Nosotros y la Familia I

Habíamos programado un fin de semana intenso con amigos comunes, pero el diablo metió la cola. En menos de que nos pudiéramos dar cuenta, parte de mi familia eran los nuevos anfitriones que compartirían los días por venir. De allí en más, todo fue producto de las debilidades o sorpresas humanas.

“Nosotros y la Familia”

Esto, sucedió no hace mucho, a mediados de marzo, a la semana siguiente de la vuelta de nuestras vacaciones. Aprovechando un fin de semana que se presentaba con un clima increíble, decidimos con Claudio (mi esposo) instalarnos en nuestra casa de la Isla, desde el viernes hasta el lunes inclusive. Desde ya, que los días por venir no iban a ser entregados al ocio o la reflexión. Veníamos de unas vacaciones sublimes, a pura playa y disfrute, lo que nos había dejado el deseo de terminar de coronarlas con jornadas de placeres que reconforten el cuerpo y alimenten a los duendes traviesos de nuestras mentes. Pero no siempre lo que uno proyecta se trasluce en la realidad. El plan era invitar a tres matrimonios amigos, con quienes habíamos compartido un par de oportunidades, cena, tragos y sexo, pero, antes que llegáramos a concretarlo, todo se transformó de una manera increíble. María José (mi hija más chica) quien acaba de casarse y regresaba de su viaje por Europa, no bien se enteró de que nos íbamos al lugar que le apasiona y en menos que pudiéramos darnos cuenta, se hizo presente en casa,  con bolso en mano y con Luciano (su marido) disculpándose por la decisión de mi hija. Mientras tanto, cómo si no bastara, Claudio hablaba con alguien por su celular. Yo pensaba que era algunos de los invitados en mente. No, era mi hermana, quién quería saber de nuestras vidas y, cuando también se entera que nos íbamos al Tigre ¡zas!, ni lerda ni perezosa se cuelga de nuestras vidas. En resumen. Lo que al comienzo era: “Nosotros y los Amigos”  terminó siendo: “Nosotros y la Familia”: Gloria; Claudio; María José; Luciano; Débora y Cesar.  Así, con la resignación a cuesta, partimos sin más remedio a nuestra frustrada aventura.

Para que tengan una idea de cómo estaba integrada la manada, les describo resumidamente a los integrantes: Yo 45 y Claudio 57, ya fuimos protagonistas de otras historias que he contado. María José 22, quien también tuvo su bautismo con nosotros; Luciano 25, de quién poco conocemos realmente, alto, bien parecido, buen lomo y, sobre todo, simpatiquísimo.  Débora  37, mi hermana menor, de esas mujeres que, sin ser bellas, tienen todo el glamur a flor de piel, muy buen lomo y habladora a rabiar. Y por último, Cesar 41, mi cuñado. Alto, digamos un tipo normal y totalmente obediente a mi hermana.

Una vez allí y luego de compartir el té obligado de la tarde, salimos a caminar por los senderos de la quinta, poblada por la espesa arboleda y el canto de bienvenida de los pájaros que habitan la zona. En el andar nos fuimos separando. Claudio; María José; Débora y Cesar, tomaron por uno de los casi laberintos del casi bosque, y yo y Luciano charlábamos animadamente en tránsito por otra de las sendas cercanas al río. En medio del relato de Luciano de cómo había sido el viaje por Europa y de algunas anécdotas de su luna de miel, me lanza a quemarropa: ¿Gloria, es verdad lo que me contó María José sobre lo que hizo con ustedes? Un hilo de frío me recorrió todo el cuerpo. No esperaba jamás esa pregunta, y, escondiendo a duras penas el pudor que sentía, repregunté sin pérdida de tiempo: ¿Qué es lo que te contó mi hija?

----“Una de las noches que estábamos cenando me confesó que cuando tenía 15 años, se fue a dormir con Claudio porque tenía miedo y que allí perdió la virginidad”.

____ “Aha ¿Y qué más te contó?”

----“Bueno, quee….”

­­­­­____”Tranquilo, puedes hablar con total tranquilidad. No te hagas drama. Relájate.  Contame todo, tal cual cómo te dijo”.

------“Bueno, que esa noche él la cogió. Yo le pregunté si fue a la fuerza y ella me dijo que no, que ella deseaba que la tocara, la besara. Que primero la tocó y la besó por todo el cuerpo, que le enseñó a chupársela y que luego de eso, la cogió. Y no una vez, sino varias veces. Yo volví a preguntarle si le gustó y me respondió que le encantó”.

