Nuestro amigo Antonio estaba deprimido

Como mi mujer curó la depresión de nuestro amigo.

Nuestro amigo Antonio estaba deprimido, no es extraño, en el ultimo año su mujer le había dejado, el trabajo le iba mal, y sus hijos no le daban ninguna buena noticia. Ana y yo lo intentábamos animar, pero resultaba cada vez mas difícil, hacíamos que saliera con nosotros, lo invitábamos a cenar, y todo lo que estaba en nuestras manos, pero eso no era suficiente.

Antonio tenia la costumbre de presentarse en casa cuando le venia bien, a nosotros nos gustaba, ya que sabíamos que era el único lugar donde no se sentía solo.

Un sábado por la mañana estábamos en casa solos, nuestro hijo había ido con sus amigos, era verano y hacia calor, yo andaba con unos calzoncillos tipo bombacho y una blusa, mi mujer con una camiseta larga muy ancha blanca, que le llegaba poco por debajo de su culo y con un poco de buena vista era algo transparente, debajo solo tenia un tanga. Sonó el timbre y era Antonio, mi mujer abrió la puerta sin cambiarse de ropa, cosa que no suele hacer pero supongo que pensó que seria alguno de los hijos. Pasaron al salón, yo salí de la cocina donde estaba preparando la comida, me pareció verlo contento, hacia tiempo que no lo veía así, ya que últimamente siempre tiene cara de preocupado, parece que mi mujer también se dio cuenta, ya que le dijo:

Me gusta verte así contento, no como estabas antes, que ha cambiado?

Pues que llego a casa de mis amigos, y solo de abrir la puerta, tengo una vista que me alegra el día.

Vaya, he sido yo?, que alegría, pero si voy vestida con una camiseta vieja

Ya, pero me parece de lo mas sexy posible

Yo comprendía aquel hombre, el ultimo año no tubo ninguna alegría, además, en el tema sexo estaba completamente seco, ver a una mujer vestida así podía excitarlo, se me ocurrió que podía alegrar mas el día a mi amigo, y levantándome pedí a mi mujer que también se levantara, la hice poner delante de el, y yo detrás de mi mujer, interrogué a Antonio:

Te gusta ver así a Ana ?

Y a quien no ?, respondió.

Que te gusta mas, ver sus piernas?, saber que debajo de la camiseta casi no lleva nada?

Mientras decía esto, mi mujer estaba con una risa nerviosa, supongo que no sabía que quería hacer. Antonio respondió:

Un poco todo, Ana tiene muy buen tipo

Si, respondí yo, y mira las piernas

Yo cogí la camiseta por la cintura, y muy despacito fui subiéndola hasta o justo para que no pudiera ver su tanga, y le dije:

Te gusta mas ahora?

Claro, respondió

Entonces intervino mi mujer:

No sabia que te gustara tanto mi cuerpo, y menos que te alegrara tanto el día verme vestida así, lo hubiera sabido, seguro que me vestiría así cuando estemos los tres solos

Pues ya lo sabes ahora, Ana, dijo Antonio.

Ya ves, dije yo, no lleva sujetador y mira como se nota que no le caen nada los pechos.

Es un milagro, dijo Ana, después de tener un hijo, estoy orgullosa de mis pechos

Se me ocurrió algo para levantar más el animo de Antonio, detrás como estaba de Ana, dije:

Ana, no te muevas, estate completamente quieta.

Y cogiendo la camiseta por los hombros, y muy despacito, fui separando las tiras hacia su brazo, de manera que se ampliaba el escote y se podía ver gran parte de los pechos.

Te gusta?, le dijo Ana

Muchísimo, cada vez mas, respondió

Girando un poco la cabeza, Ana me dijo:

Porque no le enseñamos un poco mas

Me fije en sus pechos, su pezón se marcaba en la camiseta, lo que me indicaba que estaba caliente

Como no, dije, Antonio, ahora vas a ver algo que pocos hombres han visto

Ana estaba completamente inmóvil, pero se notaba contenta, muy despacito fui bajando más y mas la camiseta, casi solo ocultaba de su pecho los pezones y la parte baja del pecho.

