Nuestra primera vez (II)
El sobrino, que está a todo dar tras espiar la visita del amante de su tía, obtiene el objeto de su deseo con una espléndida mamada de su tía.
La historia que os contaré, simplemente ocurrió a su protagonista, quien me lo contó, nada más para demostrarme su confianza. Es verídica de pe a pa y nada tiene de la imaginación. Esto ocurrió antes de lo sucedido con su primo Ricardo, el hijo de su querida tía Flor.
Ya lo había contado. Vivía con mis tíos, dado que prácticamente era un huérfano. Ellos tenían tres hijos. 2 niñas y un hombre, Ricardo, con quien tuve mi primera experiencia homosexual. Pero que en realidad, fue más actuar de manera activa que pasiva.
También sabrán o recordarán que mi tío viajaba constantemente, por lo cual quedaba con mi tía y sus hijos, durante varios días. Y en aquellos días en que mi tío viajaba, mi tía aprovechaba la situación para ver a un amigo antiguo que fue un amor de su juventud. Pero el caso es que, era tal su atrevimiento que un día, lo llevó hasta su dormitorio, pero no supe nunca el resultado de esa visita, dado que siempre estuve en mi pieza y ésta, estaba retirada de la casa. Pero el final no me lo podría imaginar de otra manera, que complaciéndose ambos en ausencia de mi tío.
Bueno el caso es que un buen día, llovía de manera copiosa, y los truenos y relámpagos eran bastantes tenebrosos. Mi tía, al sentirlos, era pavor el que sentía. Por lo cual me pidió que preparara una cama en una pieza contigua que servía de comedor, para que me acostara cerca, por si acaso me necesitaba.
Debo aclarar que mi tía, quien se llama Flor, tenía por aquellos días, 25 años, un poco más alta que yo, 1.67 tenía ella, yo apenas 1.50, era y es, pues aún vive, rubia, y de todas partes, con un muy buen físico. Unos senos formidables, con un trasero encantador, y unas piernas muy bien torneadas. En suma, una mujer muy apetecible.
Prepare mi cama de campaña, y me acosté, pues hacia bastante frío, aquella noche. Al cabo de algunas horas en que me encontraba dormitando, sentí, que golpeaban la puerta de casa, y para que no me mandara a mí a abrir, me hice totalmente el dormido. Se coloca su bata de levantar y se dirige a abrir la puerta.
De lejos sentía una conversación, pero no entendía lo que ellos conversaban. Pero de pronto la puerta se cierra, y los pasos se dirigen al dormitorio de mis tíos. La separación entre donde yo dormitaba y mi tía era una pared que en algún momento, estaba dirigida a la calle, por lo cual tenía una ventana que sólo estaba recubierta con una cortina. Así que, lo que allí se conversara, yo lo podía escuchar, pero como no estaba predestinado aquella noche a escuchar nada, es decir si no llegaba alguien, mal podía escuchar, pero como ahora no era sólo mi tía sino que alguien más. Ahora sí podía escuchar.
Lógicamente, tal como ustedes pensaran. Quien había llegado, era el amiguito de mi tía.
Cautelosamente me levanté, y fui hasta la ventana y a través de una pequeña ranura que esta tenía, los vi sentados en la cama. De lo que conversaron, de manera muy callada, y secreta, no entendí mucho, pero sí cuando mi tía le dijo:
¡Mi sobrino esta al lado en la otra pieza, así que es mejor que por ahora nos abstengamos!
Pero parece que su amiguito, no se daba por vencido, hasta que al final, desistió para finalmente, levantarse y luego dirigirse a la puerta. Allí, se abrazaron, y se dieron un beso apasionado, mientras las manos de su amigo, Waldo, recorrían su trasero y sus senos. Creo que ambos, mas quien les relata esta experiencia, estábamos súper ardientes. Mi pobre aparato estaba no a cien sino que a mil. Mi mano ya lo destrozaba. Era un suplicio, ver el trasero de mi tía, al descubierto, con esas manos que la recorrían. Qué no hubiera dado yo, por colocar mis manos allí.
Luego cuando ya su amigo se fue, cerró la puerta y se dirigió al dormitorio. Mi tía sabía que en algún momento mi tío se enteraría de esto. A pesar de que mi tía es la hermana de mi madre.
Luego de un breve instante mi tía me llama. ¡Camilo! ¡Camilo! Yo calladito, para que no fuera a pensar que la espiaba.
¡Camilo! Insistió.
Al ver que no había respuesta, se dirigió a donde me encontraba yo, supuestamente dormido. Abre la puerta, y me mece, para despertarme.
¿Qué pasa? Le digo en mi teatralización de dormido. ¿No has escuchado nada? Me pregunta. ¡No! Respondo cínicamente. ¿Qué tendría que escuchar? ¡No te hagas el desentendido! Tú escuchaste cuando llegó alguien. ¡No sé, de qué me habla, tía! A ver, voy a indagar si es cierto que no has escuchado. Y levantando la ropa de mi cama, me mira hacia donde se encontraba mi miembro totalmente excitado. ¿Y esto qué es? Me pregunta. ¡Eee... esss... eessste... no sé! Le respondí medio avergonzado de que me mirara la erección que tenía por ella en esos momentos.
