le iban a propinar, el día en el que nuestra relación fue hermosa, sin ninguna pelea o insulto, aun recordaba ese día como si hubiera sido ayer y por supuesto recordaba el día en el cual le dije que lo quería y recordaba el día en el cual Iván había derramado lagrimas, lagrimas de tristeza por mí. También recordaba cuando se acostó a mi lado después de curarme y quedarse dormido abrazado a mí, esa semana fue muy especial para mí, ya que estuve en todo momento a lado de la persona que más amo.
El sonido de los aplausos hiso que saliera de ese recuerdo, cuando Iván y yo nos dirigíamos a la entrada o pude ver algo triste - ¿Qué tienes? – le pregunte de una manera fría a lo cual él respondió que nada. No me gustaba verlo triste y sabia que yo era el problema por el cual él estaba así. Al salir de la iglesia y que les arrojaran el arroz a los novios nos despedimos de nuestros padres, pero al darse la vuelta Iván pude ver como chocaba con otra persona. La persona con la cual había chocado había sido un joven muy apuesto, moreno, un poco más bajo que yo y musculoso, puede ver como se veían los dos, con cara de…no sé con qué cara pero me entraron uno celos enormes, - imbécil nos vamos – fue lo que le dije a Iván mientras lo jalaba del brazo, estaba muy enojado, no le quise dar explicaciones a Iván por mi actitud, ya llegaría el momento en el cual le diría la verdad pero aun no sabía cuándo.
Al llegar a la casa, Iván se encerró en su habitación dando un fuerte portazo, el cerrar la puerta que daba hacia la calle, me deslice por esta misma hasta llegar al suelo, mis ojos se empezaron a inundar de lagrimas, no sabía qué hacer, me mataba tratarlo así, pero…y si él no es…y si me deja de hablar, muchas ideas llegaron a mi cabeza con respecto a mi declaración de homosexual hacia Iván, pero tenía otro problema, el chico que había conocido hoy Iván, sabía que el mundo es muy chico y que tarde o temprano se lo tenía que encontrar.
- No voy a permitir que ese chico me quite lo más preciado que tengo, no importa lo que deba de hacer, él nunca tendrá a mi Iván – dije esto en voz alta. No permitiría que aquel individuo me robe mi más grande tesoro - No se lo voy a permitir…