Novio sumiso, cornudo, impotente y maricón.

Historia de mi sumisión, y la de como me convertí en un auténtico cornudo de mi novia Yoli, que gracias a mi impotencia sexual y su caracter me convierte en el esclavo cornudo que siempre quise ser.

Desde bien pequeño me había fascinado con todo lo relacionado con el sexo. Recuerdo que mis primeras fantasías sexuales se remontan a mis épocas de crio, cuando tan sólo contaba con siete u ocho años de edad. Ahí empiezan las ideas, las imágenes… y conforme vas creciendo surgen las revistas y los videos pornográficos, las masturbaciones grupales con los "amiguetes", la experimentación… Mi tendencia es heterosexual, aunque he de reconocer que siento un cierto morbo hacia la sexualidad masculina. Un morbo que suscita o despierta mi parte sumisa, ya que, ciertamente, me gusta el rol de sentirme inferior, dominado, quizá todo alimentado por mi poca o nula capacidad para satisfacer a una mujer. Soy sumiso, y muy fetichista de los pies, algo más común de lo que a priori parece.

Me gusta indagar, preguntarme el porqué de las cosas, leer, e informarme acerca de todo, me interesé por el fetichismo de pies. Hay muchas teorías, tales como la freudiana y su vínculo maternal: el chico introvertido mira a la gente y lo primero que se encuentra es el pie. El cerebro de algún modo atribuye al pie propiedades sexuales. Otras teorías como la de relacionar las curvas (caderas) con la forma arqueada del pie, o al ser una zona que muchas veces se mantiene escondida al igual que los genitales o pechos, había tendencia a atribuirle ese mismo valor erótico. Supongo que de tantas teorías, (hay muchas más, pero no quiero extenderme ya que no es un relato de fetichismo aunque no he podido evitar tocarlo), cada cual tendrá su propio razonamiento acerca de su particular fetichismo.

El mío, creo recordar que con tan sólo nueve años ya empezó a despertar en mí. Recuerdo unos viajes que hacía larguísimos con mis tíos a Portugal. De veraneo, de fin de semana, etc. Íbamos y volvíamos con ellos por aquel entonces en coche, en aquellos interminables viajes por la nacional, con sus consiguientes caravanas y demás, para atravesar España. Mi tía contaba con cuarenta y pocos y mi tío contaba con diez años más. Ella era morena, delgadita, con cara de muy mal genio, y él era un hombre bastante obeso. La cuestión es que, durante esos viajes, cuando me portaba mal, a modo de reprimenda y como castigo mi tía me obligaba a ponerme debajo de su asiento, a sus pies, y la verdad no me importaba porque para romper la rutina del viaje aquello me divertía. Me divertía y en cierto modo empezó a despertar algo en mí. Mi tía llevaba unos zapatos cerrados de aguja, muy sexys, y jugueteaba con ellos mientras se quitaba y se ponía los zapatos aproximándolos a mi cara de vez en cuando. Hubo además un detalle que quedó grabado en mi mente, y eran las sonrisas de complicidad que se hacían mis tíos acerca del juego con los pies de mi tía. Años más tarde descubrí en una conversación privada de mis padres que esa misma tía mía le ponía los cuernos a su marido, y, lo que es aun mejor, todo con el consentimiento de éste. Aquí empecé a atar los cabos.

Otra cosa que me encantaba era quedarme a dormir a casa de mis primos. Por las noches, mientras veíamos la tele, tanto mis dos primas como mi tía se estiraban en el sofá, y dejaban al aire sus hermosísimos pies, algunas veces con pedicura otras no, pero siempre dispuestos, a la vista, tan perfectos

El caso es que creciendo y con la edad pues ya fui experimentando con chicas, y, bien puedo decir que ha habido variedad. Sin ser una máquina sexual, he llegado a tener muy buenas veladas de tardes y noches enteras de sexo desenfrenado. He de decir que mi pensamiento de sumisión continuaba intacto, pero más en mis fantasías y en mis masturbaciones que en otro sitio. Aunque siempre intentaba lamer, masajear o acariciar los pies de la chica que me acompañaba no siempre lo conseguía. Me daba autentico pánico, miedo, terror a tener que exponerle a una chica, con la que muy probablemente no compartiría el resto de mi vida, que era sumiso, que me gustaba más que nada lamerle los pies y que quería me humillase y me usase a su antojo. Con lo que después de infinitas horas de masturbaciones y fantasías al respecto, decidí pagar los servicios de una profesional. Algo que en principio no me hacía ninguna gracia, pero que visto el éxito y los resultados obtenidos, no me quedaba más remedio. El resultado fué desastroso, no duré ni quince minutos en la sala, y para resumir diré, que la situación me pareció los más frio y denigrante que había visto en mi vida.

