Nuestras zorras (3)
Nunca se sabe lo que puede dar de si la imaginación.
RELATO NUEVO 3
Par-Muro terminó su relato en el momento en que el maravilloso cordero que nos habían servido tocaba a su fin. Todos estábamos un poco sorprendidos por la forma de solucionar el problema de Par-Muro, la búsqueda del amante continuo, ni una queja que dar de él, ni la más mínima indiscreción. Eso sí, pero pensando en nuestras esposas, los otros tres hicimos el mismo comentario, ¿cuál de las nuestras estaría dispuesta a tener un amante como ese?. La respuesta del cántabro no se hizo esperar, coño, es cuestión de proponerlo, de hablarlo, de no dejar ningún cabo suelto y desde luego si la esposa esta en desacuerdo total, desde luego la mejor solución es buscar un amante de dos patas y no darle mas vueltas.
Buxato fue el siguiente en hablar, primero nos explicó, a una pregunta mía cual era el origen de un nick tan gallego como el que ostentaba, la respuesta era bien sencilla, su origen era gallego pero su esposa zamorana, como siempre o casi siempre ocurre lo mismo, pues dos tetas tiran mas que dos carretas, refrán castellano, los de la costa decimos que tira mas pelo de coño que estacha de barco, acabó viviendo en la ciudad castellana, eso si, encantado ya de estar allí, pero con morriña de su aldeiña, no podía ser de otra manera siendo un buen gallego, jajajaja, uno que lo lleva en la sangre.
Como todos los que estamos aquí, nosotros somos una pareja entrada en la cuarentena, somos normalitos, tenemos una hija, se fue a vivir con su novio hace un año y esto nos dio una libertad inesperada. Hace unos 5 años empezamos con intercambios, tríos y otros juegos de pareja, no siempre acababan en relaciones sexuales, a veces eran simple juegos de morbo que luego disfrutábamos en casa los dos a solas. Poco a poco fuimos aclarando lo que cada uno esperaba de estos juegos, lo que mas nos gustaba. Al principio nos daba un poco de vergüenza hablarlo nosotros mismos, nos costó un poco sincerarnos en esto, en algo que era tan profundo y tan atrevido al mismo tiempo, es como desnudar tu alma por completo delante de tu pareja, en parte estas compartiendo lo mas íntimo que te queda: TUS FANTASIAS.
Una noche, después de venir de un local de intercambios, donde por cierto no habíamos ligado en toda la noche, las únicas parejas apetecibles parece que buscaban modelitos de revista, suele pasar, y nosotros como podéis ver por mi no estamos mal pero no somos modelos, así que vuelta a casa y con las manos vacías, bueno mas bien con otras cosas, ella vacía y yo llena. Al llegar a casa, a pesar de ser las 4 de la madrugada, serví unas copas, nos sentamos en el sofá, nos acomodamos el uno en brazos del otro y empezamos a hacernos mimitos y nos fuimos poniendo cachondos, entre el calor del coñac, los besos, las caricias, los toqueteos acabamos como debía ser, desnudos, en el suelo y con mi polla en su culo. Después de un buen polvo, mientras nos tomábamos otro coñac, sentados cada uno en su sofá, empezamos a comentar que era lo que de verdad deseaba cada uno del otro o lo que deseaba para si mismo. Estaba claro que noches como esta habíamos tenido mas de una, es decir noches de ir a salas de encuentros y volver de vacío, otras habíamos disfrutado como enanos con una o dos parejas, con tríos de hmh o mhm, en fin, con tablas redondas, sala oscura, habíamos juntado en una ocasión dos chicos mas para ella, pero el resultado no era del todo satisfactorio, quedaban otras muchas noches en las que solo acabábamos calientes y nada mas, magreos con otras parejas que al final solo querían eso, morbo de besos y caricias, otras que solo buscaban desnudarse en la pista de baile y cuando llegaba el momento de irse a los reservados o al tatamen se volvían atrás y a todo esto había que sumar que siendo de Zamora había que desplazarse a Valladolid, a Madrid, Vigo o Asturias para encontrar pubs liberales en donde se pudieran hacer esas cosas lo cual era un gasto añadido y un tiempo perdido las noches en que volvías de vacío.
