Nuestro amigo por fin, nos visita

La intención era recibir a nuestro amigo en nuestra casa, ponernos cachondos a costa de él, para luego follar sin descanso. Pero parafraseando a nuestro invitado que es muy amigo de los refranes y hay uno que repite con mucha frecuencia, EL HOMBRE ES FUEGO, LA MUJER ES ESTOPA, LLEGA EL DIABLO Y SOPLA.

Esto ha sucedido esta semana pasada, más reciente es imposible. Como me va a ser complicado detallar todo lo ocurrido y como no quiero dar solo mi opinión, mi esposa lo ha escrito por un lado como lo vivió ella y yo lo he escrito por otro. Luego los hemos juntado los dos y aquí está el resultado de lo que ha salido, ni ella ni yo habíamos hablado nada de lo que había sucedió, para no influenciarnos en nada. Antes de nada, pido disculpas por si saliera algo farragoso, que esperemos que no.

JUEVES, 19 DE MAYO

Por la noche después de acabar de trabajar, vi que María estaba tensa y rara, imaginaba que era por unas diferencias que habíamos tenido con una pareja por internet. Eso le pasaba por dar más siempre de lo que los demás dan, le hice ver que no pasaba nada, que si ella tenía la conciencia tranquila lo demás no importaba, pareció que le relajo un poco. Sabía que por lo menos, aunque no hiciese nada el viernes estaría más contenta, porque venía Carlos por nuestra ciudad, era una sorpresa porque yo le había dicho que vendría el sábado.

Estaba de mal humor, llevaba así desde el día anterior por unas diferencias de tipo personal que había tenido con la que yo creía amiga y confidente, pero Tomas me tranquilizo y todo quedo así. También me tranquilice porque sospechaba que la visita de Carlos seria antes del sábado que me dijo mi marido, no sé porque me daba esa sensación, lo sospechaba. Lo que me molestaba de la visita de Carlos era que me quedaría con el calentón, aunque luego lo pasaríamos bien Tomas y yo, a falta de pan buenas son tortas. De todas maneras, yo había llamado a un hermano mío para que llamara a mi madre, para que ese fin de semana volviera al pueblo y nos dejara descansar un fin de semana, pero mi hermano no me hizo caso. A la hora de la cena mi hermano llamo y hablo con mi madre, que cuando colgó me dijo que era el pesado de mi hermano, que se marchaba en el primer tren de la mañana y me dio el localizador del billete que le saco mi hermano. Por lo menos un alivio, pero cuando vi bien los datos era con fecha del sábado por la mañana. No me quejaría algo es algo.

VIERNES, 20 DE MAYO

Serian sobre las siete de la mañana.Me desperté al notar que mi marido se apretaba contra mi culo mientras me agarraba los pezones con sus dedos. Estaba cachondo y la verdad es que me gustaba lo que me hacía y eso me confirmaba que Carlos vendría este día por lo cachondo que lo notaba. Mis pezones se endurecieron tanto como por lo que me hacia mi marido, como por pensar en Carlos y en que lo vería muy prontito. Él sabe que mis pezones son muy sensibles y que me pongo muy caliente cuando me los tocan, no paraba de hacerlo. Lo anime a seguir y ya empezamos con desenfreno y de buena mañana, cuando uno de los críos entro en la habitación, lo que nos cortó en seco el buen inicio del día. Me tuve que levantar yo, porque Tomas con la erección que tenía sería imprudente el levantarse.

Llevaba toda la noche despertándome continuamente con un empalme exagerado. Cuando empezó a amanecer y al tener a mi esposa de lado dándome el culo me acerque a ella hasta pegar mi polla con su culo, para a continuación acariciar su cuerpo y sobre todo sus pezones, que a ella eso le calentaba enormemente. Pero cuando todo estaba a punto de caramelo, entro mi hija pequeña llorando, teniéndose que levantar mi mujer, seguro que el día me lo pasaría muy caliente.

En mi trabajo no paraba de mirar el reloj, estaba muy nervioso, esperando la hora de ir al aeropuerto a recoger a Carlos, aunque él me dijo varias veces que no hacía falta. Tenía pensado cuando el vuelo de Carlos aterrizara, llamar a María para decirle que estaba allí y que íbamos para casa, quería ver que hacía, como se ponía de nerviosa, ver como improvisaba.

Nada más irse Tomas y mi madre acompaño a los niños a la parada del bus del colegio, ya que ella luego tomaba café con unas amigas que hizo. Yo me metí en el baño, ya que el sexto sentido que tenemos las mujeres me decía que hoy vendría. Me depile bien por todos los sitios, me di un baño relajante y pensando en lo que sería en otras circunstancias me masturbe teniendo varios orgasmos, pero no me dejaron precisamente relajada. Una vez que terminé mi baño, me puse el albornoz, abrí la puerta de mi armario y me lie a sacar ropa, poniéndola sobre la cama, me quería vestir de una manera que excitara, pero sin llamar la atención, no quería pasarme, sobre todo por mi madre. Al final escogí una falda que me quedaba un poco por encima de la rodilla, como ocho dedos. La siguiente prenda fue una blusa blanca ceñida, que, con el botón adecuado desabrochado, dejaba ver un buen escote y algo más. Abrí el cajón de mi ropa interior, dudaba entre ponerme un tanga o unas braguitas de encaje, al final me decido por unas braguitas pequeñas, negras de encaje trasparentes. Saque también un sujetador negro, que realzaban más mis pechos. Finalmente escojo unas medias tipo cristal también negras con blondas del mismo color. Cuando ya tenía seleccionada toda la ropa, me quede pensando que para que tanto agobio, sobre todo por lo de debajo de la ropa, si eso no lo iba a ver. Pero bueno, también contaba cómo me sentiría yo y lo deje todo encima de la cama, en espera de saber segura si todo sucedería como yo pensaba o simplemente me estaba equivocando por mis deseos.

