Nuestra primera infidelidad

Mi primera infidelidad es con una compañera de trabajo, siendo para ella su primera vez también.

No sé muy bien como comenzar la historia, quizás lo mejor sea empezar por el principio, y por mí, me llamo Manu (de Manuel), tengo treinta y dos años, mido un metro ochenta y tengo el pelo castaño y ojos del mismo color, constitución atlética, trabajo como administrativo para una promotora de edificios del norte de España, de relativa importancia, allí llevo unos seis años, el caso es que a principios de Mayo del año pasado me destinaron a unas oficinas de obra para la promoción de cuatro fases de viviendas en una unidad de actuación del extrarradio, no era para nada la típica oficina de obra que se puede ver por aquí, para nada, esto era a lo grande, una plataforma prefabricada con un hall, dos despachos, un pequeño almacén y una zona que podríamos llamar piso piloto, la verdad es que se montaron las cosas a lo grande y como para no meterse una bofetada en 240 viviendas era para echarse a temblar.

La cuestión es que no conocía a nadie, bueno al único, al que iba a ser mi jefe, de verlo por las oficinas centrales donde hasta hace unos días trabajaba, su nombre es Ricardo de unos cincuenta y pico años, el encargado de sacar adelante la promoción, las otras dos personas eran dos chicas una Fanny de veinti pocos años, metro setenta, rubia, exuberante, bueno de infarto, verdaderamente siempre se tiene alguna así en cualquier promoción, la otra era Carmen de unos cuarenta y pico años delgada, menudita, rubia teñida, metro sesenta y aunque no fuese guapa si era una persona atractiva y elegante, ellas dos estarían dedicadas a la venta mientras que a mi me tocaría la administración y contabilidad de la obra, y como preveían que me iba a sobrar tiempo pues a vender también, cosa que no veáis la gracia que me hacía.

Trabajábamos de lunes a viernes mañana y tarde y los sábados por la mañana veniamos generalmente dos, digo generalmente por que cuando le tocaba a Ricardo pues bueno como que te quedabas solo, pero donde manda patrón no manda marinero.

El caso es que pasa el tiempo y nos vamos conociendo un poco mas, yo con la que mejor comencé a llevarme era con Carmen, la verdad es que cada vez me llamaba mas la atención con sus zapatos de tacón bien altos para compensar su metro sesenta y su ropa, entre la que sobresalían sus tangitas, lo cual pues bueno me hacía gracia para una señora cercana a los cincuenta eso si muy bien cuidada (y pocos kg de peso) de gimnasio diario y aunque no tuviese mucho pecho lo compensaba con un culillo respingón, y bien redondito y trabajado, donde por debajo de los pantalones ajustados a la zona del culo pues eo se intuía el tanga, tanto es así que a veces al agacharse se le veía, el caso es que un día se agacha delante de mí y al levantarse se gira y como que me pilla mirando para su culo y su tanga, el caso es que me sonríe como que le ha hecho gracia, no sé si que la mirase o por lo ruborizado que me acababa de poner, pues nada, quitando ese ligero desliz nuestra relación era bastante cordial además de empezar a coincidir para tomar el café antes de entrar a trabajar.

Un viernes a la mañana Fanny había salido ha hacer unas gestiones y yo andaba por la oficina cuando al entrar donde trabajábamos encuentro a Pilar agachada enseñando tanga, y otra vez que me pilla como embobado. Sonríe y me dice:

Que, ¿te gusta?

Pues la verdad es que sí, verdaderamente me encanta la ropa interior femenina, es mas yo se la compro a Elena (mi mujer), pero tengo que reconocer que la tuya es muy sugerente y que te queda muy bien. Y oye siento si te he incomodado.

Para nada, lo que me hace gracia es que me mire un chico que podría ser mi hijo.

Todavía vas a hacer que me sienta avergonzado, además como para no mirarte viendo como te cuidas, mira que si se entera Elena.

Ya se sabe Manu después de casados se puede mirar pero no tocar.

Ya, el que estará contento será Paco (su marido) con esos modelitos.

Mira de mi marido mejor no hablemos, debe hacer años que ni se fija en lo que me pongo y dejo de ponerme.

