Nuestras experiencias (5: Oscuro pasado)

Cuando mi esposa me confiesa, que durante nuestra separación se prostituyó, lejos de ofenderme, me excitó y descubrí mi lado vouyerista y le pedí que regresara conmigo.

NUESTRAS EXPERIENCIAS (5)

Este relato forma parte de una serie, para comprenderlos hay que leerlos desde el principio ya que algunos entrarán en diferentes categorías. (Los nombres son ficticios, las historias son reales)

Cuando mi esposa me confiesa, que durante nuestra separación se prostituyó, lejos de ofenderme, me excitó y descubrí mi lado vouyerista y le pedí que regresara conmigo.

CAPITULO 5

Confesiones de un oscuro pasado

Durante casi un año seguí cogiendo con la Dra. Elena y algunas veces con sus amigas las doctoras Paty y Rocío, a quienes veía cuando yo iba algunos fines de semana a mi ciudad natal.

A pesar de que seguí viendo a Elena varias veces, cuando se quedaba de guardia en la noche, no pude dejar de sentir algo de celos, cuando me di cuenta que el Dr. Reyes se quedaba de ves en cuando a acompañarla. En una ocasión en que fui a visitarla, los encontré a los dos platicando en su consultorio, el después de saludarme hizo el intento de despedirse, para no hacer mal tercio, pero le dije que se quedara.

Yo llevaba un paquete de cervezas, les invité a ellos algunas y seguimos conversando, al estar yo caminando dentro del pequeño consultorio, me quedé parado atrás de donde estaba sentada Elena. La tomé de los hombros y le di un masaje en sus hombros, ella cerrando los ojos, dejó caer su cabeza hacia atrás reposando en mi vientre y yo deslicé mis manos en el interior de su bata acariciando sus senos.

Roberto me hizo de nuevo señas de dejarnos solos y le hice señas que no se fuera, que se acercara y la acariciara. El se acercó y acariciando sus piernas fue deslizando su bata hacia arriba. Ella sabia que estaba a nuestra disposición y abriendo sus piernas facilitó la labor de Roberto, quien subió la falda hasta la cintura, mientras bajaba su tanga hasta los tobillos.

Elena giró su rostro a un lado, bajándome el cierre sacó mi pene que ya goteaba de la punta, ella lo apretó y de un lengüetazo absorbió la dulce gota de miel. Me hizo una rica mamada, chupando mi glande con maestría, sus mejillas ardían, de lo mucho que estaba disfrutando también, la mamada que le daba Roberto.

El se paró y le puso la verga en la boca también, ella alternaba chupando a uno y a otro. Nos desvestimos totalmente y me acosté en la cama, sin decirnos nada ella se ensartó en mi verga moviéndose rítmicamente, mientras yo chupaba sus tetas. Roberto se puso atrás de ella a acariciarle el ano, luego acomodó su verga en el centro de su culo y la fue deslizando dentro de ella, yo sentí en su membrana interior, como se apretaban más sus conductos, duramos un buen tiempo los dos dentro de ella, que no dejaba de gemir y decir lo mucho que estaba gozando.

Roberto se vino primero llenándole el culo de leche, ella ya se había venido un par de veces y ya con mas libertad siguió moviéndose fuerte encima de mi haciendo que nos viniéramos en un orgasmo avasallador.

Roberto se despidió un poco después, diciéndonos que nos dejaba solos para que siguiéramos gozando a gusto. Elena me decía lo mucho que había gozado con la doble penetración y que desde que me conoció había conocido nuevos placeres.

La subí a la cama, (la de soportes para los dos pies que no se si sea de partos o de exploraciones ginecológicas) me subí encima de ella haciendo un 69, ella chupando mi verga y yo lamía su panocha, ya estando bien lubricada y excitada acerqué sus caderas lo mas cerca de la orilla y de fuerte empujón se la dejé ir toda.