Entre comentario y comentario llegamos a la conclusión de que la solución pasaba por otros medios. Los dos expusimos nuestros gustos, lo que buscábamos para nosotros mismos y lo esperado de la otra parte. Fueron horas de diálogo, de exponer sueños, fantasías, esperanzas, anhelos, necesidades y sobre todo ilusiones compartidas, horas de dudas, sies, noes, quizás, talvez, por que no?, en fin, que después de unas horas llegamos a unos puntos de acuerdo, los dos deseábamos cosas muy parecidas y desde luego complementarias: ella necesitaba de vez en cuando verse llena de polla por todas partes, por todos sus agujeros, y que sobrara, no importaba si había que repetirlo dos, tres, cuatro o las veces que fuesen pero ella necesitaba verse al menos entre tres o mas machos, todos para ella, solo para ella, desde luego una condición era que uno de los machos fuera siempre yo, no quería verse entre dos hombres y que uno no fuera su querido esposo. Desde luego en algo coincidíamos, una de mis fantasías era verla con dos o mas hombres, durante el tiempo que ellos aguantaran, desde luego si uno de esos dos o mas podía ser yo, pues mejor que mejor, la otra era hacer un trío con ella y con otra mujer viéndolas a las dos en plan de lesbianas, comerse el coño, con consoladores, meter dedos y mas dedos dentro del coño, intentar una mano en fin, una sesión de dos mujeres en toda regla y luego follarlas a las dos, sus bocas, sus coños, sus culos, y correrme en el interior de mi esposa mientras la otra le esta haciendo una hermosa comida de clítoris.
Nos faltó tiempo para ponernos los dos a buscar en internet en los chats en páginas de anuncios, en fin en todas las páginas en donde se podía buscar, hombres para hacer esas fantasías que habíamos acordado. No queríamos nadie de Zamora, es una ciudad demasiado pequeña, si nos valían ya de Salamanca, de Valladolid, y como no de Madrid en donde seria mas cómodo. Nuestra idea era no recibir en casa sino en hotel con lo cual, puestos a desplazarnos, nos daba lo mismo a cualquier ciudad limítrofe o a Madrid, incluso con mas seguridad a la capital del reino, mas hoteles, mas gente, menos conocidos y sobre todo mas fácil encontrar lo que se busca.
En la primera semana no encontramos nada interesante pero a la segunda nos apareció lo que estábamos esperando un grupo de tres chicos de edades entre treinta y 40 años, dispuestos a pasar un día entero con nosotros, leches, justamente lo que necesitábamos un grupo de cuatro chicos para ella sola, yo tendría tiempo a verla, a disfrutarla y a aprender como tratarla en esas condiciones. No creáis, tenía mis dudas sobre su comportamiento y sobre el mío propio en estas circunstancias. Nunca había pensado antes en verla follar con tres hombres juntos. Como decía, en la segunda semana encontramos este grupo de chicos de Madrid, amigos y compañeros de juergas. Tenían según nos dijeron experiencias por separado en tríos, intercambios, grupos, en fin, no eran precisamente unos novatos, creímos mi esposa y yo que eran las personas adecuadas para esta primera vez, aunque con un poco de miedo porque si ellos tenían mucha experiencia serían ellos lo que dominaran la situación siendo nosotros los invitados en aquella fiesta cuando en realidad éramos los anfitriones. Bueno era un riesgo que había que correr. Quedamos para el fin de semana siguiente, nos veríamos en la cafetería de un hotel de Madrid el sábado a media tarde con la sana intención de una vez hechas las presentaciones, meternos en la habitación y no salir hasta el domingo a media mañana, a las 12, que es la última hora para abandonar la estancia a no ser que decidas quedarte un día mas previo pago de la factura correspondiente.
El viernes por la noche ninguno de los dos consiguió conciliar el sueño, estábamos como flanes, pero contentos, hicimos el amor, hablamos de lo que podía pasar al día siguiente, si las fotos que nos habían enviado serían reales, si de verdad tendrían experiencia, en fin, miles de preguntas a las cuales íbamos contestando como podíamos, todas ellas con imaginación y con sentido positivo de la situación. El sábado a las cuatro y media estábamos en la cafetería del hotel, estaba casi vacía a excepción de una mesa con dos hombres, de espalda los dos, nos situamos en una mesa céntrica para ser vistos en el momento de entrar nuestros invitados, pero aún bien no habíamos puesto nuestras posaderas en las sillas cuando los dos muchachos se acercaron a nosotros, no había duda, eran dos de los tres que esperábamos. Nos saludaron muy amablemente, pidieron permiso para sentarse y empezamos una agradable charla. No era la primera vez que estaban en semejantes situaciones, el tercero vendría sobre las cinco, había tenido una comida familiar y tardaría un poco mas. Aún a pesar de mi nerviosismo traté de llevar la conversación por los cauces que yo quería, no opusieron resistencia y tras un café, la llegada de su amigo nos dirigimos a la habitación no sin antes dar una propina al recepcionista para que hiciera la vista gorda, desde luego si nos dedicó una maliciosa mirada.