Toda esta conversación la tenemos mientras ella se acerca mi lado y me coge del brazo, mientras no deja de mirarme enigmáticamente, la cuestión es que terminamos ante la salida de su despacho de Ricardo con uno de los proveedores, que de paso le metió un repaso de mirada a Carmen antes de irse. El que se quedo con un pedazo de erección había sido yo.

El sábado nos tocaba a Carmen y a mi trabajar la mañana, yo esos días me dedicaba a ponerme al día con la facturación quedándome en el almacén de atrás donde habíamos habilitado una mesa y una silla rodeado de estanterías con archivadores, allí conectaba el portátil y me ponía a currar, como no tenía que estar de cara al publico pasaba de ponerme traje y me iba con unos vaqueros, y una doble camiseta. Así me encontraba yo tomando un café en el bar, cuando al momento llego Carmen, iba vestida con unos zapatos negros de tacón alto y fino, una falda crema con una pequeña apertura a la derecha que le llegaba hasta la parte baja del muslo, una camiseta negra de tirantes mas bien ajustadilla, su chaqueta a juego y un collar de perlas, su media melena rubia lisa y suelta, y sus uñas largas y pintadas en granate, imaginaos la pinta, ella toda puesta y yo sin afeitar y de vaqueros, así salimos del bar cuando me dijo.

¿Los vaqueros son nuevos?

Los compre el mes pasado, ¿te gustan?.

Si, la verdad es que te hacen un culo precioso, bueno el que tienes, lo que pasa que con el traje o no se te ve o no se intuye.

Vaya, gracias por el piropo

No hay de que, como ves yo también me fijo.

Y así termino la cosa, llegamos al trabajo y a currar, yo me meto para el almacén. La verdad es que un sábado por la mañana no suele venir mucha gente y a eso de las doce y media a Carmen se la veía mas aburrida que una ostra, ya era la tercera o cuarta visita que me hacía.

Oye que voy hasta el bar y me traigo un vermut.- Me dice.

Carmen, que son las doce i media,

Que, ¿es que te falta mucho para terminar?.

Pues mira, no además puedo dejarlo para otro día, pero esto de empezar a beber tan temprano, no se.

Bueno yo marcho al bar, tu me dirás,

Vale, tráeme un martini blanco.

A los diez minutos, llega con los dos vasos, en uno un martini de color y en otro el blanco, se sienta encima de la mesa, cruza las piernas y se agacha hacía mi acercándome el vaso y mostrándome por la abertura de la camiseta de tirantes un precioso sujetador granate de encaje que cubre sus pechos, viéndola allí sentada enfrente mío tenía una erección que como para levantarme de la silla, y encima, pensando que hacer para disimularla, en eso estaba cuando se levanta de la mesa y me dice:

Oye, como que voy a cerrar, así no nos importuna nadie, y mientras cojamos el teléfono hasta la una no pasa nada.

Carmen, estas que lo viertes, como se entere Ricardo.

A Ricardo que le den por el culo, el sábado pasado me dejo colgada aquí toda la mañana.

Se va y de la que vuelve, comenta:

No puedo olvidarme de revisar el contrato del 4º D.

Y hay va la tía y se sube al primer estante de los archivadores para llegar a los contratos, (la estatura es lo que tiene)

Pero donde vas Carmen, que te lo cojo yo, si es que te vas a matar.

Y ni corto ni perezoso me levanto y me coloco detrás de ella para cogerle el puñetero archivador, que se había empeñado en revisar. Mientras, se baja del estante rozando su culo y todo su cuerpo contra mí, si la erección que tenía antes ya me había comenzado a bajar ahora volví a ponerme burro otra vez.

Hay que tener más cuidado Carmen. –Le digo mientras le pongo mi mano en su cintura. La verdad es que a estas alturas con el Martini y el calentón, no sabía ni lo que hacía.

Hueles muy bien- Me dice recostando su cabeza en mi hombro.

