Nuestra Incontrolable Pasión

Estas a mi merced, caliente como leño al rojo fuego, casi echas chispas de placer por tu mirada, que de tierna pasa a convertirse en sublime obsesión sin control.

En un encuentro furtivo sin un lugar preciso, el tiempo no es indispensable para tomarte fuertemente, te veo, y observo la cadencia de tu cuerpo al caminar frente a mi, por lo que instintivamente mis manos intentan recorrer cada centímetro que los ojos divisan, siento tu piel suave, calidad entrando en el rincón oculto de la efervescencia del momento y sin esperar a más, tratas sin control de que te tome justo allí, donde las miradas se encuentran y el calor del momento se confunde con el infierno de brazas ardientes.

Quieres mucho más, no aguantas el roce de mis dedos por las curvas de tu cuerpo, emites suspiros de placer casi imperceptibles pero continuos, y quieres más, lo deseas, lo piensas, lo gritas enloquecida ante la situación, quieres que te arranque la ropa que llevas encima, y de un empujón funesto de tienda en el suelo a placer mío, pero sin pensarlo dos veces desisto.

Estas a mi merced, caliente como leño al rojo fuego, casi echas chispas de placer por tu mirada, que de tierna pasa a convertirse en sublime obsesión sin control, deseas una penetración profunda y sin control lo necesitas, me tomas con fuerza de los brazos y me acercas a ti, el evento se torna intenso te destrozo la blusa, te rompo el sostén y tus pechos flotan al aire redondos deliciosos, erizados tus pezones por lo caliente que se encuentran, y vuela tu pantalón, poco a poco percibo la intimidad de tu ser, la siento, lo palpo, la toco, y gritas.

El contacto ejercido por el tacto de mis dedos realiza en ti el experimento prohibido, una ebullición constante de sabores y placeres comienzan a desencadenar la pasión directa.

La noche como cómplice perfecta de los amantes furtivos se convierte para nosotros en afrodisíaco instantáneo, decidimos ocultarnos en las sombras de aquel parque, los árboles susurran a tu oído, y el viento frío enloqueces tus sentidos. De un momento a otro pongo mi mano en tus muslos delicados, los acaricio suavemente y comienzo a subir hasta llegar a la cintura. Las parejas a nuestro alrededor pasan sin percibir lo acalorada de la situación. Te encuentras mojada de placer, me besas desesperadamente gimiéndome al oído, tus manos no hallan la forma de quitarme el pantalón, de cogerme fuertemente el miembro que roza acaloradamente con tu intimidad ya vulnerada.

Sin pensarlo dos veces, de un solo tirón abres la cremallera que separa el contacto con la piel que se atrae mutuamente, miras a ambos lados, detallas, te deleitas ante la angustia de ser observada y tomas en tu mano lo que tanto buscabas, lo acaricias, apretas, y sin medir distancias, en un solo movimiento diestro e imperceptible introduces lentamente el empuje que no se frena, levantando un pierna te cuadras ante la sensación dejando escapar tus mas siniestros pensamientos.

Nos movemos casi sin sentirlo, el acto nos adentra a terrenos desconocidos, y sin dejar de movernos continuamente miramos a los lados vigilando al enemigo que se oponga al contacto y el disfrute inhumano.

Ya.. mejor nos detenemos, sudando frío nos arreglamos, y reímos. Decidimos continuar nuestra singular jornada en un sitio sin tanto curioso, o mejor donde podamos desfogar lo mas intimo de nuestros pensamientos. Vamos al coche, lo enciendo y comienza la agitada ruta al lugar ya escogido. Es tarde, no hay muchos vehículos en la vía. No aguanto mas y te pido que te toques suavemente todo tu ser, intento conducir mirándote de reojo, que quitas la ropa interior y te tocas, te mueves, gimes, me dices al oido que quieres tenerme dentro, que lo necesitas, y sin mas que hacer, te digo que te sientes en mi....... y sigo conduciendo.

La noche se vuelve la perfecta cómplice de los impulsos que nos determinan la situación, casi no logro controlar el coche a la poca velocidad en la que conduzco, empiezas a moverte lento al comienzo no me dejas observar la vía, pero me imprime igualmente una profunda sensación de placer y vértigo, subes y bajas ahora con mas fuerza, te descontrolas, te tocas los senos por encima de tu blusa, me pides con insistencia que te penetre fuertemente, sudas frío al ver los demás coches pasar a nuestro lado sin percatarse de lo nuestro, y te excita terriblemente, te mueves, siento un calor intenso que traspasa a mi cuerpo, no puedo mas me vuelvo loco de solo pensar en la situación que pasamos, te toco con una mano, mientras que la otra se ocupa del volante, gimes y mi interior no puede aguantar mas..... la explosión de emergía primitiva esta a punto de estallar.