Nuestra imagen en el espejo
Cuento corto gay.
Nuestra imagen en el espejo. El escritorio lleno de revistas, copias de artículos, libros y de notas. Martha leyéndonos las características de los últimos artículos revisados. Catalina preparando café. Mi pierna derecha a siete centímetros de tu mano izquierda. La piel lampiña y tus músculos de hombre de tu mano izquierda. Tus palabras estremeciéndose en mi pensamiento revelándome lo que sentías por mí. Mis palabras estremeciéndose en tu pensamiento refutándote que eras mi alumno y que soy heterosexual. Los pocos días que surcaron entre esa plática y este minuto. Tu mano que me seduce y me resiste buscando mi pierna y algo más. El temblor de tu mano y el estremecimiento de mi pierna. Mi pierna que abandona la distancia y busca tu caricia. Tu mano que se adueña de mi pierna y la acaricia. Martha yendo a pedir café.
Nuestra imagen en el espejo.
Tu comprimiéndome el pene que responde y se endurece. Tu mano sobando con codicia. Yo callando sin poder hablar. Tu respirando como un poseído. Martha informando que se tiene que ir. Catalina anunciando que sale, pero regresa. Tu aclarando que te esperas para tomar unas notas. Los suspiros detenidos esperando estar solos. Tu mano ocupándose de mi pene. Los gemidos que salen de nuestras gargantas. Tu y yo ocultos en el baño por si Catalina llega. Las ansias retrasadas de saborearnos el uno al otro. La necesidad entreverada con las ansias. Mi camisa azul y mi pantalón desabrochados. Las bocas unidas saboreándose las humedades. Mi pene levantado a su máxima potencia. Tu boca lo toma y lo succiona. Tus manos mientras tanto, acariciando mis testículos. Los dos reflejados en el espejo. La succión suculenta y cariñosa con la lengua que se mueve cual serpiente.
Nuestra imagen en el espejo.
Tus pantalones y truza en tus tobillos.
Mi mano busca ansiosa la raja de tu culo.
Me siento en el inodoro.
Te clavas mi saeta y cabalgas suspirando.
Te miro tus blancas nalgas lampiñas en cada cabalgada.
Te oigo como suspiras y tus palabras indistinguibles.
Me llevas a la gloria.
Te llevo al paraíso.
Te lleno del néctar de la vida.
Llegamos al paraíso de un Federico o un Oscar.
Te volteas y vuelves a succionar con tu boca ansiosa
Te comes y disfrutas como cachorro hambriento
Nuestra cara en el espejo comprobando que somos el uno para el otro en el deseo.
Yo tu macho activo tu mi hombre pasivo.
Nuestra imagen en el espejo.
El escritorio lleno de revistas, copias de artículos, libros y de notas. Martha leyéndonos las características de los últimos artículos revisados. Catalina preparando café. Mi pierna derecha a siete centímetros de tu mano izquierda. La piel lampiña y tus músculos de hombre de tu mano izquierda. Tus palabras estremeciéndose en mi pensamiento revelándome lo que sentías por mí. Mis palabras estremeciéndose en tu pensamiento refutándote que eras mi alumno y que soy heterosexual. Los pocos días que surcaron entre esa plática y este minuto. Tu mano que me seduce y me resiste buscando mi pierna y algo más. El temblor de tu mano y el estremecimiento de mi pierna. Mi pierna que abandona la distancia y busca tu caricia. Tu mano que se adueña de mi pierna y la acaricia. Martha yendo a pedir café.
Tu comprimiéndome el pene que responde y se endurece. Tu mano sobando con codicia. Yo callando sin poder hablar. Tu respirando como un poseído. Martha informando que se tiene que ir. Catalina anunciando que sale, pero regresa. Tu aclarando que te esperas para tomar unas notas. Los suspiros detenidos esperando estar solos. Tu mano ocupándose de mi pene. Los gemidos que salen de nuestras gargantas. Tu y yo ocultos en el baño por si Catalina llega. Las ansias retrasadas de saborearnos el uno al otro. La necesidad entreverada con las ansias. Mi camisa azul y mi pantalón desabrochados. Las bocas unidas saboreándose las humedades. Mi pene levantado a su máxima potencia. Tu boca lo toma y lo succiona. Tus manos mientras tanto, acariciando mis testículos. Los dos reflejados en el espejo. La succión suculenta y cariñosa con la lengua que se mueve cual serpiente.
Tus pantalones y truza en tus tobillos.
Mi mano busca ansiosa la raja de tu culo.
Me siento en el inodoro.
Te clavas mi saeta y cabalgas suspirando.
Te miro tus blancas nalgas lampiñas en cada cabalgada.
Te oigo como suspiras y tus palabras indistinguibles.
Me llevas a la gloria.
Te llevo al paraíso.
Te lleno del néctar de la vida.
Llegamos al paraíso de un Federico o un Oscar.
Te volteas y vuelves a succionar con tu boca ansiosa
Te comes y disfrutas como cachorro hambriento
Nuestra cara en el espejo comprobando que somos el uno para el otro en el deseo.
Yo tu macho activo tu mi hombre pasivo.