Nostalgia del Cine X
Allí sentado esperando, mi polla estaba como mi corazón a mil por hora, tras unos minutos retiro su mano hasta colocarla sobre la mía, tomándola y tirar de ella.
Nostalgia del Cine X
Antes de nada, agradecer tantos a aquellos que me leéis como los que me ponéis un comentario, ya sea al portal de www.todorelatos.com como a mí email, pues por vosotros me dais animo a continuar, siguiendo a plasmar mis confidencias.
Bueno comenzare. Como ya expliqué en otros relatos, tras finalizar mi compromiso con la patria, decidid continuar mi carrera universitaria en Madrid, trasladando mi expediente desde Sevilla aquí. Madrid tenía en esos momentos todo lo necesario para formarme, además en lo personal era una época que deseaba explorar otras cosas, cosas que en una ciudad como Madrid y donde nadie te conoce, además me viene de perilla.
De momento me alojé en una residencia universitaria, estudiaba, realizaba cursos que me pudieran dar puntos y claro estas experiencias, además de haber encontrado un trabajo en un bar de copas. No siendo mal estudiante, pues no suelo suspender apenas un examen, me daba tiempo para perderme por Madrid en horas de clase, ya que poco a poco fui convalidando asignaturas.
Además, yo soy de esos que como curioso por naturaleza, cuando estaba un poco aburrido y en vez de llamar a algún compañero, compañera o amiga, cogía me iba a algún cine X. Os puedo asegurar que no era mi primera vez, pues en Sevilla nada más cumplir los 18 años, decidid entrar en uno no solo por curiosidad, sino por el morbo que este genera y la verdad es que salí muy satisfecho. Os cuento…
No hacía falta información de donde se encontraba el Cine X en Sevilla, pues de sobra sabia donde se encontraba, ya que había pasado muchas veces cerca de él. Ese día no las tenía todas conmigo, pues estaba muy nervioso, deambule un poco por la calle a modo de ver quien entraba y como era. El Cine X se encontraba en la calle Trajano, calle que apenas hay tráfico o transeúntes, aunque eso sí hay un instituto frente a este.
Sabiendo que habría a las diez de la mañana, acabe entrando a eso de las once a once y media de la mañana. Entre y a medio pasillo más o menos se encontraba la taquilla, donde un señor muy mayor se encontraba en la ventanilla. Este al verme tan joven, me indico que era solo para mayores de dieciocho años, cosa que le verifiqué que los tenía, prosiguiendo por informarme del tipo de cine que es y del precio (trescientas pesetas), pagué mi entrada y accedí al interior.
Tras pasar una puerta de cristal que parecía de los años treinta, accedías a una especie de hall, donde a pesar de estar limpio con ese olor que me hacía recordar, a aquellos que solían poner en el interior de los armarios para evitar. Apenas estaba decorado, pero eso sí, había un par de máquinas expendedoras de latas de refrescos. Había una puerta de doble hoja a la cual accedías a la sala, quedando a la derecha un pasillo que pensé que darían a los aseos. No queriendo esperar mucho más, abrí una de esas puertas y alargando la mano hacia esa cortina negra, cortina que me costó correrla pues no era de tela como pensaba pues esta era de lona y muy pesadas.
Tras entrar la oscuridad era total, no pude ver nada, debiendo de esperar algunos minutos para adaptarme. Escuchaba el ruido que provenía de la pantalla, ruido que no era otro que gemidos y suspiros. Camine con temor hacia el interior, pegándome por la pared, pudiendo ver por fin esa enorme pantalla. Pantalla de donde se veía esa escena porno donde una madura estaba siendo follada por tres chavales de buenas pollas, escena que te hace introducirte en ella gracias al volumen tan alto.
Recuerdo que, sin despegarme de la pared, pared que por cierto estaba empapelada de moqueta. Sigo, mire hacia adelante y puedo decir que apenas se veía nada en las butacas, no se apreciaba alguna cabeza o algo parecido. Camine hacia delante y gracias a la luz de la pantalla, llegando a donde comenzaban las sillas, aquella sala tenía un numero de sillas que no sabría precisar, pero separadas por un largo pasillo en medio. Decidiéndome a moverme, camine hacia ese pasillo hasta detenerme en una fila, adentrándome y quedándome en medio de esta, mientras caminaba mi corazón latía a mil por hora. No sabiendo si era por ese momento tan morboso o por las miradas de esos hombres que me encontré. Hombres que por cómo estaban sentados o por la oscuridad que apenas se veía.
