NR XI-El Infierno de Rupper-El viacrucis de Svet I

Tomando como inspiración la Semana Santa relato de como el sádico Ruppert monta un particular viacrucis para la bella esclava eslava por haberle hecho perder la apuesta. La esclava, junto con sus dos esculturales compañeras, expiará sus pecados con grandes dosis de sufrimiento.

Mientras Yuki permanece desmayada por las intensas emociones y el gran dolor soportado, Ruppert sonríe sádicamente a las tres espectaculares esclavas que tiene a su disposición.

-          A ver zorritas, poneros en fila, a dos metros una de otra.

La estampa es tremendamente excitante, tres cuerpos totalmente desnudos perfectamente cincelados, la mezcla de razas, la blancura nívea de la bielorrusa Svet, el tono negro cetrino de la sudafricana Ashanti y la piel canela de la brasileña Ira. Los pechos juveniles de Svet e Ira frente a los maduros senos de Ashanti, carne de todas las razas, carne fresca y carne madura, juventud frente a experiencia.

Inconscientemente se han puesto de orden más claro a más oscuro, de la blancura de Svet a la negrura de Ashanti pasando por el suave dorado de Ira. De la joven Svet con su cuerpo juvenil y estilizado al maduro cuerpo de Ashanti pasando por las rotundas formas de diosa mulata de Ira.

Tres bellísimas yeguas máximo exponente de la raza que cada una representa.

-          Abrid las piernas y poned los brazos en cruz –les ordena Ruppert.

Cogiendo en cada mano una gran jarra de cerveza de 1 litro se las entrega a Svet y le dice.

-          Sostenla en las manos con los brazos en cruz.

Repite la operación con Ira y Ashanti, cada esclava soporta en cada uno de sus brazos lo que deberían ser unos tres kilogramos de peso, ya que las jarras se ven extremadamente pesadas, lo que junto con la cerveza que contienen hace que el trabajo de soportarlas con los brazos en cruz sea extenuante.

-          Esta prueba, como todas, es realmente sencilla, de animales inferiores como vosotros no se espera que una gran inteligencia –humilla Ruppert a las tres esclavas- . Vamos a seguir trabajando la competitividad, el instinto ganador. Como os dije no se recompensa el triunfo, lo que se castiga es el fracaso y esto es lo que le pasará a la primera esclava que deje caer la jarras castigo, castigo, castigo –remarca Ruppert golpeando fuertemente el lateral de sus botas nazis con la fusta- lo único que entiende una esclava es castigo y dolor, mucho dolor. Mantened los brazos en una horizontal perfecta u os arrancaré la piel a fustazos –increpa Ruppert haciendo silbar la temible fusta que lleva permanentemente en su mano.

Al cabo de unos minutos el rostro de las tres esclavas está perlado de sudor por el esfuerzo realizado, los pectorales se mantienen en tensión para ayudar a soportar las pesadas jarras, lo que hace resaltar los inmensos pechos, tres pares de tetas bien formadas, los turgentes y níveos 95 cm de Svet de pezones delicados, la voluptuosidad de Ira se muestra en sus esplendorosos 98 cm de color canela con pezones gordos y negros y la rotundidad de los dos negros torpedos construidos a base de bisturí de Ashanti.

Poco a poco las esclavas empiezan a desfallecer, sobretodo Svet que es la que tiene el cuerpo más frágil de las tres, poco a poco la imponente rubia va perdiendo fuerza en sus brazos y el brazo izquierdo pierde ligeramente su horizontal derramando un poco de cerveza en el suelo.

Hecho que no le pasa desapercibido a la inquisitiva mirada de Ruppert, que acercándose a la eslava le atiza un fuerte golpe de fusta en el pezón del mismo lado.

-          Ayyyyyy –grita la escultural rubia.

-          Esos brazos arriba perra –le increpa a tan solo unos centímetros de su cara Ruppert.