A la hora de la comida me puse un vestido de andar por casa, ya que comeríamos mi madre y yo solas. Ni una llamada de Tomas. Encendí varias veces el ordenador, para saber si se conectaba Carlos, si lograba hablar con él, para tratar de obtener alguna pista, pero no obtuve ninguna respuesta.

Llego la hora, me despedí de mi gente hasta el lunes y me fui al aeropuerto a recoger a Carlos, una vez que oí por megafonía que ya estaban desembarcando su vuelo, llame a María y le dije que en media hora estaría en casa con nuestro amigo Carlos, ella ni se inmuto, solo me dijo ah, vale, pues aquí estaré. Me desconcertó, pensé que no le había hecho mucha gracia. Vi aparecer a Carlos con dos maletas grandes, venia vestido informalmente y yo en cambio iba bien trajeado con chaqueta y corbata. Nos saludamos como si fuéramos amigos de toda la vida. En el camino cuando íbamos en el coche, le dije que en casa no se podía hacer absolutamente nada, ya que además de los niños estaba mi suegra, pero sobre todo porque nuestra casa era sagrada y ahí no se hacía nada, era el acuerdo que teníamos mi esposa y yo. Él lo entendió perfectamente y me dijo que por su parte no habría ningún tipo de problema. Por la contestación que me acaba de dar maría le dije que lo mismo maría no estaría muy a gusto, que la entendiese y Carlos me decía que lo entendía.

Cuando me llamo Tomas para decirme que ya venía con Carlos, todo el cuerpo se me revoluciono, hasta me dio dolor de tripa. Que nervios tenia. Me fui para la habitación y me empecé a vestir. Una vez que estaba desnuda, me di cuenta que mis pezones se me habían puesto duritos. Cuando me vi ante el espejo con la ropa interior puesta, me dije a mi misma que desperdicio y suspire, la recompensa seria cuando me viera Tomas en nuestra habitación. Acabaríamos lo de esta mañana. Me termine de vestir y me veía discreta pero explosiva. Lance perfume al aire para dejarlo caer sobre mí. Hasta que llegaron se me hizo eterno el tiempo.

Entramos en casa y a la primera que nos encontramos fue a mi suegra, le presente a Carlos y llame a María, cuando la vi aparecer, me di cuenta de mi equivocación. Venia como una gata en celo. Dio dos besos a Carlos, eso sí, muy discretamente. Salieron los niños a ver quién era. Los saludo y de una bolsa que traía saco dos regalos para los niños, los cuales se pusieron muy contentos, eran unos buenos regalos. Vi que quedaba otro en la bolsa, pero no lo saco.

Oí que Tomas me llamaba ya habían llegado, me dirigí al salón con total parsimonia, pero cuando vi a Carlos todo en mi dio un vuelco. Cuando nos dimos los dos besos, ganas me entraron de tirarme a su boca.

Mi suegra no hacía más que preguntas, en teoría él era un empresario amigo nuestro de hace bastante tiempo. Cosa que a mi suegra le extrañaba que nunca hubiéramos hablado de él. Lo importante era que tanto mi suegra como Carlos congeniaron perfectamente. La cena fue de lo más amena, Carlos estuvo más que discreto, apenas miro a María y tampoco hablo mucho con ella. Casi todo el tiempo se lo paso hablando y piropeando a mi suegra. Mi suegra tomo la medicación que tomaba por las noches y al rato estaba ya dando cabezadas, se levantó y se fue a dormir. Los niños los viernes noche, al no tener al día siguiente colegio, se acostaban más tarde, pero Tomas les mando a la cama. Se pusieron revoltosos y pesaditos, protestando, el padre los acompaño a la cama.

Mientras yo me fui a la cocina, terminé de recoger y fui a la galería donde estaba el tendedero a descolgar una ropa que mañana mi suegra se llevaría, la descolgué porque seguro que ella se levantaría la primera y para que pudiera plancharla y no tener que salir al tendedero. La galería donde estaba daba al exterior, protegida por unas lamas que permitían entrar el aire, pero que con la luz apagada no se veía nada desde el exterior. Lo digo porque de pronto se apagó la luz y apareció Carlos. El corazón se me salía. Se me acerco por detrás y me dijo con voz seria, María, María no has sido buena anfitriona y por eso voy a castigarte, yo le dije que en mi casa nada de eso y él me dijo, tendré que castigarte y luego no me quedar más remedio que encularte hasta que me pidas que no pare, que te dé más, te romperé el culo nuevamente zorra. Yo me resistí, lo digo en serio, aunque entre el vino que bebí y la fuerza de él me costaría. Por lo pronto metió la mano por debajo de mi falda y todavía no sé cómo pudo romperme las bragas. Trate de zafarme e irme de allí, pero me agarro fuertemente, apoyándome contra la pared y empezó a azotarme con fuerza mi culo, me azotaba con saña y violencia, tras mis primeras quejas y a pesar del dolor, no pude evitar el excitarme, pero no quería, porque no quería profanar mi casa ni el acuerdo con mi esposo.

