Nostalgias del pasado

Un ser humano es más que sexo, es un cúmulo de sentimientos y emociones que brotan con el pensamiento, y llegan directamente al entendimiento. cuando le haces el amor a una mujer, ella al irse se lleva consigo una parte fundamental de tu corazón.

Nostalgias del pasado

I.- El inicio.

A veces cuando miro hacia atrás, descubro que mi vida ha estado llena de momentos intensos, descubrí la excitación y el orgasmo a muy temprana edad, pero aunque recuerdo las primeras pajas que en nombre de mujeres como mi vecina, me hacia; jamás probé el coito hasta llegar a los 22 años. Esa es una edad tardía dadas las circunstancias de la juventud de hoy en día; pero debo de admitir que aunque de joven no tuve relaciones, el cuerpo de la mujer era ya conocido para mi; desde que tengo uso de razón, mis padres siempre pensaron que así no veríamos la desnudez de una persona con morbo, sino que por el contrario, sería una forma de evitar obsesionarse en ello.

Para ser sincero, esto cumplió con su cometido, por que cuando a muchos les intrigaba conocer la ropa interior o el cuerpo de una mujer, a mi me parecía ya natural e incluso normal; con lo que nunca contaron mis padres fue que muchas veces el hecho de tener mucha información, hace que la curiosidad de paso a la lujuria, y el hecho de querer conocer o saber acerca del de por si ya controversial tema; lleva a la experimentación.

Así pues lo que encontrarán en este escrito no solo son letras basadas en la imaginación de un servidor, sino todo lo contrario; son partes muy personales de mi pasado, son pedazos de mi alma que han hecho a mi corazón incompleto durante todo este tiempo.

Cuando tenía 11 años descubrí que acariciarme de forma delicada y frotar mi pene en movimiento rítmico y acelerado, provoca un orgasmo; así que continué haciéndolo, a nombre de muchas mujeres que imaginaba follando conmigo, muchas de mis novias pasaron por mis sueños de pasión. Pero no fue sino hasta que conocí a claudia, una amiga de buen ver, hermoso cuerpo (de fábula diría yo), quien en un momento de privacidad me permitió llegar mas allá de sus piernas. Aunque estaba muy prendido por las circunstancias, jamás llegué a más con ella, dos semanas después rompimos inevitablemente. Pero esto me sirvió de inspiración para mis futuras pajas, que sin duda fueron en todos los lugares imaginables de mi hogar.

Cuando cumplí los 19 años, me hice novio de una chica llamada Rosa, era morena, tenía el cabello largo y lacio; de piernas largas, pero carnosas; labios gruesos y mirada coqueta… lo que realmente me encantaba eran sus senos, aun ahora aunque ella es una feliz madre soltera tiene unos senos portentosos y tan llenos de carne que a cualquiera hace babear. No exagero al decir que ella fue la primera con quien experimente los besos profundos y las caricias en sus dulces pechos, recuerdo como buscábamos el momento para besarnos, tocarnos, acariciarnos y terminaba siempre en sus pechos; podía sentir como sus pezones se ponían duros haciendo que su corona se erizara, mientras mi lengua pasaba por su piel; parecía un bebe tragando su desayuno; muchas veces percibí claramente como ella solo jadeaba y arqueaba su espalda, mientras que se ponía tensa hasta que se aflojaba completamente; ahora sé que ella tenía orgasmos, y los disfrutaba.

Rosa tenía una amiga, se llama Jemane, ella también era de pechos grandes; y aunque ella era más atrevida que Rosa, siempre mantuve mi distancia por mi hermano, por que era su novia. El tiempo pasó y tanto mi hermano como yo terminamos nuestras relaciones. Rosa se fue con otro hombre y se caso; para después separarse de él; procreando un hijo. Pero Jemane continúo frecuentándome, como dos amigos simples; la verdad cada momento que pasaba con ella se me hacia mas atractiva y sentía la necesidad de abrazarla; me gustaba y no podía evitar que su manera tan exótica de vestir me atrajera tanto. Pero mis amigos me cohibían cada vez que me acercaba mucho a ella.

No fue sino hasta que una vez que salimos solos comenzamos a hablar de cosas candentes; hablamos sobre las cosas que nos atrevíamos a hacer y las cosas que no; entonces ella me dijo que se atrevía a todo, que no había nada que no se atreviera a hacer… mi inocencia en las artes del amor no me dejaba ver el oscuro pasado de esa mujer. Así; cada vez que yo le imponía un reto, ella lo llevaba a cabo con éxito; y cuando ella me retaba todo era muy atrevido, cosas como a que no te atreves a tocarme un seno o a desnudarte frente de mi… claro, mis padres siempre nos inculcaron a respetar a las personas, y principalmente a las mujeres; pero cuando ella hablaba, atacaba directamente a mi principios y como siempre, salía invicta, mientras que mis pruebas eran simples para ella siendo capaz de mucho más.