_____”Eso es verdad. Fue así. ¿A vos, te jodió mucho?”

-------“Al principio sí, pero después me hizo comprender que era su primera experiencia y que no estaba para nada arrepentida de haberlo hecho. Después la fui comprendiendo y, hasta nos alimenta mucho para cuando lo hacemos nosotros”.

_____”Bueno, eso me deja más tranquila. Sin lugar a dudas que te debe calentar cada vez que te lo cuenta o cuando te lo contó. ¿Te dijo que, después de la primera vez la siguió cogiendo?”

-------Sí, sí me contó.

_____”Me imagino que vos, por curiosidad o lo que sea, le habrás preguntado de qué forma se la cogió o las cosas que hizo con él.”

-------Sí, es verdad. Quería saber con lujos de detalles todo lo que hicieron. La verdad que, cada vez que me lo cuenta, me calienta a más no poder.”

_____”Te entiendo, es así. Tu cabeza debe funcionar a mil cada vez que la imaginas teniendo sexo con Claudio. Y no es para menos. Creo que mi hija hace honor a sus genes. ¿Y sólo eso te contó?

--------“Sí, sólo eso. ¿Qué, hay algo más?

____”Sí, hay algo más. Ahora que vos me contaste su confesión, tengo la necesidad y obligación de contarte algo más, por qué eso me incluye a mí”.

--------“¿A vos…cómo es eso?

_____”Mira Luciano, ya que estamos en el momento de las confesiones y vos, eres el marido de mi hija, debes saberlo. María José es una chica amorosa, además íntegra, no sabe mentir. Y si no te lo contó ella, voy a adelantarme yo, total, tarde o temprano te lo va a decir. Sólo espero que lo entiendas. Es verdad que se la cogió Claudio. Incluso, él me avisó antes de hacerlo. Yo presentía que eso iba a pasar, más con María José muy apegada a mi marido y con la calentura de su adolescencia. Pero la cosa no terminó allí. Yo, caliente con lo que me contaba Claudio de lo que le había hecho y en plena cama con él, apareció tu mujer y ocurrió lo inevitable. La sumé a la cama y no pude sustraerme a sus carnes frescas y a las fantasías que rondaban mi cabeza. Terminamos cogiendo los tres. Cogerla a mi hija, fue una de mis experiencias más bellas que recuerde. Bueno, ya está. Te lo conté.”

--------“No puedo creerlo.”¿Vos también cogiste con María José?

_____”Sí, corazón. Aunque te cueste creerlo, cogí con mi hija que ahora es tu mujer. Y no estoy arrepentida. Al contrario. Ha sido un placer. Y voy a volver a hacerlo las veces que ella quiera. Perdón por ser tan sincera. Me imagino que estás molesto. ¿Me equivoco?”.

-------No, no. No estoy molesto. Estoy sorprendido.

_____ “Voy a preguntarte algo, quiero que seas sincero conmigo y me digas la verdad. ¿Te calentó cuando te contó o te cuenta cómo se la cogió Claudio?

---------“Mucho. Cada vez que me cuenta, me pongo al palo. Me imagino todo lo que me dice y me calienta horrores”.

______”¿Te gustaría verla cómo se la coge?”

---------“Creo que sí. Baah, no creo, estoy seguro. Me encantaría verlos”

______”Te agradezco que seas sincero. Y si te hace bien, más todavía. Ahora que te conté lo que pasó también conmigo. ¿Te gustaría también verla conmigo?”

--------“Mmmm eso sería tremendo. Me daría vuelta la cabeza”.

______” ¿Por ella o por mí?”

-------“Seguro que por las dos. Nunca vi a dos mujeres juntas. Además, vos estás muy bien”.

______”¡Uaaau! Muchas gracias por el cumplido. Vos también eres muy guapo.

Y sin aviso alguno, le posé mi mano derecha en la nuca y le comí la boca con mis labios húmedos. Eso, sellaba de la mejor manera nuestra conversación de confesiones y, también, abría una posible puerta para que entrara mi yerno.

A todo esto, el resto de la familia no daba señales de vida. Así que salimos en su búsqueda, ya que  la noche se asomaba sin reparos. Hasta que,  casi a resguardo de unos frondosos lapachos, alcanzamos a divisar a Claudio con Débora, fundidos en cuerpo y boca y la mano izquierda de ella entregada libremente al manoseo de la entrepierna de él. Mi sorpresa me dejó quieta y muda, Luciano me miraba esperando mi reacción. Pero los segundos de la inevitable impresión bastaron para volver a la realidad. Era indudable que mi hermanita y mi marido venían con una fantasía compartida. Y cómo si la escena fuera una señal oportuna, no tardé más de lo relatado en presentir que la escena anticipaba lo que podía venir en las horas siguientes de nuestra estada compartida. Tomé a Luciano de la mano y cómo si la naturalidad de lo visto fuese algo ya preconcebido le dije: “No te alarmes corazón. Lo que acabas de ver es parte del sexo entre un hombre y una mujer, más cuando son fogosos”  Y así, tomados de la mano emprendimos el regreso a la casa con una carga emotiva insospechada que delataban las pulsaciones de nuestros cuerpos.