Ella se enderezó agarrándose del soporte de donde colgaban sus pies y arremetía contra mi verga, yo sujetándola de las caderas, me movía en círculos haciéndola tener un tremendo orgasmo, nuestras frentes escurrían sudor, por el esfuerzo realizado, la hice bajar y acostando su torso en la cama, abrí sus nalgas lubrique mis dedos con los líquidos de su pucha para preparar su culo.

Poniendo la punta de mi verga, se la fui metiendo lentamente, hasta que tuvo la mitad dentro de ella, agitaba sus nalgas en círculos, diciéndome que se la metiera toda y le destrozara el culo. Asiéndome de sus caderas le daba unas fuertes envestidas hasta que no pude detenerme y le llené su glorioso culo con mi néctar.

No podía quejarme, en la oficina Sonia cada vez se portaba más cachonda, a veces iba al baño y se quitaba sus bragas. Cuando entraba a mi privado a entregarme un trabajo, tomaba una de mis manos y la metía en su entrepierna. Era como nuestra contraseña, de que estaba cachonda.

Yo abría los pétalos de su concha e inmediatamente podía sentir, como su peluda panocha ya estaba goteando líquidos. Tenía una facilidad increíble para lubricarse, era una mujer extremadamente caliente. Hay veces que lo hacía, cuando afuera había personal y clientes y me decía que nada mas me vas la mandaba bien caliente a su casa.

Cuando entraba ella a mi privado y ya quedaba poco o nada de personal en la oficina, por que era la hora de la salida, me sacaba la verga y me daba unas ricas chupadas, se recargaba en el escritorio, para que la cogiera por atrás en su pucha y después terminara, llenándole el culo de leche, ya no le dolía y lo disfrutaba mucho por la colita.

INESPERADA SORPRESA

Pero un día tuve una llamada de mi esposa, (aun seguía separado de ella) me dijo que las niñas querían verme y que si podrían ir a visitarme, le dije que no había ningún problema, le di los horarios en que estaba normalmente en mi trabajo y las señas de cómo podría llegar a mi oficina o a mi casa, dependiendo la hora en que llegara.

Llegaron por la noche, fui a esperarlas a la Terminal de autobuses. Después de saludar a mis hijas, a ella le di un beso en la mejilla, venia hermosa en unos jeans bien entallados que dejaban ver su fenomenal trasero y una blusa pequeña de tirantes con encaje que dejaba ver sus pequeños pero apetitoso senos. Luego de llevarlas a cenar, nos fuimos a mi casa, como solo tenía una cama le dije que se podrían quedar ahí las tres y yo dormiría en la sala.

No busqué ningún acercamiento, las dejé en la cama para que descansaran y me salí a la sala donde estuve viendo televisión. Ella salio a conversar conmigo, venía saliendo del baño, aun húmeda con su ropa de dormir, una pequeña camiseta de tirantes y un short de tela suave pero muy entallado en color azul cielo, que hacia lucir sus protuberantes nalgas.

-Y que tal como te ha ido –me dijo-

-Pues bien, no me puedo quejar, tengo más responsabilidades y no hay muchas comodidades en la ciudad, pero en lo profesional y lo económico estoy bien.

-Pues me da mucho gusto que te esté yendo bien.

-Y a ti que tal te va

-Pues no muy bien que digamos, en lo económico estoy bien pero no estoy a gusto.

-Te puedo ayudar en algo –le dije-

-No, no creo Daniel mi vida ya no tiene remedio –me dijo casi sollozando-

-Vamos no es para tanto –le dije pasando mi brazo por sus hombros-

-Si vieras que desde que te dejé, he hecho una tontería tras de otra, no merezco que ni me toques –me dijo quitando mi brazo de sus hombros-

-Pues que has hecho mujer que sea tan grave ¿acaso has matado a alguien?

-Ojala y fuera eso he hecho cosas peores que ni te imaginas Daniel

-Oye no me asustes ¿pues que has hecho?

-He hecho cosas que me avergüenzan y jamás te las diría –me dijo con lagrimas en los ojos-

-Vamos siempre nos hemos tenido la confianza de decirnos cualquier cosa lo que sea dímelo por favor y yo te comprenderé.

