Nuestras experiencias (7: la amiga de mi esposa)

A pesar de tener buena relación con mi esposa, conozco a su amiga que es una hembra muy hermosa y caliente y tenemos apasionado romance.

NUESTRAS EXPERIENCIAS 7 (La amiga de mi esposa)

Este relato forma parte de una serie, para comprenderlos hay que leerlos desde el principio ya que algunos entrarán en diferentes categorías. (Los nombres son ficticios, las historias son reales)

A pesar de tener buena relación con mi esposa, conozco a su amiga que es una hembra muy hermosa y caliente y tenemos apasionado romance.

CAPITULO 7

Las tentaciones me persiguen

Al vivir nuevamente juntos con mi esposa, provocó que hubiera cierto distanciamiento con mis anteriores amantes. La doctora Chávez se molestó mucho y ya no contestaba mis llamadas, al parecer de coraje se acostaba con el Dr. Reyes.

Sonia mi secretaria, al enterarse se volvió mas hosca conmigo, se le fue la cachondería y ya no se me acercaba. Ya no me daba la sorpresa de que entrara sin calzones a mi privado, cuando yo la quería tocar, ella se alejaba rápidamente molesta saliendo de mi oficina.

Después de los primeros meses de reconciliados con mi esposa, todo parecía dicha y felicidad todo era sexo, pasión y amor. Con mi familia tratamos de disfrutar juntos el tiempo que tenemos disponible y salíamos a divertirnos en compañía de nuestras hijas, ella empieza a hacerse de amigas: las maestras, las otras mamás de la escuela, las vecinas, las señoras de los comercios donde compra víveres, enfrente de la casa hay un consultorio de un dentista donde la asistente es una mujer bastante guapa.

Diana es una mujer como de 30 años rubia, alta, senos grandes y erguidos de caderas amplias y nalgas bien paradas aunque no voluptuosas como las de mi esposa, pero su rostro es hermoso digno de cualquier actriz de televisión. Su marido es médico, es alto y flacucho sin ningún atractivo, eran la pareja mas dispareja que había yo visto. Al parecer ella no tenia necesidad de trabajar y lo hacia solo por distraerse, por salir todos los días sensualmente vestida y maquillada y no estar en fachas en su casa todo el día, para sentir las miradas de admiración de los hombres, era sumamente vanidosa y su caminar muy erguido y orgulloso, que parecía que no se daba cuenta de las miradas masculinas que se regodeaban con su cuerpo, pero ella oculta en sus gafas oscuras los ignoraba a todos.

Mi encuentro con ella al principio no fue agradable, ya que ella entraba a trabajar cuando yo apenas iba a salir de casa para mi trabajo y en varias ocasiones dejó su auto estacionado frente a mi cochera impidiéndome la salida, por lo que iba a su trabajo a pedirle que me dejara salir. A ella también le molestó mi actitud arrogante y que no era como los demás que babeaban por su belleza, de mal humor salía a quitar su auto, lo hacía tan seguido que parecía que lo hacia a propósito con el fin de molestarme. Al poco tiempo de que ella hizo muy buena amistad con mi esposa le comenté que le dijera a su amiga que no me estorbara la salida.

Empezó a cambiar el trato hacia mi cuando nos encontrábamos por que ella iba llegando a su trabajo y yo saliendo para el mío, me daba los buenos días y yo la saludaba o después yo mismo la saludaba cuando la veía.

Varios meses después una mañana cuando me estaba despidiendome para salir de casa y le estaba dando unos tallones con mi verga en las nalgas de mi esposa. Llegó ella a tocar la puerta, le preguntó a mi esposa si estaba yo para hacerme una consulta y la hizo pasar a la sala, estaba sentada en el sofá cuando la fui a saludar y no pude dejar de admirar sus hermosas piernas y sus bellos senos, ella vestía muy sexy usaba faldas o vestidos entallados hasta un poco arriba de las rodillas, pero siempre con generosos escotes. Me hizo unas preguntas de cuestiones fiscales que no tenían mucha lógica, me dijo que aunque un contador le llevaba los asuntos al médico con el que trabajaba quería escuchar otra opinión, lo vi mas como un pretexto para hablarme, después de darle una solución salí de casa dejándolas a las dos platicando al parecer ella iba muy seguido a mi casa.

