Novio cornudo y sumiso 5
En un día de campo convivo con varios familiares de mi novio, hay un jovencito que me gustó mucho, decido estar con él con la ayuda de mi novio
Los miembros más jóvenes de la familia de César organizaron un día de campo, él me aviso, sería el sábado muy temprano, nos veríamos todos en un punto intermedio. Ese día me levante muy temprano, me bañe y me puse el tipo de ropa que me gusta, aquel que hace resaltar mi figura, que hace notar que soy una puta caliente en busca de una buena verga que me coja. Me puse unas braguitas, un brassier muy comodo, una blusa azul, un pantalón de mezclilla súper ajustado, resaltaban mucho mis nalgas en el, llevaba unos tenis de bota con tacón blancos, y una chamarra azul. Me vi al espejo, me gustaba mucho como se me notaba el culo, al quitármela la chamarra también se notarían mucho mis tetas.
César paso por mi, al salir inmediatamente sus ojos se dirigieron a mi culo.
P –Te gusta como se me ve el culo.
E –Sí se te ve riquísimo.
Me lo toco un poco y nos fuimos, llegamos al lugar donde veríamos a su familia, la mayoría ya estaban ahí, otros iban llegando, sus primos, unos de sus sobrinos, los novios de sus primas, todos me veían las nalgas, yo trataba de pararme de forma que mi culo se viera más. Me gustaba ser el centro de atención de aquellos lujuriosos hombres.
Llegamos al lugar donde se haría el día de campo, acomodamos todo. Después recorrimos el lugar, era una zona boscosa, muy bonita, había un grupo de personas que rentaban caballos, les dijimos que nos buscaran por la tarde, esos hombres que llevaban los caballos, solo me veían a mí, no dejaban de ver mi cuerpo. Todavía era temprano y yo ya estaba muy caliente con las miradas cachondas de todos.
Para desayunar fuimos a un pequeño puesto en el que una señora preparaba quesadillas, después de eso caminamos otro rato, disfrutábamos el fresco de la mañana. Mientras caminábamos me fije en un primo de César, se llamaba Andres, a él lo conocí hasta ese día, era muy joven como de 15 años, guerito de lentes, delgadito, muy finito, pero era muy gracioso, nos hacía reír a todos, mientras más lo veía, más me daba cuenta que lo quería en la cama. Como
a medio día los hombres jugaron futbol, las mujeres gritábamos y hacíamos porrras. Jugaron como una hora, después pararon el juego, tomaban agua y refresco, uno de ellos dijo que descansaran y que jugaran futbol americano. Otro de los primos de César dijo que tocado para que pudieran jugar las mujeres, una prima de César dijo que no que ellas querían jugar tacleado. Todas dijimos que sí.
Se hicieron los equipos, el juego empezó, la primer mujer tacleada fue agarrada por dos hombres, la tiraron al piso con mucho cuidado, pero gritaban como si lo hicieran con mucha rudeza. Eran demasiado cuidadosos con la mujeres las tomaban y las cargaban para ponerlas en el piso. Cuando me toco a mi uno de los que me tacleo discretamente me toco las nalgas, así duro el juego más de una hora, ya varios me habían acariciado el culo, primos de César, las parejas de sus primas, pero solo unos de sus primos se animo a tocarme enserio, trato de meter sus dedos en mi ano con todo y pantalón. Al acabar el juego yo ya no aguantaba la calentura. Le dije a César que fueramos a caminar, me lo llevé a un lugar donde nadie podía vernos, sin perder el tiempo, me hinqué, le desabroche el pantalón, saqué su verga y se la comencé a mamar. Mí lengua la recorría toda, él gemía. Me la saqué y le dije.
P –Quiero cogerme a tu primo Andrés.
C –Sí Pamela lo que tú digas.
P –Al rato hablaremos con él, sí acepta cogeremos en la semana.
Seguí chupando su verga, sus gemidos eran más fuertes, me dediqué a chupar su cabeza, mi lengua le daba primero caricias, después golpes, el no aguanto y me llenó la boca de semen. Lo escupí.
C -¿Porqué no te lo tragaste?
P –No soy una puta.
C –Pero si te has tragado el de otros.
P –Porque no son mis novios, acaso crees que soy una puta o que.
C –No
mi amor perdóname.
