Noviazgo: Introducción
Pequeña introducción sobre una serie de relatos sobre la vida sexual de una pareja de universitarios. Se agradecen los comentarios críticos.
Falda, pantalón, vestido? No tenía ni idea de que ponerme. Había vaciado todos los armarios y seguía sin tener nada que me gustase para ese día. Y es que no era un día normal y corriente, era el día en el que iba a conocer a los amigos de mi novio y estaba completamente bloqueada.
Les gustaría? Les parecería demasiado poco para Raúl? Sabría de que hablar con ellos?
Demasiadas preguntas sin respuesta, era mejor centrarse en algo que pudiese controlar, como la ropa. Y hasta eso era incapaz de hacerlo ahora.
En dos horas solo había decidido amontonar la ropa por clases. Los pantalones en la silla, las camisas y los vestidos en dos montones sobre la cama y toda la lencería sobre el escritorio. Menos la descartada, que la había esparcido por el suelo junto con otro montón de prendas que estaba segura de que no me pondría.
Mirando este ultimo, me di cuenta de que necesitaba un cambio de vestuario. Había sujetadores de hacía años, que aunque no me hubiese crecido mucho el pecho desde que los compre, la diferencia era notable. Los había de todas clases. Demasiado pequeños, con los que me dolía solo de intentar ponermelos, demasiado transparentes, o simplemente demasiado viejos. Uno en particular ya debería de haberlo tirado hace tiempo, estaba tan mal que el cierre delantero cedía todo el tiempo.
Aun recuerdo el día que fui a las clases de la universidad con una camisa blanca casi transparente y aquel dichoso sujetador negro...
Pero no podía tirarlo. Fue por lo que empecé a hablar con Raúl.
Ese día, me tocaba hacer una presentación en power point del cerebro humano, y en mitad de la explicación, sentí que el maldito cierre había vuelto a soltarse. Intente disimular que no había pasado nada y seguí con la explicación, pero de tanto mover los brazos para señalar la imagen, se termino soltando del todo.
Entre la camisa casi transparente, y el foco del proyector apuntandome, les tuve que regalar una vision perfecta de mis tetas a toda la clase de psicología.
Se les notaba en la cara que se me veía completamente todo. Los chicos estaban embobados y casi babeando mirandome descaradamente el pecho. Las chicas comentaban y se reían por lo bajo, y el profesor... bueno, era clavado a la imagen que tengo de un perfecto viejo verde.
Olvidando la presentación, me di la vuelta todo lo rápido que pude y roja como un tomate, todo esto bajo la atenta mirada de toda la clase, profesor incluido, que aprovechando que estaba sentado en su escritorio a menos de dos metros de mi, no se perdió detalle de como me metí las manos por la camisa para volver a poner bien el cierre. Con las prisas, no me pude cubrir lo suficiente como para no dejarle ver mis pezoncitos rosa, que encima, se habían puesto erectos entre tantas emociones.
Volví centrarme en acabar la presentación todo lo rápido que pude y me volví hacia el profesor para que me dijera si podía volver a mi asiento. El muy cerdo estaba tan concentrado desnudandome con la mirada que tuve que preguntarle dos veces si me podía ir.
Luchando por no salir corriendo, busque un sitio lo mas apartada del resto de la clase como pude, ya que todavía podía oírlos comentando y mirandome.
Al terminar la clase, salimos todos para ir al aula siguiente, en el otro lado del edificio. Los cinco minutos mas largos de mi vida.
Ni siquiera yendo la primera y con prisas me libre de sus comentarios.
Para ser futuros psicólogos, no tenían la menor pizca de tacto al hablar. Hasta un camionero o un preso que hubiese estado sin catar mujer diez años habrían sido mas sutiles al insinuarse. No falto ni uno que no me dijera algo aunque fuese de pasada.
Ya casi llegando a la clase, me alcanzo Raúl.