-Que dirías si te dijera que soy una puta –me dijo llorando con la mirada en el piso-

-¿A que te refieres?

-Si que soy una prostituta que se acuesta con los hombres por dinero –me dijo mirándome directamente a los ojos-.

La noticia me dejó totalmente impactado, pero lo que me acaba de decir y el ver sus turgentes pechos, con los pezones bien marcados en la camiseta y como la tela de su short se hundía, dejando ver los labios de su concha, me produjo una gran erección. La tomé entre mis brazos y acurrucándola en mí pecho siguió llorando, tome su rostro y besé sus labios salados por las lágrimas que escurrían.

-No, déjame Daniel no merezco ni una caricia tuya, no soy digna de ti.

-No digas eso, ni te sientas mal, yo nunca he dejado de amarte.

-Si pero yo no te merezco ni siquiera te podría mirar a los ojos.

-Ya no sigas diciendo tonterías no has hecho nada del otro mundo ven –le dije abrazándola fuerte.

-Abrázame fuerte Daniel tus brazos me hacen sentir bien, solo contigo me siento bien.

La besé apasionadamente acariciando sus senos y sus piernas.

-Daniel te necesito mucho, hace meses que no hago el amor, he entregado mi cuerpo pero no mi corazón. Me han cogido pero yo no sentía nada mi mente estaba en otro lado, pensando en ti y nunca he sentido placer con nadie, hazme el amor y no tengas temor, siempre lo he hecho con protección.

Subí su camiseta, por encima de su cabeza, lamiendo ávidamente sus pechos, le bajé el short quedando totalmente desnuda e indefensa ante mí, estaba totalmente doblegada a mis caricias. La acosté en el sofá y abriendo sus piernas lamí su cocho cubierto de finos vellos. Los labios de su concha parecían un poco mas flojos, que la última vez que la vi, chupé golosamente sus labios, su clítoris, introduje mi lengua en lo más profundo de su canal del amor.

Me excitaba estar chupando, por donde quizás ya habían pasado 50, 100 o quien sabe cuantos hombres, levante su grupa, poniendo sus pies casi a la altura de su cara, abrí el ojo de su culo, ese si se veía igual que la ultima vez, cerradito y con una pequeña carnosidad, que le dejé el día que se lo rompí. Metí mi lengua en su interior haciéndola estremecer, ella me jaló de la verga y se la llevó a la boca, la empezó a mamar desesperadamente, yo dedeaba su panocha que estaba ya bien lubricada.

Me puse entre sus piernas y se la deje ir sin compasión, pensando que quizás estaría más floja o mas aguada. Pero no, pude sentir como su cavidad se amoldaba a mi verga con la misma estrechez de otras veces, la cogía fuerte sin misericordia ella termino viniéndose muy pronto. Luego la puse de perrito en el sofá y tomándola de las caderas la seguí cogiendo fuerte, hasta que nos venimos juntos, se quedo abrazada conmigo, me veía con ternura y sus ojos estaban humedecidos, casi a punto de llorar, le dije que se fuera a la cama para que descansara bien, pero no quiso.

Me dijo que quería estar conmigo, que necesitaba mis brazos y mi cuerpo junto al suyo. Estuvimos abrazados sin decir nada, se hizo un silencio durante varios minutos, no sabía como abordar el tema, hasta que lancé la pregunta

-¿Y como fue que empezaste en eso Laura?

-No me gustaría hablar de eso Daniel, es mas arrepiento de haberte confesado eso que era solo un secreto para mí.

-¿Pero por que lo hiciste? no tenías otras opciones, me dijiste que trabajabas en un restaurante.

A PARTIR DE AQUÍ EL RELATO ES DE LAURA

-Mi trabajo en el restaurante era muy pesado, eran turnos de ocho horas, además el sueldo y las propinas era muy poco y el dinero no me alcanzaba para nada. Había una compañera que se llama Lorena, con la cual me llevaba muy bien y platicando con ella, me dijo que ella se iba a trabajar en sus días de descanso a Querétaro.

