Novio cornudo y sumiso 6
En una fiesta noté que mi suegro podría ser mi amante
Un día estaba comiendo con César, estábamos celebrando nuestro 3 meses de novios, el me regalo unas flores y una pulsera muy bonita. Él me decía que yo era muy especial para él, que realmente me amaba. Yo le dije que lo quería muchísimo, que tener un novio como él era un privilegio, que pocos hombres eran tan comprensivos y tan inteligentes. Nos estábamos besando cuando le habló su hermano para comentarle de la fiesta sorpresa que les harían a sus abuelos por su aniversario. César me comentó que los señores cumplían 50 años de casados. Sería en dos semanas. Tenía tiempo para comprarles un buen regalo.
Llegó ese sábado, al final le había comprado a los señores una escultura muy bonita. Me arreglé para esa reunión con unas braguitas rosas, un pantalón de mezclilla, el cual era tan ajustado que me costó mucho trabajo ponérmelo, una blusa de rayas y un saco azul que cubría poco menos de la mitad de mis nalgas. Unas botas negras de tacón que me llegaban hasta las rodillas, creo que me veía elegante pero también deseable, ya que mi culo quedaba en su mayoría a la vista, debajo de aquel pantalón de mezclilla que prácticamente me violaba.
Llegamos a la fiesta, felicite a los señores, les di el regalo, les gustó mucho. La fiesta estaba animada, yo platicaba con César cuando pude notar que mi suegro no dejaba de observarme, cuando yo lo vi el desvió la mirada, sus más de 50 años lo hacían verse muy interesante, el señor aún era muy guapo, su nombre era Ignacio. Pensé que ese podría ser la máxima prueba de lo puta que era y lo cornudo que era César. Me tenía que coger a mi suegro.
En algún momento jale a César y lo llevé a un lugar donde pudiéramos estar solos.
P –César hoy se me ocurrió una gran idea.
C -¿Cuál Pam?
P –Quiero acostarme con tu papá.
C –No como crees eso es demasiado.
P –Porque solo vamos a coger, no nos vamos a enamorar.
C –Mira Pam , si quieres coger con él coge, pero yo no te ayudo, mi mamá no merece esto.
P –Tienes razón, me imagino que tu papá no debe de ser un hombre fiel a su esposa, pero si es demasdiado que tú le consigas a una mujer, yo me encargaré de llevarme a mi suegro a la cama.
Regresamos a la fiesta, César estaba muy raro, lo entiendo, era muy difícil que le hiciera eso a su mamá, por eso no insistí que me entregara a mi suegro. En algún momento el señor se fue a la cocina, yo lo seguí, vi que estaba solo y pase delante de él restregándole mis nalgas en su verga. Él me miro, yo me disculpe, dije que casi lo aventaba que estaba muy apenada, él me tomó por la cintura y me dijo que todo estaba bien. Me sonrió, yo le sonreí cuando entró un amigo de los abuelos de César, nosotros nos separamos y yo regresé a la fiesta.
Mi concha ya estaba mojada, sabía que iba a acaba en la cama con mi suegro. Estuve viendo la cocina desde donde estaba, por como media hora estuve así, cuando vi que estaba sola y nadie se movía de sus lugares me paré y fui hacía allá. Mi suegro que jamás me perdió de vista me siguió. Tiré una servilleta me agache a recogerla sin doblar las rodillas lo que daba una vista perfecta de mi culo. Él entró y al verme así me dio una fuerte nalgada, me excito muchísimo. Me paré y le dije.
P –Este culo puede ser tuyo cuando quieras.
I –Sí no fueras la novia de mi hijo ya te hubiera cogido.
P –Olvidate que soy la novia de él, piensa que soy una mujer que te esta ofreciendo las nalgas.
El me agarró las nalgas y comenzó a besarme, escuchamos pasos y nos separamos, me quede con ganas de agarrarle la verga. Poco tiempo después César y yo nos teníamos que ir, pues íbamos a un concierto. Me despedí de todos, al hacerlo a mi suegro le di un papel, le dije al oído que me llamara.
Al siguiente día me llamo mi suegro, a medio día.
P –Hola.
I –Hola Pamela, soy Ignacio.
P –Hola suegrito, ¿Cómo estás?
I –Bien, con muchas ganas de verte.
P –Entonces si me quieres hacer el favorcito y cogerme.
I –Claro que sí, es imposible resistirse a una mujer como tú.
P –Te deseo mucho Ignacio, quiero que me cojas.
I -¿Puedes hoy?
P –Sí, le voy a cancelar a tu hijo, no aguanto las ganas de ser tu mujer, te llamó en 10 minutos para ponernos de acuerdo.
Le hablé a César le dije que una amiga tenía un problema, que quería hablar conmigo, que mejor nos viéramos el lunes, él entendió. Me dieron ganas de decirle la verdad, pero recordé lo que me dijo de su mamá, yo era una puta pero no era capaz de hacer algo así.
Le hablé a mi suegro le di el nombre del motel donde nos veríamos, le pedí que llegará a las 5. Yo llegué poco antes al hotel, le mandé el número del cuarto, pero le recordé que llegará hasta las cinco, quería ponerme algo sexy para él. Me puse una tanga de hilo dental, un brassier, medias, un liguero y unos tacones de aguja, todo en negro, me maquille un poco.