Decidí dar carpetazo al asunto y dedicarme a buscar una mujer que al menos fuera bastante liberal y abierta de mente, y, si en un tiempo surgían cosas, pues mejor. No había que forzar la situación eso ya lo tenía claro. Pensé que con alguien así, tendría suficiente y que mis fantasías se apagarían o quedarían para mis sesiones onanistas que por su puesto, con o sin pareja, iban a continuar.

Así conocí a Yolanda, tal y como se conocen muchas parejas de hoy. Por internet, una web, cuatro fotografías de estudio, y de entre las que estuve saliendo y conociendo Yolanda parecía la mejor indicada para el perfil.

Yolanda no era una belleza, pero tenía su encanto, delgadita y con pocos pechos, pero muy apetecible. La nariz algo grande, ojos ligeramente rasgados, piel blanca… Tenía mucho carácter, eso sí. Ella siempre mandaba: Hoy hacemos esto, mañana lo otro… Su carácter violento aunque algo barriobajero también me cautivó: "a esta que curra conmigo le voy a dar dos hostias… "el gilipollas éste del bar me va a comer el coño con patatas" y cosas por el estilo. La mayoría de veces me contestaba con un "eres gilipollas, tío" o con un "no eres más tonto porque no te entenas". Y lo hacía todo delante de sus amigas, y/o familiares, a ella no le importaba.

Ciertamente me gustaba su mal carácter, y como podía observar, éste iba en aumento, ya que, cada día aceptaba más sus ordenes sin rechistar, y ella era cada día más severa conmigo. Quedó en paro, se acomodó y a menudo decía "con lo tuyo tiramos de sobra" pero, cuando las cosas empezaron a torcerse y ella seguía sin trabajo, me presionaba para que hiciera horas extra en mi trabajo, como así acabé haciendo, y, no siendo esto suficiente, de vez en cuando me arengaba: "el Josu necesita frega platos en su restaurante los fines de semana". El Josu era un tío suyo que poseía varios restaurantes, pero que ella no quería trabajar allí porque odiaba la hostelería y "acabaré a hostias con algún gilipollas" argumentaba.

Así que terminé por hacer cuantas horas de más podía hacer en mi trabajo, y, el mismo viernes que salía de mi trabajo me metía en el restaurante a fregar platos así como el sábado entero, y mi único día festivo, el domingo, me dedicaba gran parte de él a hacer tareas del hogar. Cabe decir aquí que era voluntad mía la de mantener la casa limpia, y yo mismo y a modo de demostración de mi sumisión le negaba que ella colaborase en las tareas, cosa que me propuso tímidamente alguna vez. Pero yo quería que notase mi sumisión y ella se dejó llevar y se acomodó tal y como yo esperaba y deseaba, más de la cuenta. Empezó a darse cuenta del juego y a gustarle.

He de reconocer que aparte de todo lo ya comentado hubieron muchos detalles que empujaron su actitud cada vez más superlativa y dominante hacia mí. En el ordenador dejaba constantemente marcas y rastros de las webs donde había estado, que hablaban del tema de la dominación, del fetichismo, del sexo liberal, etc. Y aunque ella no era tonta y sabía de qué iba el tema, prácticamente con aquello y con mi actitud se dio completamente por aludida. Entre una cosa y la otra el tema fue saliendo, las preguntas fueron surgiendo, y las cosas se fueron pactando. Mi idea y mis perversas previsiones se iban cumpliendo.

He de decir también, que mi sumisión tenía también otro significado subliminal, que no era otro que intentar equilibrar mi pobre capacidad de potencia sexual para dar placer a mi pareja, con la intención de darle todo cuanto necesita, de ser un novio modélico, y de darle a la vez tanta libertad cuanto necesite. Ese era mi pensamiento, que mientras la mayoría de hombres con los que estuviera la tendrían a buen seguro mejor atendida sexualmente, nadie se desviviría como yo lo haría por ella ni le permitiría hacer cuanto quisiera y tratarme como le pareciera.