Sentado intenté tranquilizarme y disfrutar del momento, cosa que apenas duro unos minutos, pues comencé a escuchar el chirriar de las sillas al cerrarse y pasos. Levante la vista por curiosidad, pudiendo ver como la figura de una silueta acababa por sentarse al inicio de la fila, apareciendo una segunda al otro extremo y otra detrás, saludándome esta persona.
Los minutos pasaban y mi incertidumbre por saber que deseaban estos aumentaban, estaba tan nervioso que no deseaba ni tocarme, pues me podría correr. El chirriar de las sillas era constante hasta el punto que dejo de sonar, cuando uno de esas siluetas que no era de otra persona que de un hombre mayor. Hombre que se sentó en la silla de mi derecha, mientras que el de mi izquierda se había quedado a una silla de la mía. No quise mirarlo, me daba vergüenza y corte, pero sí que note el roce de su pierna con la mía, pensé que habría sido un descuido, acabándola por retirarla, pero este acercando la suya, volvimos a rozarnos, esto se repitió varias veces, por lo que la deje. Como ya os he dicho, yo estaba muy nervioso, mis brazos descansaban sobre el apoyabrazos, pero pude notar como su mano izquierda no, pues note como la posaba sobre mi muslo y aunque acabe por retírala hasta en dos ocasione, accedí a dejarla. Notando como deslizaba su mano a lo largo de mi muslo… uuummm!, llegaba a mi rodilla y ascendía hasta notar como con sus dedos rozaba mi miembro, roce que me hizo dar un sobresalto.
Mi polla estaba como mi corazón… a mil por hora, tras unos minutos retiro su mano hasta colocarla sobre la mía, tomándola y tirar de ella. Mano que notaba áspera y arrugada, dando por hecho que debía de ser un hombre de avanzada edad, notaba su mano tibia e incluso fuerte. Él tuvo que notar el temblor la mía e incluso llevado por los nervios, húmeda por el sudor. Sintiendo sus labios en mi oído, pude escucharle decirme a modo de tranquilizarme…
- “No hare nada que tu no quieras”.
Fue entonces cuando tiro de mi mano hasta posarla sobre su entrepierna, posándola sobre un enorme bulto que como su mano, emanaba mucha calor… uuuffff!. Comenzando a moverla, frotándola contra su bulto, restregándola una vez y otra… uuummm!. Volviéndose a acercar a mi oído, volví a escucharle decir…
- “Te noto muy tenso y nervioso, tranquilo que no te tocare sino lo deseas”.
Aunque aquello me tranquilizo, peor me puse al escucharle…
- “Notas como vibra… verdad. Está deseando salir y que puedas cogerla con esa manita, será toda tuya si la coges”.
Decir esto y escuchar cómo se baja el cierre de la bragueta, introduciendo su mano y sacándose a duras penas su miembro, miembro que emanaba un olor a macho en celo… uuummm!. Sin que dijera palabra alguna o petición, aferre mi mano a ese tronco duro y caliente, mano que deslice a lo largo de su tronco, notando esas venas vibrar desde su glande hasta sus enormes huevos, genitales cubiertos de una masa de pelos… uuuffff!. Me besa el cuello y asciende hasta mi oreja, sintiendo introducirse la punta de esta en mi lóbulo me hace estremecerme, sacándola y decirme…
- “Veo que no es tu primera vez, pero vamos a comprobar hasta donde llegas”.
Se giró un poco hacia mi… como si fuera para facilitarme mi tarea, este se dedicó a besar y lamer… oreja, cuello e incluso hombros… uuummm!. Desabotono los botones de mi camisa y la abrió, dejando que su áspera mano derecha acariciara mi pecho y vientre… aaahhh!. No dejándome de decir…
- “Qué bueno estas judío… aaahhh!”.
Inclinando su cabeza y acercándola hacia mis tetillas, tetillas que chupo, lamio, absorbió y finalmente mordisqueo… ooohhh!, dándome tanto placer que deje que sus dedos presionaran mi orificio anal a pesar de mi pantalón… uuummm!. No caí que no estábamos solos, no me percate la verdad de los otros dos, aunque tampoco me importo precisamente en esos momentos, pues por nada lo deseaba interrumpir… ooohhh!.