-Y ahí de que trabajas le pregunté –y ella me dijo-

-Ay amiga, pues en la profesión mas antigua del mundo

–¿A poco te dedicas a eso?

–Pues si no le veo nada de malo, una de mujer no tiene muchas oportunidades de trabajar mas que de criada o de mesera.

–Pues si amiga, pero yo creo que no lo haría nunca, sobre todo por mis hijas

–Mira yo así pensaba al principio –me dijo-, pero agarré valor y ahora no me quejo me va muy bien, anímate un día y acompáñame para que conozcas el lugar y tu sabrás si le entras o no, si no quieres no te lo voy a tomar a mal

–Bueno a ver si me animo un día yo te aviso.

Al principio me costo mucho trabajo, lo estuve pensando pero no me atrevía a dar el paso, hasta que Lorena a los quince días me dijo

–Que Laura ¿ya te animaste o no?

–Oye Lorena, pero yo ni se como vestirme o como se cobra o que tengo que hacer.

–No te preocupes yo te presto ropa, el lugar no está tan feo, pero no va mucha gente de dinero, se cobra 100 o 150 pesos (Mex.) (10 o 15 US Dlls.) (Eso fue hace 15 años) ahí no estas obligada a nada, ni desvestirte, ni dejarte acariciar, ni nada, tan solo te subes el vestido, te quitas el calzón y dejas que te la metan y ya, todo es con condón.

-¿Y ya? Se te hace muy fácil a ti y por miserables 100 pesos, que me vaya a tocar un borracho o un gordo apestoso, no mejor así estoy bien.

-Pero ahí no estas obligada a nada, tu escoges con quien lo haces, vamos anímate y acompáñame un día y ves como está el ambiente

Un día me animé y la acompañé, me prestó unas ropas sexis, ya que somos casi de la misma talla, ya que está bien nalgona como yo. Llegamos al lugar, me pareció de lo más horrible, no era ni la cuarta parte de los lugares a donde tú me llevabas. Había gente de clase muy baja, como obreros y las mujeres se veían muy vulgares, mal vestidas y sus perfumes eran de putas baratas.

La verdad mi amiga y yo nos veíamos muy diferentes. Nos sentamos en una mesa y pedimos una copa, mas tarde se acercó un hombre y me dijo que cuanto cobraba, le dije que yo no podía, que estaba esperando a una persona, luego se acercó a Laura y le preguntó si ella podría y que cuanto le cobraba, ella le dijo que 150 pesos y se metieron al cuarto. Se me hizo eterno el tiempo que me quedé sola, cuando ella regreso como a los 20 o 30 minutos y me dijo:

-No seas tonta anímate a hacerlo, ya ves ya tengo mis primeros 150 pesos, ¿no te han venido a invitar de nuevo?

-Si ya vino otro hombre hace un rato pero tampoco quise.

-Pues de la que te perdiste, el chavo que despreciaste no estaba tan mal y además hay unos que no tardan mucho, en 5 o 10 minutos terminan

Me pasé toda la noche sentada tomándome dos copas y no me atreví a dar el paso, a pesar de que me invitaron en varias ocasiones, puse diferentes pretextos, mas tarde me dijo mi amiga, que ya nos fuéramos al hotel donde nos hospedamos, al llegar me dijo:

-Eres una tonta si venimos fue para ganarnos una lana, ya ves a pesar de que estuvo flojo el día yo me gané 600 pesos es casi lo de 10 días de trabajo en el restaurante.

Lo que ella me había dicho, en parte tenia razón, ahí se ganaba en un día lo que no ganaba en el restaurante, lo estuve meditando parte de la noche y a la mañana siguiente. Por la noche me dijo que me pintara y que me pusiera mas sexy que los sábados iba mas gente y se podría escoger con quien. Me puse un vestido entallado bien corto a media pierna.