Fuimos los primeros en llegar. Luego de un buen rato lo hicieron Claudio y Débora, pero pasó mucho más, ya con las sombras de la noche, para que aparecieran María José y César, los que fueron acreedores de todas las chanzas posibles. Pero lejos de fastidiarse, festejaban su caminata cómo la aventura de los cuñados. Así la denominaba mi hija: “Con mi cuñadito estuvimos de reconocimiento terrenal y espiritual del lugar. No nos arrepentimos de nada”. Luego mi hija me confesó que Cesar le declaró que estaba calentísimo con ella. Que la había apretado contra un árbol, le comió la boca, los pechos y le metió los dedos en su concha hasta hacerla acabar. Por lo visto la preliminar de la primera noche se había cumplimentado sin planificación previa alguna, lo que preveía una posibilidad de una reunión apasionada de familia. Vaya si lo podía ser.

Mientras preparábamos la cena. Claudio me contó lo sucedido con Débora. Por supuesto que allí me tranquilicé totalmente. Se sinceró que mi hermana lo calienta mucho. A lo que yo le repregunté: ¿Y ella qué dice?

------“Me dijo que también tiene ganas de coger conmigo, pero que le da cosa por vos”.

____ ¿Tiene miedo que yo me entere o que la vea?

------ “Más creo que no lo aceptes”.

_____ “Corazón, como no lo voy a aceptar. Si quiere echarse una buena encamada con vos, me parece genial. Además es mi hermana. Está bien que se entere lo que se come su hermana. Y Si ella quiere ser parte, bienvenida”.

------- “Algo de eso le dije. Y me preguntó si es verdad que a vos no te importaría. Le respondí que no, y que para que se quedara tranquila, podríamos intentarlo aquí”.

_____ “¿No será que tiene temor por Cesar?”

------- “Aparentemente no. Dice que habló con él qué le gustaría estar en la cama con otro tipo más”.

_____ ¿Y él qué le respondió?”

------- “Qué él no tendría problema, pero que lo arregle ella. Qué él no se anima”.

_____ “De eso no tengo dudas. La última palabra la tiene ella, como también la acción”.

Luego en una de esas venidas a la cocina, le conté a María José la charla que había tenido con su marido y de que los habíamos visto a Claudio con Débora. Ella se quedó, casi feliz, por lo que me había respondido su marido y, cómo al pasar, me relató que una noche estando en Barcelona, él le confesó que una vez se había acostado con un amigo y que le había gustado. Yo, abriendo los ojos y más curiosa que nunca, indagué más. Quería saber que había llegado a hacer.

…… “Me contó que después de tomar unas copas, se calentaron y comenzaron a pajearse y que, en un momento no pudieron más, y se la chuparon ambos. Luciano no pudo aguantar tanto y terminó acabando en la boca del otro. El otro seguía caliente, le pidió que se diera vuelta, le puso el culo hacia arriba y lo engrampó. Que así lo tuvo un buen rato serruchando hasta que le acabó adentro. Yo le pregunté si le dolió, me respondió que cuando lo penetró, que después fue muy placentero. Y que esa noche lo cogió dos veces más.”

____ “¡Uaaaau! De no creer. Mirá vos a tu marido. De sorpresa en sorpresa. Y bueno, si le gustó, en buena hora que lo haya disfrutado. ¿Alguna vez te dijo que le gustaría que lo vuelvan a coger?”

------ “Varias veces. Cuando estamos cogiendo muy caliente, le digo si le gustaría tener una pija enterrada mientras me hace el culo y me dice que sería el placer más grande que viviría”.

­­­­­­­­____ “Bueno chiquita, ya tienes fiesta asegurada. Si tu marido tiene esa entrega, seguramente vas a pasarla de maravillas.”

La cena transcurrió en un clima ideal. Mucho más de lo que con Claudio habíamos pensado antes de salir de casa, una vez que se cambiaron los planes. Parecía que los astros habían acordado que todo fluya a pedir de boca. El salmón hacía la delicia de los paladares picarescos de la noche y el buen vino un cómplice perfecto para ir guionando  la sobremesa por venir.