Debo reconocer que cuando ella se me acercaba, me ponía a mil, mi miembro se ponía tieso y no solo era el hecho de que su conducta fuera incitante; sucede que siempre usaba ropa pegada al cuerpo, lo cual hacía que su silueta se pronunciara mas de lo normal; su boca, era mediana con labios gruesos y una mirada coqueta que abanderaban esos ojos castaños claros; acostumbraba vestir shorts muy cortos o inclusive pantalones a la cadera, dejando ver una columna de vellos que se interrumpían con las pretinas de sus pantalones; y sus senos eran redondos, jugosos, apetecibles; cada que hacía frío no podía evitar observar esos hermosos senos; que servían de base a unas tétas redondas y grandes; que me hacían delirar en mis noches de desahogo al invocarlas en mi mente febril, llena de lujuria.

Cuando logre vencer la barrera de la moralidad, y me convencía de que todo lo que haría seria solo con su consentimiento, la reté a darme un beso; al cual se atrevió, y así fue como todo comenzó. Nos buscábamos más frecuentemente para besarnos y acariciarnos, siempre por encima de la ropa, pero en lugares cada vez mas atrevidos, lo que mas recuerdo de aquellos momentos de pasión es el dolor de testículos que provocaba la fuerza con que mi esperma esperaba salir y mi conducto no lo permitía.

Fue entonces cuando me surgió la genial idea de vernos en mi casa; en ese tiempo, estaba en construcción y mi padre dejaba de construir durante tiempos prolongados, así que solo tenía las puertas y el piso de azulejos puesto; en uno de los cuartos había una hamaca, que era donde el velador se quedaba a dormir. Cuando ella entró a esa casa; yo en mi carácter de caballero le prometí portarme bien; a lo que ella no respondió sino con solo una sonrisa. El momento se hizo monótono y ella ya en su afán de pasar un rato mas que agradable; me impuso una nueva prueba; consistía en que no podría desvestirla completamente con la boca; y me dijo que los reglas eran sencillas, podía besarla en cualquier parte del cuerpo.

Me acerqué muy lentamente, cuando la tome entre mis brazos y la guíe a la hamaca; besando esos labios carnosos y sintiendo sus manos tocar mis nalgas. Así, poco a poco la acariciaba, pero muy torpemente, ella al darse cuenta de la situación, solo tomó mis manos y la guío hacia sus senos, mientras que me hacia apretarlos muy lentamente, cuando llegué a sus pezones, me hacia pellizcarlos muy delicadamente, mientras ella jadeaba y musitaba palabras entrecortadas que solo dejaban sentir un "así"

Poco a poco me deshice de sus ropas, primero su blusa, que dejo ver sus hermosos pechos, y su piel color canela; su sostén de encajes y media copa ocultaban sus tétas, ya duras, redondas por los besos y las caricias que antes le había propinado; después continúe con sus pantalones; permitiéndome ver un bikini de encajes crema, ocultando el fruto prohibido que todo hombre busca en una mujer.

Sin saber como comencé a darle mordiscos sobre el sostén, buscaba osadamente sus tétas, y cuando las encontré, ella solo se saco el seno y lo levantó, para que mi boca lo alcanzara; recordé como hacerlo gracias a Rosa; así que comencé a succionar aquel manjar delicioso; mientras mis manos comenzaban a rozar su piel, erizada; cada contacto que tenía con mis dedos, ella se estremecía; poco a poco deslicé mi mano hasta sus nalgas, que ella movía para tener mayor facilidad de acariciar. Como un experto, metí mi mano debajo del bikini; buscando aquella raja, que era mi mayor obsesión en aquel momento.

Entonces sentí su mata de pelos, tupida, llena de promesas; sentí sus labios vaginales y dentro de ellos todo estaba caliente, húmedo, completamente lubricada en sus jugos de lujuria, la dulce savia del placer. Poco a poco me deshice de su bikini, hasta que quedo solo su bra, el cual ella se quitó por voluntad propia.

En verdad estaba duro, y muy excitado, por que podía verse en mis pantalones de mezclilla un bulto que parecía una carpa de circo, Jemane me desnudó con maestría, no solo me dejo limpio sino que además comenzó a besar todo mi cuerpo; era la primera vez que sentía una boca femenina rozando mi piel; su lengua dejaba rastros de saliva por donde pasaba; así, la baje de la hamaca y la coloqué en el suelo; acto seguido, me puse entre sus piernas, y comencé a frotar mi miembro enrojecido por la lujuria, en la rajita de aquella mujer deliciosa, dejándome sentir por primera vez el contacto de sus labios vaginales.

Entonces ella dirigió sus manos a mi cuerpo y cuando llegó específicamente a mis caderas, comenzó a dirigirlas hasta que la punta de mi palo llegó hasta la entrada de su cueva; su movimiento se tornaba mas profundo, fue entonces cuando decidí penetrarla, y desahogar de una vez por todas, esa necesidad de hacerla mía. Justo cuando mi palo tocó su entrada, ella solo dijo "no"… y me dijo que no quería

Desilusionado continúe jugando pero no pude avanzar mas de lo que habría querido; con el tiempo me desilusione y dejamos de frecuentarnos hasta que toda la relación se enfrío, dejando un abismo entre nosotros.