Se acomodó el pantalón, yo me limpié la boca. Regresamos con los demás. Por lo visto varias parejas ya se habían alejado para poder tener un momento a solas. Después de media hora, comenzaron a prender el carbón, comimos. Reposamos un rato y yo dije que quería montar a caballo. Un primo de mi novio dijo que cerca de ahí rentaban motos, todos prefirieron ir las motos, menos una pareja que se quedo a cuidar todo. Yo le pedí a César montar a caballo, fuimos a buscar a los señores, los encontramos. Dos nos acompañaron, uno tendría como 40 años, él otro como 30. Los caballos estaban muy viejos, se veían un poco enfermos, se lo comenté a César y platicamos de ello con los dueños mientras dabamos un paseo. En algún momento me sentí mal de montar a un caballo que no estaba bien, se lo dije a César, ya nos habíamos alejado mucho, ya no se veía la zona donde habíamos estado, no se veía nadie, y le dije a César que se me ocurría algo mejor.
P –Hey señores, porque no nos paramos un rato.
Nos paramos bajamos de los caballos, me puse enfrente de ellos dándoles las espalda, me agache y acaricie mi culo.
P -¿Les gusta mi culo?
Los dos contestaron que sí, vieron a mi novio, que le dijo ya que hago, adelante. Los dos hombres comenzaron a agarrarme las nalgas, yo baje mis manos y les acaricie las vergas. Me quitaron la blusa y el brassier, me dijeron que desde que me vieron me les antoje, cada uno chupa uno de mis senos, yo gemía, César veía como aquellos hombres de aspecto muy descuidado me mamaban las tetas.
Les pedí que se sacaran las vergas, se bajaron los pantalones y se las sacaron. Las dos eran muy grandes, primero tomé una, le pase la lengua, después tomé la otra hice, lo mismo, las dos olían un poco mal, pero no me importaba, estaba muy caliente y necesitaba que me cogieran muy duro.
Me metí una de ellas en la boca, la mame muy rápido, esa persona gemía, él otro le decía que aguantara que se tenía que coger a la puta. Me la saqué y se la mame al otro, también lo hice muy rápido, ya no aguantaba necesitaba sus vergas dentro. Me quite todo de la cintura para abajo, me cargo uno y me la metió en la concha, el otro ensalivo mi ano, primero me metió un dedo, después dos y llegó a tres, después me metió su verga, me dolió un poco porque era muy grande.
P –Así denme verga, que rico.
Comenzaron a moverse, yo brincaba, mi cuerpo estaba en el aire, y era ensartada por dos enormes vergas de hombres de campo que sabían como coger a una puta como yo. César veía, se empezaba a excitar. Ellos se seguían moviendo, yo no paraba de gemir y sentir placer. Sentía como entraban muy adentro, sentía como me llenaban. No aguante más y llegué a un orgasmo, que me hizo gritar.
P –Me vengo soy una puta, quiero verga, las putas siempre necesitamos de la verga.
El que estaba en mi vagina me la lleno de semen, el de mi culo poco después hizo lo mismo. Me bajaron de ellos, vi a César su cara de excitación era enorme. Yo me hinqué y les limpie la verga. César sacó la suya y comenzó a masturbarse.
P -¿Qué te pasa cornudo? No te di permiso de hacer eso.
Él se la guardo, ellos se reían, me decían que era mucha hembra para alguien como él, les dije que sí que por eso yo podía coger con quien quisiera. Ellos me doblaron y me nalguearon hasta que se cansaron. Regresamos con los demás. Ya íbamos a recoger todo para irnos cuando le dije a César que hablaramos con su primo.
Los llevamos unos 50 metros lejos del grupo.
C –Andrés quiero decirte algo.
P –Ya César, se hombre, mira Andrés lo que queremos es que me cojas, quiero hacer el amor contigo.
A –En serio César.
C –Sí Andrés.
A –Que bien mi primera vez será con una mujer buenísima.
P –Que rico seré la primera, te parece bien el martes.
A –Sí perfecto.
P –César pasará por ti, te lleverá al hotel donde lo haremos.
Al siguiente día yo amanecí adolorida por la montada a caballo y por todas las nalgadas que me dieron. Le hablé a César y le dije que escogiera un hotel, que el martes tenía que arreglarlo para su primo y para mí, que tratará de crear un buen ambiente para la primera vez de Andrés.
El martes me aviso donde sería, en la tarde llegué al hotel. César había puesto varias velas, y muchas flores, se veía un poco raro, pero al final se veía bonito, me cambié, me puse una tanga de hilo dental negra, un top negro, sin nada abajo, un pantalón de piel, que me quedaba exageradamente ajustada unos tacones abiertos. Mi culo se veía muy rico. Me veía en el espejo, me puse un poco de maquillaje me pegué completamente el cabello y me hice una colita de caballo, me veía putisima.