Debo reconocer muy hidalgamente, que hasta ese momento, no tenía experiencia alguna de estar con una mujer. A lo más, las había tenido solo en mi dormitorio, con alguna revista erótica o mirando fotos de alguna mujercita que estuviera desnuda, y mi miembro era sacudido, con bastante frecuencia.
¡Muéstrame tu miembro! ¡Quiero ver si es cierto que esta totalmente paradito! ¡Peee... ppeero... pero tía! Trataba de negarme. ¡Ya pues, muéstrame! Insistió.
Medio avergonzado, bajé mi slip, y dejé mi miembro totalmente expuesto a su mirada. ¿Por qué estas así? ¿Es porque me has visto desnuda? ¿O es porque has visto cómo me abrazaba Waldo? Dímelo.
Medio tartamudeando, le respondí que sí, que era por que había visto cuando le había subido su bata de levantar y le había mirado su trasero.
¿Y te gustó, lo que viste?
La verdad es que no sabía qué responder. Pensaba que finalmente, ella era hermana de mi madre y que hacer algo así o siquiera pensarlo era pecaminoso.
¡No sé, tía! ¡Vamos, no seas, tímido, dime si te gustó verme así!
Finalmente logró, sacarme todo.
¡Si tía, me gustó verla así, y no sólo ahora! ¡Siempre que quedamos solos, salgo de mi pieza, y me encamino, silenciosamente, hasta la puerta de su pieza y me gusta mirarla cuando se desnuda! ¡Me gusta cuando, se saca toda la ropa interior, más aún cuando le veo su sexo, lleno de pelitos! ¡Aja... con que me llevas mirándome desde hace tiempo... eres un bribón! ¿Y te gustaría verme desnuda ahora? Me pregunta.
No lo podía creer. Allí estaba mi tía, la hermana de mi madre, ofreciéndome un espectáculo que sería solo para mí. Yo para ella era el regalón, pero nunca me imaginé que ello sería para esto.
¡Sss... sssiii... sí! Respondí. ¡Claro que me gustaría! Pero, ¿No se enojara conmigo? ¡Tontito! ¿Cómo me voy a enojar contigo?
Y levantándose de la cama se dirige al baño. Mientras tanto mi miembro estaba que arrancaba de su posición. Sentí correr el agua. Al cabo de unos minutos siento que sale de allí. Parándose al lado de mi cama, con su bata de dormir, me mira.
¡Mira bien lo que verás! Me dijo.
Y comienza a sacar su bata muy lentamente, dejándola caer al piso. Quedo enfrente a mí, nada más que con su sostén y su calzón bikini. Estaba fabulosa. Después de mirarla y que se fuera a su dormitorio me haría una paja de campeonato, pensé para mis adentros.
Luego mi tía dirigió sus manos a su espalda y soltó su sostén. También lo deja caer y veo esos deliciosos senos por los cuales tantas pajas me había hecho. Luego, metiendo sus manos por entre su calzón y sus caderas empieza a bajarlo. Lo primero que veo es su mata de pelitos. Tan rubiecitos, como me gustaría tocarlos... aaahhh.
Luego levanta una pierna y lo saca, para luego levantar la otra y deshacerse de ellos dejándolos caer al suelo. Mi respiración estaba tan acelerada que mis fosas nasales estaban súper calientes, mi corazón ya se salía, y mi miembro ya no tenía cuero que dar.
¿Te gusta lo que ves? ¡Ssssiiii! Le respondí apresuradamente. ¿Y por qué no te sacas el slip?
Rápidamente lo hice, estaba embrujado con sus palabras y con esa magnifica panorámica.
¿Qué te gustaría hacer, Camilo? Me pregunta.
¡No sé... no sé tía! Le conteste inocentemente. Pensando que hasta allí llegaba todo. Lo único que quería era que ahora se fuera para pajearme de lo lindo a su salud.
Y sentándose a mi lado en la cama, lleva una de sus manos a mi miembro. No lo podía creer. Lo toma y lo rodea, para comenzar a acariciarlo, de arriba hacia abajo. Con esos movimientos, yo sabía que me haría llegar muy rápido al orgasmo.
¡Por favor, tía... no siga... no siga! ¿Y por qué no quieres que siga, Camilo? ¡Es que... es que... me va a hacer acabar tía! Le respondí. ¿Y no quieres que te haga acabar? ¡No sé... es que... es que... a lo mejor se va a ensuciar la mano tía! ¡No, no me enojaré... sólo dime si te gusta, cómo te acaricio tu pene! ¡Siiii... siii me gusta! ¡Pero no quiero acabar todavía, tía! ¡Hágalo más despacito... asiiii! ¿Y te gustaría que te lo bese? ¿Cómo? Me dejó totalmente perplejo. ¡Que te lo bese con los labios, tontito! ¡No sé... no sé tía! ¡No sé cómo es eso! ¡Así tontito!
