Nudismo. Primeras experiencias de desnudo.
Relato de cómo un chico normal totalmente alejado del nudismo y de los que siempre ha sentido vergüenza al desnudarse, fue superando el pudor y acabó viviendo incluso una experiencia nudista auténtica.
Hola a todas y a todos. Quisiera contar mi relato de cómo un chico pudoroso terminó “venciendo” ese miedo a desnudarse ante otras personas, incluso personas de su mismo sexo, y acabó practicando nudismo en un par de ocasiones.
Nunca me he planteado el nudismo como una forma de vida, quizás porque el desnudo nunca ha estado presente en mi día a día, porque nunca se ha hablado de muy ello ni en casa ni en mi entorno… no lo sé. Siempre he sido una persona muy pudorosa, de las que en los probadores se cercioraba de que no quedase nada abierto de la cortina, pero también es cierto que nunca había tenido que desnudarme en público, exceptuando en alguna visita al médico.
No quiero entrar en ningún debate moral ni similar. Respeto muchísimo a las personas que son pudorosas. No creo que el pudor sea malo. Y también respeto por supuesto a quienes practican el nudismo. Lo que sí que creo en parte, sin ningún ánimo de ofender a nadie, es que el pudor “extremo” puede limitarnos en la vida. Muchas veces asociamos nudismo solo con ir a una playa nudista, pero hay muchas situaciones en las que evitar mostrarte desnudo puede suponernos una “limitación”. Ejemplos, duchas colectivas, sesiones de fisioterapia o incluso visitas al médico. El caso extremo es evitar ir al urólogo o al ginecólogo por pudor.
Como decía, para mí el nudismo era algo ajeno, y más sin vivir en la costa. Crecí sin la necesidad de usar un vestuario colectivo pese a hacer deporte ya que vivía al lado del polideportivo y me duchaba en casa, por lo que me planté en 20 años sin haberme desnudado nunca ante nadie. No obstante, “para mis adentros”, me decía que debía de tratar de “superar” ese pudor, porque si en algún momento viajaba con amigos a hacer deporte en otra ciudad y todos se duchaban antes de regresar o íbamos a tomar algo, ¿iba a ser yo el único que no se duchaba? La mayoría de vestuarios de las instalaciones a las que he ido son de las que tienen duchas colectivas, sin ningún tipo de separación, y en las que te puede ver cualquiera que entre al wc o a beber agua.
La primera vez que me duché en un polideportivo fue una experiencia para olvidar. Quiero indicar que soy heterosexual y no pretendo en absoluto que este relato se enfoque por el lado exhibicionista o voyeur. Simplemente es el relato de un chico cualquiera que tenía vergüenza por desnudarse en público y quería vencerla. Volviendo al hilo, decido ir a ducharme un día a otro polideportivo. Era un día en el que no había nadie. Error. Eso me hizo estar más nervioso y estar más pensando en si entraba alguien, como así fue. De los nervios tuve una semierección y resulta que el chico que entró iba buscando algún rollo gay porque no dejaba de mirarme. Yo no le hice caso, por supuesto, pero vi que empezaba a masturbarse.
Fue una experiencia un poco desagradable pero ya está, tampoco había que darle más vueltas. Decidí que las siguientes veces tendrían que ser cuando la ocupación de las duchas fuera máxima, y así hice. Fue en sitios donde no me conocía nadie, pero para mí fue como una especie de “liberación” y superación de una vergüenza. Me duché varias veces en vestuarios petados de gente duchándose o que iban solo a cambiarse o al wc, en vestuarios mal diseñados en los que al abrir la puerta se veía desde el pasillo toda la zona de cambiadores (y cualquiera podía verte desnudo), e incluso me vio desnudo por delante una señora de la limpieza que abrió la puerta pensando que no había nadie. Todas fueron experiencias normales y me valieron de mucho en los años siguientes, en los que tuve muchos planes de ir a tal sitio a hacer deporte, y tener que ducharme junto con varios compis porque luego habíamos quedado para cenar o ir a tomar algo, o períodos que trabajando a jornada partida, debía de ir al gimnasio a la hora de comer y ducharme allí.