En cuanto llegamos el lugar se empezó a llenar de gente, nos sentamos en una mesa igual que la noche anterior. Luego se acercaron dos hombres altos de tipo norteño, no mal parecidos y nos invitaron una copa. Nos preguntaron que cuanto cobrábamos, Laura le dijo que 150 pesos y nos dijo que estaba bien.

Entramos cada pareja en su cuarto, solo había una cama, un baño y un perchero para colgar la ropa. Yo hice como me dijo mi amiga, me quité el calzón y me acosté en la cama pero sin subirme la falda. El se desnudó totalmente y se acostó conmigo, me quiso besar pero quité la cara, luego me quiso desnudar los pechos y le dije que no se tocaba. Me subió la falda y dejo mi sexo al descubierto, yo estaba bien helada y el lo notó, me dijo que si estaba nerviosa y le dije que no, que era por el clima.

Se colocó el condón y sin miramientos la empezó a meter con cierta dificultad, ya que yo no estaba lubricada para nada, si no hubiera sido por el lubricante del condón me hubiera lastimado. El me dijo que estaba bien estrecha que si era nueva en el ambiente, solamente le dije "algo", después fue un poco más delicado conmigo, pero no tardó ni 10 minutos, cuando con fuertes empujones sentí como se derramaba en mi interior.

Luego se vistió y se salio, yo me metí al baño y me lave con abundante jabón y me limpié con el papel higiénico, a pesar de que no había recibido su leche dentro de mi me sentí sucia, como a los cinco minutos regresó laura y me preguntó que como me había ido, le dije que bien nada mas. El resto de la noche me fui con cuantos hombres me invitaron

AQUÍ RETOMO YO DE NUEVO EL RELATO

-Con cuantos hombres lo hiciste –interrumpí-

-¿Con cuantos crees Daniel?

-No tengo idea

-Con diez Daniel, me acosté con diez hombres

A esas alturas del relato, ella ya había perdido el pudor, me relataba todo con detalles, yo ya estaba bien excitado, ya tenia un rato acariciando sus pezones por debajo de su camiseta y ella ya había sacado mi verga que estaba bien parada, con el liquido lubricante que salía de mi ojito, me lo untaba en todo el glande con sus dedos.

-Diez vergas te comiste?

-Si Daniel.

-¿Y lo disfrutaste?

-No para nada te juro que no sentí nada.

-A poco con diez cogidas no te viniste.

-Te lo juro que no, quedé bien rosada, pero regresé a mi casa contenta, con los 1,500 pesos que me había ganado, aunque después sentía cierto dolor en mi vientre por que no me pude venir.

Ya no continuó el relato se acercó y me besó nuestros cuerpos ardían se montó en mis piernas y sin necesidad de caricias, nuestros cuerpos ya estaban mas que listos, tomo mi verga y la puso en la entrada de su pucha, estaba bien mojada y de un fuerte sentón se la metió hasta el fondo.

-Ay Daniel así cógeme como tu sabes hacerlo, solo tu verga me llena

La excitación por las ansias contenidas eran muchas, se vino bañándome el vientre son sus jugos y yo también me vine derramándome en su interior.

-Oughh Daniel, si vieras cuanto disfruto recibir tu leche caliente dentro de mi, es un placer extra que tengo aunque ya me haya venido.

El placer fue inmenso sexualmente nos entendíamos de maravillas nos quedamos abrazados juntos toda la noche.

Por la mañana abrí los ojos, pensando que todo era un sueño muy confuso para mi, la vi acostada desnuda junto a mi, cuando me senté en el sofá ella me sintió y abrió los ojos y me miro como solo ella sabe hacerlo, una mezcla de ternura y pasión.

Le dije que me iba a dar un baño, que levantara a las niñas, para ir a desayunar a un restaurante. Mas tarde salimos de casa los cuatro y nos metimos a un restaurante a desayunar. Después los fui a dejar a la casa para irme a trabajar, le dije que estuvieran listas a las 2 P.M. para ir a comer a un lugar porque en la casa casi no había comida ya que siempre como fuera.