Y bajando su cabeza a mi miembro, lo besa delicadamente, en la puntita. Después de darle hartos besitos, y sentir la tibieza de sus labios, abriéndolos, lo introduce en su boca.
Realmente ya no podía más. Al sentir cómo su boca se deslizaba de arriba hacia abajo por mi pene, sentí que explotaba y tomándola de su cabeza, metí todo lo que pude mi pene en el interior de su boca y arqueando mi cuerpo, acabé totalmente en el interior de su boca.
Ella ni siquiera se inmuta por ello. Simplemente, tragó todo lo que salió de mi pene. Yo ya no daba más. Estaba en el cielo y un poco más arriba. Me sentía totalmente enloquecido con lo que me había hecho mi tía, mi querida tía.
Pensando en que eso sería todo, esperaba que mi tía, sacara mi pene de su boca y se levantara para irse a su pieza. Pero estaba equivocado.
¿Te gustó lo que te hice? Me pregunta, aun pasándose la lengua por sus labios. ¡Siiii... tía... fue muy rico! ¿Me lo hará después otra vez? Le dije inocentemente. ¿Después? ¡Estás loco... ahora mismo tendrás que hacerme algo a mí... esto me ha dejado totalmente ardiente! ¿Y qué cosa quiere que haga tía?
Y subiéndose a la cama, se coloca sobre mi cabeza, con las piernas abiertas, y su matita de pelitos rubios queda a la altura de mi boca.
¡Quiero que me lamas con tu lengua, allí! ¿Y cómo lo hago tía? Pregunté inocentemente. ¡Pues saca tu lengüita y pásamela por ahí, igual que comiendo un helado tontito!
Y abriendo con sus manos, sus labios vaginales, me deja expuesta su conchita para que yo le pase mi lengua. Empiezo a hacerlo y siento su aroma. Es encantador. Sabe a miel. ¡Al fin mi tía, para mi solito! Comienzo a pasarle lengua, y ella con sus movimientos acerca su clítoris a mi lengua. Sus caderas se mecen con bastante movimiento. La siento jadear y quejarse.
¡Asiiii... ahí... ahí... chupa... pásame tu lengüita por ahí... ssssiiii... así... más fuerte... chúpamelo... ahí... ahí tontito... y me indica con su dedo, su clítoris... y comienzo a chupárselo... a lamérselo! ¡Aaaaahhhhgggg... así... más... dame más... aaaahhhhhgggg... que riiiiiccccooo... mmm... ahora... dame... dame... méteme un dedito en mi trasero... y cogiéndome de una mano me la lleva a su trasero y tomando uno de mis dedos, me pide que se lo introduzca en su traserito... así mijito... métemelo... chúpame fuerte... aaaahhhhhhggggggg... ahora... ahora... ya viene... mmmmaaaaahhhhhggggg... ya viene... ya viene... yaaaaaaaa... ahora... ssssssiiiiiiii... que riiiiiiiiccccoooooooo... aaaaaahhhhhhhggggg!
Y sentí sus juguitos llegar hasta mi lengua que los saborea con agrado. Había llegado al orgasmo. Había hecho feliz a mi querida tía, dándole un orgasmo. Su cuerpo temblaba. Vibraba con mi lengua.
Luego de ello, se levanta y se tiende a mi lado. Se abraza a mí, y me besa en los labios.
¡Eres muy rico, Camilito! ¡Descansemos un ratito!
Me abrazo a ella y siento sus tetitas en mi pecho. Siento que nuevamente me excito. Y bajando mi cabeza, acerco mis labios a sus pezones y comienzo a succionarlos con afán. Estaban duritos. Mi lengua se deleita con ellos. Luego mi tía coloca una pierna sobre mis caderas y cierra sus ojos, como durmiendo. Mi pene siente el calorcito de su sexo. La siento tan rica.
¿Me dejara que le meta mi miembro allí? La estoy deseando. Y mi miembro también la desea. Es tan tibio su cuerpo. Mi tía siente que mi pene entre sus piernas esta tomando cuerpo y entre abre sus ojos me mira y me sonríe.
¿Qué quieres hacer, malulo? Me dice con voz melosa. ¡No sé... no sé tía! ¿Quieres que hagamos como lo hago con tu tío?
Me dejó helado. Pero yo sabía por qué lo decía.
¿Acaso no me espías cuando tu tío me lo esta metiendo? ¿Te gusta cuando me miras y ves cómo me coloca tu tío? ¿No te gusta cuando tu tío me hace que le chupe el miembro? ¿Quieres subirte sobre mí, para que me metas tu pene? ¿Quieres que te haga mi hombrecito? ¡Sssssiiiiii... tía... siiiii!
Cariños Ximena xcortez@yahoo.com