Nuera y gitana

Me follé a mi nuera que es gitana...

Nuera y gitana

Hola esta historia que les voy a contar es un poco extraña e inusual, aunque cambio los nombres evidentemente para preservar el anonimato de los protagonistas debo decirles que es totalmente verdadera. Soy Jose y tengo 48 años, hace casi 30 años que me casé con Loli, hemos tenido cuatro hijos y vivimos en Burgos. Ya todos nuestros hijos están casados y la historia que les voy a contar se centra en uno de ellos, Julián, o mejor dicho su esposa María, que aparte de ser mi nuera es de raza gitana.

María es una buena chica que proviene de una familia gitana que se dedica a la venta ambulante de todo lo que se puede vender y revender en ferias y mercadillos. La verdad es que cuando nos enteramos de que Julián tenía intención de casarse fue un acontecimiento bien recibido para nosotros, pero al saber con quien quería hacerlo, sobre todo mi mujer, puso el grito en el cielo. Pero el amor no hay quien lo venza y no hubo nada que hacer, así que debimos dar el brazo a torcer y dejar que la pareja se casara.

Durante estos años que llevan casados nos han dado un par de nietos, pero en lo que me voy a centrar es en ella. Mi nuera María, que tiene el cuerpo como el de la mayoría de las gitanas, o sea entrada en carnes, sobre todo después de los dos embarazos y con un par de tetas enormes que son mi perdición.

Mi hijo Julián por asuntos de trabajo tuvo que ir a irse a vivir una temporada a Palencia y mi nuera con los niños pequeños no pudo acompañarlo, se pasaba toda la semana sola con los niños en Burgos hasta el fin de semana que venía Julián, pero a este, el trabajo le aumentó hasta el punto de que solo podía disfrutar del domingo libre, entonces mi mujer y yo le propusimos a María que nos quedaríamos con los niños los fines de semana y que ella se fuera a pasarlos con su marido, incluso yo me ofrecí gentilmente a llevarla a Palencia en mi coche, cosa que aceptó de buen agrado.

El primer viernes que la llevé fuimos hablando de trivialidades, de los niños, del tráfico, del tiempo, pero de vez en cuando al cambiar la velocidad dejaba rozar los nudillos de mi mano derecha contra su pierna izquierda y ella no decía nada ni tan siquiera apartaba su pierna. Pero no me atreví a nada más por miedo al rechazo y crear un conflicto familiar. El domingo regresó en autobús.

El viernes siguiente fui a buscarla y ya me estaba esperando en el portal de su casa, en minifalda, me quedé muy sorprendido pues era la primera vez que la veía así vestida, puesto que ella suele vestir todo el año con faldas largas. Se subió al coche y yo como supondrán no podía dejar de mirar disimuladamente sus piernas que ella, insinuadamente cruzaba y descruzaba entonces yo le hice un comentario de si no tenía miedo a que la violaran yendo así vestida, y ella me dijo que no, ¿Quién lo iba a hacer?

Yo le dije que cualquiera que le gustasen las mujeres tendría que parar a admirarla pues se veía tremendamente maciza y diciendo eso posé mi mano derecha sobre su muslo izquierdo. Paré el coche en el arcén de la autovía y puse mi mano sobre uno de sus enormes pechos y la besé. Pensé que ella me iba a rechazar y sin embargo ella me devolvió el beso muy efusivamente, pero entonces caí en la cuenta de que era viernes a medio día y podía pasar cualquier conocido por la autovía y vernos, por lo que continué la conducción hasta Palencia y la dejé allí, quedando en ir a buscarla el domingo por la tarde. Me pasé todo el fin de semana ansioso, esperando a que llegase el domingo, para ir a buscar a María, cuando llegué a recogerla ella ya no traía la minifalda, sinó una de las clásicas faldas que pone ella larga hasta los tobillos, aunque con una abertura por detrás que al sentarse en el coche dejó ver, creo que un poco conscientemente, sus piernas hasta casi medio muslo.

Por el camino mientras veníamos hablando de tonterías dejé caer mi mano otra vez sobre su muslo y como no protestó comencé a meter mi mano por debajo de su falda, ella no decía nada y yo tampoco, entonces fui metiendo mi mano entre sus muslos cada vez mas arriba hasta llegar a su coño y le aparté con los dedos las braguitas y comencé a frotarle el clítoris y a meterle dos dedos en el chocho, ella suspiraba pero seguíamos sin decirnos nada, así continué hasta que llegamos a las afueras de la ciudad, entonces dirigí mi coche a un polígono industrial y donde encontré una zona solitaria entre unos matorrales aparqué, ya se había hecho noche, entonces tumbé mi asiento del coche y el de ella, y le pregunté: ¿así que no intentaron violarte en Palencia?, ella me dijo que no y entonces me abalancé sobre ella diciéndole, pues si no lo hizo nadie lo hago yo. Le saqué la falda y las bragas, y ella a mí la camisa, después le quité la blusa y el sujetador pudiendo comprobar por primera vez el enorme tamaño de esos pechos que desde ese momento son mi perdición, me bajé mi pantalón y el slip y poniéndome entre sus piernas sobre ella cogí mi polla que estaba tan duro como el mástil de una bandera y le metí mi polla de un solo golpe y me agarró los brazos con fuerza, era delicioso sentirme dentro de aquel cuerpazo tan deseado por mí.

Mi polla latía ardiendo dentro de su chocho chorreando flujo, empecé a bombearla una y otra vez, metía y sacaba mi polla de su chocho cada vez más rápido, a cada embestida era una explosión de placer lo que nos provocaba a los dos, ella gemía arqueándose hacia mí, moviendo su culazo para que a cada penetración me sintiese más dentro, y yo creí que iba a traspasarla de tanto que la penetraba y tan fuerte que la metía a cada empujón. Follamos así casi media hora, sin parar de metérsela, a veces paraba un poco de bombear para no correrme y aprovechaba para comerle los pechos. Al sentir que ya no podría aguantar más la corrida, y después de haber sentido cuatro o cinco orgasmos de mi nuera bajo mi cuerpo me corrí dentro de ella inundando su chocho de leche caliente que le escurría por los muslos abajo.

A continuación, nos vestimos, luego fuimos a buscar los niños a junto de mi mujer y a continuación la llevé para su casa y dándole un beso la dije, hasta el viernes… continuará…(Pepe)