Es ayure-

Respondo como un tonto mientras siento como comienza a morderme el lóbulo de la oreja, su mano derecha se posa sobre la mía que estaba en su cintura y comienza a apretármela, mientras su izquierda comienza a acariciarme el cabello. Yo cojo y comienzo a acariciarle su pecho pequeño pero duro y firme, todo comienza muy despacio pero en el momento en que se pone a mover su culito ritmicamente, giro la cara y comienzo a besarla como un poseso, nuestras lenguas entra y salen de nuestras bocas como si estuviesen luchando, mientras sus movimientos de cadera se aceleran, yo con las rodillas dobladas me dedico a frotarme contra su culo mientras mi mano izquierda ya ha dejado de acariciar sus pechos para bajar hasta su muslo y comenzar a subirle la falda, acariciarle sus muslos, subir por su parte interna y llegar a un tanga a juego, con el sujetador granate que encuentro totalmente húmedo. Paso la mano rítmicamente por encima del tanga acariciando su coño, mientras sus movimientos se hacen cada vez más intensos. Se da la vuelta mientras me desplaza contra la silla, me siento y ella se coloca encima mientras me quita las dos camisetas.

Quiero verte Manu, tocarte, acariciarte, dios mío me vuelves loca.

Todo esto mientras sus manos recorren mis hombros, mis pectorales, los abdominales, y ella sentada encima mío moviéndose cada vez mas frenéticamente y yo sintiendo como me iba a reventar la polla embutida en aquellos vaqueros. La cojo levantándola y colocándola encima de la mesa, mientras vuelan papeles y no se va a tomar por el culo el portátil de milagro, la dejo allí sentada mientras agarro una de sus piernas y la paso por encima de mi hombro la otra la coloco en mi cintura y comienzo a besarle el coño primero por encima de su tanga, muerdo, chupo, me froto la cara y la veo apoyada con una mano mientras con la otra me acaricia la espalda para terminar agarrándome del pelo y metiendo mi cara en su coño.

Por Dios Manu cómemelo de una vez, deja de jugar.

Empece por apartarle el tanga contra la ingle, encontrando un coño con el pelo rasurado, casi al cero, delimitando la parte de los labios y un poco la zona superior, un triángulo mínimo, estaba completamente húmedo por lo que no tuve problema al introducir mi dedo índice mientras con mi lengua me dedicaba a recorrer sus labios, lentamente comencé a introducirme en la zona de su clítoris, mientras ya eran dos los dedos que se dedicaban a masajear lentamente su vagina, acompasados con el movimiento de su cadera, sentí como se recostaba encima de la mesa siendo sus dos manos las que me agarraban de la cabeza, sus movimientos se hacían cada vez mas intensos, a la vez que ya me había metido su clítoris en mi boca, chupándolo con mis labios y jugando con la lengua.

Si, Manu, si, no pares, por favor.

Era lo que repetía junto con unos gemidos de escándalo, todo se hico más intenso, deje de acariciarle el clítoris para meter mi lengua dentro de su coño junto con mis dos dedos, sus piernas comenzaron a apretarme cada vez mas fuerte note como sus tacones se me clavaban uno en los riñones y el otro en la espalda, mientras cada vez se tensaba mas empujando mi cara contra el interior de su coño mientras notaba como sus piernas pugnaban por cerrarse cada vez, mas. Después del gemido note como se relajaba, me levante con la cara toda pringada mientras ella relajada se sentaba en la mesa, la falda por la cintura y la camiseta de tirantes bajada de un lado lo que hacía aparecer ese sujetador de encaje cubriendo sus pechos.

Joder, gracias no veas como me has dejado.

Y dicho esto me estampo un beso en la boca mientras introducía su lengua hasta el fondo, a la vez que sus dos manos estaban desabrochando ya los botones de mi vaquero. Se bajo de la mesa se sentó en la silla y me coloco apoyado frente a ella.

A ver que tenemos aquí.

Decía mientras bajaba mis pantalones y metía las manos en mi boxer para sacar mi polla.

Vaya pedazo de miembro Manel, menudo rabo tienes escondido.

No digas eso por favor.

Como para no decirlo, no es que haya visto muchas, es mas hace muchisimo tiempo que solo veo y de vez en cuando la de mi marido, pero este es la mejor polla que he tenido entre manos. (la verdad es que el miembro me mide entre 19 y 20 cm dependiendo de la erección y en aquel momento tenía la polla a reventar con un capullo de lo mas hinchado, además su grosor me parece de lo más correcto).