Cuando había vacaciones escolares o algún puente vacacional, nos íbamos con mi esposa y las niñas a Acapulco para visitar tanto a su madre como a la mía y que las niñas convivieran con las abuelas. Cuando mi trabajo no me lo permitía se iba ella sola con las niñas. En una ocasión la fui a dejar muy temprano a la estación de autobuses y ya que se subieron al autobús regresé a casa a bañarme y cambiarme para irme a trabajar. Estaba en el baño a punto de abrir la regadera cuando oí un grito insistente de mujer desde la calle llamando a mi esposa, salí del baño y solo me enredé un toalla en la cintura, los toquidos en la puerta continuaban me asomé de la ventana para ver la puerta de acceso a la calle y no vi a nadie, abrí entonces la puerta de la casa que da de frente al jardín y entre las plantas estaba la hermosa y soberbia Diana sentada en cuclillas, con el calzón en las rodillas y las piernas abiertas dejando salir un chorro de orines dorado al igual que los pelos de su chocha, en la parte en que estaba difícilmente se le podía ver desde la calle o desde la ventana, pero quedó justo enfrente de la puerta principal de la casa, al quedar los dos de frente las mejillas se le enrojecieron de la vergüenza y poniendo sus manos entre sus piernas me dijo:

-Perdón contador es que el baño del consultorio está fuera de servicio y a veces Laura me deja entrar al de su casa.

-No se preocupe Diana si gusta puede pasar.

Yo no lo quité los ojos a la soberbia rubia cuando se subió su bikini y pasó al interior de mi casa. Pero se dio cuenta de que la visión que tuve resaltaba el bulto de mi verga en la toalla que traía puesta en mi cintura.

Cuando ella salió del baño yo seguía envuelto en la toalla y estaba sentado en la sala viendo televisión. Sin mirarme a los ojos ella se quedaba viendo hacia la puerta con bastante pena todavía me dijo:

-Discúlpeme contador la verdad es que ya no aguantaba mas y perdone que le ensucie el jardín –balbuceaba Diana -

-No se preocupe Diana eso le pasa a cualquiera, pero ya relájese siéntese por favor –le indique mostrándole el sillón junto a mi

-No gracias es que me da mucha pena todavía.

-Pero pena de que Diana, por favor siéntase en confianza conmigo

-Ay contador es que me dio pena que me viera todo allí… -me dijo sentándose en un sillón cercano al mío-

-No debe tener ninguna pena es una mujer muy bella, además pude ver que es una rubia natural –dije cínicamente poniendo en aprietos a la orgullosa rubia-

-Por favor ya no me apene mas.

Me dijo mirándome un tanto tímida pero retadora a los ojos.

-¿Le parezco una mujer guapa? -me preguntó como si lo dudara-

-¿Nos podemos hablar de tu? Eres una mujer bellísima Diana por que lo dudas.

-Pues no lo se es que mi esposo nunca me lo dice.

-Pues ha de ser miope o ciego –le dije sonriendo-

-Ja, ja ¿si verdad?

-¿Ya se te quitó la pena?

-Como voy a olvidar ese momento que vergüenza que pasé.

-Mira te propongo algo para que lo olvides, como yo ya te vi para que no tengas pena tu me ves también –al decirle esto hice a un lado la toalla mostrándole mi verga semi erecta

-¡Daniel!

-Te asusta ver a un hombre desnudo.

-No pero lo tienes muy grande.

-Ven tócalo no muerde –le dije tomando su mano poniéndola en mi verga-

-es muy grande y grueso –me decía apretándolo suavemente-

-¿Te gusta?

-Es que nunca había visto otro aparte del de mi marido y es como la tercera parte del tuyo

-Bueno yo ya te deje ver y tocar el mío ¿ahora puedo tocar tu osito?

-Es que ningún hombre me ha tocado excepto mi esposo –yo sabia que el doctor era su segundo marido pero no iba a discutir ese punto ahora-