Ya lo habíamos hablado con Claudio, en su paso por la cocina. Que si pasaba algo, que sea totalmente natural y que responda a lo que cada uno vaya sintiendo en cada momento. Podríamos ayudar en algo como dar señales, pero nada más. No queríamos forzar climas ni situaciones que, luego se volvieran incómodas para algunos de los presentes. Y así fue.

No hubo postre formal. ¿Se entiende? Se pasó a los sillones y a la alfombra del amplio living para degustar de un infaltable café y los tragos espirituales que variaron desde un buen whisky hasta vodka con naranja o el clásico tía maría, generalmente para las mujeres. Esto, la buena música de fondo y las risotadas ante cualquier sobredimensionada broma o lance propio del clima, fueron los condimentos que le fueron imponiendo el calor corporal y espiritual a la noche que traía buen diagnóstico.

En un momento dado, María José encendió la lámpara esquinera de la sala y apagó el resto de las luminarias, lo que le dejó un escenario colmado de cuerpos que se movían entre los reflejos escasos provenientes de unos de los ángulos. Como si fuese una premonición de lo que sucedería, Débora, en una sinceridad producto del embrujo del licor, exclamó casi a modo de sentencia: ¡Bueeenooo, a prepararse, que ahora viene lo mejor! Las risas festejaron al unísono lo que en el aire se respiraba cómo prolegómeno.

Curiosamente, las mujeres, como si nos hubiésemos puesto de acuerdo, nos habíamos despojado de nuestros calzados y, en coincidencia, estábamos distribuidas y extendidas sobre la alfombra. Mi hermana, despojada de todo cuidado, estiró su cuerpo en paralelo a la línea del sillón más grande y apoyó su cabeza sobre mi regazo, como buscando protección afectiva. Así lo entendí y con una mano comencé a acariciarle su cabellera y con la otra su rostro y su cuello. Mi mano derecha poco a poco fue buscando más terreno y comenzó a bajar instintivamente. Ella, agradeciendo sin reparo alguno exclamó: “Me gusta cómo me acaricias, son muy tiernas tus manos”. Con la visa acreditada, la desplacé lentamente hacia un costado y me topé con uno de sus carnosos y duros pechos que reposaban sin corpiño debajo de la suave tela de su vestido, cuya falda ya estaba recogida hasta las ingles por sus piernas apoyadas sobre el sillón. Así me ocupé de darle suaves masajes a esa carne ansiosa que ya tenía su pezón endurecido, luego, hice lo mismo con el otro y su primer gemido sonó como un, gracias. Ya, tan sólo no eran sus pechos y sus pezones mimados por mis caricias, sino también su vientre quedó al acecho de mi avance. Y, como entregándose al momento, volvió a gemir y a decirme: “Ay Gloria, que rico lo que me estás haciendo. Jamás lo experimenté, no pares, sabes cómo hacerlo”.  No bien terminó la frase, elevé su cabeza, recogiendo mis piernas, y mi boca se apoderó de la suya. Entrelacé mis labios mojados y mi lengua exploró buscando conocer sus secretos. Me devolvió su humedad, sus deseos, su lengua rendida, sus labios sabrosos. Mientras mi mano ya había llegado hasta su entrepierna, para escabullirse debajo de su tanga de encaje y encontrarse con su mullido matorral sedoso, dónde mis uñas anunciaron mi obra, para luego comenzar con mis dedos a explorar los empapados labios de su vagina que me esperaban ansiosamente.

Mis dedos saludaron victoriosos a su clítoris soberbio y esperanzado para luego introducirse, sin remedio, en el mundo de esa concha que calentaba tanto a mi marido y, ahora, a mí. Sin tener en cuenta que no estábamos solos, su cuerpo había quedado a mi merced, y yo, sumida en el placer que sus carnes me originaban. Sus manos, que también acariciaban mi cara y mis cabellos, mientras nuestras bocas no cesaban de complacerse, buscaron más alternativas y fueron a explorar mis pechos ávidos de atención. Abrió mi camisa de lino y, casi con desesperación, los apretó alrededor hasta sacar su boca de la mía y llenarla con ellos alternativamente, tal si fuese los manjares más sublimes que disfrutase. En ese transcurso, su boca volvió a emitir palabras:

---------- “Gloria, que placer. Te pido por favor que me dejes disfrutar esto. Jamás pensé que podía ser así. Nunca estuve con una mujer. Eres la primera en mi vida. Y eres mi hermana. Pero no me importa, me calentaste como nadie. Me gusta lo que estoy viviendo”.

____ “Tranquila mi amor. Ahora sólo piensa en disfrutar, en gozar todo lo que te está pasando. Quiero verte feliz y gozar como la buena hembra que eres. ¿Te gustaría que te coja, mi vida?”