A las 5 en punto tocaron la puerta, abrí y mi suegro abrió completamente la boca, entró y no decía nada.
P -¿Qué pasa suegrito, no te gusta como me veo?
I –Te ves riquísima, que ganas te traigo.
Me abrazo y comenzó a besarme, estábamos muy cerca de la puerta, me cargo y me llevo a la cama. Siguió besándome, me acariciaba las piernas. Me hizo ponerme de perrito y me dio varias nalgadas, después paso su lengua por cada nalga, lo hizo varias veces. Movió mi tanga y me chupo el ano.
P –Sí que rico, chúpame Ignacio, chupa a tu puta.
Él quería meter su lengua en mi ano, sentía como lo abría un poquito. Después bajo hacia mi vagina, donde me estuvo chupando delicioso.
P –Suegrito que bien chupas, chupale la concha a la puta de tu nuera.
Su lengua recorría mis labios, después iba a mi clítoris, entraba un poco en mi concha, yo no aguante y me vine, llene su boca con mis jugos, Ignacio se los comía, mientras yo gritba.
P –Así suegro, que rico me hiciste acabar.
Mientras yo me recuperaba, él se desnudó, al ver su verga, vi una verga de unos 16 centímetros pero extremadamente gruesa, sabía que al principio me iba a doler cuando me la metiera por el culo, pero después me iba encantar.
La tomé y comencé a pasarle la lengua, iba de la base a la punta, me gustaba lo gruesa que era, después le chupe los testículos. Él comenzaba a gemir muy bajito, baje su prepucio y le chupé la cabeza, sus gemidos ya eran ruidosos y constantes. Después me la metí a la boca, comencé a pasarle la lengua por todos lados., después me la metía y me la sacaba.
I –Así puta que bien mamas, eso nuerita, chúpame la verga.
Yo seguía metiéndomela y sacándola de la boca, lo tomé de sus cadera y lo metía y lo sacaba de mi boca de puta. Él no aguanto y gritando me lleno la boca de semen, trate de tragármelo todo, cuando acabo me pase su verga por la cara.
P –Que vergota, que suerte tiene tu esposa, poder comerse esto siempre.
I –Suerte tener una nuera tan puta.
P –Sí soy bien puta, me encanta la verga la necesito siempre.
Nos acostamos un rato, yo me recargué en su pecho, el acariciaba mi cabello, platicábamos de lo mucho que nos gusta el sexo. De lo bonito que sería poder llevar nuestra sexualidad sin tanto miedo, poder tener sexo tranquilamente con quien quisiéramos. Como a la media hora, me dijo que si seguimamos, yo me baje a chuparle la verga, cuando la tuvo muy parada, le dije que se acostara, que quería montarlo. Me subí sobre él, me la metí toda, sentí lo rico que me abría la vagina, el se movía lento, permitiendo que yo me acostumbrara a lo grueso de su pito. A medida que me iba a acostumbrando yo aceleraba mis movimientos, hasta que brincaba sobre aquella verga.
P –Síííííííííííííííííííííííííííííí que buen macho vergudo me conseguí, lléname con tu verga.
Yo sentía mucho placer, el grueso de esa verga me hizo tener un delicioso orgasmo.
P –Aaaahhhh me vengo, que vergota tienes, que placer.
Él me tomaba por la cintura y me seguía hacer brincando sobre él, el placer era riquísimo. Me hizo que me quitara de encima de él. Me puso en cuatro, lubrico mi ano, metió hasta 3 dedos, se lubrico el pene, y me lo metió en el culo lentamente.
P –Que grande esta, me vas a romper.
I -¿Quieres que te la saque?
P –No, jamás, quiero que me rompas, cógeme duro cabrón, quiero sentir como un macho de verdad le rompe el culo a su puta.
Me la metió toda, no dejo que me acostumbrara, comenzó a moverse muy rápido, era deliciosa la mezcla del dolor y el placer. Sus movimientos eran de atrás hacia adelante, yo gemía, gritaba, el placer era mucho.
P –Síííííííííííííííííííííííííííííííííííííííí lléname con esa verga, dame muy duro, párteme en dos.
I –Toma puta culona.
P –Sí soy una puta.
La cama brincaba, la cabecera golpeaba contra la pared, el placer que los dos sentíamos se notaba en nuestros gritos. Fue tanta mi excitación que tuve otro orgasmo.
P –Me vengo, me vengo.
Cuando me recupere y el me seguía cogiendo decidí hacerlo venir, comencé a mover mi culo en círculos, sus gemidos y gritos aumentaron. Por lo visto el placer que le daba mi ano era muy grande. Él no aguanto y termino dentro de mí. Sentí como su semen caliente entraba muy adentro, fueron varios chorros los que me echo. Se salió de mí, yo me acosté.
P –Que rico coges suegro.
I –Tú eres una puta maravillosa, me dan ganas de dejar a mi esposa e irme contigo.
P –Suegro soy la novia de tu hijo, yo no quiero una relación seria.
I –Eso lo entiendo.
P –Lo que te puedo ofrecer es seguir cogiendo contigo.
I –Excelente idea.
Nos bañamos juntos, ahí le mame otra vez la verga,
después nos vestimos y cada uno se fue a su casa.