-Pero no tiene nada de malo nada mas nos estamos conociendo nuestras cositas

-Bueno pero nada más tantito eh Daniel –me dijo con visible excitación-

Subí su vestido hasta arriba dejando ver su bikini color rojo, ella dejó caer su cuerpo en el respaldo del sillón y echando la cabeza hacia atrás abrió ligeramente su piernas. Yo las abrí un poco mas, dejando ver como sus pelitos dorados se escapaban por las orillas de su bikini, pasé mi dedos sobe su rajada por encima del calzón haciéndola suspirar, luego se lo hice a un lado y metiendo mi lengua, entre los labios de su coño, arranqué su primer "ouch". Cuando jalé los costados de su bikini, ella levantó las nalgas para facilitarlo, abrí mas sus piernas poniéndolas en mis hombros, con mis dedos abrí los pétalos de su concha, dejando ver un coño y clítoris rosados, era una vagina pequeña hasta podría decir que tenia poco uso. Lamí todo su coño hundiendo mi lengua en lo mas profundo, bajé los tirantes de su vestido, sacándolos del sostén pude sobar los ricos pezones de la rubia que se estremecía, ella me alentaba "síguele Daniel me gusta mucho", yo seguía chupando y absorbiendo, los líquidos que escurrían de su cocho cubierto de pelos dorados, ella me jaló de la cabeza, hundiendo mi cara en su concha anunciando la llegada de su orgasmo y soltó un largo y lastimero quejido.

-Humm ough aaah ya Daniel déjame me matas con tu lengua papacito

Me paré y jalando su cara la puse enfrente de mi verga, ella se metió en la boca lo más que podía, atragantándose, pero chupándola con gula. Luego la llevé a la cama, abriendo sus piernas, se la puse en la entrada de su canal del amor, inicié un leve descenso introduciendo la cabeza, ella gemía y movía agitadamente su cabeza hacia los lados como desesperada, introduje hasta la mitad y ella abrazándome de la cintura, de un movimiento de cadera la sepultó totalmente en su cavidad, dejando solo una mezcla de vellos negros y rubios entrelazados. La seguí cogiendo vigorosamente, ella me aviso que tenía su segundo orgasmo, dejé mi verga en el fondo de su vagina, haciendo movimientos cortos hacia atrás y siguiendo picando su interior hasta que termino su orgasmo. Se dejó caer desmadejada, me detuve unos breves momentos y luego la puse de costado, metiéndome totalmente entre su piernas como una tijera, la seguí cogiendo fuertemente, ella me pedía que le mamara las tetas mientras la cogía, eso la ponía al mil, sosteniéndola de las caderas o de los hombros, le seguía metiendo la verga a lo largo y profundo de su cocho, ella se agarro fuerte de mi brazo diciéndome:

-Daniel me voy a venir, termina junto conmigo por favor, quiero recibir tu leche dentro de mí.

Era una cogida salvaje, nuestros cuerpos escurrían sudor, la penetré hondo y profundo, hasta depositar mi caldo caliente en su interior. Quedamos los dos en la cama, sudando y respirando fuertemente queriendo jalar aire.

Después de un rato en que nos incorporamos ella me dijo

-Que cogidota me diste Daniel, nunca me lo habían hecho de esta manera, me esta escurriendo tu leche por todo el cuerpo, ¿me dejas bañarme? por que huelo toda a sexo.

-Si claro ¿no quieres que te ayude?

Me tomo de la mano y nos metimos al baño, ahí se quitó toda la ropa, su cuerpo estaba macizo, sus pechos firmes y su vientre plano y firme también. Se metió a la ducha tratando de no mojarse el pelo. Yo le unté jabón en todo su hermoso cuerpo, acariciando ahora si a mis anchas sus senos, sus nalgas y los pelos dorados de su pubis. Después ella lo hizo conmigo, se entretuvo mucho tiempo con mi verga, diciendo lo grande que estaba y lo mucho que la había hecho gozar. Después de secarnos, se paró frente a la cama, donde había dejado su ropa para volvérsela a poner. La abracé por atrás poniendo mi virilidad entre sus ricas nalgas.

-Ya Daniel déjame ir ya me tardé mucho y además se te esta poniendo dura otra ves.

-¿y no te gustaría volverla a sentir dentro de ti?

-Si mi amor pero ya me tarde mucho y….