Como puede Svet haciendo serios esfuerzos vuelve a llevar su brazo a una horizontal perfecta, pero los temblores de su cuerpo delatan el esfuerzo que está haciendo.

Ira tiene una sádica sonrisa en su cara, se sabe ganadora y parece que disfruta con el sufrimiento de su rubia compañera.

Poco a poco los brazos de Svet vuelven a perder la horizontalidad y Ruppert esta vez azota ambos pechos en la parte superior, dejando una marca rojiza en cada turgente seno.

Lágrimas de dolor y esfuerzo ruedan por la cara de Svet, que sabe que va a perder la prueba y que el castigo de Ruppert será terrible.

Intentando evitar lo inevitable Svet vuelve a alzar los brazos, pero tan seguro está Ruppert que va a perder que olvidándose de Ira y Ashanti se planta firmemente delante de Svet e inicia un cruel juego, en cuanto Svet baja ligeramente un brazo un cruel fustazo muerde sádicamente la delicada carne del seno del mismo lado, Svet saca fuerzas de flaqueza e iza nuevamente la jarra.

Tras unos minutos los otrora níveos senos se encuentran totalmente enrojecidos por la severa acción de la fusta, incluso muestran señales violáceas en la parte superior que ha sido la más castigada.

Svet ya no puede con su alma y derrotada deja caer ambos brazos, Ruppert arrecia los golpes en ambas tetas gritando a un palmo de la cara de una aterrorizada Svet.

-          Sube los brazos, maldita perra, súbelos o te desuello las tetas.

Svet lo intenta, los brazos le tiemblan mientras Ruppert sigue ensañándose con ambos pechos. Los golpes caen inmisericordes y los pechos se tiñen totalmente de violáceo hasta que desfallecida Svet deja caer ambas jarras que se hacen añicos en el suelo.

-          Perra estúpida –le grita Ruppert mientras le cruza la llorosa cara con un terrible fustazo que lanza a una desconsolada Svet al suelo, en su bella cara rápidamente se forma un feo cardenal violáceo.

-          Bien chicas, podéis dejar las jarras, ya tenemos perdedora y por lo tanto nueva candidata a castigo.

Me fijo en la cara de Ira y ciertamente mi impresión fue buena, la zorra sádica está disfrutando con la desgracia de Svet.

-          Espera aquí sin moverte – indica Ruppert a Svet - si lo hacéis Dämon y Teufel te destrozarán a mordiscos – y lanzando un suave silbido que los pone alerta les ordena –bewacht. Vosotras dos seguidme –ordena Ira y Ashanti mientras abandona el salón.

Los dos tremendos dobermanns se tensan alerta, con las orejas erguidas y gruñen amenazadoramente a la esclava.

Despreocupadamente Ruppert abandona la sala seguido por las dos esculturales esclavas, dejando a una temblorosa Svet a merced de los terribles perros.

El tiempo transcurre lentamente, lo que para Ruppert tan solo son unos minutos a la bella eslava le parecen horas por el esfuerzo que tiene que hacer para mantenerse totalmente inmóvil.

De repente se oye fuera la voz de Ruppert:

-          Dämon, Teufel schafe.

Los dos malignos perros gruñen a la atemorizada rubia y lanzando peligrosas dentelladas la conducen como si fueran una oveja descarriada hacia el exterior.

Al ver que llegar al patio a la esclava Ruppert silba a los perros que apresuradamente se dirigen a escoltarle, uno a cada lado.

La escena que se encuentra Svet al llegar al patio es dantesca, Ruppert ha cambiado su ridículo uniforme nazi por una toga de senador romano, los perros apresuradamente se han dirigido a escoltarle, uno a cada lado y Ashanti e Ira están a un paso detrás suyo con una corta toga de esclava romana que deja ver sus pechos y apenas cubre sus muslos.

-          Bien perrita –le dice Ruppert – parece ser que a la señora esclava no le llega la impresionante polla de un macho como yo para correrse.

