Nuestra primera vez en un club liberal, (ella)
es nuestra primera experiencia en un club liberal, ahora contada por mí, anterior relato contado por mi marido.
Hola, recientemente he tenido mi primera experiencia en un local liberal, y voy a contarlo, a petición de algunas personas, que han leído el de mi marido y les gustaría ver mi versión.
Mi marido llevaba casi dos años insistiendo en ir a un local liberal, pero yo, como siempre, me negaba rotundamente, nunca antes me había pasado por la cabeza hacer algo así, y la verdad, en algunas ocasiones llegue a pensar que era porque no le daba lo que necesitaba, pero nada más lejos de la realidad, simplemente era una fantasía que tenía.
El día que accedí a ir mi chico estaba tan nervioso que ni siquiera pudo dormir, cosa extraña, porque yo, que solo iba por darle el gusto y no sabía lo que me iba a encontrar, dormí como un bebé. Recuerdo que antes de dormirme él me preguntó, si vamos al cuarto oscuro .y antes de terminar la frase le conteste, nada de caricias con nadie, ni besos ni nada de nada. A lo que él contesto que no había problema, haría lo que yo quisiera hacer y nada más.
Cuando llegó la noche me arreglé, me puse una faldita cortita con una camisa de botones bastante estrecha y sin sujetador, con los botones desabrochados para que se viese mi pequeño escote, ya que soy de poco pecho, luego unas medias hasta el muslo, las que más le gustan a mi marido y como guinda final, mi tanga de la noche de bodas, él me miraba y no se lo creía, ¿cómo podía estar tan tranquila? Ni yo lo sé.
Salimos hacia allí, en 15 minutos ya estábamos en la puerta del local, ahí, sí que me empecé a poner nerviosa, ¿Qué me iba a encontrar? ¿Cómo sería la gente? ¿Realmente serían tan respetuosos cómo decían? Y lo que en ese momento más me preocupaba, ¿encontraría a alguien conocido? Muchas preguntas que en un momento se me iban a resolver gratamente.
Entramos y un chico nos explicó cómo funcionaba todo, de gran ayuda para unos principiantes como nosotros. Luego un señor, supongo el dueño, nos empezó a enseñar las instalaciones, primero, donde estaba la barra con la pista de baile, yo no sabía a dónde mirar, estaban todas las mujeres vestidas muy sexys, incluso en ropa interior, con camisones transparentes y yo pensando que iba demasiado atrevida, pero el ambiente era muy bueno y en ningún momento me hicieron sentir incómoda, al contrario, nos presentaron a varias parejas, que imagino serian habituales y todos muy agradables.
Luego pasamos a los reservados, el hombre nos explicó que podíamos estar ahí tomando una copa o haciendo lo que quisiéramos, si nos sentíamos incómodos, podíamos cerrar las cortinillas, y así nadie nos vería, cosa que me tranquilizó bastante. De ahí fuimos a la parte del cine, una sala con camas donde proyectan películas porno toda la noche, y al lado el cuarto oscuro, la gran fantasía de mi marido. Cuando él lo vio se le abrieron los ojos como platos, y enseguida miró dentro, para ver si había alguien, pero estaba vacío, así que seguimos el recorrido a la planta baja, donde estaban las taquillas y las camas. Una sala con dos grandes camas y otra más, un poco mas apartada y más pequeña, para 2 ó 3 parejas como mucho, pero también estaban vacías, a lo que el hombre nos dijo que aún era muy temprano, pero aún así, mi marido estaba excitadísimo, si por él hubiese sido, ya habríamos estado en la cama o en el cuarto oscuro, pero yo preferí ir a tomar una copa a los reservados. Y sí lo hicimos.
Durante todo este trayecto mi marido no dejaba de sonreír, parecía que le habían pintado la sonrisa en la cara.
De camino a pedir la copa, nos presentaron a otra pareja, muy guapos los dos, y como todos allí, muy simpáticos. Al fin estábamos en los reservados. Nos sentamos y empezamos a comentar el local, los dos estábamos de acuerdo, nos gusta.
Ya acomodados y más tranquilos empezamos a besarnos, toque el miembro de mi marido, para ver si realmente estaba tan excitado como parecía, y vaya que si lo estaba, parecía que iba a romper el pantalón, eso sí que me excitó, así que seguí tocándolo por encima del pantalón a lo que él respondió metiéndome la mano bajo la falda. Llegó un momento en que él me dijo que le era muy complicado tocarme sin que se me levantara la falda, a lo que yo le respondí que no me importaba, allí estaban todos haciendo lo mismo, y a todas ellas se les veía más de lo que se me pudiera ver a mí, eso le excitó tanto que empezó a tocarme por todas parte, me desabrochó la camisa y me besó los pechos, me puse tan caliente que tuvimos que parar un rato, para poder recuperarnos un poco.
Mientras descansábamos, oímos unos gemidos, una chica de los reservados de la parte del fondo, miramos hacía allí, y vimos que estaban las cortinas cerradas, esa mujer gritaba de placer como nunca había oído antes y como no somos de piedra terminamos poniéndonos muy cachondos así que volvimos a lo nuestro, nos besamos y acariciamos por todas partes. Cuando volví a tocarle la polla sentí que estaba como una piedra, así que sin perder tiempo se la saqué del pantalón y empecé a besársela. Notaba como estaba de dura, y como latía en mi boca, los gemidos de la mujer cada vez se oían más fuertes y más seguidos, entre más gritaba más calientes nos poníamos y más aún cuando mi marido me dijo que había un hombre al lado que no me quitaba los ojos de encima, eso nos dio tanto morbo que decidimos dejar los reservados e ir al cuarto oscuro.
