Nuestra segunda salida...

En la primera salida, muy novata, pero ya en la segunda nos atrevemos mas.. y como que masssss...¡¡¡ mmm.

Acababa de llegar a casa, y estaba a punto de meterme en la ducha cuando sonó el timbre. Supuse que era Paloma, la adorable señora que me alquilaba el piso, así que abrí sin ni siquiera preguntar. La cara que puse cuando abrí la puerta tuvo que ser para enmarcar. Allí, en mi rellano, con una bolsa de deporte al hombro y los ojos secos de tanto llorar estaba Aarón, pidiéndome entre sollozos que le dejara entrar.

Le preparé una tila mientras ambos recobrábamos la compostura, y me senté junto a él para que me explicara que estaba haciendo en mi casa. Me dijo que Laura había estado guardando el secreto durante casi un año, sin dirigirle la palabra en todo ese tiempo pero que acabó por explotar y soltarlo todo en una reunión familiar. Él no fue capaz de negar lo evidente, y sus padres, que siempre habían tenido a Laura como a la niña de sus ojos, le habían echado de casa literalmente a patadas, sin apenas darle tiempo a recoger sus cosas.

Llamó a casa de mis padres, haciéndose pasar por un antiguo compañero de clase, y estos le dieron mis datos. Con los pocos ahorros que había podido coger, pilló un autobús y se plantó en mi casa, rezando porque no le diera también con la puerta en las narices.

"¿Y como iba a hacerte eso", le dije mientras le abrazaba con todas mis fuerzas. Me dijo que me quería, que no había dejado de pensar en mi un solo día, y que si no había venido antes era por miedo a que yo le rechazara. Nos quedamos dormidos en el sofá, y a la mañana siguiente planificamos lo que íbamos a hacer. A Paloma le dije que era un primo mío que había venido a estudiar, y como casualmente nuestro segundo apellido coincidía, no hubo problemas para que colara.

Fuimos a comprar algo de ropa, pues apenas había traído un par de mudas, y traté de ponerme en contacto con sus padres para poder apuntarle a un colegio de allí. Después de colgarme setenta veces acabaron por entrar en razón, con la condición de no volver a saber nada de nosotros. Para ellos, solo tenían una hija, y Aarón no tenía nada que ver con ellos. Es una gran responsabilidad, y tengo miedo de meterme en un jardín del que luego no pueda salir, ¿pero que otra cosa puedo hacer? No puedo dejarle tirado ahora...

Tardamos una semana en que se instalara del todo, y aunque muchas noches le oigo llorar a mi lado, poco a poco va volviendo a la normalidad. Con mi sueldo nos llega de sobra ahora que me han ascendido a encargado, y por fin podemos estar juntos como si fuéramos una pareja normal.

De puertas para fuera actúo como su hermano mayor, pero cuando nos quitamos la ropa es él quien manda. Siempre anda más salido que un mono, y está en su salsa en el rol de activo. Aunque bueno, hace un par de días, en agradecimiento por haberle regalado unos boxers ajustados de Tommy Hilfiger, cambiamos los papeles y accedió por primera vez a ser penetrado.

Nada más llegar a casa, me desnudó y me ató boca arriba en la cama, para luego meterse en el baño para ponerse su regalo. Salió y se quitó la ropa al ritmo de la música, dejándose solo los boxers blancos que le había regalado. Después de restregarme la polla por todo el cuerpo, se los quitó y me los puso en la cara a modo de venda.

Lo siguiente que sentí fue que mi polla se adentraba en un sitio húmedo y caliente, pero la sensación era distinta a cuando Aarón me la chupaba. Una vez se la metió del todo, me quitó los calzoncillos de la cara, y pude ver como se había sentado sobre mi polla. Se mordía el labio, pues supongo que le dolía, pero haciendo un esfuerzo comenzó a moverse despacio, y comenzó a cabalgar sobre mi.

Al poco rato se le puso dura, síntoma inequívoco de que aquello le estaba gustando. Le pedí que me desatara para poder pajearle a la vez, pero no quiso, quería correrse sin tocarse como había hecho yo alguna vez. La corrida era brutal, pero no era nada fácil conseguirlo.

Para ser su primera vez como pasivo, se movía de muerte y no aguanté mucho sin correrme dentro de él. Aun así, no se dio por vencido, y siguió moviéndose despacio hasta que consiguió empalmarme de nuevo. Estaba empeñado en correrse sin tocarse, y más valía que lo consiguiera pronto o no me iba a dejar descansar.

Si yo tenía la polla irritada por el roce, no quiero ni pensar como tendría él el culo, teniendo en cuenta que encima era su primera vez. Mi primera corrida hizo un poco de lubricante, y deslizaba mejor que al principio, y supongo que eso fue lo que consiguió llevar a Aarón al orgasmo. El primer chorro de lefa me cayó sobre el pecho, el segundo me dio directamente en la cara, y el resto cayeron sobre mi estomago. Aarón no paró, siguió saltando sobre mi hasta que consiguió que volviera a correrme.

Supongo que a partir de ahora alternaremos, porque a los dos nos ha gustado esta nueva experiencia. Pese a todo lo que ha ocurrido, el sexo con Aarón sigue siendo tan bueno como siempre. De vez en cuando, mientras lo hacemos, le llamo "cuñadito" porque a ambos nos sigue dando morbo, pero tratamos de no hablar mucho más del tema. Aunque teniendo en cuenta que tenemos previsto casarnos en poco más de un año, cuando Aarón cumpla los 16, la que va a ser mi futura cuñada va a ser Laura...