Nuera y gitana (2)

Me sigo follando a mi nuera y para complicarlo más está embarazada...

Ya sabrán los que hayan leído mi anterior confesión que inicié una relación con mi nuera después de haber sucumbido a sus encantos durante un desplazamiento desde Palencia a nuestra localidad de residencia, ese fue el inicio de unas relaciones que aún duran a día de hoy.

Como les contaba en el anterior relato nos vestimos, luego fuimos a buscar los niños a junto de mi mujer y a continuación la llevé para su casa y dándole un beso la dije, ¡hasta el viernes!

Y llegó el esperado día, María vino a casa a dejar a los niños con mi mujer. Luego de despedirnos de Loli nos dirigimos a Palencia pero tan pronto pude me desvié de la autovía y aparqué en una zona desierta que encontramos. Al parar el motor del coche María miró de manera picara hacia mí y yo sin decirle nada me senté en el asiento posterior del coche y la invité a que hiciera lo mismo, cosa que no tardó en hacer, sentándose a mi lado.

Acercó su cuerpo al mío y con un hábil movimiento saco mi polla del slip que ya se encontraba dura como una piedra y empezó a masajearla arriba y abajo. Mientras tanto yo me dedicaba a besarla de forma apasionada ella incrustaba su lengua hasta mi garganta, yo no tenía manos suficientes para abarcar y masajear sus enormes tetas por encima de la blusa, con su ayuda conseguí sacársela y ante mis ojos aparecieron sus enormes pechos, aprisionados en aquel sujetador. Metí una de mis manos dentro del mismo y de un golpe hice que salieran hacia fuera aquellas dos enormes tetas.

Sin pereza empece a chuparle los pezones, mientras ella seguía meneándomela. Entonces me incorporé y me desnudé completamente, mientras ella hacía lo mismo. Luego de habernos desvestido me senté encima del asiento y alargué mi mano derecha hacia su coño, al tocarlo note una indescriptible humedad, estaba inundada, con la otra mano agarre una de sus enormes tetas. Ella soltó un pequeño suspiro cuando mis dedos rozaron los labios de su humedo chochito.

Mi polla apuntaba hacia el cielo, María abríó sus piernas y se sentó sobre mí colocando mi polla en su húmedo coño. Hizo un par de intentos metiéndose solo la punta de mi nabo para acomodarse, después dejó caer todo su peso sobre mí, creí que me iba a romper la polla. Tras un par de subidas y bajadas mis huevos estaban empapados por sus jugos vaginales, yo intentaba ayudar acompasando mi movimiento al suyo y agrarrándola por el culo, ¡que forma de moverse!

Era imposible seguir el ritmo, María estaba como loca. Con las dos manos la cogí por la cintura para ralentizar el ritmo, comencé a darle pequeños azotes en las nalgas, esto la puso más cachonda, porque a cada uno de mis cachetazos soltaba un pequeño gemido, como pidiéndome más. Yo aumentaba progresivamente la fuerza de mis azotes en su trasero y ella me embestía con mas fuerza a cada golpe.

-Siiii, así, así, así, no pares, me encanta, mas fuerte, mas fuerte, sigue, sigue, me voy a correr, maaaaassss, fóllame, fóllame, no pares, si, si, siiii...

Ella jadeaba y gritaba estaba exhausta porque hacía todo el movimiento.

A cada movimiento  María jadeaba, cuando mi polla entraba en su coño y me clavaba las uñas en la espalda y de repente noté como se apretaba a mí, había llegado al orgasmo.

A continuación le quité la polla del interior de su coño e hice que me la chupara. Mi polla entraba en su boca y yo comencé a masajear sus tetas.

-Córrete ahora- me suplicó al tiempo que mis movimientos se hacían cada vez más rápidos.

El espectáculo que había ante mis ojos unido a las palabras de mi nuera fueron demasiado para mí.

Me corro, me corro -comencé a gritar- Chúpamela más rápido, María... Chupa, chupa... Ahora, nuera mía... ¡¡¡Ahora!!!

Se bebió hasta la última gota y luego lamió la leche que colgaba de mi ya débil polla.

Luego de descansar y limpiarnos un poco reemprendimos el viaje hacia Palencia.

Estos encuentros los hemos repetido cada vez que hemos tenido oportunidad. Y las relaciones suegro-nuera han llegado al punto en que nos encontramos a día de hoy. María está embarazada. ¿Voy a ser abuelo o padre?