Paso el tiempo, llegaron César y Andrés. Andrés me dijo que me veía hermosa, riquísimas, que era un sueño realidad. César prendió las velas, yo senté en una silla a Andrés, me senté en sus piernas, el me acariciaba el culo y las piernas, comenzamos a besarnos cuando Andrés acabo.
C –Me puedo quedar a ver.
P –Lo que diga mi macho.
A –No, mejor no, me da mucha pena, mejor la próxima vez Andrés.
P –Ya oíste, vete cornudo que este macho me va a coger.
César salió del cuarto, nosotros nos seguimos besando. Me levanté y me volví a sentar en él, esta vez puse cada pierna sus lados.
P –Me gustas mucho.
A –Y tú a mí.
Seguí besándolo, nuestras lenguas jugaban, ese beso fue muy largo, estuvimos así como unos 20 minutos, yo disfrutaba mucho la pasión con la que me besaba Andrés. Él mientras me besaba me agarraba las nalgas.
Nos paramos, se agacho y me besó las nalgas, estaba enloquecido con mi culo. Lo deje que me las besara un rato, lo levanté y lo llevé a la cama, le ordené acostarse. Prendí la televisión, busque un canal de música. Le pedí que se quitara toda la ropa. Empezó una canción muy movida, yo comenzé a bailar, movía mucho las nalgas, a él se le paró rapidísimo la verga. Yo le sonreí y me quite la ropa. Le separé las piernas, baje mi cabeza y le di un beso en la cabeza de su pene, después le di varios besos por toda la verga. Él tenía los ojos cerrados y solo se dedicaba a disfrutar. La tomé con mi mano derecha la levanté un poco y comencé a pasarle la lengua, yo lo hacía muy lento, quería probar muy bien el sabor de esa verga virgen, el sabor era rico. La puse apuntando hacía arriba, le baje el prepucio y le pase la lengua por la cabeza, el dio varios gemidos.
P -¿Te gusta lo que te hago?
A –Sí muchísimo.
Me la metí a la boca, se le chupe, mi lengua iba por todos lados, el gemía, yo disfrutaba con todo eso en mi boca. Él se vino en mi boca, me echo muchísimo semen. Sabía saladito muy rico, estaba muy espeso. Me acosté al lado de él.
P -¿La mamo rico papi?
A –Sí sentí delicioso, y que rico que te tragues las leche.
P –Me gusta mucho comérmela.
Pase mis uñas por su pene y sus testículos, le hacía pequeñas caricias, el me veía con ojos de amor. Se le fue parando. Él me dijo que me amaba.
P –No solo estas confundido.
A –En serio te amo.
P –Quieres una mujer que se coja con todos o una buena mujer que solo sea tuya, a mi me tendrías que compartir con todos como lo hace César.
A –No tienes razón, eres una gran mujer.
Le tomé la verga y me la metí toda en la vagina, deje que se acostumbrara. Yo le acaricibia el pecho por mientras, el me veía y sonreía, yo también le sonreía. Después el comenzó a moverse, yo le deje hacer, el comenzó a levantarme y dejarme caer sobre su verga, así me tuvo un rato, cuando se cansó yo empecé a darle de sentones, los dos gemíamos.
Le pedí que cambiaramos de posición. Me puse de perrito y el me la metió en la vagina, me estaba llenando muy rico, nos movíamos de atrás a adelante, gemíamos, gritábamos, nuestros cuerpos sudaban. Él acariciaba mis nalgas.
P –Nalgueame papo, demuestra que eres mi macho, que soy tu puta.
Él me nalgueaba, me cogía duro, me hacía sentir todo el placer de un virgen que descubre el sexo. Yo comencé a mover las nalgas en círculos, el gimió más fuerte, me lleno de semen la concha, al sentir su leche caliente, tuve un orgasmo.
P –Me haces venir, que rico coges, me gusta ser tan puta.
Nos paramos, le llame a César, le dije que ya vieniera por nosotros, que nos íbamos a bañar. Me metí a bañar con Andrés le lave todo el cuerpo, dedique mucho rato a lavarle el pene y los testículos, el me lavo también todo el cuerpo. Al salir del baño ya estaba César esperándonos. Nosotros nos quitamos las toallas, antes de vestirnos tomé la verga de Andrés.
P –Mira que rica verga desvirgue.
Nos vestimos y nos fuimos, dejamos a Andrés en su casa, después César me llevó a la mía.