Nuestras primeras vacaciones I

Como se produce una transformación en el marido protagonista de esta historia.

Vacaciones, primer viaje tras nuestra luna de miel. Llegamos a nuestro destino, nos instalamos, cenamos y nos disponemos a salir a dar un paseo.

Hace calor, llevas unos leggins azules ceñidos a tu precioso cuerpo hasta la altura de la rodilla, con un top del mismo color, pelo castaño recogido, tanga de encaje de color azul con transparencias, no necesitas tu sujetador, tus tetas talla 95 no lo necesitan. Estás realmente espléndida a tus veintiséis años cumplidos ayer mismo.

El paseo marítimo es esplendido multitud de puestos de toda clase pueden verse a lo largo de unos cientos de metros. Miras, te paras, trasteas hasta llegar a un puesto que llama tu atención.

Un señor árabe de edad indefinida, creo que cercano a los sesenta, te sonríe con descaro, te enseña alguna de sus prendas y te invita a pasar al interior del puesto. Entramos, el árabe te muestra su enorme colección de vestidos, todos ellos muy vaporosos y coloridos.

-¿te gusta este estampado amor?.

-me parece excesivamente corto contesto.

-siempre estás con lo mismo me responde mi esposa, te aburre ir de compras y de tiendas, si quieres puedes irte a tomar algo, te llamo al móvil y nos encontramos luego.

-si creo que será lo mejor,asiento.

Voy saliendo del puesto y veo un fular de esos que tanto le gustan a tu hermana, no se como no lo has visto, pero se que le gustará, cuando de repente alzo la mirada y te veo reflejada en un espejo.

Te has agachado en cuclillas, tu leggin se ha corrido y deja a la vista tus fabulosas nalgas tapadas por el hilo del tanga azul que tanto me excita. El viejo árabe se encuentra detrás de ti, su rostro está desencajado, está viendo tus nalgas sin ningún pudor y tú se las estás enseñando sin darte cuenta, el viejo se deleita con el panorama de tu culo.

Una de las manos del viejo vendedor desciende hasta su paquete y se lo aprieta mientras contempla tu culo. Me quedo paralizado pero sobre todo excitado, siento un cosquilleo en el estómago y mi polla empieza a endurecerse por momentos. Siento algo totalmente desconocido en mi interior.  Soy incapaz de ir donde el viejo para decirle cuatro cosas, todo lo contrario, me escondo detrás de una hilera de vestidos, aparto algunos y miro la escena.

Te vuelves al árabe, casi le sorprendes apretándose su bulto, le dices algo y trae varios vestidos. Los desparrama por el suelo. Mi esposa se agacha y otra vez el viejo vendedor tiene ante sí tus esplendidas nalgas. Su cara denota una mueca enfermiza, se introduce la mano por debajo de su pantalón y se masturba detrás de ti.

Lo estoy viendo y mi excitación es tremenda, tengo la verga durísima y me masturbo. El moro saca su teléfono móvil y hace fotos de tus nalgas cubiertas solamente por el hilo dental azul. Me masturbo como un poseso. Tengo que hacer algo mi excitación es tremenda.

De repente el árabe se vuelve, me mira con temor pero ve mi erección y antes de que pueda articular palabra le sonrío. Acomodo mi miembro en mi bermuda y me dirijo a mi esposa.

-Hola cariño.

-Hola amor, estas ya de vuelta?.

-En realidad no me he ido, he visto algunos fulares que seguro le gustarán a tu hermana, también he visto otra clase de mercancía que me ha gustado mucho.

¿Es muy bonita?, verdad me dirijo al viejo vendedor. Si es preciosa contesta el moro.

-¿El qué? me interroga mi esposa.

-Cosas nuestras y dirijo una sonrisa cómplice al árabe.

Recogiendo varios vestidos del suelo se los entrego a mi esposa, quiero que te los pruebes le digo.

-¿y ese afán comprador? estás irreconocible me dice mi mujer.

Al fondo del puesto hay un probador de cortinilla, acompaño a mi esposa, ella pasa y yo echo la cortinilla. No se porqué no la cierro del todo. Mi esposa está de espaldas frente a un espejo.

Me acerco al viejo vendedor, siento una erección, me mira asustado. Quiero que veas a mi esposa probarse los vestidos, quiero que la veas desnuda le digo.

El viejo receloso se acerca con cuidado yo detrás de él. Mi esposa está de espaldas bajándose los leggins, el viejo se baja los pantalones hasta media rodilla y empieza a masturbarse.  Ante su vista aparece el cuerpo de mi esposa, sus piernas, sus muslos, sus nalgas totalmente al descubierto tapadas por el hilo dental de su tanga azul.

La polla del árabe mide unos veinte centímetros, es tremendamente gruesa y cabezona, venosa, muy venosa. Me llama la atención sus huevos, muy grandes y peludos cuelgan de su entrepierna.

Yo también me masturbo. Mi esposa ajena a nuestro juego se quita el top y sus tetas quedan a nuestra vista. La cara del viejo vendedor muestra una mueca de gusto y satisfacción. Está contemplando con deleite las tetas de mi mujer, sus areolas marrones oscuras y sus duros pezones.

Veo el móvil del viejo, lo cojo y empiezo a sacar fotos. El vendedor me mira con los ojos desorbitados para volver a recrearse con el cuerpo de mi mujer. Mi esposa se prueba varios vestidos, una y otra vez hasta en cuatro ocasiones queda desnuda a merced de las mirada del moro.

Sigo sacando fotos, mi esposa se prueba el último vestido, saco las últimas fotos. El viejo coge un vestido y se corre sobre él. Le entrego el móvil, el árabe me mira y me llama cabrón cornudo, me corro como un cerdo sobre el mismo vestido.

Nos retiramos antes de que salga mi esposa. Chupa esto me dice el árabe dándome el vestido. Lamo la leche del moro vertida tras la paja que se ha hecho masturbándose viendo a mi esposa totalmente desnuda a su merced.

Mi esposa sale del probador.

-¿ocurre algo? me dice.

-no, contesto.

-pareces congestionado.

Me llevo los cuatro le dice mi esposa al vendedor árabe. ¿Qué le debo?.

-Nada contesta el viejo vendedor, nada, ver a una mujer como Ud. con ese cuerpo espléndido, para mí es un verdadero placer. ¿Van a estar mucho tiempo por aquí me pregunta el viejo?.

-Un par de semanas.

-Estoy seguro que nos volveremos a ver, ¿verdad señor marido?.

-Si estoy seguro que mi esposa y yo volveremos a su puesto, contesté.

-Les estaré esperando dijo el vendedor.

Salimos del puesto, estaba confundido, excitado muy excitado, como nunca lo he estado en mi vida y con ganas de regresar a nuestro hotel.

CONTINUARÁ

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