------- “Sí, sí, sí mi amor, quiero que me cojas toda. Enséñame a disfrutar de otra mujer. Hazme tuya. Quiero ser tuya. Quiero que me hagas sentir todo lo que se siente estando así. Quiero que me hagas acabar cómo una yegua. Por favor, Gloria, sácame toda la leche que tengo adentro. Quiero ser tu hembra”

Ese momento, sin lugar a dudas, me erizó todo el cuerpo. Muy pocas veces había sentido la desesperada necesidad de comerme a una hembra con todos los sentidos puestos. Creo que superó en intensidad, quizá por la hembra hecha que es mi hermana, al día en que cogí con mi hija. Mientras nos despojábamos de la escasa ropa que nos cubría, se escuchó un gemido que rompió el silencio. Allí recordé, que no estábamos solas. Levanté la vista hacia el lugar de dónde provenía y, para sorpresa y congratulación, ya no éramos las únicas en la exploración sexual. El gemido era propiedad de mi hija quién, sin saber cómo y porqué, estaba arrodillada sobre la alfombra dándole una hambrienta chupada a la pija de Claudio, mientras Cesar, el mismo que la había apretado en el bosque por la tarde, levantándole las faldas de su vestido hasta su cintura, tenía hundida su cara entre las piernas de María José, deglutiéndole la concha que, por el sonido, estaba derramando jugos por doquier, a la vez que con sus dedos  exploraba las nalgas y el hoyuelo del culo de mi osada hija. Y en un rincón, solitario y casi abandonado, Luciano, mi yerno, como  resignado masajeaba su verga, viendo cómo se preparaban a su mujer para hacerla presa del gran festín. Al verle así y para evitar cualquier contratiempo, le hice señas a que viniera hacia mí.

Mientras Débora comenzaba a experimentar,  suavemente, el sabor de mi concha ya mojada por el inesperado y caliente preludio, luego de haberme despojado de mi negro culote, le indiqué a Luciano que se desnudara para poder admirar su joven cuerpo y colmarlo de los deseos que se habían introducido en mi sangre desde la charla que habíamos tenido por la tarde y más, cuando mi hija me contó  la aventurilla homo que había protagonizado con ese amigo. En pocos segundos su torneada figura se liberó de todo resguardo y mis labios comenzaron a temblar de ansiedad. Se arrodilló, casi rozando mi cara, y, como si temiera a que me despojaran del preciado regalo, mis manos se aferraron a sus caderas, se colmaron con sus redondas y duras nalgas. Uno de los culos más hermosos de tipos que haya acariciado jamás, una delicia. Y cuando su pija, en su máxima expresión, quedó chocándome la cara, allí entendí el porqué mi hija lo había elegido. Su verga era preciosa, con el aditivo de su juventud. Blanca, un poco más larga que la de mi marido, menos ancha, una cabeza perfecta y unas bolas cómo dibujadas que invitaban a atenderlas por su belleza. Haciendo honor a tanto privilegio, comencé a deglutir ese tronco tan hecho para mí. Hasta su sabor era una perdición. Ya nada me importaba de lo que pudiera suceder en el mundo. Mi hermana se había apoderado de mi concha, introduciendo su lengua vivaz, comiéndome los labios como pocas veces lo hicieron, y, sus dedos ya empapados de mis jugos que salían casi a chorros, entraban y salían desde mi vagina hacia el agujero de mi culo, era algo sublime.

Mi boca estaba rellena de los manjares de mi yerno. La pija que hacía gozar a mi hija, era ahora mía, toda mía. Igualmente sus bolas, que se endurecían cada vez más en cada chupón que lubricaban su bolsa maravillosa. Era tanta mi enjundia y su calentura que, su crecida agitación me indicaba que estaba a punto de acabar. No quería que se fuese tan rápido. Le pedí a Débora que se acostara de espaldas, me tiré a la inversa sobre ella para que continuáramos con un brutal 69 y ya en un cuatro, a pedir de boca, le ordené a Luciano, sin preámbulo alguno: ¡Cogeme por dónde quieras. Metele a tu suegra toda esa verga divina que tienes, la quiero toda para mí, ahora soy tu perra, papi”. El nene, como fiel obediente me la ensartó de un solo empujón. Me estremeció su arremetida, sentí la brusca invasión. Su cabeza parecía haber hecho tope en mis ovarios, un inevitable gemido se escapó de mis entrañas y luego, todo fue un placer inexplicable. Tener esa pija, dura e hirviendo como un hierro caliente, no tardó en producir los descalabros más previsibles. Para colmo, mi hermana no dejaba de succionarme el clítoris y acariciarme el vientre, mientras yo me deleitaba con su concha grácil y semipeluda que jamás sospeché alguna vez llegársela a comer. Creo que no pasaron más de 6 u 8 serruchadas para que tuviera el primer orgasmo. El morbo de que mi yerno me estuviera cogiendo y con ese pedazo de carne tan bello, hicieron el resto. Mis gritos y exabruptos normales fueron incontenibles:

