NUDISMO FAMILIAR - Comienzos

Un amigo me pasa este relato de como comienza a practicar nudismo en familia, en especial, con su padre.

Este es un relato de un amigo mio que quiere compartir su experiencia nudista familiar. Espero que os guste y deciros que es 100% real según él.

Aquel que quiera enviarme su relato familiar, en especial, la de padres, que deje un comentario abajo y me diga. Gracias a todos.


¿Qué es aquello de que la confianza da asco? Bueno, no tanto, pero quiero contaros cómo el nudismo ha cambiado mi filosofía de vida desde los 18 años.

Antes de nada, voy a describirme, soy Alejandro o para los colegas "Alejo" y tengo ahora mismo 22 años, currando en una tienda de ropa y físicamente podría decir que soy un tío normal, si con normal os vale la siguiente descripción: rollo fit pero tirando a delgado, pelo por todo el cuerpo, un par de tatuajes, pendiente en la oreja y moreno y barba. Hetero (o eso creo, aunque las etiquetas son un rollo).

Bueno, como os he dicho antes, esto va a ser un relato introductorio, explicaros cómo cambiaron ciertas cosas a partir de los 18 años, en especial con mi padre. Yo soy  algo lanzado en la vida pero nunca me había atrevido con el nudismo hasta que un viaje con mis colegas, entre las que había chicas, nos embarcamos al sur y ahí vivimos nuestra primera experiencia nudista en una playa de Cádiz, que por cierto, os lo recomiendo ya que es un auténtico lujo. Allí, como llegamos al mundo, nos despelotamos y ahí dije "joder, como mola esta sensación". La experiencia fue unánime con el resto de colegas, pero bueno, no quiero centrarme en esto porque fue así y poco más esos días. Al llegar a casa, yo que tengo una buena relación de contarle casi todo a mis padres les dije esta pequeña aventura que tuvimos y que me desnudé con el resto de amigos. Ellos se rieron y dijeron que muy bien, que espero que lo hayamos pasado estupendo y cosas del rollo, vamos, que no se asustaron ni lo vieron como nada malo, al contrario, me dijeron que ellos antes de tenerme a mí, también fueron alguna vez a playas nudistas. Que enrollaos, la verdad.

Me había molado esto del nudismo y quería más. Empecé a buscar playas más famosas para futuros viajes o incluso nudismo local donde pudiese probar más. También encontré alguna que otra página nudista estilo Facebook, pero en principio no me atreví a registrarme, tampoco quería ir corriendo. Pero bueno, guardé la página.

Esa misma noche, cenando con ellos se me ocurrió preguntarles, así a lo loco, que por qué no practicamos nudismo los tres en casa, en plan rollo de ir en bolas y tal... pero como era de esperar, mi madre saltó con un "tú estás loco, verdad Alejandro???". Mi padre se descojonó, pero no dijo nada más, y la conversación sobre el tema quedó ahí... hasta más tarde. Os cuento.

En mi habitación, yo con mis cosas en el PC y demás, entra mi padre y va y me dice "Alejandro, acepto tu propuesta de hacer nudismo". Yo, flipando estaba tíos, pero vamos, que tampoco me extrañaba, mi padre es igual que yo, mejor dicho, yo he salido como él. Un pieza de manual. Mi madre es más relajada, pero es cuestión de animarla también a veces a planes y eso. Bueno, el caso, a lo que iba...

Le dije que sí, pero que mamá no quería y no era cuestión de ir los dos en bolas siempre. Sería muy incómodo para ella... así que la genial idea que tuvo mi padre era irse de ruta este fin de semana a la sierra y encontrar un sitio para despelotarse, que además me dijo que hacía mucho que no lo hacía. Acepté el plan, porque además iba a hacer tiempazo (y eso que estábamos ya en septiembre).

Llegó el fin de semana y decidimos ir a la sierra que estaba a una hora de casa en coche. Los dos solos con la excusa de que íbamos a hacer senderismo y esas cosas, a lo que mi madre dijo obviamente que no, que ella prefería irse de compras y descansar. A todo esto, no os he dicho la edad de mis padres, que tienen 47 y ella 45. Si, son jóvenes y digamos que con una mentalidad bastante abierta.

Bueno , llegamos a nuestro destino marcado por el GPS, aparcamos, sacamos nuestras mochillas con el agua, comida y demás y nos pusimos a andar (si, el senderismo era real, pero con el añadido que ahora os contaré). Como era una ruta al principio bastante concurrida de gente (y eso que eran las 10:00 de la mañana y el calor ya pegaba) teníamos que hacerlo textilmente. Mi padre conocía esa ruta desde hace tiempo y me dijo que conocía luego un desvío que además tenía un arroyo en el que no pasaba nadie. Después de unos 45 minutos andando, yo estaba ya algo muerto ya que esto no es lo mío, por fin cogimos el desvío y llegamos a la zona en la que según mi padre podríamos estar en bolas y ya de paso descansar para luego seguir. El sitio era bonito, para que vamos a engañarnos, tenía bastante vegetación de arbustos. un arroyo (que en verdad era enano) y verde para poder tumbarse. No sé como conocía ese sitio y con quién lo descubrió, pero eso da igual, vamos.