Mi escasa o nula capacidad sexual empezó bastante antes de conocer a Yoli. Ya con tres o cuatro chicas con las que había estado anteriormente había tenido problemas n este sentido. Mi mente estaba tan obsesionada con el tema de la sumisión y la perversión que cuando intentaba realizar sexo convencional con una chica "normal" para mis gustos no conseguía una erección. Me colapsaba, me ponía nervioso y no había nada que hacer… Así una, dos, tres… y hasta cuatro chicas con las que tan solo conseguí practicarles yo sexo oral y/o masturbación.

Pues bien, con Yolanda al principio no fue una excepción. Pero dado su carácter y lo mucho que me atraía en muchos sentidos conseguía erecciones rápidamente (aunque no siempre) pero duraban más bien poco así que la pobre chica acababa insatisfecha la mayoría de las veces terminaba yo haciéndoselo oral o masturbándola… Recuerdo algunas veces que iba realmente necesitada y no se lo tomaba del todo bien "aparta que no sirves para nada" me decía mientras me propinaba una patada y se disponía a masturbarse en soledad. También me soltaba otras frescas tales como "joder tío, eres un impotente de mierda". Y me recordaba continuamente que ella había estado con muchos tíos y nunca le había ocurrido nada parecido, y remarcaba "así que eres tu o tu pollita, que no se te levanta y cuando se te pone dura no duras ni 2 minutos, das pena cari".

Pues bien, con todo, y ya con su dominio total y absoluto sobre mí, empecé a realizar fantasías que hasta el momento jamás imaginé que realizaría. Más que fantasías, sucesos que fueron aconteciendo desde hará ya unos dos años, hasta hoy, experiencias terriblemente morbosas que intentaré resumir las que crea que han sido más excitantes.

Yoli era una chica con mucho carácter, mal genio, como se dice, en muchas ocasiones alguien es así en la vida cotidiana y en el plano sexual es todo lo contrario, tremendamente sumisa. O a la inversa. Hay mujeres que son dominantes por naturaleza, aquí y allá en la calle y en la cama, y por ende me imagino que habrá sumisas que también lo sean en todas las facetas de su vida. Pero Yoli, si me decanto por algún grupo, diría que por el primero. Es dominante, tiene carácter, es cruel… Pero según fuimos abriéndonos a la experiencia, sus anécdotas y sus relatos sexuales que contaba haber tenido, mostraban a una Yoli muy perra, muy sumisa, muy entregada al macho de turno, Y creerme que no fueron pocos. Ella me reconoció muchísimos, pero se descuido otros tantos que yo previamente ya conocía. Me relataba su placer sexual, sus ganas de polla, su deseo de sentirse perra cuando estaba con un hombre que realmente le hacía disfrutar. Comentamos el tema de porque yo, que era su pareja, no le causaba ese efecto. "Es que tu eres como un hermano, como un amigo gay" Y me soltaba cosas como "Me gusta que me follen pero tú eres ridículo en la cama"… Así que de esta guisa llegamos al inevitable tema de los cuernos. Eran cinco años de relación y hasta que empezamos a abrirnos con el tema de la dominación no empezó a reconocer sus infidelidades, que habían sido muchas y muy continuadas. Yo sabía de alguna, de la que incluso llegamos a discutir más que nada porque quería saberlo y ella me lo negaba todo continuamente. Pero cuando empezó a cantar… Exparejas, militares, cubanos, amigos… Empezó a cantar, a relatara gustarse con sus explicaciones y pasábamos horas maravillosas follando como animales en celo mientras me relataba tales hazañas y de vez en cuando me recordaba lo cornudo que era.

Empezamos a urdir un plan. Su fantasía era ser follada por varios tíos (ya había estado con dos a la vez) pero que la trataran como una autentica cerda, sin miramientos, quería sentirse puta de verdad y yo, sentirme también cornudo, ante un grupo de hombres, humillado y vejado por todos ellos mientras montaban a mi hembra uno tras otro y yo me masturbaba y/o grababa la situación para la eternidad… Tan pronto como pudimos lo que pensamos e hicimos fue insertar un anuncio tanto en prensa como en internet en infinidad de webs de contactos, periódicos y demás. El anuncio decía así: << Somos pareja y buscamos hombre o grupo de hombres dominantes, que quieran follarla a ella como una perra y humillarlo a él a tope. Morbo y buen rollo, esperamos un mail detallando lo que tenéis pensado, propuestas originales así como unas fotos que ayudarán a la posterior elección.>> Y añadimos una foto de ambos con el rostro difuminado para mantener nuestro anonimato.

