Nuestra primera vez
La primera experiencia sexual de una pareja
Os voy a contar cómo fue la primera vez con mi actual pareja. Teníamos 20 años, yo soy una chica pequeñita y morenita con un exuberante culo y grandes tetas. Antes de vernos por primera vez estuvimos unos cuantos meses hablado por WhatsApp, por lo que nos teniamos muchas ganas.
Esa mañana fui a buscarle a la estación de autobuses y allí le vi. Peter es un chico alto, bien tonificado, guapo y con unos bonitos ojos azules. Yo estaba muy nerviosa y nada más verle ya moje mis braguitas. Nos dimos un pequeño beso, sin saber muy bien como reaccionar y nos dirigimos al hotel que habíamos reservado muy cerquita de la estación.
Una vez en la habitación, ya estábamos mucho más sueltos, nos empezamos a besar alocadamente hasta que acabamos en la cama.
Empezó dándome besos por el cuello, lo que hacía ponerme muy cachonda. Y seguía besando y chupando todo mi cuerpo. Deteniéndose en mis grandes y firmes senos. Y seguía bajando más con su juguetona lengua hasta llegar a mi pubis. Yo no podía más de placer, empezó lamiendo entre los pliegues de mis labios mayores y menores, buscando mi clítoris que no tardo en encontrar y a medida que yo abría más las piernas su ritmo de masturbación aumentaba progresivamente tanto con su lengua como con sus dedos hasta que consiguió que me corriera. Ahora era su turno, todavía tenía el pantalón puesto por lo que no había visto su miembro, me moría de ganas de verlo, así que le arranque el pantalón y vi un gran pene super erecto. Me encantó, así que me la metí rápidamente a la boca y empecé a chuparla con muchas ganas y muchas babas. Pero no me dejó terminar. Ya que tenía muchas ganas de follarme y así lo hizo. Me tiro a la cama y me hizo suya. Follamos hasta que nos corrimos los dos como nunca.
Dormimos un rato para coger fuerzas. Y cuando nos despertamos seguíamos muy calientes, así que decidimos darnos un baño. Nos tumbamos tranquilamente en la bañera pero al estar los dos cuerpos desnudos juntos y mojados, no me pude resistir al ver como el pene se ponía cada vez más duro. Así que empecé a mamarlo, lo chupé por todos los lados, manejándolo a mi antojo y pasándolo por mis pechos. A Peter le estaba encantando por las caras y gemidos que hacía por lo que pronto me lleno la cara con su leche.