Y así comienza por meterse el glande en la boca una y otra vez, para luego recorrerlo con la lengua y seguir así jugueteando con mi capullo mientras una de sus manos me masajea los huevos y me recorre la base de la polla, con la otra me acaricia los abdominales presinandome en la parte baja. Llega un momento en que no puedo mas y le digo

Carmen cómemela toda, que quiero follarte la boca.

Manel tío no puedo meterme esa tranca entera en la boca

Inténtalo.

Y así agarrándola del pelo comienzo a follarle la boca, cada vez es menos la polla que queda fuera de su mientras que con su mano se dedica a masajerme los huevos y la base de la polla cada vez mas intensamente. Ya no solo es su cara la que meto por mi polla sino los movimientos de mi cadera que hacen que la polla se meta en su boca todo a la vez, mientras me fijo como comienza a meterse un par de dedos en su coño, cosa que me pone frenético. Decido parar y sacarle la polla de la boca.

Pensaba que me ahogabas. – Me dice.

Dios por poco pierdo el control.

Siéntate quiero ponerme encima de ti que si te dejo a ti me vas a romper con ese nabo.

Dicho y hecho me siento en la silla mientras ella con esos zapatos de tacón, esas piernas sin medias, el tanga ladeado en la ingle la falda en la cintura y la camisa de tirantes a medio quitar se coloca a horcajadas encima mío agarrándome de la polla y pasándose el prepucio rojo e hinchado a lo largo de su coño, la agarro de las piernas mientras la miro con esos ojos cerrados de placer ese movimiento lento de cadera y ese pasarme la punta por su coño, unos minutos es lo que dura lo justo para empezar a meterse la mitad de la tranca mientras siento un calor inmenso que emana de ese agujero, la dejo hacer es ella la que lleva el ritmo subiendo y bajando una mano agarrandome de mi cabello y la otra apoyada en la mesa, mis manos pasan de sus piernas a su culo acompasando los movimientos, aprovecho para meterle un dedo por ese culito, tanto mi dedo como su culo están mojados de sus líquidos.

Que haces. –Me dice-

No sé si no te gusta lo dejo.

Me estas convirtiendo en una autentica guarra. Sigue.

Así seguimos, tranquilos acariciándonos, disfrutando de nuestros cuerpos, recorro su espalda, chupo sus pequeños pechos mientras le bajo a la cintura la camiseta y le quito el sujetador, masajeo su culo, mordisquea mi hombro, me acaricia, el pecho, la espalda, pero esta tranquilidad esta cadencia termina por caer en movimientos convulsos en un frenesí, ahora soy yo el que sube la cadera mientras ella baja su culo ensartándole toda mi polla, la agarro del pelo y de la cintura la levanto en vilo, coloca sus piernas alrededor de mi cintura, la coloco encima de la mesa y me dedico a follarla, al igual que ella se dedica a follarme, hay veces que se sale la polla de la intensidad de movimientos pero enseguida la volvemos a meter, los gemidos por parte de ella son de escandalo, tengo miedo de romperle el coño pero sigo, me hiergo y la veo allí tendida en la mesa, la cara ladeada, las manos por encima de su cabeza intentando agarrar la cabecera de la mesa , sigo bombeando coda vez más rápido y salvaje, cuando siento como su coño se contrae como sus piernas me apretan cada vez mas la cintura, contrayéndose sus abductores, como su cara se crispa y sus manos intentan agarrar el aire, siento como se corre, como dura unos segundos, un minuto, es diferente al orgasmo que tuvo cuando le comí el coño, siento como todos los músculos de su vagina se contraen en mi verga, lo que hace que mi polla todavía crezca de la excitación hinchándose un poco mas, cierro los ojos y al volver a abrirlos la encuentro allí tendida mirándome, son dos meneos mas, quizá tres o cuatro, me arqueo y sin darme cuenta pego un grito a la vez que me corro dentro de ella. Respiro ya más tranquilo me aparto y me miro, todo sudado, me siento en la silla, ahora ya tengo el miembro medio flácido, ella se levanta, se vuelve a sentar sobre mí abrazándome y besándome en la cara, nos miramos, nos damos las gracias con la vista y allí quedamos abrazados durante diez minutos, quizás pensando en lo que hemos hecho, en como nos hemos desfogado y sobre todo en las consecuencias que este acto quizás tenga para nuestras vidas.

Gracias.