Cuando soltó la hebilla de mi cinturón, desabotono el botón y me bajo la cremallera, pensé que nada más me tocará acabaría corriéndome. Pero tras bajarme los pantalones y mantenerme los calzoncillos, acabe por dar un suspiro y tranquilizarme. Continuando con lo mío un rato más, rato que a este le permitió rodear mis hombros con su brazo izquierdo, comenzando a tirar de mí hacía el, hasta ver su glande antes mis ojos y comprender lo que deseaba. Este sujetando su tronco comenzó a restregar su glande por mis labios… ooohhh!, ayudándose al presionar mi nuca y obligarme a tragármela… uuuffff!.
Aquel pollón me costaba tragármela, cosa que me dedique primero a lamer su tronco y genitales, chupándolo poco a poco e ir tragándomelo… uuufff!. En eso sentía las manos de otros, manos que intuí que eran del vecino de silla de mi izquierda e incluso del de detrás… uuummm!. Manos que se dedicaron a acariciar mi espalda e incluso culo, manos que magreaban mis nalgas y orificio anal… ooohhh!. Este hombre les dejaba hacer siempre y cuando no me tocaran mi polla, hombre que penetro en su momento mi orificio anal con su dedo hasta su nudillo… uuummm!.
Ignoro el tiempo que estuve chupándosela, pero para nada me aviso, cuando entre estremecimiento acabo por correrse, corrida que no deseaba que fuera en mi boca, pero su fuerte mano en mi nuca evito que me apartara, acabando por tragármela toda. Más tranquilo y sosegado me soltó, soltándome…
- “Lo siento no lo he podido evitar, la chupas también que no me quería privar del final… uuummm!. Sabes que ahora te toca a ti…”.
Y girándose hacia mí, tirando de mis calzoncillos hacia abajo se la introdujo entrara dentro de su boca. Comenzando a darme una mamada que pocos me han dado, mamada que llevo el mismo ritmo que sus dos dedos dentro de mi culo… ooohhh!. Mamada que me hizo dejarme llevar por el placer… aaahhh!, colocando una de mis manos en su nuca al tiempo que inclinaba mi cabeza hacia atrás. Inclinación que no caí en mi vecino trasero, vecino que tomo mi gesto como una invitación, viendo como su polla se acercaba y aproveche el momento de comer una segunda… uuuffff!.
Pero eso sí, para mi desgracia este segundo duro poco, quizás por cómo se la chupe o por ver como ese otro me la chupaba… aaahhh!. Llego un momento que le hice saber que me venía, pero este siguió hasta que me corrí… ooohhh!. Entre convulsiones este no dejo de acariciar mi polla, no muy grande por cierto y sin apenas genitales, pero estas caricias provocaron que se me volviera a empalmar, no parando de chupar hasta que me hizo venirme una segunda vez.
Él fue el primero en marcharse, yo continúe sentado con la camisa abierta y mis calzoncillos con mis pantalones en mis tobillos. Mirándome el de mi izquierda, cincuentón que estaba pajeándose a la espera de ver lo que yo iba a hacer, cosa que ya no me apetecía continuar, pero no era el único que deseaba algo. Cuando me levante como pude, pues estaba algo mareado, apenas me pude vestir bien, llegue a la puerta y me marche. Ni tan siquiera quise mirar atrás y averiguar si había alguien, me fui a toda leche de allí.
Luego durante el servicio militar y que realice cerca de Madrid, recuerdo aquellos fines de semana que por una cosa u otra nos tocaba quedarnos en el cuartel. Cogíamos unos compañeros y nos íbamos a la capital, donde íbamos con la idea de pasarlo bien, ya sea la juerga por nuestra cuenta o con alguna chica. Pero cuando almuerzas y tienes horas muertas, donde deambulas por las calles o parques, acabas por decidirte por irnos a algún cine. Cine que en esa primera visita uno de mis compañeros, propone el irnos a un cine X de manera que no la podamos cascar, cosa que hicimos. Entrando en el cine de Duque de Alba, donde tras entrar nos separamos para poder tener más intimidad. Pero, aunque mi idea no era precisamente de buscar, recuerdo como dos tíos cuyos perfiles eran de edad madura, no tenían esa misma idea.