_____ “¡ Aaahhh, siiiiiiiiii, aaaah, si, si, si , si….dame, dame, dame, cógeme así, entiérrala toda hijo de puta…quiero toda esa pija para mí….siiiiiii, que puta me ponés guacho…Aaahhh, hijo de puta como me estás haciendo acabar…Así, así, asíiiiiii, haceme tu hembra papi….Aaahhhh por Dios, qué hermoso que me coges tesooroo…Siiiiii, entiérramela todaaaa, asíiiiiii!”

Los chorros de mi orgasmo hicieron estragos sobre la cara de Débora quién, lejos de amainar su atención, redobló su tarea, como si el surgente que era mi vagina en plena expresión potenciara el placer que le producía. En medios de mis gritos y contorneos, Luciano siguió clavándomela más fuerte y a ritmo frenético, lo que provocó que, sin pausa posible, me viniera nuevamente. Y él, montado en el mío me llenara el túnel de su chorro caliente e interminable. Pero, como si el éxtasis quisiera dar muestras de adhesión total a la noche, Débora también se vino a raudales, haciendo difícil de contener las convulsiones de su precioso lomazo.

____ ¡Aaaahhhh, sí, sí, sí..Uuuuhhh, Aaahhh, dame, dame, dame, aaahh, me baja, me baja, me baja,,,largo, largo toda la lechita mi amor…siiiiiiii, Oooohhhh, toma, toma, toma…lléname, lléname, síiiiii, dame toda tu leche mi amor, así, asíiiiiii, soy tu puta mi angel, soy tu puta…Así mi vida, haceme feliz..siiiiiiiiiiiiiiiii.

------ ¡Aaaahhhhhhhhh, tomaaaaaá, Aaaahhhh, siiiii, te estoy dando toda mi leche amor, que rica que sos…Aaaah, toda, toda tuya mi hembra, todaaaaa!

D----. ¡Aaahhhh, que lo parió, que lo parió….no pares no pares mi chiquita,,,Ooohhhh, siiiiii, sácame, sácame toda la leche hermanita…..Cómo me estás cogiendo…Soy tuya, tuya mi vida…Siiiiiii, toma, toma, tomaaaa, toda mi lechita es para vos mi cielo….Siiiiiii como no voy a ser puta con vos…..Eres divina mi reina…..nadie me cogió así….Te quiero, te quiero mi amooorrrr!

El climax fue fantástico….Pocas veces recuerdo haber vivido tanta intensidad, deseo y placer con una combinación tan exacta…..Débora estaba empapada, más que por su sudor, por el río de mis orgasmos que suelen producirse en mis cumbres orgásmica. Y con su fatiga a cuestas, no cesaba de limpiarme con su lengua y sus labios los restos, entremezclados con mis aguas vaginales, de esperma de Luciano que habían rebalsado mi cavidad. Y era lógico, con sus años, la envergadura de su ofrenda no podía ser menos. Su leche chorreaba sin parar e alimentaba la degustación de mi hermana, mientras yo terminaba de absorber lo que quedaba de la concha de mi hermana debutante.

Lejos de calmar su participación, mi yerno, todavía arrodillado, entregaba su pija semi flácida a la boca de mi hermana, quién le limpiaba con una devoción y prolijidad casi artesanal, tragándosela hasta la base. Como será la chupada hambrienta de Débora que, en breve tiempo, la pija de Luciano recuperó su estado de guerra. Ante tal alternativa, puso a mi hermana en posición de 4, con los brazos apoyados en el sillón y, abriéndole bien las piernas, la penetró hasta lo más profundo del recorrido de su concha, haciéndola gemir y gritar al unísono. El espectáculo era de una excelencia increíble. Estaba conociendo a mi hermana, después de toda una vida, en su condición de perra sexual.

En el otro extremo de la sala, mi hija, mi marido y mi cuñado, tenían su propia función con una compenetración muy llamativa. No era para menos, María José, con su juventud a cuestas y un cuerpo que no tenía nada que envidiarme, cara de yegua en celo, pechos redondos y generosos (como la madre), caderas ideales para cabalgar cuanto ejemplar se presente y unas piernas que son una envidia en exposición, se ocupaba y preocupaba de que mi marido y Cesar no pensaran en otra cosa que, en darle placer. Con el suplemento que, mi hija, tiene una cabeza apta para hacer de estas situaciones una obra imperdible. Así me lo demostró cuando se metió en nuestra cama.