Vaya, me estáis poniendo como una moto, dijo Antonio

Si esto te anima, dijo Ana, nosotros también estamos contentos

Ana me miró como pidiéndome que le siguiera bajando la camiseta, yo no pensaba pasar de donde estábamos, ya que mi mujer no le gusta exhibirse, en la playa no hace top-les nunca, por lo que supuse que ella no quería enseñarle los pechos a Antonio. Me quede un momento pensando, y de golpe me di cuenta de que no solo Ana y Antonio estaban calientes, yo también, el exhibir a mi mujer me ponía dura la polla.

Después de un tiempo de silencio, continué bajando muy despacito la camiseta, Ana seguía inmóvil y no dejaba de mirar a Antonio a los ojos, de golpe, cede la ropa y aparecen los dos pechos delante de Antonio, ella sigue totalmente quieta, Antonio no cerraba los ojos ni para parpadear. Paré de bajar la camiseta, le quedaba por la cintura, el silencio era total.

Di algo Antonio, dijo Ana, que si no me pondré mas nerviosa.

Que puedo decir, me las había imaginado muchas veces, pero en natural están mucho mejor

Me has imaginado desnuda? Dijo Ana

Si, claro, y muchas veces.

Vaya con nuestro amigo, dije yo, a saber que habras hecho pensando en ella

Mejor que no lo sepas, contestó.

Esto pareció gustarle mucho a mi mujer y le dijo:

Me gusta que un hombre sueñe conmigo, como premio te voy a enseñar mas

Diciendo esto dejo que su camiseta cayera al suelo, quedo vestida solo con el tanga, aparecía maravillosa delante de Antonio, y yo, detrás de ella, viendo como se exhibía totalmente empalmado.

Ahora que te parece?

Uf, dijo, increíble

Ana no contenta con esto, se dio la vuelta para que nuestro amigo disfrutara mas de su cuerpo, le muestró todo el culo, ya que el tanga quedaba escondido en su pliegue, por delante aparecían los pelos que el mini-tanga no podía ocultar, Antonio estaba tan excitado que no se atrevía ni a moverse, Ana era dueña de la situación, y yo no quería quedarme atrás, diciendo:

Ana, este tanga no tapa nada

Es verdad, dijo ella, y si no tapa nada, no es mejor que me lo quites?

Cariño, si algún otro caballero quiere hacerlo...., no me opondré.

Bueno, yo creo que este honor es para el invitado

Claro que es para el, dijo Ana

Se acerco a Antonio, quedando ante el con las piernas algo separadas y le dijo:

Me harás el honor de sacarme el tanga?

Lo estoy deseando, respondió.

Antonio, muy nervioso cogió las tiras laterales del tanga, y sin pensárselo dos veces, se las bajo de golpe. Yo continuaba con la excitación, Ana se estaba mostrando totalmente desnuda, se apartó un poco de Antonio y le dijo:

Es así como habías imaginando mi cuerpo?

No, así es mucho mejor

A saber que harías tu cuando te lo imaginabas, dijo Ana

Todos nos reímos, pero Ana quería continuar siendo dueña de la situación, y dijo:

Antonio, ya me has visto desnuda, pero yo también quiero verte.

Mi mujer proponía ahora que Antonio se desnudara, este no sabia que hacer pero se puso de pié y se sacó primero la camisa, después los zapatos y los calcetines, y a continuación los pantalones, quedo solo en calzoncillos de estos ajustados. Ana miraba con ojos de excitación, se notaba claramente que tenia la polla muy crecida. Mi mujer dijo:

Venga, no me hagas esperar, que hay algo aquí debajo que quiero ver.