Una vez en la habitación y antes de poder decir nada, uno de los chicos, sacó un reproductor de cds y puso música, desde luego muy bien escogida, invitó a mi esposa a bailar, la canción era muy lenta, muy romántica, invitaba al roce, desde luego, a los pocos compases un segundo chico se puso a la espalda de mi esposa y entre los dos la fueron apretando, le fueron bajando la falda, desabrochando su blusa y dejándola solo con su ropa interior, no la había visto, pero desde luego ¡como son las mujeres!, había escogido un conjunto negro con transparencias tanto en el tanga como en el sujetador, medias de liga incorporada. La despojaron de sus tacones y como a una señal el tercero se unió al grupo para empezar a besar sus piernas, sus muslos al mismo tiempo que le bajaba las medias. Los otros fueron dejando sus pechos al descubierto, solo quedaban sus bragas, bueno, sus minitangas, uno se quedó besando su boca, sus pechos, su cuello, los otros dos, de rodillas iban dejando al descubierto su culo y su triángulo de Venus con el pelo recién recortado, bajaban la prenda íntima con sus dientes, poco a poco, tirando unos centímetros y besando el espacio descubierto, el otro no dejaba ni un milímetro sin besar en su cuello, sus pechos, mi esposa estaba a cien, que digo a cien a mil o a no se cuantos, jadeaba, respiraba con una respiración entrecortada, los ojos cerrados, las manos no sabían a donde dirigirse, si al cuello de su amante superior o a las cabezas de sus amantes inferiores, quería tocarlo todo, acariciar cada uno de sus amantes, por un instante abrió los ojos y me buscó con la mirada, me invitó con un gesto a unirme al grupo, no hizo falta una segunda invitación, me puse a su espalda y empecé por besar las orejas y justo detrás en los lugares que conozco como si fueran los que llevo acariciando los últimos 23 años. Cuando ella estuvo desnuda del todo, nos tocó a nosotros, por turnos nos fue desnudando ella, con besos, caricias y miradas lascivas. Una vez todos desnudos nos sentó en la cama, dos a los pies dos a un lado, se puso de rodillas y empezó a ir de uno a otro chupando las pollas, eso si, tres con preservativo y una al natural. Uno de los chicos, el sentado a mi lado, cuando nos dejó para ir a los de los pies de la cama se fue tras ella, se puso de espaldas al suelo y metió su cabeza entre sus piernas para con su lengua empezar una lamida de sexo, por los gestos de mi esposa debió de llegar desde el ano hasta el mismo clítoris en el primer lametazo, arqueó la espalda, hundió los riñones, sacó lo que pudo sus nalgas y cogió la polla que tenía en la mano y se la metió hasta el fondo de su garganta.
Entre dos la levantamos del suelo, la echamos en la cama y yo debajo metí todo mi sexo de un solo empujón, no hubo resistencia, tenía el sexo lubricado, mas bien se podría decir que empapado, su boca y la mía se fundieron en un beso, salvaje, erótico y desde luego con una carga de felicidad de ambos. No tardó mucho en sentir como llamaban a su otra puerta, uno de nuestros invitados estaba lubricando su ano con saliva para hacer un precioso sándwich, pena, querría verlo, pero ya habría otros. Una vez estuvo con sus dos agujeros llenos otro invitado se acercó a nuestra cabecera y de rodillas le puso la polla al alcance de su boca, dios, que delicia, estaba disfrutando como una verdadera posesa o mas bien como una total poseída, jajajaja, no le quedaba ningún agujero sin ser penetrado. Hice seña al tercer invitado para que me sustituyera y una vez recompuesto el cuarteto me senté en la butaca existente en una esquina de la habitación, desde luego el espectáculo no podía ser mas excitante, mi esposa insertada por tres pollas, no eran descomunales, pero desde luego no desmerecían la mayoría de las que vemos en las pelis porno. Ella estaba disfrutando de lo lindo con sus amantes, no quedaba una pizca de su cuerpo que si no era penetrada no fuera acariciada por la media docena de manos que tenía a su servicio, su pechos, su espalda, sus caderas, sus nalgas, los muslos, en fin, un verdadero goce no solo para ella sino para mis ojos, ¡como estaba disfruntando!. El primer orgasmo no tardó en llegar, no arreciaron los muchachos y el segundo, el tercero, el cuarto, ....., no se cuantos fueron, pero os aseguro que aquella tarde no la olvidamos ninguno de los dos aunque pasen cien años. Eran las doce de la noche cuando bajamos a cenar, fuimos los cinco a un restaurante que estaba a unos metros del hotel, desde luego en todo momento el comportamiento de nuestros invitados de lo mas educado, nos fue imposible pagar la cena, ellos invitaban, eso si el postre prefería que fuera en la habitación y por supuesto en especies, jajajajaja.
La llegada del camarero de nuevo interrumpió el relato, no es que no nos apeteciera el café y los licores, claro que si, lo que pasa es que si de nuevo organizo otra comida de este tipo la entrada de camareros queda reservada a mi voluntad. No me vuelven a cortar un relato por el medio.