-          Señor –replica sollozante Svet- estaba haciendo lo que cualquier esclava haría por su Amo.

-          Cállate, perra estúpida –le grita Ruppert- Ahora vas a pasar el calvario que te mereces, vas a tener las doce estaciones de tu particular viacrucis.

Primera estación: Svet es condenada.

-          Esclava tapa tus vergüenzas delante de este tribunal –ordena Ruppert lanzando una cortísima toga a la escultural bielorrusa igual a la de sus compañeras de esclavitud.

Svet está preciosa con la corta túnica que más que ocultar resalta su bello cuerpo, de un blanco virginal combina a la perfección con su nívea piel. El amplio escote de la toga deja ver perfectamente sus tersos senos, enrojecidos por la acción de la temible fusta resaltan contra la blancura de la toga. Su increíble grupa apenas es cubierta por la toga que deja gran parte de sus duras y bien perfiladas nalgas al aire dando continuación a las esculturales piernas que parecen infinitas debido a lo nimio y vaporoso de la prenda.

Así ataviada Svet parece una bellísima Afrodita, pero mientras que la diosa griega es imagen de orgullo y poder, Svet muestra una fragilidad extrema, con sus exquisitos pies descalzos y con el feo cardenal que muestra su mejilla debido al cruel fustazo que le ha propinado en su arrebato de furia un incontrolable Ruppert. Svet es la viva imagen de una diosa desvalida.

Ruppert totalmente metido en su papel de prefecto romano, trona con voz potente:

-          Yo Ruppert Lancaster, máxima autoridad presente, condeno a la esclava Svet a ser crucificada.

Ira y Ashanti que han debido ser aleccionadas previamente se acercan a la desvalida Svet.

La sádica brasileña, con una sonrisa perenne en sus labios, lleva un huevo vibrador de considerable tamaño con protuberancias, puesto a máxima potencia destrozará la vagina de la esclava condenada, y en otros niveles hará que la pobre Svet sea incapaz de controlar sus orgasmos. Sin ningún miramiento lo introduce en el interior de la vagina de la esclava que gime de dolor ante la intrusión que sufre su delicado coño.

En cambio, Ashanti se acerca con lágrimas en los ojos, sabiendo que ella es la responsable del sufrimiento de su bella alumna, en sus manos lleva una corona de espinas que ciñe delicadamente a la cabeza de la bielorrusa.

La belleza de la imagen que ofrece en estos momentos Svet es inenarrable, si la cortísima túnica resalta de forma increíble sus prodigiosas formas, la beldad de su cara queda realzada por la corona de espinas que ciñe su abundante cabellera rubia, unos finísimos hilillos de sangre se deslizan por su frente allí donde las espinas se han clavado dolorosamente. La corona perfila la bellísima cara de la esclava en la que resaltan sus ojos azules acuosos, rebosantes de lágrimas por el sufrimiento que está padeciendo, mientas que los jugosos labios hacen juego con el rojo de la sangre que se desliza por su frente.

Segunda estación: Svet con la cruz a cuestas.

-          Ashanti, Ira izad la cruz –ordena Ruppert

Las dos esclavas levantan una pesada cruz romana en la que la escultural bielorrusa va a ser sacrificada, mientras los dos bien aleccionados dobermanns conducen nuevamente a dentelladas y ladridos a una acongojada pero bellísima Svet hacia la misma.

Sumisamente, sabedora que es inútil oponer ningún tipo de resistencia ante el cruel castigo que le espera Svet se acerca lentamente a la cruz.

Ira y Ashanti colocan delicadamente la cruz sobre el hombro derecho de Svet que se dobla ante su peso. Nuevamente la escena que se produce es de una alta carga erótica. Dos esculturales yeguas de distintas razas cuya belleza se ve realzada por las cortas túnicas blancas que resaltan la negra piel de Ashanti y el tono dorado de Ira.