Era todo un cabron, se dio cuenta de que a pesar de mis quejidos me estaba excitando, lo que hacía que se animara más, no quería que me tocara porque se daría cuenta y justo en ese momento me metió por lo menos dos dedazos en el chochito encharcado y el pulgar en el culito. Cada vez me costaba más resistirme, cuando aflojo y oí como se desabrochaba el pantalón hice por irme de allí, pero me agarro nuevamente y me apoyo en un taburete que había allí, para luego notar como se apoyaba violentamente contra mí y pude percibir el calor de esa polla gorda y larga, toda caliente y suave, que con agarrándola con su mano, se abrió camino hasta la entrada de mi culito y empezó a empujar.

Yo seguía quejándome y el hizo más presión animado por mis quejas, pero ya mis quejas eran bastante fingidas, estaba prácticamente rendida, mi culo estaba estrechito a pesar de ya haber entrado ese pedazo de carne varias veces, sentí como si me rajaran el culo nuevamente, hasta que noté como terminaba de abrirse camino hasta llegar a lo más fondo. En ese momento con mi respiración acelerada vi la silueta de Tomas, le miré y vi cómo me miraba, fui a hablar cuando Carlos empezó a bombearme el culo y de pronto empecé a sentir un gusto infinito. Estire la mano y se acercó Tomas le agarre con fuerza le pedí perdón, pero acto seguido y sin poder evitarlo le pedí a Carlos que fuera más rápido, pues cuando más fuerte y rápido lo hacía, más placer recibía. Era un bombeo tan frenético que le daba igual Tomas y le daba igual todo, que manera de follar que tenía. A la vez que me follaba me agarraba con sus manazas mis tetas y me tenía destrozado los pezones del gusto que me daba. Casi resbalo en uno de sus empujones y mi mano toco en la entrepierna de mi marido, al que yo creía enfadado, pero estaba empalmado como un burro. Él se dio cuenta de que yo me di cuenta, le miré y le dije si le gustaba ver como enculaban a su esposa a la fuerza, el no contesto, pero no hizo falta, me contesto con su mirada. Sin espéramelo de pronto me vino un orgasmo como nunca lo había tenido, ni tan siquiera las otras veces con él. No sé el porqué, el culo me ardía, pero el placer fue inmenso.

Cuando deje a los niños y llegue al salón, no vi a ninguno de los dos, fui a la cocina y tampoco, pero los oí en la galería, cuando me asome, vi a Carlos fallándose a María por detrás, no sabía si la estaba follando por el coño o le estaba dando por culo, al instante María me vio y vi como si me quisiera decir algo, pero estaba recibiendo tanto placer, se le veía en la cara, que era incapaz de expresar ninguna palabra. Luego casi se cae y me acerque, fue cuando ella me agarro y casi se cae, se dio cuenta de mi polla dura y me miro con cara de puta y me pregunto si me gustaba lo que veía, no le pude decir que sí, pero ella ya lo había comprobado. Lo que más me dejo perplejo fue la manera de correrse, no lo sé explicar, pero fue casi antinatural, nunca la vi de esa manera. Recompusieron sus ropas y salieron hacia el salón, Vi como a Carlos le costaba guardarse semejante instrumento en sus pantalones, ya que por lo que pude ver no se había corrido. Cunado María paso a mi altura, me acaricio la cara y me dio un suave beso en los labios.

Después de ese orgasmo tan inesperado y fuera de lo normal. Me bajé las faldas y me fui para la cocina, para luego irme al salón. Vi como mi marido me miraba al pasar, le acaricié y pensé que no se podía quejar él me había metido e esta espiral de deseo y de sexo. Cuando llegué el salón me tuve que sentar en una silla, vaya manera de temblarme las piernas. Los vi llegar a los dos y mi vista se iba al bulto que llevaban los dos en sus pantalones, aunque no había comparación entre ellos. Carlos se sentó en la silla que había junto a mí y Tomas se quedó de pie, cerró la puerta del salón y con voz seria nos empezó como a regañar. Tenía razón en todo lo que estaba diciendo, no sabía que decir, me puse de pie para que se calmara un poco y dijo de irnos a dormir. Una vez en la cama, me costaba dormirme, sabiendo que Carlos estaba en la habitación de al lado, los calores que me entraban por todo el cuerpo no eran ni normales.

SABADO, 21 MAYO

A la mañana siguiente, temprano, mi suegra se preparó para irse al pueblo, tendría que llevarla yo a la estación de tren, entre ir y venir, una hora. Los niños querían venir y nos preparamos todos para ir, pero mi suegra le dijo a su hija que ella se quedase, que como iban a dejar a nuestro amigo solo en casa. Se puso tan pesada que al final le di la razón. Pero mire muy fijamente a mi mujer, ella me entendía. Me fui para la estación pensando si mi mujer claudicaría o no. Cuando regresamos mi mujer estaba en la cocina, no había rastro de Carlos, seguía en la cama. Mi mujer me juro que no había pasado nada.