Mi marido decidió que era mejor ir desnudos, así que fuimos a las taquillas y nos quedamos desnudos, solo con un pareo, que realmente, no tapaba mucho, ya que eran transparentes, pero en ese momento nos daba igual, estábamos demasiado calientes para andarnos con tonterías. Fuimos al cuarto oscuro, yo estaba un poco nerviosa, por lo que pudiera ser, pero nada más entrar mi marido comenzó a besarme y apretarme contra su polla y mis nervios volvieron a desaparecer. Él me besaba con mucha pasión, y se apretaba contra mí como si quisiera meterse dentro de mi cuerpo, mejor fue cuando nos dimos cuenta de que había un trío, dos hombres y una mujer, a nuestro lado, eso hizo que nos diera aún más morbo.
Al rato de estar ahí, entro una pareja, así que decidimos acercarnos, ya que el deseo de mi marido era meternos mano con otra pareja en el cuarto oscuro, nada más pensar que se le iba a cumplir la fantasía no lo dude, nos pusimos a su lado y seguimos con lo nuestro, a lo que la otra pareja respondió acercándose a nosotros, de repente note una mano en mi espalda que no era de mi chico, él tenía sus manos en mi culo, es algo que me excita muchísimo, y al subirlas por mi espalda encontró la del otro, así, que mi marido apartó las suyas para dejar camino libre al desconocido que bajo hasta mi culo, yo me estaba poniendo cada vez más caliente, y no sabía porque, mi pareja también, hasta que me di cuenta que la chica estaba acariciándole la polla a mi marido, él estaba encantado así que no dije nada. Después de estar un buen rato tocándonos me dio por tocar a la chica, le metí la mano por la espada y baje hasta su culo, donde encontré la de mi marido, eso lo excito más, estábamos que no aguantábamos más, así que decidimos irnos a las camas, por supuesto invitamos a la pareja a ir con nosotros, y así lo hicieron.
Una vez en la sala de las camas me di cuenta que ya había alguna pareja, miré, quería ver como lo hacían los demás, como se movían se tocaban, se besaban, nunca lo había visto así, y me encantó. Nos metimos en la cama con la otra pareja, nosotras en el centro y los chicos a los lados. Sentí unas manos que no paraban de tocarme, me tocaba las piernas y subía hacía los muslos, a lo que yo respondí abriéndolas para que llegara a donde quisiera, aunque realmente me di cuenta de quién era cuando abrí los ojos y vi a mi lado a mi marido, con sus manos en mis pechos. Lo miré, y vi que no le molestó, así que deje que el desconocido me metiera los dedos, no le fue difícil, estaba tan mojada que seguro entraron solos. Mientras movía sus dedos dentro de mí, yo besaba a mi marido y notaba sus manos acariciándome todo mi cuerpo, pellizcándome los pechos, suavemente, y besándomelos, me corrí enseguida, pero el desconocido no sacaba sus dedos de mi vagina totalmente mojada, seguía moviéndolos, y yo seguía con ganas de más, así que me viré para la chica, y vi que estaba con los ojos cerrados y la cara mirando hacía mi, su cara de placer era absoluta,. En ese momento le dije a mi chico que por favor me hiciera el amor, pero antes de que lo hiciera me volví a correr.
Aparte la mano del otro chico y mi marido se puso entre mis piernas, me agarro de las rodillas y me elevó, para poder meterme bien hasta el fondo su polla, dura, gruesa, a punto de explotar, cuando lo hizo me dio un escalofrío por todo el cuerpo, lo estaba deseando desde hacía mucho tiempo, el otro hizo lo mismo con su mujer, la mire, y vi que tenía intención de besarme, así que a la vez que nos follaban, ella y yo nos besamos, eso fue impresionante para los chicos, se quedaron asombrados y cuando yo me corrí, enseguida se corrió mi marido, que ya no aguantaba más, creo que fue uno de sus mejores orgasmos, el verme besar a otra chica fue la guinda del pastel, nunca se le olvidara. De hecho, aún lo recuerda, y cada vez que lo recuerda se pone como una moto. Estuvimos allí un rato y luego nos fuimos al baño.
Cuando salimos del baño volvimos y nos sentamos en unos sofás, no podíamos dejar de mirar a una pareja, ella con un cuerpo precioso y unos pechos escandalosamente bonitos. La chica se movía de una manera que nos puso cachondos otra vez, era muy sensual, y al ver que mi marido tenía otra vez la polla dura como un palo, decidimos irnos nuevamente a la cama, esta vez solos. Desde allí podíamos ver a esa chica que tanta excitación despertaba en mi marido.
Volvimos a empezar. Yo me puse sobre él, con su polla contra mi vagina, notando como se endurecía por momentos, él me acariciaba la espalda de arriba abajo, llegando a mi culo y apretándolo contra él. Baje por su cuerpo y me puse a besarle la polla, cuando ya estaba a punto me puse a cuatro patas, de cara a esa sensual chica, para que mi marido pudiera verla bien. Me metió su miembro, y note como llegaba hasta el fondo, se oían los golpes de su pelvis contra mi culo, de lo fuerte que me estaba penetrando, no aguante nada, y él tampoco.
Después de eso decidimos que era hora de volver, fuimos a las taquillas nos cambiamos y a casa a descansar, o eso pensaba yo, porque mi marido quería llegar y seguir con la fiesta, pero esa noche no pudo ser de mi parte
Espero os haya gustado nuestra experiencia