Nuestra primera experiencia en club de intercambio
Tomás la inclinó hacia atrás, pero ella me dijo cariño, me va a doler y yo nuevamente la tranquilicé, abrió las piernas y con mucha delicadeza le pasó el glande por la vulva, le rozó el clítoris varias veces, se lubricaba y yo le masturbaba el clítoris con la mano derecha y con la izquierda le pellizcaba con mucho tacto los pezones
Somos un matrimonio los dos de la misma edad, por asuntos de trabajo fuimos mi mujer y yo a Madrid, esa noche nos quedábamos en un hotel. Después de acabar nuestra jornada, fuimos al hotel dejamos nuestras cosas y no dimos una ducha, salimos a cenar y como era su cumpleaños quise darle una sorpresa. La llevé medio engañada a un pub de Madrid que yo había visto previamente por internet. Al entrar a ella le extrañó que hubiera que pagar una entrada, pero no dijo nada, era con derecho a una consumición. Nos sentamos en una mesa a tomar la consumición.
Se veían muchas parejas sentadas y también en la barra y algún hombre solo. Entre todos los hombres había uno de unos 26 años que a Ana le llamó la atención, me comento….que bien está ese chaval…que guapo es. Al cabo de un rato se mosqueó porque veía a gente que entraba por una puerta que no era el servicio y no volvían a salir, entonces le tuve que contar que aquello era un pub de intercambio de parejas, la verdad es que se enfadó un poco por no habérselo dicho antes, pero ahí se quedó la cosa, tampoco entrar comprometía a nada si nosotros no queríamos (yo por supuesto si quería).
Después de un largo rato hablando, le dije que me apetecía entrar a un reservado y hacer el amor con ella, a lo cual contestó que un poco más tarde. Mientras me hizo un comentario sobre lo bueno que estaba el chaval moreno de la barra y los dientes tan blancos y bonitos que tenía. El muchacho era de una estatura media, delgado y deportista, moreno y con unos vaqueros ajustado y camisa blanca.
Hubo alguna pareja que se sentó cerca de nosotros, nos miraban esperando una respuesta que no obtuvieron por nuestra parte, yo buscaba otra cosa para mi mujer. Algunas parejas charlaban y otras se reían entre ellos, lo pasaban bien, después se levantaban y desaparecían.
La música era lenta, de nuestra época, nos levantamos a la pista a bailar y nos morreamos como si tuviéramos 17 años, por fin se decidió mi mujer y me dijo, esto me ha recordado la discoteca cuando éramos novios, voy al servicio y entramos a un reservado, hacemos el amor y no esperamos a llegar al hotel. Esto era lo que yo quería escuchar.
Cuando ella se fue hablé con el chaval de la barra que aún estaba solo, le comenté la situación, le dije que si le apetecía estar con nosotros y él me dijo que sí, que se había fijado en mi mujer, que le gustaba sus caderas anchitas y que le parecía muy atractiva para su edad, también me dijo que no le gustaban los hombres, a lo cual yo le contesté que a mí tampoco, que esto era una sorpresa para ella por su cumpleaños. La verdad es que mi mujer estaba muy guapa, bien maquillada, muy apetecible. Le dije que nos siguiera sin que se diera cuenta ella cuando fuéramos al reservado.
Llegó mi mujer del servicio y nos fuimos a los reservados, nos desnudamos con cierto nerviosismo, nos quedamos solamente puesto, las bragas ella y los calzoncillos yo, se oía otras gentes gemir, la verdad es que te apetecía tener sexo. Le puse una venda en los ojos y ella accedió, le dije que era para que imaginara que estaba con otro hombre, pues algunas veces tenemos fantasías con eso de los tríos. Nos tumbamos, comencé a besarla y acariciarla lentamente, vi como Tomás que así se llamaba se introdujo con mucho sigilo en la cama, solo llevaba puesto también los calzoncillos. Con mucho cuidado le pasó las manos por los muslos y automáticamente se encogió asustada, le susurré al oído, este es tu regalo de cumpleaños, tranquila amor mío, hizo un gesto para quitarse la venda, estoy muy nerviosa, no sé si podré hacer esto para complacerte, yo la animé y le dije muchas mujeres querrían tener sexo con dos hombres a la vez, tu hoy harás realidad esa fantasía.