Claudio, acostado de espaldas sobre la alfombra, tenía sentada sobre su pija a mi hija, mientras Cesar, aferrados a los pechos de ella, desde atrás (casi parado) había enterrado su verga en el culo deleite de María José, produciendo una doble envidiable para cualquiera.

MJ---- “Seeeeeeee….así…siiiiiiii….Que rico tener dos pijas adentro….¡Aaahhhh….que machos divinos que tengo….Asiiii…quiero gozar como una perra….Guaaachos, que ricas pijas que tieneeeennn….¡Mirá amor como la están cogiendo a tu mujercita! ¿No querías verme? ¡Mirá, mirá como me cogen de rico. ¿Veeesss, así querías verme, toda clavadita con dos pijas adentro? Mirá como me trago las dos vergas juntas. ¿Te gusta Luci? ¡No sabés que rico me están haciendo el culo..Aaaay, que delicia…La tengo enterrada hasta los huevos amor! ¡Aaaaahhhh, mi amor, me vengo, me vengo, me vennngooooooooo! ¡Siiiiiiiiiii…Aaahhhhhh……….¡Aaaaahhhh, que hijos de puta…Me llenaron de leche amor….Estoy llena de leche amooor!”

En toda su calentura, María José le había dedicado el doble polvo, a todo furor, a su marido, quién era la primera vez que la veía ensartada por pijas que no fuera la suya…Mientras tanto, enarbolado a su mayor calentura, mi yerno se iba en leche dentro de Débora que gritaba como desaforada también delante de su marido, quién vivía la primera experiencia de su mujer, por lo menos delante de él, con otro tipo. Mi hermana, seguía en cuatro, sin poder moverse de la corrida que había tenido. La leche de Luciano que le había llenado su concha, todavía abierta de par en par, comenzaba a deslizarse por sus muslos interiores, a lo que yo, incitada por tal tentación, me arrodillé como buena promesante a rescatar los tesoros vestigios de la lujuria vivida. Por otro lado, Luciano, deslumbrado por la desfachatez de su mujer, desparramada sobre la alfombra, como terminando de procesar la doble cogida que le habían propinado, no perdió un instante y tomó las piernas de María José, con ambas manos, las elevó sobre sus hombros para proceder, con su boca abierta como caníbal hambriento, a mamarle concha y culo, simultáneamente, y saborear el néctar que habían depositado Claudio y Cesar en el interior de su libertina mujercita.

Mientras yo finalizaba mi tarea de acondicionamiento en la concha de mi hermana, su marido vino hacia ella, y le ofreció su pija, todavía mojada con restos de su semen y los perfumes del culo de mi hija. Débora, cómo entendiendo que eso era la certificación de sus libertades sexuales, la introdujo toda en su boca y la albergó un largo rato, a medida que deglutía la conjunción de los productos del sexo. En tanto mi marido, acaso como si me extrañara, me tomó de los hombros, me incorporó, me hizo girar, quedamos cara a cara y, sin mediar frase alguna, me comió la boca de una manera increíble que me estremeció a morir,

…… “¡Que hermosa que eres. Te amo… Gracias por hacerme vivir estos momentos maravillosos. Eres la mujer ideal para vivir toda esta pasión. Además, no hay nadie que entienda los secretos del sexo como vos. Mira, te toco y ya tengo la pija endurecida. Como no me voy a calentar con vos amor”.

___ “¡Amoor, que dulce que eres! Yo también te amo, con toda mi alma. Y si soy así, es porqué vos me enseñaste. Me enseñaste a liberarme, a aprender a disfrutar, a entender que el sexo es el placer más maravilloso que se pueda experimentar. Y quiero que sepas algo. Podrán cogerme todos los tipos que existan sobre la tierra, pero mi amor será siempre sólo para vos, mi vida”.

Volvió a besarme apasionadamente, mientras yo, instintivamente, bajé mi mano derecha para tomarle su bella verga que ya estaba nuevamente al palo.

____ “¡Chiquito, tienes toda la pija pegajosa!”

------ “ Es toda la leche de María José y la mía. Acabé un montón.

____ “Te encanta coger a mi hija. Es increíble como disfrutas. ¿Coge parecido a la madre?

------ “Es igual a la madre. Caliente y muy puta cuando tiene una pija para ella. Es hermosa, como vos. La cogería siempre”.

___ “No es para menos. Recuerda que la iniciaste vos. Así que tienes más derechos que nadie. Y tienes todo mi apoyo para eso. Además, ahora el marido ya sabe que eres su macho preferido. Y creo que está contento que sea así. Te advierto, creo que también vas a tener que hacerlo feliz a él. Estoy segura que eres el indicado para hacerlo gozar con esa pija preciosa que tienes”.