Estando en mi trabajo, toda la mañana estuve pensando en los sucesos de la noche anterior, si lo que había hecho estaba bien o mal, tal vez otro hombre en mi lugar hubiera reaccionado en forma violenta, pero a mi su confesión me había excitado y le había hecho el amor aun sabiendo que ya se había acostado con muchos hombres, ¿cuantos serian?.

Mi cabeza era un caos, cuando entró Sonia mi cachonda secretaria, me vio pensativo y con mimos me quiso alegrar la mañana, pero le dije que había un problema de trabajo que me traía de cabeza, que no estaba de humor, ella salió de mi privado contoneándose diciendo que mas tarde regresaba y sabia como contentarme.

Llegué a casa y todo era diferente, estaba limpia, mis libros, ropa y discos de música estaban todos bien ordenados, el olor que provenía de la estufa era delicioso. Mis hijas corrieron a recibirme con un beso, a ella la encontré en la cocina estaba guisando, me dijo que había ido al mercado, a comprar cosas para la comida y que si siempre gastaba en restaurantes no podría ahorrar nunca.

Comimos los cuatro ella bajaba un poco la vista cuando la veía y tan solo sonreía tímidamente –Es la actitud de una prostituta me pregunté- pero el brillo de alegría en los rostros de mis hijas me hicieron olvidarme de todo.

Volví al trabajo por la tarde y en la noche que regresé a casa, ya no había ropa sucia ni cosas tiradas por toda la casa, tenía un aroma a limpio a hogar como nunca.

Metimos uno de los sillones para que durmiera la niña pequeña y me dijo que durmiera yo en la cama con ella y mi hija mayor. Después de cenar me di un baño y me salí a la sala a ver televisión. Ella después de acostar a las niñas también se metió a bañar. Salio igual que la noche anterior todavía húmeda secándose el pelo y una ropa similar pero ahora en tono rosa.

-Que estás viendo? –me preguntó-

-Pues no hay gran cosa que ver solo se ven tres canales de TV

-¿Te puedo acompañar?

-Si por supuesto –dije haciéndole espacio en el sofá y quedando algo retirados-

Ella se cepillaba el pelo, lo tenía largo como siempre me gustó que lo tuviera, ya que no me gustaba cuando se lo cortaba hasta la nuca, se hizo un silencio durante varios minutos, de por si el programa de TV no era nada interesante y tampoco le ponía atención mi mente estaba en otro lado.

Tímidamente se recostó en mi hombro, yo pasé el brazo por sus hombros atrayéndola, nos besamos apasionadamente. Saqué su camiseta por encima de su cabeza y bajé su short, metí mis dedos en su pucha que estaba empapada. Ella se inclinó y metió mi verga en su boca, luego de espaldas a mi puso sus inmensas nalgas en mi vientre.

Fue devorando mi verga hasta que la tuvo toda adentro moviendo sus caderas en círculos y hacia atrás y hacia adelante tuvo ella su orgasmo y enseguida yo termine dentro de ella, nuestros líquidos escurrían en mis piernas.

Se quedo un rato ensartada en mi verga nos besábamos mientras yo acariciaba sus nalgas y besaba sus pechos, se fue deslizando entre mi cuerpo, hasta quedar hincada en el piso mientras besaba mi pecho, luego bajó hasta mi vientre tomó mi verga que estaba empapada por los jugos de ambos y la metió en su boca limpiándola toda. Nunca antes había querido chuparla cuando acaba de salir de su vagina, esta vez lo disfrutaba y sentía como iba creciendo dentro de su boca.

-Sabe bien rica con el sabor de los dos –me dijo-

-Ya ves y nunca querías hacerlo

-Si me perdí de muchas cosas, esta bien rica y bien grande tu verga

Y empecé a sentir curiosidad, por todo lo que había vivido ella en los últimos meses, pensé que si lo que iba a preguntarle la ofendería o le molestaría, pero lo hice y lancé la pregunta.

-Te han metido alguna verga más grande y gruesa que la mía.