De los cientos de mails recibidos, nos quedamos solo con los de las fotos, y directamente descartamos aquellos que solo se habían empeñado en poner una línea y media. Hubo uno que en concreto nos llamó la atención, debido a su extensa explicación, escrupulosamente detallada, con suma precisión y destreza que nos dejó extasiados. Leímos el mail como unas veinte veces e hicimos el amor con desenfreno tantas veces que no recordaba la última sesión de sexo igual, ansia alimentada por el morbo que nos producía encontrarnos ante tal situación. La foto era de un tipo de mediana edad, de unos 40 años, algo corpulento, agraciado físicamente y muy bien dotado. Esto último acabo por convencer a mi chica, ya que ella adoraba "los grandes paquetes" y se pasaba el día adivinando o intentando adivinar que tamaño de paquete tenia cuanto macho conocía "el Luis tiene que tener una tranca… ¿Has visto el negro que había en el Súper? Fijo que le mide al menos veinte centímetros…" y así sucesivamente, siempre recordándome que mi pene, ni mucho menos, le llegaba a la suela de los zapatos a todos los cuanto había conocido, según ella "en longitud, grosor, dureza y potencia". De lo que comentaba el mail diré, que fue más o menos como la experiencia real, solo que esta fue mejor, y que es la que os voy a resumir.

El chico en cuestión nos proponía ira a pasar el sábado tarde/noche a su casa. Tomaríamos unas copas, y vendrían unos amigos suyos que se unirían a la fiesta. Pedí fiesta en el trabajo cosa que no me costó hacer ya que era un extra más que un trabajo estable, y nos dirigimos hacia casa de Ramón. Yoli no se había arreglado especialmente para la ocasión, ya que por costumbre iba siempre muy arreglada y maquillada; lucia un precioso vestido verde veraniego adornado de flores, el pelo recogido hacia atrás con unas trenzas muy sexys, y unas botas negras de tacón altas que me decía que no se quitaría "así te dejo intacta la parte que más te gusta para ti luego, mis pies".

Allí nos recibió el, saludando efusivamente a Yoli dándole un morreo en mi narices y magreándole bien el culo mientras la soltaba y me decía: "Buenas cornudo, vete a la habitación del fondo y ves vistiéndote con lo que hay preparado para ti". Mi novia soltó una sonora carcajada y un "empezamos bien" salió de sus labios sin disimular la tremenda alegría y perversidad que llevaba encima, y, al verme vacilar unos instantes, añadió: "¿Qué no oyeslo que te dicen imbécil, o te tengo que dar una hostia para que hagas caso?" Al ver ambos mi cara de asombro, ya que me costó reaccionar al no estar acostumbrado a un situación tan humillantemente extrema y esa mezcla de morbosidad y placer me dejó parado unos instantes más… Reaccioné cuando Ramón se dirigió a mi ya con cara de pocos amigos y diciendo "ahora me vas a oír pedazo de mierda" y me propinó una bofetada que hizo retumbar toda la casa. Mi Yoli se descojonó en esos momentos, de la risa casi no podía articular palabra, pero acerté a entender, "menudo gilipollas está hecho " y cosas por el estilo mientras reía y acariciaba el cuerpo de ramón lascivamente como si fuera un superhéroe que la acabara de rescatar de las manos del villano. Tras el duro golpe me giré y fui directo a la habitación que Ramón me había ordenado mientras oía de fonda sus cometarios y sus risitas cómplices. Antes de entrar en la habitación escuche con claridad como Ramón advertía a Yoli que ahora ella también iba a ser su putita y que tenía otra sorpresa reservada en otra habitación.