Cuando mi marido se fue con mi madre y los niños a la estación, a pesar de su mirada penetrante, tuve unas tentaciones muy grandes de ir a la cama de Carlos, estuve cerca de abrir su puerta unas cinco veces, pero se lo había jurado a mi marido, lo único que sabía es que si él se levantaba y lo intentaba sabía que caería. Pero no sucedió así. Nos fuimos a comer fuera de casa y tanto durante la comida como el resto de la tarde, estuve excitadísima y eso me hacía cambiar el carácter. Cuando regresamos a casa nos encontramos a una vecina y a miga, le presentamos a Carlos y según vi como lo miraba me dio rabia. Después de hablar un rato con ella, se ofreció a quedarse con los niños para que pudiésemos salir a tomar una copa por la noche, peo siempre y cuando no tardásemos mucho en volver. Mi marido le tomó la palabra y acepto.

Se preparaba para salir, entre en la habitación y la veía nerviosa, dudando de que ponerse y ella me decía que le ayudara a elegir. Para ponerle más nerviosa, llame a Carlos y eso ya de por si le puso nerviosa. Cuando llego Carlos le pregunte que le quedaría mejor a María de lo que ella ya había seleccionado. Carlos ni miro la ropa, pero si a mi esposa y con una tranquilidad pasmosa, le dijo que se pusiese lo que más puta le hiciese sentirse. María se quedó muy seria, rompiendo al final en una risotada diciendo que ya sabia y nos mandó fuera de la habitación.

Mi marido metió a Carlos y a mí, pero sobre todo a él, en preguntarle que ropa sería la mejor para ponerme. El me miro y me dijo con todos sus memoles que me pusiese lo que más puta me hiciese o algo así. Los mire y dije vale, los tire de la habitación y me vestí lo más puta que pude. Me puse una falda bastante corta de estampado étnico punto elástico, que se ajustaba a mi cuerpo totalmente, resaltando sobre todo mucho mi culo. Que al llevar tanga parecía que debajo no llevase nada y luego me puse un top cruzado amarillo sin sujetador, que según me miraba al espejo, ya se me marcaban los pezones y eso que estaban en un estado normal.

Cuando salió por fin mi mujer estando ya nuestra amiga, nos quedamos todos estupefactos. La que acabo con el silencio fue la amiga, que dijo madre mía María y dirigiéndose a nosotros nos dijo que tuviésemos cuidado no la fueran a secuestrar que había mucho buitre y más por la noche. Durante la cena bebimos todos, Carlos solo un poco de vino y en el pub igual. Yo sabía el peligro que tenía mi esposa con un poco de alcohol y en vez de controlarla la deje como hacia muchas noches. Luego en la cama estaría mejor.

De la cena cuento poco porque no hubo nada que destacar. Pero en el pub fue todo muy distinto. Estábamos los tres en la barra en un extremo de la misma y yo en medio de los dos. Mi esposo hablando sin parar, porque estábamos hablando de un trabajo para los meses de junio y julio, Tomas hacia una y mil preguntas. Cuando noto una mano entre mis piernas por detrás. Yo sigo con mi copa en la mano, sé que es Carlos. Yo mantengo el tipo, para que Tomas no se dé cuenta.Tenía unas manos fuertes y con unos dedos largos que masajeaban mi culo dándome un gran placer. El muy cabron sabía lo que hacía, luego con suavidad tiraba de mi tanga, de tal manera que aprisionaba mi clítoris, que a esas alturas estaba ya que explotaba. Cuando estaba más en tensión, aflojaba y era como si mi clítoris se relajara, pero no era así, estaba más sensible. Lo que hacía que mi candente chochito estuviera ya más que lubricado. Luego con la habilidad de esos grandes dedos y sin dejar de hablar, separo mi tanta y sus dedos tomaron vida propia, ya era inaguantable, que bien que lo hacía. Me masturbaba desde atrás y con qué habilidad. Hasta el extremo que acerque mi boca ala de Tomas y le dije que me besara o me iban oír en todo el pub, sin esperar a más le bese y me corrí, apagando mis gemidos con su boca.

Estábamos en el pub hablando cómodamente de un trabajo de verano, cuando mi esposa me interrumpe y con voz confusa me dice que la bese o la van a oír todos. Me beso, note su boca como con mucha saliva y luego note también como se retorcía de gusto, lleve una mano hacia su chochito y me lo encontré ocupado, ahora me explicaba todo. Después de esa corrida se quedó apoyada en la barra, con cara de felicidad. Ya era hora de irnos para casa, cogimos un taxi, ya que cuando salimos por la noche y por motivo del alcohol no conducimos. Yo monté delante y los deje a ellos detrás, aunque de vez en cuando me giraba para decir algo, los vi comportarse correctamente.

Cuando íbamos en el taxi camino a casa y a pesar de que Tomas controlaba todo, Carlos llevaba un brazo por detrás de mi espalda, de tal manera que yo con los brazos cruzados, tapaba como me agarraba y sobaba un pezón. Apretaba y aflojaba, lo medio retorcía, todo ello me ponía más cachonda que nunca y si a eso le sumábamos las copitas que llevábamos ya, me daban ese punto de putón. Una vez en nuestra casa mi amiga se marchó pronto y nos quedamos los tres en el salón. Yo les dije que me iba a poner cómoda, sobre todo por2que los tacones me machacan los tobillos. Ellos decidieron hacer lo mismo.