No la dejé terminar, recargué mi cuerpo encima de ella, cayendo los dos a la cama la besé en la nuca y los hombros, haciendo que su cuerpo se pusiera chinito. Luego descendí besando su espalda y llegué a sus nalgas, las cuales besé y mordí suavemente. Ella se relajó, se estaba excitando de nuevo, abrí sus nalgas y besé su rosado ano haciéndola gemir, la puse a gatas en la orilla de la cama, para tener mejor acceso a su concha y chuparla con más comodidad, pasé mi lengua a todo lo largo de su coño llegando hasta su culo. Su vagina brillaba de lo húmeda que estaba, me paré junto a su cara y le puse la verga en la boca para que la chupara, lo lamía fuerte en la cabeza y lengüeteándola toda hasta chupar mis huevos. Hasta que me dijo "ya papi métemela ya", me volví a poner atrás de ella y suavemente metí mi glande en su concha, tomé un frasco de aceite de bebé que estaba a un lado y vacié un poco en su culo, untándolo alrededor y acariciando suavemente sus nalgas y los bordes de su ano, mientras metía otro poco de mi verga en su coño, metí la punta de mi dedo untándole aceite en su culito.

-¿Que haces Daniel?

-Solo estimulando otra parte de tu hermoso cuerpo –dije enterrando más mi dedo-

-Siento algo raro nunca me habían tocado ahí.

-¿Te gusta como te lo acaricio?

-Si, siento algo rico

-¿Te gustaría sentir algo un poco mas grande que mi dedo? –dije metiendo toda mi verga en su coño-

-¡No! nunca lo he hecho por ahí, además lo tienes muy grande me lastimarías.

-Hacemos el intento y si te duele lo dejamos

-No Daniel tengo miedo, mejor sígueme cogiendo por la puchita y otro día lo intentamos.

Sentí una gran satisfacción de que la hermosa rubia ya se sintiera sometida a mí y estuviera dispuesta a seguir cogiendo conmigo, aunque al principio solo quería bajarle los humos, pensé que era solo una mujer hermosa sedienta de placer. La seguí cogiendo de perrito hasta volver otro orgasmo fabuloso como el primero. Me pidió papel higiénico para limpiarse y me dijo:

-Esta ves no me voy a lavar, quiero llevarme tu leche dentro de mi puchita para recordarte el resto del día, hoy me has hecho gozar como nunca lo había hecho en mi vida, ¿sabes que te deseaba desde que te conocí?, me gustaste por que tú no me mirabas como la mayoría de los hombres, que parecen perros en carnicería. Me di cuenta que eras un hombre diferente y hoy me lo has demostrado. ¿Cuando regresa Laura?

-Hasta el lunes me parece

-Si me siento bien ¿puedo venir mañana?

-Si claro cuando gustes

-Por favor que esto no lo sepa nadie y mucho menos Laura.

-Descuida soy un caballero.

A la mañana siguiente, ahí estaba Diana tocándome la puerta, pero su mirada era brillante, totalmente diferente a la mujer que había tratado meses antes, me saludó

-Buenos días ¿puedo pasar?

-Hola buenos días, ¿como amaneciste?

-Feliz.

-¿No te lo notó tu marido?

-No, ese idiota ni siquiera se fija en mí.

La hice pasar a la recamara, (de visitas) la desnudé y empecé a acariciar todo su cuerpo, después cogimos rico, en diferentes posiciones hasta terminar agotados. Luego se bañó y me dijo que ya se iba, ya que el día anterior se había tardado mucho. Nos despedimos con un beso y con la promesa de volver a vernos.

Cuando mi esposa regresó, Diana iba mas seguido a mi casa aunque yo estuviera, nos saludábamos, como si nada hubiera pasado entre nosotros, hablándonos de usted con respeto, pero pasó un mes y medio para volver a vernos.

Ella sabía muy bien por mi esposa, cuando se iba a ir con las niñas a ver a su madre, igual que la vez anterior, la fui a dejar temprano a la estación de autobuses y regresé a casa. Estaba en la sala viendo televisión, cuando tocaron a mi puerta, yo ya sabia que era Diana. Abrí la puerta y ahí estaba ella frente a mi, sentada en cuclillas en el jardín como si estuviera orinando, con el vestido totalmente recogido hasta la cintura, pero sin calzón mostrándome su pucha dorada.

-Contador estoy regándole su césped si no le molesta

-Ahora ven, para regarte el tuyo preciosa –le dije sacando mi verga del short y mostrándosela

Ella corrió a mis brazos nos besamos apasionadamente metí mis manos en sus nalgas desnudas mientas apretaba mi tolete entre sus manos.

-Papacito ya te extrañaba mucho, no sabes las ganas que tengo de estar contigo, cuando vengo a ver a Laura y te saludo me mandas con el calzón bien mojado.