Al entrar yo en la habitación me encontré encima de una cama todos los complementos para una mujer, concretamente, una criada. Salí para ver si Yoli podía ayudarme a acicalarme bien, maquillarme y esas cosas que solo saben hacer las mujeres. Cuando fui estaban en el comedor charlando y por lo visto aun no le había dado la sorpresa, y cuando interrumpí un dueto de voces de ambos como si les saliera del alma "Que quieres cornudo?" ambos rieron estrepitosamente. "oye cari, verás, ¿podrías ayudarme a ponerme el vestidito y a maquillarme para estar bien guapa? Le pregunté" "Pues ahora mismo le iba a comer la polla a Ramón, así que te vas a tener que esperar cornudito (haciendo alusión y cachondeo a mi palabra –vestidito-" y soltaron ambos otra carcajada mientras Ramón dijo ya en un tono un poco más serio "Tranquila, ves y ayuda a la maricona esta, que ya te hartarás de polla luego conmigo y con mis amigos zorra" Ella hizo un gesto de niña mimada y consentida, como de fastidio, blanqueó los ojos y suspiró: "bueeeeno, vaaamos a ayudar a la cornudita a ponerse guapa pa que la veeean aaaanda"

Ya en la habitación mientras mi Yoli me ponía guapa a rabiar, me comentaba lo patético e inútil que era mi situación, y lo feliz, excitada y a gusto que se encontraba ella con todo aquello, que si Ramón esto, que si Ramón lo otro… "Que sorpresa tendrá Ramón para mí?" se preguntaba constantemente… Una vez terminado Ramón apareció y dijo a Yoli que se fuera para la otra habitación mientras me hacía pasar al comedor, donde, hacia como diez minutos que ya habían llegado sus amigos. Eran tres tipos, uno de su misma edad, y dos bastante más jóvenes que decía eran compañeros del trabajo aunque realmente no sabía y/o no me importaba de donde venían. Me extrañaba porque no pegaban ni con cola e incluso me llegué a pensar que él mismo se había dedicado a poner anuncios con el fin de tener más gente para follarse a mi novia. Tampoco me importaba, la cuestión es que más o menos todos tenían un aspecto más que aceptable.

El amigo de Ramón, Rafa, de unos cuarenta y tantos también, era parecido a él, quizás menos alto y corpulento, pero del estilo. Los dos chavales, Dani y Marcos eran de cómo mucho 20 años, delgados ambos, uno de ellos, Dani, tremendamente alto, se les veía algo ansiosos y agresivos también. Al llegar yo todo fueros risas y aplausos, comentarios como "mírala que pinta de zorra" o "¿este es el tío que quiere nos follemos a su novia?" Además Ramón era un hacha en relaciones públicas, e hizo una gran presentación y me vendió mejor que nadie: "Bueno tíos, lo que os había dicho, este es el cornudo del novio, está aquí para mirar y grabarlo todo, además podéis pedirle lo que sea, que sea vuestro puto criado, y si le queréis dar dos hostias, pues también" Y dicho esto, Dani, el tipo joven alto, se levanto y me propino un manotazo fuerte mientras reían todos a más no poder "¿A esto te refieres?" Yo me reía también tímidamente porque la situación me pareció divertida, tremendamente morbosa y excitante.

A todo esto Ramón anunció que ahora llegaba el plato fuerte de la noche me ordenó masajear los pies a sus compañeros, mientras él iba a buscar a Yoli. Uno de ellos, Marcos, el amigo joven bajito se negó a que le diera el masaje y cuando me agaché para quitarle los zapatos me propinó una patada en todos los morros mientras caía al suelo y todos se partían de risa.

Tras unos minutos en el cuarto con Yoli, mientras yo seguía allí plantado ante sus tres amigos, vestido de criada, y trayéndoles sus respectivas cervezas y masajeando sus pies, apareció Yoli, a cuatro patas caminando como si de un animal se tratara. Así apareció mi Yoli, gateando, con una máscara de cerdo que le tapaba mayor parte del rostro y haciendo el sonido típico del animal: "oinc" oinc" repetía continuamente mientras se paseaba moviendo el culito ante la atónita y lasciva mirada de los coleguitas de Ramón, que sonreía triunfante. Aquello fue el no va más, el delirio. Los chicos empezaron a despelotarse y a ensañarse con la pobre chica. Ciertamente Ramón había elegido muy bien a la gente y había preparado el momento a conciencia, así que en aquel momento y cegado por la excitación me puse de rodillas y le di las gracias por hacerme tan feliz.