Yo comencé a quitarme la ropa completamente mientras mi padre sacaba las toallas y bebía algo de agua de su botella bien fresquita. Acto seguido lo hizo mi padre, quedándose con todo el badajo colgando. Era raro estar así pero no era la primera vez que veía a mi padre en bolas lógicamente, ya en la ducha o cambiándose alguna vez le había visto y todo bien.

Para mi el nudismo no era algo sexual, ni lo veía así, aunque es verdad que aquel día en la playa tenía el típico temor que yo creo que tenemos todos los tíos de "se me va a empalmar" y las miraditas y todo eso, pero vamos, no fue así y eso me relajó y ayudó mucho. Aunque es cierto que las miradas es algo imposible de evitar. Aquí la única mirada que podía echar era al rabo de mi padre, ya que no tenía ningún coño o mujer que vislumbrar desnuda. Menos mal que al menos mi padre tenía un rabo bonito de ver, no nos vamos a engañar, que aunque sea tío las cosas son como son.

Estuvimos como una hora diría yo, tumbados en el césped ese, desnudos, bajo sol y sombra, hablando a veces y otras cerrando los ojos. Una gozada tíos… El nudismo era maravilloso en el exterior y quería seguir así. Finalmente, después de ese gran descanso, se levantó mi padre, que estaba al lado mío, se puso frente a mí y me dijo que ya era hora de continuar pero que si queríamos seguir el sendero desnudos. Ostia, eso debía ser lo más, pero le pregunté si no supondría algún problema el que alguien nos viese o algún guarda forestal o algo y meternos en un lío. Él me dijo que no me preocupara, que esta zona se la conocía y casi nadie pasaba por aquí y mucho menos un agente de seguridad forestal. Yo flipaba un poco realmente con mi padre, que supiese de estas rutas como si ya lo hubiese hecho antes…

Así que decididos ya, cogimos nuestras mochilas a la espalda y yo detrás de mi padre, continuamos el sendero hasta el siguiente punto de descanso que ya me diría él. La verdad que era una sensación rara, ya que no es lo mismo ir por la playa descalzo en la arena o metido en el agua a la mínima, que ir con las zapatillas, la mochila a cuestas y sorteando a veces alguna que otra rama suelta para que no te de en tus partes o algún insecto cojonero, pero bueno, molaba mucho, eso sí, tengo que confesaros algo que pasa y qué no se si soy el único o qué. Ya os dije que iba todo el rato detrás de mi padre que era el que guiaba y queráis o no, el roce del rabo tambaleante entre los muslos de un lado para otro durante bastante tiempo hace que a lo tonto uno se ponga algo morcillón. Creo que no os he hablado de mi rabo o bueno, nuestros rabos, ya que ahora mismo somos dos. Yo a mis 18 años creo que no me puedo quejar de rabo. Es fino pero largo, y empalmado me llegará hasta las 18 más o menos. Todo lleno de pelo y unos huevos normales. El de mi padre empalmado no os lo puedo decir porque no lo sé, pero relajado es normal, lleno de pelos como el mío y eso si, en huevos me gana (supongo que de la edad también). El caso, que se me puso algo morcillón y si ya os digo que es largo, pues ahora un poco más… y claro, aunque sea lanzado algo de vergüenza me daba por mi padre. Menos mal que durante todo este trayecto ahora no se daba la vuelta ya que este estado, al seguir andando, no volvía a su normalidad… De repente mi padre se paró, se dió la vuelta y yo, oh no.

Obviamente, me di cuenta que su mirada se posó unos segundos en mi rabo “algo morcillón” y después en mi cara para decirme, que si queríamos parar a descansar cinco minutos, que ya estábamos cerca de otra parada bonita, esta vez con vistas. Yo durante esos segundos que me dijo eso, me morí de vergüenza por increíble que parezca en mi y mi instinto fue llevarme la mano al rabo para disimularlo un poco. No quería que pensase ninguna movida chunga, que una cosa es ver los rabos normales y otra que te lo vea tu propio padre en su esplendor. Menos mal que la cosa no creció más, pero esta vez no se quedó sin decir nada… “tranquilo Alejandro, que es normal lo que te ha ocurrido” y sonrió. Bueno, para ser normal él no estaba así por lo que me fijé, aunque cierto que es que los huevos le pesan más y eso debe ser lo que le roza los muslos, aparte de que sospecho que ya estaba acostumbrado a todo esto.

Después de esta pequeña parada técnica para beber y demás, seguimos andando la última hora, según mi padre, hasta llegar al punto bonito de la ruta. No nos habíamos cruzado con nadie, exceptuando a un par de personas que vimos a lo lejos pero que no nos vieron. Maravilla.