Estando en nuestra habitación María saco un pijama de verano de seda, pantaloncito corto y una camiseta muy descarada. No hubo manera de hacerle ponerse otra cosa. Cuando salimos de nuestra habitación Carlos ya estaba en el salón, estaba sentado en el sillón de tres. No sé si era un pijama o qué, pero llevaba un pantalón corto azul marino y una camiseta de la misma tonalidad con unas rayas blancas y rojas. Donde se le notaban perfectamente sus músculos y los bíceps. Vi como miro a María con intensidad. Sin nadie decirme nada yo me senté en uno de los sillones de uno y María se sentó en el mismo que él. Me levante nuevamente para poner unas copas y María me dijo que había dejado cava en la nevera. Fui por el cava y vi que había tres botellas, me entraron serias dudas porque ya fuera cava o champan, María es beberlo y ponerse tontísima, cuando digo tontísima me refiero a cachonda. Abrí la botella y brindamos. María se bebió tres copas casi seguidas. Levanto sus pies y los encogió encima del sillón, pero al rato los tenia estirados encima de Carlos, pero sin hacer nada a raro. Aunque cuando flexionaba las piernas yo sabía que por la entrepierna de su pantaloncito se estaría viendo su chochito, porque ya conocía yo bien ese pantalón.

Yo me senté en el mismo sillón que Carlos y en cuanto pude estaba en una posición que sabía que me estaría viendo todo y a esas alturas ya debía de saber que no llevaba nada debajo del pantalón. Doblaba las rodillas, abría disimuladamente mis piernas, lo estaba provocando, pero el tío se resistía. Hasta que noto que empieza a tocar suavemente mis tobillos y va subiendo poco a poco sus manos. Los roces de las yemas de sus dedos hacen que me lleguen escalofríos por todo mi cuerpo sobre todo en mi chochito. Me dejo hacer en el sillón, apoyando mi cabeza en el reposabrazos y según noto su mano acercarse a mis muslos, me voy poniendo más caliente. Doy un último sorbo a la copa y me bebo el cava que quedaba. Oigo hablar a los dos, no les prestó atención, estiro mis manos hacia arriba y mi marido mientras habla me acaricia uno de mis brazos. Ya ha llegado a donde yo quería. Sus dedos resbalan dentro de mi chochito que está muy lubricado. Se me escapan unos gemidos y es cuando Tomas se calla y al verme como me ve, yo creía que me cortaría la historia, pero dice que ahí no, que mejor nos vayamos a su habitación. No le hago que me lo tenga que repetir, lo único que le digo es que se lleve las copas a la habitación.

Estando en el salón, veo que Carlos toquetea los tobillos de María y aunque no lo veo bien, sé que está subiendo su mano, cuando soy consciente de que ha llegado, es cuando oigo gemir a María. Por eso les propongo de irnos a la habitación nuestra que es más seguro por si despierta alguno de los niños. No me gusta que lo hagamos ahí, pero sé que es inevitable, no solo por mi esposa, por mí también. Pero antes de irnos Carlos se levanta y nos dice que un momento, que se acaba de acordar de algo, se va a la habitación y vuelve con dos regalos, nos dice que no nos los dio antes, porque como no sabía que estaba la madre de María, no quiso hacer un feo. Yo le dije que no se tenía que haber molestado. María abrió el suyo, dio un grito de sorpresa y alegría. A mí me había traído una cámara digital estupenda, era mixta. Era una cámara que yo ya conocía y que había comentado en Alicante que pensaba cambiar la que llevaba por esa. Yo le dije que gracias y María se abalanzo a él dándole un beso largo. Tuve que pararles e irnos a la habitación. Una vez en la habitación cerré la puerta y puse el seguro, para que nadie nos pudiese pillar.

Cuando me quise dar cuenta ya estaban los dos desnudos y tumbados en la cama besándose como con rabia. Pero era simplemente el deseo contenido. La cámara no estaba cargada del todo, pero tenía batería y no lo pensé, como tampoco pregunté. Me dedique a filmar y fotografiar. Tenía nervios por todo, pero al contrario que ellos que estaban como si estuvieran solos, yo estaba pendiente de ellos, de los ruidos que se pudieran producir fuera de la habitación que me alertaran sobre la presencia de los críos, de mi pura excitación, era todo muy complicado para mi mente.

Ya una vez que nos metimos en la habitación, mientras Tomas cerraba la puerta de las habitaciones de los niños o eso imagine, como una autentica perra, me desnude y me tumbe en la cama, abriendo mis piernas, para calentarme más con la mirada de Carlos, que se desnudaba tranquilamente, pero cuando vi esa polla, que la tenía en la mente siempre, me puse a chorrear literalmente, la seta con un color como morado, las venas hinchadas que hacían que pareciese más gruesa y esta vez con algo de pelo, no estaba depilado como la primera vez, pero hacia que se viera majestuosa, sabía que me la metería por todos los sitios. Según se tumbaba en la cama, me enganché al cuello y nos besamos, le mordí el labio, nuestras lenguas se mezclaban en nuestra boca, era como una batalla entre lenguas y que manera de besar, su boca era como una ventosa, que se comía toda mi boca, mi lengua, que barbaridad.