Ella estaba tumbada boca arriba, yo de lado besándola y acariciándole los pechos y mientras Tomás comenzó a pasarle los labios por las ingles, a meterle la lengua en su sexo, ya caliente, le chupaba el clítoris mientras ella comenzaba a gemir entrecortada, vi como le introdujo un dedo y luego otro en la vagina y los movía rítmicamente, yo disfrutaba viéndola disfrutar a ella, comenzó a dar gritos de placer y le metí mi pene caliente duro como nunca en la boca, ella me la chupaba mientras parecía que moría de gusto, se corrió la primera vez.
Tomás se quitó el calzoncillo, no podíamos imaginar lo que aquel muchacho tenía entre las piernas, era un pene grueso y largo, increíble, pensé... no le va a gustar, (tuvimos un consolador de un negro grande y grueso, que no le gustaba porque le hacía daño), aun así yo le quite la venda de los ojos y ella al ver a Tomás, que tanto le había gustado en la barra se quedo sorprendida, pudorosa, no sabía qué hacer, yo la incorporé le acerqué su mano al pene de Tomas y ella comenzó a acariciarlo mientras me miraba pidiendo mi consentimiento, yo con la mirada se lo di y ella comenzó a agitarlo arriba y abajo masturbándolo lentamente y aumentando el ritmo poco a poco, con la otra mano, le acariciaba los huevos y el muchacho que había estado bastante tranquilo hasta ese momento….se volvía loco de gusto, yo me masturbaba mientras la escena me ponía a cien, ella me comentó como me gusta este chico, que bien huele, el tuvo una corrida impresionante, le encantaba como ella lo masturbaba, la verdad es que lo hace muy bien, a mi me encanta cuando me chupa el pene, no me extraña que aquel muchacho se volviera loco.
Tomás la inclinó hacia atrás, pero ella me dijo cariño, me va a doler y yo nuevamente la tranquilicé, abrió las piernas y con mucha delicadeza le pasó el glande por la vulva, le rozó el clítoris varias veces, se lubricaba y yo le masturbaba el clítoris con la mano derecha y con la izquierda le pellizcaba con mucho tacto los pezones, en ese momento vi como el pene grueso y vigoroso de él, se introducía en la vagina, lo que le hizo dar un gritito de dolor, pero cuando él comenzó a mover la pelvis adelante y atrás durante un largo rato, mi mujer disfrutaba cono nunca, después de un rato, el se apartó se puso debajo y ella comenzó a cabalgar aquel pene vigoroso mientras me chupaba a mí los testículos y mi miembro. El parecía tener una gran experiencia en tríos y acercó el cuerpo de mi mujer para besarla mientras seguía penetrándola y dándole placer, yo me puse detrás y le lubriqué el ano con vaselina y con mucho cuidado le coloqué mi punta sobre su agujero y le introduje mi pene que poco a poco metía y sacaba, consiguiendo un momento de éxtasis para los tres.
Mi mujer que nunca quiso que la penetrara analmente le estaba encantando, no me lo podía creer.
Creo que los tres nos corrimos a un tiempo, fue impresionante.
Yo tenía una sensación de bienestar pero a la vez de corte viendo como mi mujer había disfrutado como una loca, con otra persona que no era yo.
Nos fuimos de allí y al día siguiente durante el viaje de vuelta a casa, estuvimos hablando de lo acontecido y nos daba mucho morbo recordarlo.
Yo me pongo cachondo solo de pensarlo y ella aunque no me lo dice claramente, creo que también.