Una cosa que me gustaría hacer, y que todavía no he podido, es ir a una playa nudista por la curiosidad de nadar desnudo en el mar. Estuve a punto una vez que pasé por la Mar Bella en Barcelona, pero al final no me atreví. En la zona nudista había mayoría textil y casi todas las personas nudistas eran hombres solo, muy probablemente gays. Para nada soy homófobo, ¿eh? Pero simplemente no me sentía cómodo en un lugar nudista con mayoría de personas vestidas, con muchos hombres solo echando miradas a diestro y siniestro (y yo iba solo) y con el paseo marítimo con gente paseando y mirando tan cerca, con la posibilidad de que alguien además sacara fotos.
Pese a no atreverme a hacer nudismo en esa playa, sí quería vivir una experiencia nudista, pero en un ambiente completamente nudista. No me importaba que me vieran chicas pero quería que todos estuviésemos en las mismas condiciones, o por lo menos casi todos. Así, aproveché una visita a París para ir a un spa nudista. Esa fue mi primera experiencia nudista pero, como la primera vez que usé una ducha colectiva, la experiencia fue un poco plof. El spa al que fui e suponía que era nudista, la recepcionista me guió al vestuario, me dio un albornoz y me dijo que había que estar completamente desnudo. El spa no estuvo muy frecuentado, solo una pareja en la que él sí estaba desnudo íntegramente y ella tenía la parte de abajo del bikini, un señor mayor voyeur y exhibicionista, de los que dan asquito, una señora sola que sí iba desnuda y un grupo de 5-6 mujeres haciendo topless o con el bikini completo, así que de spa nudista para nada. No me importó en absoluto estar desnudo, pero fue un poco incómodo estar desnudo entre mucha gente vestida, en especial en un momento que salí del baño turco a tomar una ducha y entraba una chica joven de recepción que vi perfectamente cómo me miraba “ahí”. Para ir de una dependencia a otra de los spa, o en cualquier vestuario, lo suyo es ir con la toalla o el albornoz puesto, pero mi “acto de rebeldía” fue salir de la sauna y pasar completamente sin tapar por la zona de descanso al lado de las 5-6 mujeres que charlaban entre ellas. ¿No estaba en un spa nudista?
Pero por suerte, el destino me deparó una segunda experiencia nudista, y esta vez fue magnífica. Visité una pequeña ciudad de Alemania y vi que había un spa, siendo la mayoría de días sin uso de traje de baño. Fui una tarde en un horario de bastante afluencia y, aunque siempre llevaba el clásico temor de sufrir una erección por nerviosismo, solo puedo decir que la experiencia fue muy buena. El ambiente era estupendo y súper sano, al 50% más o menos entre hombres y mujeres y todos en las mismas condiciones. Lógicamente me percaté de la mirada de alguna mujer a mis partes, pero creo que son situaciones normales y sin segundas intenciones. Somos humanos y todos por curiosidad o a veces incluso por acto reflejo miramos a otra persona, pero sin ninguna mala intención. Por suerte, yo era el más joven. Igual es una estupidez, pero en su momento recuerdo que tenía un poco de miedo si había chicas más jóvenes o de mi edad, por la tontuna esta de sufrir una erección, pero la mujer más joven tenía 10 años más que yo. Tuve suerte, jeje. Ya han pasado unos cuantos años de aquello y no he vuelto a tener la oportunidad de practicar nudismo. Desde luego, esta segunda y última experiencia la recordaré con cariño. Espero repetir en un futuro y espero atreverme algún día a hacer nudismo en la playa, por la curiosidad de ver qué se siente al nadar desnudo en el mar.
Pero bueno, sin obsesiones. Espero que este relato le haya interesado a alguien, en especial a personas que, como tenía yo, sienten vergüenza al desnudarse en público ya que sé que hay chicas y chicos como yo que tratan de evitar desnudarse en público en unos vestuarios, por ejemplo. Creo que lo más importante es no obsesionarse y tratar de pensar que es un estado natural de la persona.