Nuestra última vez...
Me acomodé de tal forma que el consolador quedara perdido entre nuestras conchitas, sus piernas me aprisionaban con fuerza y las mías a ella, nos abrazamos con fuerza y nuestras bocas se unieron a nuestra pasión...
NUESTRA ÚLTIMA VEZ
Era la despedida de soltera de Tiare, si mejor amiga se casaba, aquella que me había llevado a un mundo diferente y exquisito, donde el placer era nuestra conexión intensa y a la vez muy suave
Ya habíamos contratado a los stripers que deleitarían a las 15 chicas que estarían en mi departamento, la selección fue extensa y difícil, ya que todos eran demasiado atractivos y se contorsionaban de una forma que los corazones de cualquier mujer sucumbirían ante sus pies
Mi departamento comenzaba a llenarse de mujeres dispuestas a divertirse, pasar un rato agradable, embriagarse y poder acariciar a los bailarines que pronto llegarían de más está decir que si tenían la oportunidad de culiarse a alguno lo harían. Tiare aún no llegaba
Yo sólo pensaba trágame tierra la perdía, si ya no sería mi chica hermosa, sería la esposa de alguien. Es verdad que había pasado harto tiempo sin poder sentirla entre mis brazos, sin poder disfrutar de su exquisito cuerpo contundente, apretar sus carnes a las mías
Sonó el timbre era ella, vestía un precioso vestido rojo, donde se podía apreciar sus curvas grandes y su escote hermoso, donde relucían grandiosas sus enormes pechos blancos, adornados sólo por un mechón de sus cabellos color canela Tiare era una mujer maravillosamente hermosa
Me acerqué a ella y nos dimos un abrazo apretado, su aroma delicioso hizo que recordara aquellos momentos cuando éramos una pasión, nos miramos y nos alejamos nerviosas, Tiare saludó a las chicas y me miraba disimuladamente
No pasó mucho tiempo y llegaron los stripers comenzaron a realizar su show, todas estaban eufóricas, menos yo y Tiare sonreía al ver como casi se desmayaban, por los movimientos pélvicos con unos penes casi erectos, cubiertos sólo por una pequeña tanga de piel de leopardo y de cebra
La miraba sin poder dejar de pensar que se iría de mi vida tenerla cerca y no poder sentir su calor, me tenían ofuscada y desesperada, ya no podía seguir ocultando la rabia que me producía que se casara agarré una botella de tequila y me fui a mi habitación, lejos del bullicio. Me recosté en la cama mirando el techo mientras me empinaba la botella, cerré los ojos al tragar y así seguí por un rato, bebiendo como si fuera lo único que me quedaba por hacer
No había sentido la puerta y menos los pasos sólo una mano suave en mi cabello y frente abrí los ojos y ahí estaba ella, hermosa y sonriente sentada en mi cama aquella que guardaba muchas de nuestras noches de placer intenso, de nuestros juegos atrevidos y nuestras pláticas hasta altas horas de la madrugada Se acercó y besó mi frente sin decir nada, luego su boca roja se posó en mis labios, los cuales se pegaron como si fuera a dejar de vivir sin ellos mi mente sólo quería repetir las caricias que muchas veces nos entregamos, pero me alejé de ella bruscamente, diciéndole que era mejor dejarlo así, le decía que ya no quería tener nada con ella con el dolor de mi alma repetía una y otra vez, que la dejaba libre
Sólo vi caer unas lágrimas de sus hermosos ojos, despacio me decía que lo sentía mucho, que lo que pasaba estaba fuera de sus manos y que ya nada podía hacer para evitarlo, caminó hacia mí y me pidió que la abrazara no pude soportar verla así de triste, mis brazos la rodearon como pude, ya que ella era más grande que yo, pero adoraba cada pliegue de su blanco cuerpo proporcionado de la forma exacta para mí su aroma cautivador me tenía abrigada y ella acercó sus labios a mi boca desesperada sin querer despegarse de ellos nunca más yo la aceptaba gustosa, era delicioso su sabor
Nos tendimos en la cama y seguimos besándonos apasionadamente, besaba su cuello rociado de su perfume delicioso, fui abriendo su vestido y ella el mío, para quedar con nuestros pechos rozándose, que sensación recorrió mi cuerpo al volver a sentir su preciado cuerpo tocando el mío, se acercó a mis pezones lamiéndolos y besándolos como me encantaba, no podía creer que la tenía otra vez en mis brazos Seguí desistiéndola, la quería enteramente desnuda y ella hizo lo mismo conmigo hasta quedar sólo con nuestras pieles abrigándonos