En contraste se ve a una derrotada Svet, de blanquísima piel por su origen eslavo y lívida por el terror de la tortura que le espera, aunque la altura de la eslava es imponente al estar descalza tanto Ira como Ashanti calzadas con unas impresionantes sandalias anudadas a sus pantorrillas de 15 cm de tacón dominan con su altura a la jovencísima esclava, que aún se ve más desvalida en contraste con la madura Ashanti o la ligeramente más mayor que Svet Ira cuyo duro semblante resalta la mínima diferencia de edad.

-          Soltad la cruz –ordena a las esclavas.

Svet queda sola, de pie, con la corona de espinas y la cruz sobre su hombro, encorvada bajo el peso de la misma que hace que se incline hacia adelante, sus pesados senos se muestran en todo su esplendor a través del escote toga. Sus bellas nalgas apenas cubiertas por la mínima toga que al encorvarse hacia adelante apenas le cubre por debajo de la cintura, con el culo echado hacia atrás para ayudarse a soportar la pesada carga.

La cabeza de Svet queda inclinada hacia adelante y esto le obliga a humillar la mirada y tan solo puede ver el suelo.

-          Bien esclava, ahora nos vamos a dirigir al pequeño montículo en el que serás crucificada, solo está a un kilómetro de aquí –la finca de Ruppert es inmensa con terrenos agrestes y frondosos bosques dentro de ella – únicamente debes seguir el camino de guijarros que hay delante de tuyo. Vamos –ordena Ruppert mientras que con un pesado flagelo de cuero de nueve colas azota violentamente el culo de la esclava que con un aullido de dolor y lágrimas en los ojos emprende la marcha.

Tercera estación: Svet cae por primera vez.

Lentamente, arrastrando los pies, Svet avanza penosamente con la pesada carga que hace se mueva torpemente. Los guijarros se clavan dolorosamente en sus delicados pies que tienen que soportar el peso de sus 180 cm y de la cruz.

Para dificultar aún más su trayecto Ruppert ha puesto en funcionamiento el huevo vibrador a baja potencia, lo que hace que la vagina de la muchacha reciba un agradable masaje debido a las protuberancias del huevo. Unas ligeras gotas de sudor perlan la frente de la sufrida esclava que interiormente agradece el agradable estímulo de su vagina, poco a poco se observa como la boca de la esclava se entreabre voluptuosamente.

Sabedor del silencioso trabajo que está haciendo el huevo, conforme Svet avanza penosamente con su pesada carga Ruppert incrementa la potencia de la vibración.

Debido al esfuerzo físico y a la excitación que le está produciendo el huevo la frente e Svet se perla de gotitas de sudor que incrementan la tortura que ya le produce de por si la corona de espinas firmemente clavada en su cabeza.

Y por extraño que parezca en esta situación las rodillas de Svet se doblan bajo el peso de la cruz presa de las convulsiones que asaltan su coño en un silencioso orgasmo que agota la mínima reserva de energía que tenía la esclava. Svet echa rodilla a tierra y deja que la cruz toque el suelo intentando recuperarse de la tremenda pérdida de energía que le ha supuesto el orgasmo.

Ruppert con una mirada a Ira le indica:

-          Haz que se levante

La exuberante brasileña armada con un flagelo de cáñamo de siete colas acabado en nudos se acerca a una extenuada Svet que se encuentra rodilla en tierra e inclinada hacia adelante. Sin vacilar empieza a descargar tremendos latigazos en los desnudos mulos de la esclava mientras le grita.

-          Levanta perra, no avergüences a tu amo.

El pesado flagelo cae sobre los interminables muslos marcándolos con surcos sanguinarios que resaltan en la blancura infinita de las piernas de la esclava.

No menos de diez azotes ha recibido la bella Svet antes de hacer acopio de fuerzas y poder volver a levantar la cruz para emprender de nuevo su penoso camino.

