Nota informativa (De lujo)
ATENCIÓN: ESTO NO ES UN RELATO. Se trata de una nota explicativa de mi ausencia, no hay ningún otro contenido.
Hola, criaturas.
Si os digo la verdad, no tenía pensado escribir una nota aclaratoria. Todo lo que he hecho siempre ha sido para mí, sin tener que rendir cuentas a nadie. No estoy acostumbrada a tener a nadie esperando por lo que escribo, pero, afortunadamente, los correos que me han llegado preguntándome si he dejado la serie o pidiendo que la continúe de una maldita vez me han hecho recordar de repente que no estoy sola en esto. Ya no, milagrosamente. Y supongo que lo que procede en estos casos es explicar por qué demonios he desaparecido. (Y si no, pues podéis pegarme un sartenazo.)
Ha pasado mucho desde la última vez. Lo sé. Soy plenamente consciente del tiempo que llevo sin publicar, tengo los días marcados en el calendario, y no puedo sentirme más culpable. Con esto no pretendo dar pena, no me malinterpretéis. Tampoco puedo volver atrás en el tiempo y recuperar el tiempo perdido. Sólo quiero que sepáis que no he muerto, ni me ha secuestrado ninguna mafia rusia (aunque no les faltaron intentos, a los hijos de puta).
Bromas aparte, quería pedir primero perdón. El perdón más sincero que pueda expresarse en píxeles. Lo siento mucho. Y, aunque no resulte fácil, trataré de escribir todo lo rápido que pueda para colgar la segunda parte del capítulo siete lo antes posible y volver al ritmo normal de publicación cuanto antes.
En segundo lugar, y sin querer que suene a excusa, he decir que el mes de mayo ha sido seguramente el más difícil de los últimos años para mí. Han pasado muchas cosas y muy rápido en mi vida. Como comprenderéis, la mayor parte no han sido buenas. Después de varias semanas de noches sin dormir, con un nudo permanente en el pecho y sin poder casi respirar, sencillamente no me sentía con fuerzas de sentarme delante del teclado.
Con el teclado aprovecho para enlazar con tercer punto. En estas últimas semanas he cogido una fobia inenarrable al archivo en blanco del capítulo siete y medio. No sé si es al capítulo en sí, o a todo lo que escribo en general, pero sentía que nunca más podría hilar dos frases decentes en mi vida. ¿La verdad? Estuve a punto de mandarlo todo a la mierda. De chapar, borrar mi existencia en Internet y largarme al Himalaya. Estaba bloqueada, me sentía inútil. Sólo de pensar en escribir me ponía enferma. Literal.
Cuatro. Trabajo. Y trabajo. Y trabajo. Me queda poco para que amaine el temporal, pero estas dos semanas previas han sido un infierno de trabajo para mí. No es broma.
Y cinco. Como supongo que sabréis si sois lectores habituales y echáis un vistazo a las tontunas que escribo al principio de los capítulos, tengo algunos problemas de muñeca. Pues bien, no sé si será la tensión acumulada, pero estos días me está dando guerra más de lo habitual, hasta el punto de pasarlo mal sólo por escribiros ésto. Mi médico me ha mandado droga por un tubo, no obstante, y dice que tendría que empezar a mejorar otra vez pronto. Espero que sea verdad.
No quiero parecer llorica, pero este trance ha sido un poco difícil para mí. No exageraría al decir que jamás había pasado por una crisis emocional así, ni se me habían juntado tantas cosas nunca. Prácticamente tampoco he tenido la oportunidad real de hablar con nadie y explicarle lo que estaba pasando en mi cabeza de neurótica. No quiero aburrir a nadie con mis problemas, y supongo que es más fácil para mí contároslo a vosotros, que estáis a kilómetros de distancia y siempre podéis cerrar la página y olvidaros de mí. Yo me quedo a gusto y vosotros no tenéis que aguantarme. Aunque, claro está, con el tiempo te empieza a pesar el no compartir lo que te ocurre.
Querría pediros un favor. Va a ser el único que os pida nunca. Lo prometo. Por favor, tened paciencia. No sabéis lo feliz que me hace que haya al menos una persona ahí fuera a la que le importe lo que hago. Recibir esos correos ha sido... bonito. No me gustaría que esto lo echara a perder ahora. Así que, paciencia. Pronto habrá más De lujo. Ahora mismo, es lo único claro que tengo en el caos que es mi vida.
Por último, agradecer a los que hayáis llegado hasta este punto el aguante que tenéis conmigo. Por escuchar mis mierdas y eso risas. También quiero dar las gracias a un par de personas que están cerca de mí y siempre me hacen sentir como un ser humano normal. Una de ellas me hace reír cada día de mi vida. La otra ha tenido que aguantar tanta mierda que deberían hacerle un altar. Porque soy realmente insoportable cuando estoy perdida, y frustrada, y depresiva, y cuando me duele a rabiar. La primera no leerá esto nunca. (Y está mejor así, la verdad, porque tengo que mantener mi imagen de camionero risas). La segunda me hace spoiler en los capítulos, pero no sé muy bien qué haría sin él. Sólo sé que tengo que cuidarlo bien a partir de ahora, porque es un pedazo de amigo que más de uno querría tener.
En fin. Si decidís esperarme, espero que sepáis que mi agradecimiento no puede ser plasmado en palabras. No tengo ése talento. Sólo soy un proyecto neurótico y un poco chalado de escritora. Si no, lo siento mucho. Es lo único que puedo decir.
¡Gracias por vuestro tiempo, y hasta muy pronto!