Mientras esto ocurría, notaba la dureza y la polla caliente en mi tripa, que me hacía volverme más loca. Ya no me acordaba de nada, solo deseaba que me penetrara y de la manera que lo hacia él, con esos cambios de ritmo. Sentí como se cerraba la puerta, como aumento la luz, ya que no quedo nada sin encender, pero me daba igual. Carlos paro de besarme y se puso a recorrer mis pechos, mis pezones con su lengua, que era bastante grande y puntiaguda, la manejaba de lujo, no sabía quién le habría enseñado, pero le enseñaron muy bien. Una vez que mis pezones estaban lo más duro que podían estar, que la sensibilidad era suprema, se pasó a lamerme mi tripa, mi ombligo, haciéndome retorcer de una manera exagerada. Estaba deseando que llegase a donde iba. Pero el muy cabron se hacía de rogar, lamiéndome ahora por los alrededores de mi chochito, pero sin llegar a mi botón mágico, que estaba ansioso por su lengua.

Por fin paso su lengua a todo lo largo de mi chochito, incluido mi clítoris, que me hizo levantar mis caderas para notarlo más, pero cuando metió su lengua dentro de mi chochito y la note moviéndose dentro, como la movía en círculos, sacándolo y metiéndola a toda velocidad, era como una follada en toda regla. Notaba que me faltaba hasta el aire y cuando llego el placer supremo, fue cuando me atrapó con sus labios mi clítoris, lo succiono lo suficiente, para que se hinchara más y luego con una suavidad inusitada, con una lentitud pasmosa, me lo lamia sin prisa, hasta que cambio y lo empezó a hacer más deprisa, haciendo tener un orgasmo indescriptible. Es más tal fue el orgasmo, que tuve tanta sensibilidad, que quise quitarle, pero él me atrapo y siguió lamiendo, lo que me saco de mi mundo, para hacerme otra vez estar al borde de un orgasmo. Volviéndolo a conseguir sin apenas esfuerzo por parte de él.

Yo notaba como fogonazos, al principio me dio un poco de corte, pero no me dio tiempo a pensar más, porque Carlos como si yo no pesara nada, me dio la vuelta en un segundo, quedando tumbada boca abajo. Me mordía el cuello por todos los sitios, me lamia de una manera muy singular, lo que me hacía tener la piel totalmente erizada, con unos escalofríos que llenaban todo mi cuerpo de placer. Me pasaba la lengua de arriba a abajo por toda mi columna, no se cansaba, se notaba que él lo disfrutaba también, mientras con sus dedos no paraba de meterlos en mi chochito, que ya estaba necesitando algo más que dedos. Cuando llego a mis nalgas, las mordía con rabia, pero las mordía con firmeza, pero no sé cómo lo hacía, pero era entre dolor y placer, que bien lo hacía. Abrió mis nalgas bien abiertas, quedando mi ano en plena exposición, pero otra vez que no me dio tiempo a pensar nada, porque de pronto ahí está su lengua, follándome el culito, era espectacular, como notaba su pinta dentro de mi culito, eso sí que era una buena mamada de culo y no las que me había hecho hasta entonces Tomas y no era porque él no las hiciera bien, si no que Carlos y su lengua tenían una habilidad innata.

Estaba fotografiando todo y me quede perplejo cuando vi como mi como a mi esposa se le desencajaba la cara y como se corría sin cortarse, de una manera brutal y queriendo apartar a Carlos, pero este la tenía bien agarrada por sus nalgas y no la soltaba, María le decía que por favor que estaba muy sensible que parara, pero estaba visto que Carlos no la hacía caso, para ver cómo se volvía a dejar llevar y como agarraba las sabanas corriéndose otra vez de manera igual a la anterior. Cunado Carlos le dio la vuelta de forma abrupta, vi como María al notar su boca por su espalda, volvía a excitarse y cuando le comía el culo ella movía la cara de un lado a otro. Yo deje de tomar imágenes y me desnude, estaba al borde de una buena corrida. Dejé la cámara en la mesilla y me senté en el borde de la cama junto a mi mujer. Que al sentirme me miro y su cara estaba llena de placer, lo note y me lanzo un beso, haciéndome un gesto de que estaba muy cachonda. Cuando vio el empalme que tenía me sonrió como diciéndome disfruta como me follan. Ahora Carlos se incorporó un poco, no soy gay, pero era espectacular ese cuerpo, brillante por el sudor y esa musculatura. Y porque no decirlo, la visión de ese ariete, más que de una polla. Que se estaba preparando para embestir a María, los tres lo sabíamos. Carlos no se la metía, ella lo pedía casi como con suplica, me ponía cachondo ver como lo pedía, al principio de forma muy fina, penétrame por favor. Hasta que paso a decirle follame de una maldita vez. Pero Carlos era muy particular, me miraba y yo no sabía qué hacer, ante esa mirada insistente, entendí que me pedía permiso y con mi cabeza le hice una seña diciéndole que adelante, pero ni se inmuto.

Se agacho y le dijo algo al oído de María y esta se quedó como en fuera de juego. El paso su ariete por entre las piernas de María, que le sacaron un quejido de placer estruendoso, pero no se la metió. Entonces María me miro diciéndome vamos cornudo, hasta que tu no se lo pidas no me follara. Eso tendría que haberme molestado, pero tal como me lo dijo, esa voz esa mirada, hicieron que me pusiera más cachondo y se lo pedí a Carlos, que automáticamente se la metió taladrando su chochito hasta el fondo. Cuando de pronto me vi pajeándome de una manera desaforada y corriéndome sin poder aguantar ni un segundo más, mi mujer lo vio y me sonrió. Mientras Carlos haciendo un alarde de fortaleza no paraba de follarla. María no paraba de pedir más y más. Después de limpiarme volví a sacar la cámara.