Aquellos dos chavales eran realmente unos cerdos. Y tanto Ramón, como Rafa, su amigo, no se quedaban atrás. Obligaron a Yoli a comerles las pollas uno a uno. A tragar hasta la última gota de leche de sus primeras corridas. Entre acto y acto yo miraba, grababa y me masturbaba cuando podía, y de vez en cuando alguno me soltaba algún que otro guantazo, mientras me daba las gracias por tener una novia tan puta y ofrecerla a cambio de nada. El chico alto, Dani, era realmente agresivo y hubo un momento en que sentí miedo. Al principio, al penetrarla por detrás y no estar ella muy acostumbrada le hizo daño y Yoli le pidió en repetidas ocasiones que parara que no podía soportarlo tan fuerte, que le hacía mucho daño, empezando a lloriquear pero éste aumentó su ritmo de embestidas mientras le decía que se callara, que era lo que ella quería y que por puta le iba romper el culo. Ella ya lloraba desconsoladamente buscando en mi mirada algo de clemencia, como si me exigiera con la mirada que debía yo mediar en ello pero cuando me acerqué para decirle al tipo que frenara Marcos me propino dos guantazos y me dijo "tu maricón a callar y pajearte, que si no te la puedes follar por impotente, tranquilo que hoy se va satisfecha, además esto le gusta más de lo que crees".

Y sí, dicho y hecho, los lamentos de Yoli empezaron a transformase en gritos de placer, gritos de "fóllame cabrón, párteme entera" o "rómpeme el culo nene que se entere ese maricón de mierda lo que es follarme" A todo esto Ramón no para de follarla también por un lado y por otro mientras la atragantaba con su enorme pollón (Ramón tenía 22cms de polla gorda y venosa), le daba de hostias en la cara, y le obligaba a decir "oinc oinc" una y otra vez. Y Yoli cerdeaba, cerdeó todo lo que pudo y más.

En resumen, se la follaron como dos veces cada unos por no decir que tanto Ramón, como Dani, el chico alto joven (que también poseía una herramienta descomunal, acorde con su estatura) se la trincaron al menos tres veces cada uno. Otra característica es que todos, los cuatro, descargaban unas cantidades de leche que hasta a mi me asombraron. Pensaba que era más propio de películas porno, y debido a mi poca cantidad eyaculatoria, aquello eran fuentes, chorros a presión. Y no solo la primera vez, la segunda igual e incluso alguna tercera también fue muy notable. Le dejaron en culo, el coño, y la boca llenos a rebosar, la cara y el culo rojos y amoratados a base de golpes y bofetadas, al igual que yo, que también había recibido lo mío. Tras correrse todos y quedarse exhaustos, Yoli comento que iba a ir a limpiarse un poco para podernos ir así a casa a lo que Ramón se negó en rotundo: "No querías ser una perra? Pues lo vas a ser con todas las consecuencias, recoged vuestras cosas y largaos" dijo en un tono autoritario. Yo me dispuse a dejar la ropa de chacha para ponerme la mía, pero Ramón me dijo que esta me la regalaba pero que tenía que salir con ella puesta, que era el precio que exigía por haberle prestado unos servicios tan especiales a mi querida novia. Así que sin más, volví a agradecerle todo lo que había hecho por nosotros y me dijo que recibiría noticias suyas. Nos despedimos y nos fuimos mientras nos dedicaban todo tipo de comentarios de lo más humillantes, entre carcajadas y lagrimas de risa mientras observaban como nos íbamos. La escena, lógicamente no era para menos. Yo vestido de puta, con la cara roja de guantazos. Y mi Yoli, despeinada, con manchas de semen por la el pelo y por todo el cuerpo, y la cara también roja de las bofetadas recibidas. Marchamos antes las muchas risas y los comentarios de "hasta cuando queráis eh, ¡Adiós cerda! ¡Adiós Maricón Cornudo! Y así salimos de aquella casa. Al llegar al coche no pude evitar mirarla a los ojos y decirle. "te quiero, lo que has hecho hoy es lo más hermoso que has hecho nunca, espero que estemos siempre juntos" y nos besamos apasionadamente.

Hemos repetido en incansables ocasiones, y me paso la semana en el trabajo esperando ansioso que llegue el Domingo (también algún Sábado) para dar rienda a nuestras fantasías con lo cual puedo decir que hemos vivido situaciones de muchos tipos, y que, según la aceptación que tenga este primer relato, continuaré explicando, ya que son muchas y muy morbosas aquellas que consigo recordar, que, lógicamente, no son todas. Para comentarios y demás les dejo mi mail ( lokuo82@hotmail.es ) y para sus conclusiones ya sean positivas o negativas acepto todo tipo de valoraciones. Por favor disculpen mi escasa calidad literaria así como mis posibles faltas de ortografía. Muchas gracias por leerme y saludos a todos. NANDOFELIZ.