Nosotros

Sexo sin censura

Estar en su cama siempre era reconfortante, meterme en su cama sin hacer el mínimo ruido posible aumentaba de una manera desenfrenada mi libido sexual.

Entrar por la ventana mientras ella se bañaba me ruborizaba, observar sigilosamente como se frotaba los pechos me excitaba.

Mi polla me pedía a gritos entrar en el baño tirarla al suelo y provocar un mete y saca y saca mete desenfrenado, pero mi verga sabía que si me portaba bien la espera valdría la pena, Antes de cada encuentro clandestino ella me decía “Snake entra, metete en mi cama y espérame”.

Me porte bien y me metí en su cama, darme ordenes la excitaba y que yo las cumpliera hacía de sus pezones un par de piedras preciosas.

Mientras pensaba en todo lo que podía hacer para complacerla esa noche, note como la sutileza de sus manos apretaba mi polla, empecé a jadear silenciosamente para no molestarla o provocarle problemas. Sin siquiera darle un respiro la posicione delante de mí e introduje mi polla entre sus delicados y tiernos labios, no le desagrado que yo tomara la iniciativa todo lo contrario le gustó.

Le encantaba el ruidito que hacia mi polla cada vez que la metía o la sacaba de su chumino lo notaba porque su forma de resollar era más intensa.

Me producía una excitación inmensa posicionarla a cuatro patas utilizando la cama de soporte, observar su tremendas nalgas y como solo yo penetraba su conejito era inexplicable, el roce de sus músculos vaginales con mi polla hacían que mi cuerpo estallara de placer.

Su culito era precioso no podía evitar agarrarlo con fuerza y meter mi polla de forma violenta y hacer que sus pechos temblaran a causa del movimiento, una de mis manos acariciaba su clítoris otra sus pechos, la gire bruscamente hacia mí y empecé a succionarle los pezones ella se sentó encima de mí le gustaba sentir mis testículos pegados a su conxa.

De forma involuntaria abría mas las piernas para sentir mejor mi polla dentro de su vagina, mientras la apretaba hacia mí en un intento fallido de fusionarnos introducía uno de mis dedos en su ano sabía que eso la enloquecía, del mismo modo que ella sabía que besar y lengüetear mi polla me dejaba K.O los dos habíamos llegado al límite Turia no pudo resistirse y resolló con fuerza segundos después me toco a mi…