Tendida en la cama se veía deliciosa, su cuerpo era un manjar que me encantaba degustar, me acerqué a ella para poder disfrutar de su sabor, mi lengua jugaba con su abdomen y mis manos masajeaban sus pechos grandes, ella tomó mi mano y chupaba mis dedos lo cual me excitó demasiado bajé hasta su hermoso botón rosado y mis labios succionaban sus gorditos labios, mi lengua lamía su conchita velluda como si fuera la único que pudiese saciar mi sed que delicia sentir sus jugos que emanaban de ella, los bebían con deseo y ansias, este momento no se comparaba con ningún otro que habíamos vivido, ya que se que no sería nunca más sólo mía
Me tomó la mano y me atrajo hacia ella, me recostó en la cama y comenzó a besar todo mi cuerpo emocionado y desnudo, mi corazón latía cual galope de caballo salvaje, sus caricias y besos me tenía en el cielo, ella lamía mi conchita de una forma como nadie lo ha hecho, conocía todos mis rincones sensibles, su boca revoloteaba por mi conchita y sus dedos se perdía en mi cueva ardiente, lamía y me penetraba exquisito, mientras le acariciaba su hermoso cabello Ya no podía más con lo que sentía, mi cuerpo estaba a punto de convulsionar, mis paredes apretaban sus dedos que se perdían en mi interior y su boca hacía maravillas mi vida sigue así mi amor, que me voy en tu boca mmm si amor precioso, ahhh que rico mamita bella, ahhh mmm era un concierto de placer que pensé que jamás volvería a sentir
Con mi conchita aún sensible, Tiare se puso entre mis piernas, quedando pegadas por nuestros jugos y por el calor de nuestras cuevas, nos empezamos a menear de una forma casi loca, nos besábamos y acariciábamos, mientras nuestras conchitas se apretaban y se succionaban mutuamente, sentía su fuego y ella el mío ella se venía en mi concha, iba a recibir su orgasmo y lo atraparía con mi cueva ardiente cosita mía, vente rico mamita así que rico sus gemidos eran maravillosos y recibirlos yo eran un disfrute exquisito, aunque sea por este momento, ella era mía
La miraba hermosa, como su respiración apenas volvía a su cuerpo nos recostamos abrazadas en la blanca cama y sólo nos mirábamos, mi mano sintió algo bajo la almohada era nuestro juguete predilecto, nuestro compañero de noches de locura y placer, ella sonrió picarona ya que muchas veces la hice disfrutar y ambas a la vez, ya que era un consolador doble
Bajé nuevamente hasta su conchita palpitante, su aroma intenso embriagaba mis sentidos, ese olor a orgasmo tan delicioso, llenos de sus jugos blanquecinos que adoraba lamer me quedé ahí en medio de su hoguera metiendo mis dedos y extrayendo de su elixir mientras mi boca jugaba con su erecto clítoris gordito. Seguí con mi labor y mis dedos los cambié por el consolador, ella gemía de placer, estaba entregada a mis movimientos verla así de extasiada me puso a mil y ahí con el juguete penetrando sus entrañas me acerqué y besé sus labios le dije al oído ¡Voy a poseerte!...soy tuya me dijo con lágrimas en los ojos y una sonrisa que mi corazón no pudo soportar, el cual la acompañó bañando mi cara con gotas de dolor
Me acomodé de tal forma que el consolador quedara perdido entre nuestras conchitas, sus piernas me aprisionaban con fuerza y las mías a ella, nos abrazamos con fuerza y nuestras bocas se unieron a nuestra pasión los movimientos que teníamos eran deliciosos, nuestras cuevas unidas y penetradas, nos tenían casi al borde de la locura, gemíamos sin parar en un frenesí de lujuria, no nos importaba nada ni nadie, éramos sólo un sentimiento y una pasión que no demoró en llevarnos a un orgasmo intenso y enorme, acabábamos juntas ohhhh que delicia mmm que exquisito sentía su calor atrapando el mío ahhhh mmm ohhh sentía sus gemidos que eran fuertes y exquisitos y el placer se hacía mucho más delirante
Nos quedamos abrazadas y compenetradas por un momento, sin parar de besarnos
Me retiré de ella y bajé hasta su conchita para retirar el juguete, mientras lo retiraba de su cueva ardiente, besaba y lamía regalándole otro pequeño orgasmo Me quedé en medio de sus piernas mirándola y sin decir palabras ella me dijo que no quería perderme, que si me alejaba de ella se moría le dije que tenía que seguir su vida y que jamás la podría sacar de mi corazón, pero que debía seguir también con la mía
No dijo nada más ya que de un golpe entró un stripers arrancando de una de las chicas que estaba en la fiesta pero esa es otra historia