Para resumir, acabe saliendo satisfecho, di como me dieron sexo oral, comienzas masturbando a uno mientras el otro me masturbaba, minutos más tarde cambio, comienzo masturbando al segundo al tiempo que el primero me pajea. Tras las sugerencias de continuar mamando, comienzo con el primero mientras el segundo me acaricia y me magrea mi culo. Cambiando y continuar con el segundo, cosa que el primero aprovecha para follarme, llevándome la corrida de ambos… uuuffff!. Cuando salimos del cine, mis compañeros por sus caras debían de estar satisfechos debido a sus pajas, cosa que yo salí aún más y encima, me llevé los números de teléfonos de esos dos.
Lo que más me gustaba de aquellos cines X, es que los hombres que entraban en su mayoría eran maduros, hombres maduros que cuyas edades comprendían entre los cincuenta años y los noventa años. Estos como todos los que estamos allí… o al menos en su mayoría, pagamos la entrada y buscamos un asiento que fuera discreto, lugar que tarde o temprano acabaríamos dando o recibiendo placer… uuummm!.
Hoy día no tenemos apenas cines de esos, pues esa magia desapareció con ellos. Mi última visita a un cine X fue por el dos mil trece, año que el por aquel entonces tendría la friolera de treinta y nueve años. Uuuffff!... pensar que hace ya la friolera de seis años, nostalgia me entra nada más pensarlo. Fue una experiencia que lo recuerdo bien, quizás porque fue el año en que asistí a Madrid a un congreso, evento que era relacionado con mi trabajo.
Recuerdo que nada más salir uno de esos días, siendo entre semana y creo que era jueves, me fui a tapear algo y me dio por curiosear sí aun había algún cine de esto. Viendo que aún había uno, aquel que está situado en la calle Duque de Alba entre la plaza Tirso de Molina y La Latina, ya sabéis de que Cine hablo… verdad. Cogí camino hacia allí pues no me cogía muy lejos, entre y camine hacia esa taquilla, taquilla que continuaba como la recordaba, no así el precio pues pague los correspondientes nueve euros.
Entre en ese hall que tantos recuerdos me dieron, había mucho movimiento de hombres de todas las edades, clases y razas. Pues, aunque me extrañe al ver a un asiático, aún más me extrañe al ver a un hombre de color o uno con rasgos de ser de Europa de este. Bueno yo fui a lo mío, abrí la puerta y eché a un lado esa pesada lona negra, quedándome a un lado hasta que mis pupilas se adaptaran a la oscuridad, mientras esperaba no dejaba de escuchar el ruido de gemidos, suspiros, gimoteos o lamentaciones que provenían de la pantalla.
Nada más entrar pude percibir ese olor a bolas de naftalina, olor tan peculiar y que echas de menos, pues como tantas veces digo, este olor te hace recordar viejas experiencias… uuummm!. Sigo…
Minutos que percibí a una persona junto a mí, persona que llevo en segundos su mano a mi entrepierna, notando la excitación que tenía. No pude apreciar sus rasgos o edad, pero este no le tuvo que importar mucho como era yo, pues tras bajar mi bragueta y sacar mi polla fuera… uuummm!, comenzó a masturbarme… ooohhh!. Pasado esos minutos me adapte a la oscuridad, pudiendo ver con claridad a esa persona que me estaba pajeando, no siendo otro que un maduro de unos cincuenta y picos, edad que eche por sus rasgos.
Quiso besarme pero echando mi rostro aun lado lo evite, cosa que este aprovecho por besar, lamer y mordisquear mi cuello, descendiendo al tiempo que desabotonaba los botones de mi camisa… uuuffff!. Yo aproveche para dirigir mi mano derecha hasta su entrepierna, dándome cuenta de dos cosas, una que llevaba pantalón deportivo y la segunda que estaba toda dura, palpando el pollón que tenía este… uuummm!. Estremeciéndome al sentir sus hábiles y ardientes labios llegar hasta mis pezones, chupándolos y mordiéndomelos… aaahhh!. Soltándome…
- “Como me pone un tío con pelo en el pecho… uuummm!”.
Continúo descendiendo al tiempo que sus manos soltaron la hebilla del cinturón y desabotono el botón, chupo mi ombligo… uuummm!. Se fue agachando hasta colocarse en cuclillas, tirando de mis prendas hasta mis pies, tomando mi miembro con su mano derecha al tiempo que la llevo a la boca… ooohhh!, comenzando a chupar mi glande primero… uuuffff!. Comiéndome la polla con una habilidad exquisita… uuummm!, sacándosela para continuar con mis genitales e incluso con el perineo… ooohhh!. Continuando otra vez con mi polla, tragándosela por completo al tiempo que comenzó a introducirme uno de sus dedos… uuuffff!.
