Nostalgias del mes de abril

El amor y el extasis son amor y extasis sin importar quién los haya provocado, aun cuando hubiera sido un jovencito triste que me hizo conocer el placer oral y el ano de un niño enamorado.

El agua de la ducha caía sobre nuestros hombros cálida y asfixiante, jadeábamos abrazados, piel a piel, uno frente al otro ansiosos por no saber que hacer con tanto deseo echo bolas en el corazón, apenas podíamos respirar entre el vapor, los besos y las caricias hambrientas que nos estábamos dando. En madrugadas como esta en la que el frío duele mas a los que nos sentimos olvidados, recuerdo aquellos días de abril y descubro que he soltado el cinturón y he bajado el cierre de mis jeans para ver mi verga saltando con palpitaciones suaves y repetidas en honor de aquel jovencito al cual llamaré por su nombre, Áxel.

A Axel lo acababa de conocer por la mañana aquel día al ir a rentar unas películas para el fin de semana que se avecinaba con mi novia alejada y ningún amigo cerca para compartir la pena, tras charlar con el, que apenas se estaba estrenando como empleado del local y coincidir en varias gustos y dolencias del corazón decidimos verlas juntos, como dos nuevos amigos unidos por el defecto en común de la soledad. Cuando me despedí, él me disparó una sonrisa y un gesto con la mano que me dejó pensando que me hubiera gustado que en lugar de un muchacho hubiera sido una chica aunque nada de su cuerpo cambiara, pues era como me gustan las mujeres, con cara infantil y ojos curiosos, labios rojos sin necesidad de maquillajes y cuerpo alto y delicado.

Al llegar la noche, en su recamara, acostados sobre la cama, ya sin poner atención a las películas y con su madre descansando su última borrachera en el cuarto contiguo tras platicar de amores y desengaños comenzó a hablarme de su padre, de los golpes y los insultos, del dolor de estar vivo, sentí sus ojos grices clavándose en los mios, un montón de lágrimas se asomaron debajo a punto de convertirse en tormenta y sin saber porque me sentí con ganas de besarlo, unas ganas lascivas, furiosas, la sal en el paladar que precede al espanto y el ombligo atado al cuerpo por un resorte guango. Asi, minutos después ya sin televisión y con las luces apagadas dábamos vueltas uno sobre el otro cada vez mas rápido, hasta que me hallé entre sus piernas frotando mi bulto con el suyo y el alma que se nos estaba desplumando en cada suspiro mientras la ropa ya estorbaba demasiado. Así que de rodillas en el ámbito del cuarto saturado de besos y risas comenzamos a descubrirnos, hasta quedar empapados de sudor, desnudos, temblando.

Yo fuí el primero y él fue el único hombre de mi vida plagada de amores fatuos, sus besos fueron los mas dulces y sus placeres orales casi tan exquisitos como los de su verga y de su ano, Lo recuerdo siempre con la ternura de su eterna sonrisa de labios frutales y sus diecisiete años.

Semanas antes había yo festejado mi cumpleaños soplando un par de veces a las veintiún velas de mi pastel y me acuerdo que en el candor de la fiesta un sujeto desagradable con fama de homosexual ya bastante ebrio, se me acercó y sin ningún preámbulo me había soltado una pregunta que en su momento entendí como una proposición vulgar, "¿Sí estuvieras en una isla desierta tras un naufragio y tuvieras unas ganas increíbles de follar con alguien, qué harías si tu único acompañante fuera un hombre al que siempre le has gustado, le harías el favor si te prometiera que nunca nadie se va a enterar si un día son rescatados?" y yo un tanto indignado le contesté de tajo como lo haría un macho "Por eso jamás viajaría en barco" luego de una carcajada suya supe que le había dado precisamente lo que él quería escuchar y me sentí avergonzado quise reparar lo dicho añadiendo "a cualquier puto que me salga con una de esas lo mando sin distracciones a que chingue mucho a su madre" Pero me sentí peor y decidí olvidarlo.

Mi madre dice que jamás se debe escupir hacia arriba pues tarde o temprano le toca a uno su propio salivazo y al estar bajo la regadera con aquel muchachito de huesos frágiles, amándolo a pesar de mi novia, con nuestras lenguas inspeccionándose una a la otra como dos animales húmedos que se huelen antes de copular fuera de nuestras bocas, perdidos entre las aguas turbulentas del placer sexual, a punto de eyacular tras varios minutos acariciándonos las vergas unidas para masturbarlas en el mismo abrazo de la mano comprobé aquel sabio adagio pero en aquel instante decidí que ya habría tiempo para arrepentirse y enviar el recuerdo al mas oscuro rincón del olvido y me abandoné aun mas al placer que aquel niño me estaba dando.