Sentí como Tomas se sentó cerca de mí. El me miraba y yo, aunque quisiera no podía cambiar la cara de perra que tenía. Le miraba y le decía mentalmente, mira como me folla un buen macho, esto es lo que tu querías y es mejor de lo que pensábamos. Carlos paro de comerme el culito, pero no me hacía nada y yo como gatita en celo, le pedía que me penetrase. Pero el pasaba de mí. Cuando ya no me aguante más, fue cuando me paso toda su polla, desde mi chochito hasta mi culo, un par de veces y vi que no me la metía. Entonces se acabaron mis buenas formas, le dije que me follara de una puta vez, que no fuese cabron, que me la metiese ya hasta las entrañas. No me hizo caso y se agacho a mi oído, diciéndome con voz muy baja para que le oyese nada más yo, dile a tu cornudo que me pida el que te la meta. No creáis que lo dude mucho, mire a Tomas y le dije vamos cornudo dile que me folle que hasta que tu no se lo pidas el no lo hará. Mi marido debía estar tan cachondo como yo, porque no lo dudo y cuando le oí me puse doblemente cachonda, por oírle decir, fóllate a esta puta ya y como Carlos la metí de un solo golpe, que bruto, pero que gusto. Carlos le decía a Tomas que buena puta tienes, es un lujo de mujer. En vez de disgustarme me ponía más cachonda. Se paró un poco y era porque Tomas quería fotografiar esa polla entrando en mi chochito. Levante un poco las rodillas, quedándome con el culo en alto para que me fotografiara bien y sobre todo para sentir más y mejor semejante polla. Una vez que me hizo las fotos, Carlos dijo que ya estaba bien y me empezó a follar de una manera violenta, era en ese momento como muy primitivo, bestial, rudo, algo genial, sudábamos los dos, pero de pronto cambiaba el ritmo y era más suave más lento, esos cambios hacían palpitar a mi chochito y lo digo de forma literal. Eran unos espasmos de puro placer.

Yo ya estaba muy cerca del orgasmo, pero no quería que él se diese cuenta. Pero era como adivino, porque de pronto inicio una nueva sesión de fuerza follándome con total rudeza hasta que grite de gozo y placer. Ya me dolía todo, pero él no se había corrido y yo sabía que estaba a punto, lo notaba. Me pregunto que donde quería que me corriese, no me lo pensé le dije que me llenase el culo y mirando a Tomas le dije que quería una foto de cerca y en primer plano de mi culito. Mientras Carlos me la metía por el culo, que noté nuevamente como si me desgarrase, pero ya más suave, cada vez lo tenía más acostumbrado, vi como Tomas acercaba dos lámparas de pie y las ponía más cerca de mí. Al final ya pasé de lo que hacia mi marido y me dejé llevar por el placer de estar ya con toda esa polla dentro. Era asombroso que me cupiera. Esta vez Carlos me follaba a un buen ritmo, pero se veía que se estaba aguantando para tardar un poco más en correrse y eso no lo iba a permitir, empecé con unos movimientos muy sexuales con mi culo, meneándolo perfectamente y note, como Carlos ya estaba más cerca, se agacho agarro mis pezones fuertemente y note como me llenaba el culo con líquidos calentitos, fue una atentica gozada. Le hice que me la sacara y vi como mi marido pego la cámara practicante a mi culo. Nos relajamos y nos quedamos tumbados. Mientras Tomas estaba mirando las fotos y nos enseñó la del culo, me impresiono, pero le dije que me hubiera gustado más con más distancia y menos luz, que se me veía muy blanco. Carlos enseguida se ofreció para repetirlo, pero Tomas dijo que ya estaba bien, que en otra ocasión y sin críos que lo que quisiésemos. Carlos se levantó y dijo que lo entendía y una vez se puso la ropa marcho para su habitación.

DOMINGO 22 MAYO

Si no hubiese dado yo por finalizado la sesión, estos hubieran seguido, pero ya no quería tentar más a la suerte y que los niños pudiesen pillarnos. Los primeros en levantarnos fuimos los niños y yo. Luego vino María recién duchada, con albornoz y una toalla a la cabeza. Que se había levantado pletórica, pocas veces la vi de tan buen humor. Ya solo faltaba Carlos que se marchaba esa misma mañana hacia Alicante en tren. Los niños se fueron al salón a ver un canal temático de niños. Apareció Carlos, arreglado, vestido y ya preparado para marcharse. Le pregunte que desayunaba y me dijo que leche con cereales, si teníamos. Saque los cereales, le pregunte que la leche fría o caliente y él me dijo que si tenía del tiempo mejor. Abrí una botella de las que tenía en la despensa, ya solo me quedaba preguntarle si en vaso, en taza. El me pregunto si teníamos cuencos, le dije que no y le enseñe unos lava frutas grandes que teníamos, diciéndome que perfecto, casi vació la botella de leche, ante mi cara de asombro, María que no era muy dada a esos comentarios, dijo ahora me explico algunas cosas y se rieron los dos. Yo sabía de sobra porque lo hicieron.