Ya no hubo mas palabras, nos fuimos a la recamara, saqué su vestido, despojándola del sostén nos acostamos en la cama a dar rienda suelta a nuestra pasión. Acaricié su cuerpo recorriendo con mi lengua y manos todos sus rincones, hasta hacerle tener un orgasmo avasallador. Después ella me acostó boca arriba sentada en mi torso juntó las palmas de sus manos con las mías.

-Eres muy generoso al acariciarme deja corresponderte un poco –me dijo.

Luego de besarme suavemente en los labios, acaricio mi cuerpo con su boca, lamiendo, mordiendo y chupando, cuando llegó a mi verga la acarició con sus manos regalándome una exquisita mamada, mientras ella se dedeaba su pucha. Cuando se sintió bien excitada agarró mi verga y la puso en la entrada de su concha descendiendo suavemente hasta tenerla totalmente dentro de su cuerpo. Luego empezó a mover sus caderas hacia atrás y hacia delante hasta obtener otro orgasmo, luego la puse boca abajo abrí sus nalgas y metí mi lengua en su rosado ano, luego vacié de la botella de aceite una buena porción en su culo acariciándola suavemente con mis dedos, después de ponerme abundante aceite en la verga acaricié con el la entrada de su ano. Ella sabia lo que vendría después y parecía dispuesta a ser sodomizada.

-Dany recuerda que es mi primera ves, has que lo disfrute mi amor ¿si?

-Claro que si preciosa, seré muy cuidadoso para que lo disfrutes.

Seguí estimulando con mis dedos su esfínter para que se extendiera y después puse mi glande en la entrada de su virginal ano haciendo presión suavemente. Ella estaba muy tensa e instintivamente apretaba sus nalgas yo la animé a que se relajara y mi cabeza atravesó por fin su esfínter, ella dio un grito muy fuerte.

-No Daniel sácala por favor, siento algo que me quema por dentro

-Tranquila relájate ya se te pasará.

Dejé de moverme unos segundos, seguí metiéndola despacio, ella estaba bien tensa, aguantaba la respiración, apretaba su culo impidiendo el paso del invasor. Cuando jaló aire, aflojó su cuerpo y pude meter otra parte de mi tolete, no me movía mucho para no lastimarla ni traumarla y la dejaba descansar. Ella me suplicó que ya no se la metiera más, que le dolía mucho. Inicie un vaivén suave dentro de su ano, vaciando un chorro de aceite para que se lubricara más. Sentía como su culo estrangulaba mi verga, pero ya se estaba relajando, metió su mano entre sus piernas y acariciaba su clítoris, yo seguía metiéndola y sacándola levemente.

-Ya Dany por favor ya no lo aguanto papi ya dame tu leche y termina por favor.

Lo hice un poco más rápido, para acelerar mi orgasmo. Ella se quejaba cada vez que metía mi verga fuertemente, terminé dentro de su ano y lo retiré despacio. Su culo quedó abierto como una gran "O", hilos de semen escurrían de su orificio, con algunas gotas de sangre, ella me dijo con lastimera voz.

-Oh Daniel que me hiciste me duele terriblemente ¿Cómo me dejaste?

-No te preocupes te vas a poner bien ahora vamos al baño para que te laves.

Caminando como si acabara de parir, se dirigió al baño, la hice que se lavara bien con jabón, pero al contacto de este me dijo que le ardía mucho. Le dije que era algo normal y pasajero. Luego de secarla, la lleve abrazada casi arrastrando los pies, le dije que se pusiera en la cama en la misma posición que estuvo antes. ¿Qué vas hacer? –Me dijo- Tenía los pliegues del ano bastante inflamados. Le apliqué una solución desinfectante con un algodón, pegó un grito fuerte ya que me dijo que le ardió bastante. Le dije que era para que se sintiera mejor, después de vestirse me abrazó y me besó.

-Me duele bastante, pero valió la pena por que lo disfruté.

-Descuida la próxima ves te dolerá menos. ¿Vas a venir mañana?

-Si como no, si no puedo ni caminar –me dijo sonriendo

Se despidió con un beso y caminando en pasos cortos se dirigió hacia su trabajo-

Era una mujer de lo más ardiente y pasé varias mañanas con ella gozando de nuestro amor prohibido.

C O N T I N U A R Á

p.d. Perdón por ausentarme mucho tiempo, espero que mis historias les sigan agradando y trataré de participar mas seguido.