Nuestra primera experiencia liberal (parte 3)
Tras un masaje en pareja en el que tuvimos nuestra primera experiencia y haber quedado con ellos otra vez pero esta vez sin masaje, volvemos a vernos
Lo primero recordar, ya que me parece importante, que todo lo relatado es completamente real, sin nada inventado.
La historia quedó en los wasaps que mantuvimos entre todos.
Pues bien, poco a poco fuimos perfilando un nuevo encuentro. Como os podeis imaginar, los días previos fueron de una excitación continua y Ana y yo follábamos a diario recordando los encuentros anteriores y comentando cosas que nos gustaría ver de nuestra pareja en otra quedada.
Llegó el día, nos duchamos y nos vestimos, Ana iba preciosa con unos pantaloncitos ajustados que marcaban su precioso culo y una blusa estratégicamente abrochada (o desabrochada) que sugería un escote muy deseable.
Llegamos a la habitación ( esta vez nosotros fuimos los primeros) y mientras esperábamos nos estuvimos besándonos apasionadamente. Se percibía un ligero nerviosimo a pesar de no ser la primera vez.
Llamaron a la puerta, me levanté a abrir y los recibimos con los preceptivos apretones d manos y besos.
Nos acomodamos, unos sentados en la cama y otros en las sillas y como en la anterior ocasión descorchamos una botella de cava que fuimos bebiendo mientras charlábamos animadamente y degustábamos unos bombones.
Poco a poco nos fuimos animando y las chicas decidieron ponerse cómodas, Ana se quitó el pantalón quedándose con la blusa y el minúsculo tanga que nos permitía ver el precioso culo que posee y Sara dejó caer al suelo la falda vaquera que llevaba y se sacó una ceñida camiseta quedando ante nuestros ojos con solo un bonito juego de lencería amarillo que le quedaba espectacular.
Seguimos un ratito más de charla y en un momento dado, Sara puso la mano sobre el muslo de Ana comenzando a acariciarlo.
Mi mujer reaccionó poniéndose de rodillas sobre la cama y Sara le imitó. Ambas aprovecharon la posición para fundirse en un morreo de lo más morboso en el que nos permitían ver cómo se entrelazaban sus lenguas.
No tardaron en sacarse la una a la otra el sujetador para sobarse mutuament las tetas mientras seguían besándose.
Nosotros ante este panorama comenzamos a quitarnos la ropa mostrando nuestras pollas como estacas debido a la excitación.
Ellas seguían comiendose la boca y Sara manoseaba las tetas de mi mujer con ansia. La verdad es que tiene unas tetas dignas de mención, tiene una talla 100 y son duras y firmes, mientras que las de Sara no son tan grandes pero son terriblemente apetecibles y con unos pezones espectaculares.
Sara bajó la cabeza para lamer los pezones de Ana mientras ésta no perdía el tiempo y le metía la mano por la braguita para empezar a jugar con su coñito.
No tardaron mucho en empezar a quitarse las braguitas la una a la otra dejándonos ver sus coñitos completamente rasurados para la ocasión, mientra nosotros no perdíamos detalle un con una erección de caballo.
Ana tumbó a Sara sobre la cama y dirigió la boca a su coño pasándole la lengua por los labios, jugueteando con el clítoris y metiéndole 2 dedos en su interior.
Luis aprovechaba la proximidad para tocar los pechos de mi esposa y juguetear con sus pezones hasta que Ana se incorporó para girarse y ofrecer a Sara su coñito ya muy mojado empezando así un precioso 69.
Yo no podía creerme lo que estaba viendo, ver a mi mujer así de desmelenada y con otra mujer, no podía ni imaginármelo hacía unos meses.
Ana se levantó y invitó a Sara a hacer lo mismo, se abrazaron y volvieron a fundirse en un apasionado beso mientras pasaban sus piernas unas por debajo de otras comenzando a rozar sus coños el uno contra el otro.
Continuaron así, pero esta vez estando las 2 tumbadas haciendo una tijera espectacular, momento que aproveché para llevar mi polla a la boca de Sara , acción que imitó Luis con mi esposa.
Las 2 continuaban con su rozamiento íntimo mientras entre jadeos chupaban nuestras pollas con ganas.
Me encantaba lo que estaba viendo, mientras Sara pasaba la lengua por la punta de mi polla, Ana hacía desaparecer por completo en su boca la de Luis de forma que solo s le veían los huevos.
He de decir que a mi mujer le encanta comer pollas y lo hace con maestría variando ritmos, jugando con la lengua mientras la tiene casi en la garganta, pasando la lengua desde la base hasta la punta...vamos una experta y así lo veía reflejado en la cara de Luis que tenía los ojos en blanco.
Tras un rato así, Luis y yo no levantamos hacia la mesa para tomar un sorbo de cava, momento el cual Ana aprovechó para ponerse entre nosotros, arrodillarse, coger una polla en cada mano y comenzar a comerse primero una y luego otra con una cara de vicio que me volvía loco y el sumun fué cuando se metió las dos a la vez en la boca.
Mientras,Sara se acercó por debajo para lamernos los huevos mientras se acariciaba con una mano y con la otra introducía 2 dedos en el mojado coño de mi esposa.
Si os parece continúo otro día