Nuestra Intimidad

En la intimidad de mi cuarto, deseando a mi amor.

Son las 9 de la noche. Salgo de un rico y relajante baño en el jacuzzi luego de un largo día en la universidad. Voy a mi cuarto, envuelta en una pequeña bata de baño rosa pastel con mi cabello húmedo, esperando a que mi novio llegue. Prendo a luz dejándola tenue. Me acuesto en la cama y volteo al buró que esta al lado. Miro el reloj, deseando que pronto regrese de su trabajo. Junto al reloj esta una foto de nosotros 2, donde me abraza y sonreímos a la cámara. Me alegra ver esa foto y a la vez deseo que ya este conmigo.

Las ansias y el deseo de que ya este a mi lado aumenten con los segundos. Cierro mis ojos e imagino que ya esta conmigo, que nos besamos y entregamos en nuestra pasión. Una mano mía abre la bata, quedando mi cuerpo semidesnudo. Mi mano derecha recorren mis pechos, acariciándolos y flotando mis pezones que ya piden ser besados y lamidos. Mi mano sigue en mi cuerpo, bajando más y más hasta llegar a mi vagina ya un poco húmeda. Mis dedos se dedican a complacer a mi clítoris con suaves caricias que erizan mi piel. Mi otra mano en mi boca, lamiendo y chupando mis dedos como si fueran paletas para luego llevarlos a mis pezones y acariciarlos, imaginando que es la lengua de mi novio quien humedece las duras puntas de mis pechos. Mis gemidos aumentan, retumbando en nuestra habitación. Mi cuerpo se retuerce de placer mientras un par de dedos empiezan a meterse en mi vagina, con la fuerza necesaria para sentirme envuelta en un placer infinito. Mis pezones están a lo que dan gracias a mis dedos húmedos y poco a poco el cuarto huele a mi sexo y eso me excita más. Mi cuerpo se retuerce y se arquea más de placer y mis gemidos son fuertes y cortados. Estoy teniendo un rico orgasmo cuando abro un poco mis ojos y miro hacia la puerta de la habitación. Ahí está él, mi novio, vestido de traje y recargado en el marco de la puerta, sonriendo y con una mano tocándose así mismo.

-¿Puedo unirme a tu diversión? –pregunta acercándose a mi.

Excitada solo le sonrió, relamiéndome el labio superior. Saco los dedos de mi vagina y los apunto hacia él.

-¿Quieres probarlos? –le pregunto con ganas de que me toma como lo ha hecho tantas veces.

Se quita la corbata, el saco y la camisa, para acercarse lentamente a mí. Yo feliz lo miro, pues dentro de mi se que me hará sentir tan mujer como él sabe hacerlo.

CONTINUARA