María dijo que se iba a secar el pelo y vestir. Carlos siguió desayunando y yo me quede charlando con él. Cuando termino dijo que se iba a terminar de hacer las maletas y yo me fui con mis hijos. Yo sabía que María tardaría en arreglarse, peo Carlos ya tenía que estar aquí. Me subió un sudor frio, pero me dije, no sería María capaz. Quiero salir de dudas y les digo a mis críos que no se muevan de ahí, que el suelo del pasillo esta mojado. Me voy para la habitación y no se ha cuál de las dos ir, si a la que se supone que esta Carlos o a la mía. En ninguna escucho nada, si pasara algo en la que esta Carlos se oiría, pero en la mía no. Abro la puerta de mi habitación con mucho sigilo y oigo una vez dentro algo, pongo el seguro a la puerta y entro, en el baño veo a Carlos con los pantalones en los tobillos y a mi mujer sin albornoz en cuclillas comiéndose ese pollón, lo hace con glotonería. Carlos me ve y me pone cara de estar pasándolo bien, en vez de cabrearme y montar la bronca, mi polla va por un sitio y mi cabeza por otra. Me bajo la cremallera y me saco mi polla con una erección monumental, me voy para mi mujer y cuando nota mi presencia y se va a parar le digo que siga y la hago levantarse, cuando veo su culito bien abierto y se la meto por ahí, le meto como si nada, pero eso la puso más cachonda y tan caliente estaba yo que me corrí en su culo en pocos minutos. Cuando se la saque, ella paro de comérsela y me dijo que le hiciera una paja, así lo hice hasta que se corrió y Carlos le lleno la boca. Se levantó y la muy puta me dio un beso, yo creía que le sabría a la corrida, pero no, la tenía llena de leche y no dejo de besarme, fue muy extraño.

Estaba desnuda en mi baño, poniéndome una crema por mi cuerpo, cuando siento que abren la puerta de la habitación y pienso que tiene que ser Tomas, porque los niños siempre llaman y si no se les dicen que pasen no lo hacen. Llevándome la sorpresa de que es Carlos, sin pensármelo le digo que salga de la habitación, que Tomas, los niños, por favor, que se salga. Él no me dice nada, solo mira con cara de deseo mi cuerpo desnudo, esa mirada que me pierde de Carlos. Veo cómo se va desabrochando su cinturón y el pantalón, veo que su pollón sale por arriba de su calzoncillo, me tiembla la voz cuando le digo que no, que se vaya. Pero el sigue hacia mí y me da la vuelta ante mis quejas cada vez menos convincentes, me pone una mano y como si le leyera el pensamiento le pongo un poco de crema en sus dedos, que a continuación mete en mi culito, ya me limito a apoyarme bien, bajo la cabeza y espero con ansia que no se haga de rogar. Noto como entra más suave que la noche anterior. No quiero mirar al espejo, sigo con la cabeza agachada, sé que, si me miro al espejo, me darán remordimientos, me sentiré culpable por estar mi marido y mis niños tan cerca. Pero el me folla con una fuerza ya habitual, me logra poner tan cachonda que nos miramos por el espejo, somos tal para cual. Se agacha un poco y me hace una paja increíble con mi clítoris, lo que hace que mi orgasmo llegue con prontitud. Me la saca, sabe que no tenemos tiempo y me dice que me va a devolver parte de la leche que tomo. Sin que me diga nada más me agacho y se la empiezo a chupar, a pesar de la crema me sabe deliciosa, sentir eso ardiendo en mi boca.

Estaba enfrascada dándolo todo, cuando noto a mi marido al lado, quiero explicarme, pero él me dice puta sigue con lo que hacías y levanta el culo, me la mete e imagino que se daría cuenta de que estaba recién follado, porque entro muy bien. Me encanta tenerlos a los dos dándome, pero mi marido se corrió muy pronto, por lo que le digo que me toque el clítoris y lo hace hasta que me corro. Me doy cuenta de que Carlos está a punto, porque noto algo de sabor que va saliendo. Y mientras termino pienso en hacer una cosa cuando tenga toda la corrida en mi boca. Una vez más se corrió en abundancia, algo me tuve que tragar, pero me deje bastante cantidad en la boca. Me levante y bese a Tomas, aunque diga lo contrario, si bien es cierto que le desconcertó, al final me beso con deseo, aunque luego se hizo un poco el indignado.

Yo lleve a Carlos a la estación, íbamos hablando en el coche del tiempo que tardaría en llegar, le hable del futbol de esta noche, entre el Sevilla y el Barcelona, pero sentí que no le importaba mucho el futbol o esa fue mi impresión. Una vez en la estación, me dijo que no aparcara que no me molestase y nos quedamos hablando un poco antes de meterse dentro del hall de la estación. Me dijo que fuéramos un fin de semana a Alicante, que lo pasaríamos en su casa, que tenía un chalet muy agradable. Que lo utilizaba cuando llegaba el buen tiempo. Tenía buena labia porque al final me convenció, sobre todo porque me dijo que podríamos presentarle a mi mujer alguna amiga especial. A lo que le conteste que me dejara prepararlo e iríamos. Nos dimos un abrazo y se fue.

Después de escribir entre los dos la historia que hemos vivido recientemente y después de ver nuevamente las fotos y el video, no os podéis imaginar cómo estamos.