Al reemprender la marcha nítidamente se ven los níveos e infinitos muslos de la esclava surcados por una infinidad de líneas rojas fruto de los azotes multiplicados por siete que el temible flagelo de Ira ha dejado en sus piernas.

Cuarta estación: Svet consuela a Ashanti.

Ashanti horrorizada ante el terrible castigo al que está siendo sometida su discípula, sabiendo que ella es la responsable de haber sido cedidas al sádico de Ruppert, estalla en un sonoro sollozo, postrándose ante Svet y agarrándose a sus piernas le dice:

-          Mi bella niña, solo yo soy la culpable del sanguinario castigo que estás recibiendo. Tú que con tu cuerpo perfecto y tu brillante inteligencia en cualquier otro lugar serías adorada como la diosa que eres y los hombres y muchas mujeres se postrarían ante ti, te tienes que ver en este terrible brete. No dudaría en cambiarme por ti aunque el castigo se multiplicara por cien y poder aliviar así tu sufrimiento, pero te juro por mi vida que serás recompensada al volver al hogar.

Svet con una desvalida sonrisa la mira a los ojos y le susurra con voz ronca:

-          Mi amada tutora, esta es la vida que elegimos las esclavas, servir a nuestro Amo incluso en la más penosa de las situaciones. Mi recompensa es que el Amo se sienta orgullosa de mi, que vea que soy una esclava abnegada que está dispuesta a soportar esta tortura una y mil veces por él. El dolor físico pasa pero el dolor de haberle fallado se clavaría como un puñal en mi alma y no sería digna de su cuadra.

Quinta estación: Ashanti ayuda a Svet a llevar la cruz.

-          Vaya que bucólica estampa entre maestra y alumna. –Trona un enfadado Ruppert por la intromisión de Ashanti en el suplicio de Svet.

-          Ashanti mantén la posición –ordena Ruppert a Ashanti que aún se encuentra postrada y agarrada las piernas e Svet.

En esa posición la mínima toga apenas cubre los poderosos muslos de Ashanti. Ruppert acercándose con el terrible flagelo de cuero de nueve colas descarga un terrible azote sobre el muslo derecha de Ashanti.

El grito de la madura esclava es atronador, el pesado flagelo manejado por el fuerte brazo de Ruppert es un arma terrible y dolor del golpe se multiplica por nueve.

-          Ponte de rodillas y agárrate a las piernas de Svet.

Ashanti sabedora de que toda oposición al terrible castigo que se le viene encima es inútil, adopta mansamente la posición indicada.

Nuevamente el contraste de yeguas es impresionante. El joven y níveo cuerpo de Svet con su cortísima toga blanca apenas cubriéndolo, doblado por el peso de la cruz que soporta. Agarrada a ella, postrada de rodillas, Ashanti, carne madura de poderosa yegua azabache realzada por la corta túnica blanca, apoyando su cabeza en la cintura de Svet. Negro sobre blanco y blanco sobre negro, colores y texturas de piel que se complementan, hermosísimas hembras torturadas por tan solo el capricho de su amo.

Nuevamente el flagelo surca poderosamente el aire y arranca un nuevo grito de dolor de la sufrida maestra. El grito de Ashanti es desgarrador y sus muslos inmediatamente muestran los devastadores efectos del pesado flagelo. Innumerables líneas surcan tan bella carne.

Las lágrimas ruedan por la cara de Ashanti que se aferra a su pupila esperando encontrar consuelo en el contacto con su cuerpo.

El látigo sube y baja inmisericorde, mancilla repetidamente los torneados muslos de Ashanti que soportan el castigo gracias al férreo entrenamiento al que han sido sometidos.

En segundo plano se observa una excitadísima Ira que no ha dudado en follarse duramente con el mango del flagelo que lleva, los pezones empitonados resaltan poderosamente en la túnica, la boca entreabierta de excitación. Al verla Ruppert dejando de azotar a Ashanti pero sin abandonar su posición trona con voz potente.