En el momento de mi orgasmo cerramos la regadera y Axel se arrodilló para introducirse mi herramienta tan dentro de la boca como le fue posible, lo vi bebiendo todo el néctar que pudo hasta que pareció atragantarse y chorreando por la comisura de los labios disfrute de nuevo su sonrisa y mi polla que no encontraba sosiego se irguió de nuevo sin descansar, lo vi mirándome y su mano aferrada sacudía mi sexo complacido que no dejaba de ansiar el cobijo de ese ano inexplorado. Lo puse de pié y aun con mi propio sabor dentro de la boca le metí la lengua clavándosela en un beso de amantes recién encontrados. Su pequeña verga afilada se me clavaba entre las piernas incitándome a algo que no haríamos sino hasta después. Le di media vuelta, apoyé sus manos contra la pared y en algo que siempre me ha encantado lo vi levantar muy alto su colita apretada de nalgas de durazno mostrándome entre ellas una pequeña arruga estrecha de tono rosado hundida en una pelambre recién nacida y en tanto le iba diciendo obscenidades tiernas al oído como "me encanta lo que tu boquita ha hecho conmigo" y susurrándole entre mordiscos de seda en la espalda y nuca y mis dedos buscando abrirse paso dentro de su ano "Que rico está mi niño lindo, siente mis dedos hurgando dentro de tu agujerito manso, mi niño precioso, eso, apriétamelos mientras se van hundiendo dentro de tu intimidad, disfruta como ahora una y otra vez subo y bajo la piel suave de tu sexo, siente estas caricias que son tuyas y que te has ganado por dejarte amar" Quise poseerlo allí mismo, su ano ya no estaba tan estrecho y ambos ansiábamos esa unión salvaje que por un instante convierte en una sola las almas de los que se están amando, besé su espalda, su cuello, lo hice temblar de escalofrío al acariciar con mi lengua la entrada de su oído, lo oí pedirme con la voz echa añicos que se la metiera allí mismo, baje hasta estar de rodillas y separe sus nalgas finas para dar cabida a mis besos, lamí desesperado la estrella de su culo con lengüetazos arduos, con la mano izquierda no dejaba de acariciar su capullo a punto de explotar. Me puse de pié, escupí una cantidad favorable de saliva sobre mi mano y untándola coloque la punta de mi pene en la entrada de su dilatado ano, Axel gimió y entonces comencé a penetrarlo, muy suave y de forma tierna pero sin detenerme, con la fuerza gentil de la pasión enamorada y en el momento justo en el que mi verga se perdió en su interior algo crujió con dulzura dentro de el que gritó un exhausto"Ay, mi amor" que hasta hoy en el que me han pasado por encima los años y estoy mas solo que un lobo estepario he cumplido mi promesa de jamás olvidar, en principio por el susto que me causó hasta que el me tranquilizó moviéndose hacia delante y atrás para que comenzara a moverme en su interior, llenándolo de mi para arrancarle los primeros "si, si sí" dichos por amor de esta puta que se llama "la vida".

Lo gocé porque el estaba disfrutando, nos movimos hacia el espejo y tras limpiar con la mano su superficie empañada como en un pase de magia nos vimos las caras pintadas de perdición, felicidad y deseo, le di a chupar mi dedo índice para que no se perdiera de ese tan maravilloso espectáculo que era el verlo mamando mientras me abatía con fuerza empujando mi verga dentro de su culo suculento y apretado, no dejábamos de decirnos "cuanto me gustas, te quiero tanto", afuera la radio sonaba fuerte y por tanto nos daba libertad de hablarnos sin reparos, me pedía que nunca lo dejara, se lo juré con honestidad, sentí mis piernas flaqueando, el tiempo flotaba a nuestro alrededor sin poder tocarnos, perdidos en el limbo del sexo por amor, mis movimientos se volvieron brutales y rápidos y tuvo Axel que apoyar el cuerpo sobre la pared helada del baño, mi esperma se abatió dentro de las paredes de aquella hendidura extraordinaria, una, dos, tres y mas veces escupió mi verga semen hasta impregnar su alma justo antes de sentir el clímax de Axel en la forma como su culo apretó mi pene, en el modo como se arqueo su espalda y en como perdió la fuerza muscular. Luego, en un movimiento rápido, su mano encaminó a la mía hacia su verga que luego de algunas sacudidas hizo una erupción que hasta hoy me sorprende por su abundancia y su sabor, el cual probé curioso y extasiado, luego giró frente a mi sonriendo con la mas grande mirada de amor que yo haya visto y se aferró a mi cuerpo apoyando su cabeza sobre mi pecho pues estábamos agotados. Abrí la regadera para sentir de nuevo el agua cayendo sobre nosotros, dos hombres amándose extasiados y felices tras el placer del mas grande orgasmo.