----- “¿Te parece? ¿Estará dispuesto a que le eche un buen polvo? ¡Mmmm, me encantaría! Tiene un buen culo el pendejo”.

___”Segura. ¿Viste que buen culo tiene? Por favor, prométeme que vas a cogerlo. Quiero ver ese momento. No me lo perdería por nada del mundo. ¡Mmmm no quiero imaginarlo, se me hace agua la boca! Además, mi amor, tiene una pija riquísima. ¿Se la viste?

……. “Siii, es muy linda pija. Me gusta.

____ “Te veo como se te iluminan esos ojitos. Picarón. ¿Te gustaría mamársela toda? ¿Así como se la comiste a ese tipo del grupo? ¡Mmmm sería una delicia verte como te comes la pija de Luciano. ¡Prométeme que se la vas a chupar toda, mi vida! ¿Siiií?”

------ “Te lo prometo. Y te digo más. Si me pone bien caliente, voy a dejar que se venga todo en la boca y después dártela a vos para que la disfrutemos juntos. ¿Quieres?”

_____ “Como no voy a querer. Todo lo que a vos te haga gozar, es también para mí, mi vida” Se me ocurrió algo. ¿No te gustaría también que él te la ponga? Es muy rica la verga de Luciano, mi amor. Te puede gustar muchísimo. Además, me volvería loca verte como te coge un tipo. Creo que me iría en chorros con tan solo tocarme mientras te la meten toda”. Además, creo que no va a ser tu primera vez. Vos me contaste que una vez un tipo mucho más grande te hizo debutar. ¿No es así?”

------ “Es así mi amor. Desde esa vez, nunca más tuve oportunidad de hacerlo. Y no sabes las ganas que me dan a veces que alguien me la de toda y me llene el culo de leche. Es algo que me falta para completar la felicidad que vivo”.

_____ “Y bueno, mi vida, no tienes que desaprovechar el momento. Sabes que se trata de disfrutar con nuestros cuerpos. Eso es lo que nos propusimos. Y es lo que estamos haciendo. No debes arrepentirte de nada. Siempre estaré contigo”.

……. “Pero ahora no estamos solos, cariño. Y estamos compartiendo con tu familia. ¿No será arriesgado?”

____ “Noooo, Claudio. Despreocúpate. Por mi hija, todo bien. Ella tiene la misma concepción del sexo que la madre. Más, ella tomó con naturalidad que el marido haya sido cogido por otro tipo. Así que, verlo una vez más, no será nada. Inclusive, verlo en vivo, la va a poner hirviendo. Desde ya te digo. Y si te ve a vos, con más razón. Y en lo que respecta a Débora y Cesar, no hay problema. Primera vez que estamos con ellos y se animaron a largarse. Eso significa que le abrimos las puertas, corazón”.

------ “Me encantó ver cómo cogías con tu hermana. ¡Qué rica que es! Además, se entregó sin ningún tipo de drama. Y Cesar, no soltó una palabra, pero se prendió en todas”.

_____ “Es preciosa. La verdad que me sorprendió. Jamás pensé estar así con ella. Me encanta el cuerpo que tiene. Siempre la admiré. Y tenerla para mí, fue un placer único. No sabes como la gocé. Es una ternura cogiendo. Y creo que estos días podemos darle mucho más. Vos me tienes que ayudar. Quiero verla bien puta. La quiero para nosotros. Con respecto a Cesar, no te preocupes. El hace todo lo que ella le dice. Lo tiene en la palma de la mano”.

-----“Dale. Sabes que le tengo hambre bárbaro. Quiero cogérmela por todos lados, llenarla de leche. Disfrutarla con vos. Bueno, todo lo que se dé”.

___ “Lo sé, lo sé. Sospecho que todo va a salir bien. Es cosa de familia, amor. Nada puede salir mal si de sexo se trata. A propósito. ¡Que hermosa cogida le dieron a María José! La guacha no paraba de acabar y de pedir. No hay caso, tiene a quien salir. Cómo te delatas cuando estás con ella. ¡Te encanta cogerla!”.

----- “Es verdad. Me calenté horrores. Desde la primera vez a lo que es ahora, progresó una enormidad. Me apasiona sentirla y verla como se entrega y vive cada cosa que hace. Todo lo disfruta. Está hecha para ser una rica puta. Como la madre”.

_____ Así es y hazte cargo. Vos tienes mucho que ver. Seremos tus putas y nos tendrás que atender como reinas que somos. Y ahora que se suma mi hermana, más trabajo vas a tener.

Gloria