-          Perra no sabes contener tus ansias sexuales ante el Amo. No eres más que una perra cachonda que necesita polla.

-          Si Amo, por favor, hágame lo que quiera pero fólleme, necesito sentir su polla dentro de mi coño.

-          A cuatro patas perra.

Con una sonrisa lasciva, Ira adopta la posición. La poderosa grupa de escándalo de la escultural mulata se muestra en todo su esplendor ya que en tal posición la túnica no cubre absolutamente nada.

Al ver a la esclava en posición, con una sonrisa maliciosa Ruppert grita:

-          Dämon, Teufel saugen.

Los perros deben estar perfectamente entrenados, ya que los impresionantes dobermanns se lanzan a por Ira que viendo lo que se le viene encima solloza de terror.

-          No Amo por favor, los perros no.

-          Calla estúpida esclava, crees que iba a ser mi polla la que iba a penetrar en tu sucio cuerpo de perra. Mantén la posición o esas dos fieras te destrozarán a dentelladas.

Como puede la escultural mulata mantiene a duras penas la posición, los perros luchan entre ellos para hacerse con el preciado botín de su coño, intentan cabalgarla clavando sus uñas en la espalda de Ira, destrozan su túnica a base de arañazos y mordiscos, se lanzan peligrosas dentelladas entre ellos hasta que Teufel sale victorioso y clava profundamente su inmensa polla en Ira, en el momento en que se abotona el grito de hembra llena de Ira resuena por el jardín, ahora son inseparables hasta que el perro eyacule.

Pero Dämon no se resigna a ser el perdedor. Se nota que ambos perros son de la misma camada y Ruppert los ha entrenado duramente para violar hembras, sin desabotonar a Teufel se las ingenia para hacerse sitio y violentar el poderoso culo brasileño de Ira que mantiene a duras penas la posición exigida bajo el peso y los potentes envites de ambos dobermanns. Ahora la hembra en celo se encuentra totalmente llena.

Mientras tanto Ruppert sigue con la interminable sesión de azotes, los muslos de Ashanti están en carne viva, se agarra fuertemente a la cintura de Svet y aprieta su cabeza contra sus muslos buscando consuelo.

La esclava negra aúlla de dolor ante cada envite del látigo.

La esclava brasileña aúlla de dolor ante cada envite de las dos bestias que la están violando.

Mientras tanto el huevo vibrador que Svet porta en su interior vuelve a hacer estragos y provoca un nuevo orgasmo que hace que caiga al suelo sin fuerzas.

Svet solloza tendida en el suelo exhausta, Ashanti llora desconsoladamente por la terrible paliza recibida. Ira llora también tendida en el suelo tras ser violentada por los inmensos perros. Ruppert sonríe como un niño en una fiesta.

-          Perras levantaros –les grita a Svet y Ashanti mientras vuelve a golpearlas –Ashanti ayuda a Svet a portar la cruz. Tu zorra –le indica a Ira- a mi lado.

La bella mulata, con la túnica destrozada y corriéndole el semen de los perros por el culo y las piernas como puede se acerca a Ruppert.

Svet y Ashanti penosamente apoyan de nuevo la cruz sobre sus hombros y se ponen en pie.

-          Vamos esclavas que aún queda un largo y doloroso trayecto


Me gustaria exprrsar mi agardecimiento a todos los que me habeis animado a seguir esta saga, ya sea por comentario ya sea por mail. Sabeis que vuestros comentarios siempre son bienvenidos y deseo que la espera haya merecido la pena y disfruteis leyendo el relato tanto como yo lo he disfrutado escribiendolo.

Espero poder entregaros pronto el segundo capítulo de este particular viacrucis en el que la bellísima Svet será crucuficada con gran sufrimiento, supongo que revelar in hecho ocurrido hace más de 2.000 años no es spoiler.