Bueno, porque no lo haces tu?, le dijo

Ana se acerco agachándose, coloco las dos manos en los calzoncillos, y se los bajó de un tirón, ante ella se disparó una potente polla totalmente dura que apunto estuvo de rozarle la cara, , sin duda mas grande que la mía, y mucho mas gruesa, Ana la miraba incrédula, seguro que nunca había visto un aparato así, fue Antonio quien dijo:

Te gusta?

Vaya si me gusta, dijo Ana, solo había visto algo así en las películas porno, seguro que esto cuando está dentro no hace daño?

No lo creo, respondió riendo, por lo menos todas las que la han tenido dentro, si han gritado, no ha sido de dolor precisamente.

Ana me miro a mí, y me preguntó:

Puedo tocarla?

Eso tendrás que preguntárselo a el, le dije.

Girándose de nuevo a Antonio, y estirando el brazo, le dijo:

Puedo?

Claro que si, encantado, respondió

Se acerco, muy tímidamente toco con los dedos aquel maravilloso aparato, estaba asombrada, muy despacito agarro la polla con su mano, casi no podía, era increíble la cara que ponía de asombro y calentura, ella dijo:

seguro que cabe dentro?, mientras señalaba su coño

Seguro, y además da mucho placer

Se giró otra vez hacia mí y me preguntó:

Me dejas probarlo?

Si el quiere, por mi no hay problema,

Quieres ?, le dijo mirando a Antonio

Siiiiiiii, respondió

Ana hizo sentar a Antonio en el sofá, de cuclillas se coloco encima, con la mano dirigió la polla de Antonio a su coño, muy despacito hizo que centímetro a centímetro el aparato desapareciera de la vista mientras lo encajaba en su agujero, cuando estuvo toda dentro gritó:

  • Esto es maravilloso, estoy totalmente llena !!!!!!

Empezó a cabalgar, Antonio coloco sus manos en el culo para ayudarle en el movimiento, después se dedico a los pechos, retorciéndole los pezones, recordé que un día hablando de sexo con el le comenté este detalle que a ella le gustaba, parece que se acordaba. Yo me senté en una silla para poder tener buena visión de lo que sucedía, ver a Ana follada así me excitaba mucho. No había pasado ni tres minutos cuando mi mujer acelera el ritmo y los gemidos, señal de que se corría, y así lo hizo, violentamente, y durante un minuto seguido, creía que se desmayaría.

Acabo totalmente extenuada, se dejo caer encima de Antonio, este le abrazaba sin sacar la polla de su interior, pero en pocos segundos volvió a cabalgar, al ver esto, Antonio volvió al ataque con los pechos, en un par de minutos mas, se corrieron ambos a la vez, estuvo mucho rato descargando leche en el coño de mi mujer.

Ahora ya si que no podía mas, se dejo caer en el sofá, quedaron un ratito descansando, pero a Antonio no se le bajaba el empalme, Ana estaba con las piernas semi abiertas, su coño lleno de leche era lo que yo no podía dejar de mirar.

Se incorporó un poco, y vio que Antonio continuaba empalmado, sin decir nada acerco su boca tragando la parte que pudo de su polla, pensaba que seguro después le dolería la mandíbula, ella, que en esto de chupar pollas es una maestra, se aplicó tanto como pudo, yo disfrutaba del espectáculo, cuando me di cuenta que estaba apunto de correse, pensé que separaría la boca, que es lo que suele hacer conmigo, pero no, se tragó toda la leche que pudo, claro que mucha quedo esparcida por su cara, me pidió en gestos que me acercara, yo no la hice esperar, ella, sin levantarse, me abrió los pantalones y saco mi polla, que ya estaba dura, sin mediar palabra se la puso en la boca y bombeó hasta que me corrí en la boca como acababa de hacer con Antonio, la leche de los dos hombres se mezcló en su interior, mientras Antonio miraba el espectáculo.

Ahora, de vez en cuando, Antonio aparece por casa y si las circunstancias son propicias repetimos lo que iniciamos este día.