-No, Nunca

-Me vas a decir que nunca te has comido una más grande o más gruesa que esta –le dije-

-De verdad que ninguna, aunque no se las veía bien, todas estaban normal o mas bien chicas, pero ninguna así de grandota como la tuya. –me dijo apretándola de la base haciendo resaltar las venas de lo dura que estaba-

-Entonces me vas a hacer creer, que tengo la verga más grande y gruesa de todo México.

-Pues eso no lo se, no los conozco todas, pero no cualquiera tiene una verga como la tuya, aunque una ves

-¿Una ves que? –le pregunte-

-En ese mismo lugar en otra ocasión un tipo alto como de 1.90 Mts. Me invitó y entramos al cuarto, me pagó, guardé el dinero e hice lo de siempre quitarme el calzón y esperarlo con las piernas abiertas y desnuda de la parte de abajo. (A estas alturas ya no tenia ningún pudor en desnudarse frente a un desconocido). Cuando el se desnudó y se saca un vergón bien parado, grueso como una lata de cerveza y de largo como dos latas encimadas (eso es cerca de 30 cms.)

-¿Y se la aguantaste toda?

-No como crees, que agarro mi calzón me levanto y le dejo su dinero en la cama, el me decía espérate no te la voy a meter toda y te lo voy a hacer con cuidado, no ni madres me vas a desmadrar con eso –le dije- el me rogaba tratando de convencerme pero no acepté y me salí del cuarto.

-Te hubieras dejado -le dije ya bien caliente- aunque sea la puntita que te hubiera metido.

-No Daniel, estaba muy grande me iba a lastimar, si cuando tu me la metes hasta dentro me lastimas, imagínate con el, después me lo encontraba en el bar y se reía burlonamente y al pasar me decía ¡cobarde!, pero yo lo ignoraba,

Ella seguía hincada acariciando mi verga y chupándola mientras me relataba sus aventuras y viendo como estaba de excitado me dijo:

-¿Tu hubieras querido que me hubiera metido toda esa vergota verdad?

-Si me hubiera gustado ver tu panocha tragándote semejante garrote.

-¿Te excita que te cuente mis cosas verdad?

-Si mucho.

-No sientes asco cogerme sabiendo que estuve con muchos hombres –estaba jugando con mi verga y con mi mente

-No al contrario me excita estar contigo y saber lo puta que eres, ya ansió volver a metértela –acostándola y abriéndola de piernas y al ver lo mojada que estaba le dije- a ti también te excita este juego verdad?

-No, me excita que tú te excites y te pongas bien cachondo y tengas ganas de estar conmigo, me calienta que me desees y quieras cogerme a pesar de lo que te he dicho.

Sellé su boca con un beso puse mi verga en la entrada de su panocha y la penetré fuerte haciéndola gritar.

-Ay Daniel como me haces gozar, si vieras cuanto extrañaba tu verga

-Si seguramente cuando te coge otro estas pensando en mi

-Ya no hables por favor solo cógeme.

A la mañana siguiente, cogimos igual de rico antes de que despertaran las niñas, ya que por la tarde se iban de regreso. Después de terminar de coger le hice una proposición, que no se si en ese momento era por amor a ella, por amor a mis hijas o por que ella había sabido explotar mi lado vouyerista.

-Laura deja esa vida, regresa conmigo todo va a ser diferente

-No Daniel, la sombra de mi pasado te va a perseguir siempre. Cada vez que estés conmigo vas a estar pensando que otros hombres ya estuvieron en tu lugar. Que obtuvieron de mi cuerpo lo que quisieron aunque no haya sido cierto. Solo han tenido mi sexo, pero jamás mi cuerpo, ni mis besos, ni mi corazón, ese va a ser solo tuyo nada mas.

-Te prometo que jamás te voy a reclamar tu pasado, va a ser borrón y cuenta nueva, te ofrezco una vida digna para ti y nuestras hijas para formar de nuevo una familia.

-No se que decirte en este momento, prefiero que lo pienses bien antes de dar este paso y yo también quiero pensarlo bien, te quiero mucho y no te quiero lastimar.

CONTINUARÁ