No había meado en todo este tiempo, así que le dije a mi padre que parase un minuto que iba a mear aquí. Él dijo que también, ahora que lo decía, así que se puso a escasos centímetros de mí y empezó a soltar el chorro de meada a la vez que yo. Estaba en la gloria, por favor… y esta vez me fijé yo de reojo que su rabo había crecido levemente. Supongo que del gusto de la meada, como es lógico, así que me tocó devolverle un “tranquilo papá, que es normal eso”. Nos reímos e hizo el giro como para querer mearme encima a posta. Fue un momento de confianza tíos, de risas con tu padre así.

Seguimos el trayecto sin más novedades hasta llegar al punto final, que ahora que pensaba, todo esto que me hemos hecho lo teníamos que volver a hacer, joder. Pero bueno, mereció la pena porque vaya vistas tíos… estábamos como al borde una especie de mini cascada y se veía abajo todo super bonito. Mi padre dijo que cuando llegó aquí por primera vez se sorprendió y le encantó. Normal, así que como todavía no nos habíamos hecho fotos, fuimos a ello.

Primero le hice fotos a él solo, con todo el paisaje de fondo, de cuerpo entero, gran angular, modo retrato… (esto del iPhone era una maravilla), luego me tocó a mi solo, y le dije que me las hiciese igual. Menos mal que era un padre moderno y sabía usar un móvil y sus funciones en condiciones. Y luego por último una foto de padre e hijo, aunque no teníamos a nadie que la hiciese, así que primero tomamos unos selfies y luego pusimos el iPhone apoyado en la mochila y temporizador. Nos hicimos unas cuantas, haciendo el bobo primero y luego formales. Formales hasta el punto de agarrarnos de la cintura en plan selección de fútbol. Cuando se terminó de lanzar la última foto, va mi padre y me hace así con la mano tocando el rabo en plan “venga vamos, a comer ya”. Yo en respuesta a eso le di una cachetada en el culo y dije “venga”. Lo que decía, la confianza da asco.

Nos sentamos en un sitio ahí al lado como antes, con las toallas y empezamos a comer los tuppers que habíamos preparado. Terminamos y mi padre dijo que descansásemos un poco más, una pequeña siesta antes de volver otra vez al coche. Yo la verdad que no tenía sueño y me daba cosa dormirnos los dos a la vez y que viniese alguien y yo que se, nos robase la ropa o vete a saber. Así que le dije que se durmiese él, que además tenía que conducir y yo mientras me ponía un rato con los cascos y a mirar el móvil. Aceptó, pero si le despertaba en media hora como muy tarde. Y otra condición más, que le sirviese mi tripa como almohada. ¿De verdad? Bueno, acepté pero vamos, ni que fuese un niño chico mi padre.

Es de sueño rápido, así que a los pocos minutos ya le escuchaba la respiración fuerte. Yo me puse a ver un rato el Twitter e Instagram y bendito momento en el que abrí Twitter. Me aparecieron de repente unos cuantos culos, tetas y algún que otro vídeo de alguna follada. Ya sabéis, bendita no censura que tienen ahí. Pero joder, por ver eso mi polla reaccionó, esta vez más que antes y creció, a escasos centímetros de donde estaba la cara de mi padre, que como le diese por girar la cara directamente le daba en los morros… Venga Alejandro, tranquilo por favor, que como se despierta y vea el pepinazo de repente, se va a pensar cosas chungas que no son… Aunque la verdad, esta sensación de libertad así, con el rabo empalmado, en mitad del campo, daban ganas de pegarse un buen pajote. Como lo cogiese con la mano, iba a ser un canteo que flipas, así que mejor me dejo de tonterías y me tranquilizo…

Menos mal que la cosa bajó en cuestión de minutos y mi padre tardó en levantarse un rato más. Cuando se levantó, se veía que estaba muy relajado por los huevazos que le colgaban aún más.

Como si no hubiese pasado nada, que en verdad no pasó, decidimos continuar el camino de vuelta al coche esta vez, en bolas hasta llegar al punto donde iniciamos el desvío. Esta vez íbamos un poco más rápidos.

Os dije que antes no nos habíamos cruzado con nadie ¿no?, pues ahora sí y parece ser que con un conocido o colega de mi padre, ya que éstos se reconocieron y encima él estaba desnudo también. Mis sospechas de que mi padre ya había venido desnudo por aquí crecieron…

Estuvieron hablando unos minutos y me presentó ante su amigo, que parecía mucho más joven que él. Muy majete. Por lo que escuché, también había venido aquí hoy a hacer esta ruta y que mi padre me trajo a mi para que lo conociese y bla bla bla… Tras despedirse, seguimos, esta vez y sin más demoras y cosas en especial, llegamos al destino. Nos vestimos, cogimos la ruta normal y llegamos al coche. En el coche ya de camino a casa, la verdad que le dije a mi padre que me había encantado este momento nudista de hoy y que me molaría hacer más planes así a partir de ahora y que a ver si mamá también se animaba. Él me dijo que encantado, que además practicar esto con un hijo es un privilegio y que mamá duraría en hacer esto con nosotros, pero que le intentaría convencer. Le dije que por qué no le enseñamos las fotos esta noche mientras cenábamos, a ver qué dice.

Y así amigos, daba comienzo las primeras exploraciones nudistas en mi familia y os aseguro, que lo que viene después, promete.