Se detuvo, se levantó y tras tomarme por las caderas me giro, comenzó a magrear mis nalgas y mi orificio anal, oprimiendo mi nuca me hizo inclinarme un poco hacia delante sin dejar de dedearme un poco… uuummm!. Sintiendo como me lo humedecía sin dejar de penetrarme con sus dedos… ooohhh!, acabando por notar su glande en la entrada de mi orificio y tras comenzar a empujar… aaahhh!, aquello comenzar a entrarme… ooohhh!.
No me imagine que fuera a hacer así, fue todo muy rápido, pero no quise desaprovechar esa oportunidad, no me creía que desde que entrara me iban a tomar. No soy ya ese chaval inocente y que se hacia el ingenuo, ese chaval que no aparentaba la edad, chaval que no tenía vello alguno y que esos maduros y viejos, se aprovechaban de mí… uuummm!.
¡Ese me tenía cogido por la cintura mientras me embestía… aaahhh!, mientras yo me sujetaba como podía a esa pared forrada moqueta. No dejándome a veces ni que me tocara y claro esta me masturbara… ooohhh!. Hubo varios momentos en que me daba de olor de un pequeño bote, bote que no era otro que Popper claramente, olor que nos puso aún mas aunque estos dure no más de treinta segundos… uuuffff!.
Lógicamente no estábamos solos, ya que precisamente no estábamos ocultos, ese tío me estaba follando allí mismo. Los tíos pasaban a nuestro alrededor, algunos se detenían para vernos, había de todas las edades y como he dicho raza. Se nos acercó un chaval joven de unos veintitantos, chaval que rechace, acabando por acercarse otro de sesenta y pocos, sesentón que tras cogerme de mis pelos me metió su polla en la boca… aaahhh!. Gustándome este no solo por la edad sino por sus formas, no dejo de darme un par de bofetadas o de pellizcarme los pezones… ooohhh!. El maduro que me estaba follando duro al menos quince minutos quizás algunos más… aaahhh!, aunque para mí se me hicieron horas… ooofff!.
Tras darme una palmadita en el culo se marchó, dándome cuenta que llevaba puesto un condón, mi culo me ardía y necesitaba otra polla dentro. Cosa que me hicieron arrodillar y continúe chupando la polla del sesentón y de otro que se acercó… uuummm!. Noto como me descalzan y acto seguido, como tiran de mis pantalones hacia atrás, extrañado, pero no me dejan mirar. Llegando a escuchar…
- “Ponte bien que te vamos a follar”.
Tras colocarme a cuatro patas sin dejar de chupar, siento como me penetran… aaahhh!, una buena polla me entra… ooohhh!. El sesentón no puede más y aunque noto su polla vibrar, este acaba descargando dentro su agria corrida… aaahhh!, sacándola y ser otro que ocupa su lugar… uuuffff!. En un momento dado, me encontré haciendo un sesenta y nueve con un rumano, al tiempo que uno de color me estaba penetrando… aaahhh!. Ya no estábamos en la entrada sino junto a la pantalla, ignoro como llegue hasta allí, sé que no deje de esnifar Popper como también de otra sustancia que me puso como una moto. Sustancias que hacen o, mejor dicho, ayudan a que pollones te entren mejor, dejando lo peor cuando despiertes. Ignoro el número de aquellos que aprovecharon el momento, ignoro cuantos se desahogaron conmigo… uuummm!. No soy ningún semental, ni me considero guapo, pero en lugares como estos son cuando ocurren cualquier cosa.
Me reconozco como un gran seguidor y aficionado a este tipo de cines, aprovechando mis visitas para visitarlos, llevándome no solo una buena mamada… que son más de una, por no decir que salgo bien preñado… ooohhh!. Pero hace pocos años, me lleve la mala noticia al enterarme que cerraron sus puertas a eso del dos mil quince, noticia que como a otros como yo no nos alegró. Bueno no me enrollo más, os dejo y espero que os haya gustado tanto como a mí, espero vuestros comentarios. Mi email es… Jhosua1974@Gmail.com