Nos vamos de vacaciones. 2ª parte.

Continua la relación filial entre madre e hijo y ahora también hermana.

NOS VAMOS DE VACACIONES. 2ª PARTE.

Golpeé con fuerza la puerta del baño intentando que mi hermana saliera.

En ese momento llegó mi madre desnuda, sudorosa y recién corrida gracias a mi polla.

-Dile a tu hermana que salga ya. Lo que ha visto es normal entre personas que se quieren, me dijo ella.

Obedecí a mi madre y le dije que saliera del baño. No me hizo caso y se quedó encerrada dentro.

Pasaron unos minutos y volví a hablarle:

-Sal hermanita. Anda que no pasa nada. Mamá y yo estábamos haciendo ejercicio.

Parecía que se había calmado un poco porque en ese momento me dijo:

-¿Podré yo también hacer ejercicio?

-Claro cariño. Tu y yo podremos hacer ejercicio, le contesté.

En ese momento abrió la puerta del baño y salió. Sus mejillas estaban rojas de haber llorado y también de vergüenza por lo que acababa de ver.

Mi madre estaba junto a mi, desnuda, esperando a que mi hermana saliera.

Cuando salió nos abrazamos y mi pene rozó su entrepierna.

Ya calmados subimos a mi habitación. Me senté en la cama y mi hermana se quedó de pie junto a mi.

Mi madre apareció detrás de nosotros y se quedó en el umbral de la puerta.

-Para hacer ejercicio, le dijo a mi hermana, es mejor que te quites la ropa. Ella se quitó el pijama quedándose en sujetador y bragas.

-Quítate también la ropa interior, le dije yo.

Se me quedó mirando tímida y volvió a enrojecerse.

Dudó unos segundos y finalmente se desnudó.

Se sentó junto a mi en la cama. Sus pechos incipientes y su coño con una línea de pelo apuntaban hacia mi. Mi madre nos miraba y no sabia si iba a decir algo o no, cuando de pronto habló:

-¿Quieres a tu hermana, no?

-Si, asentí.

-Pues entonces bésala. Pero bésala en la boca.

Lo hice y mi hermana no opuso resistencia. No sabia besar evidentemente, pero se dejaba hacer.

Metí mi lengua en su boca y ella suspiraba con fuerza.

Seguí un poco más besándola hasta que mi polla se puso dura.

Mi madre se acercó a nosotros aun más. Se sentó entre nosotros y con su dedo índice hizo un gesto y lo metió por la vulva de mi hermana.

-Todavía no está húmeda. Me dijo. Debes excitarla más.

-No sé que más hacer mamá.

Ella me pidió que me levantara de la cama y tumbó a mi hermana boca arriba. Se subió sobre esta y abrió las piernas de mi hermana. Ya sabía lo que iba a hacer.

Metió su cabeza entre las piernas de ella y comenzó a lamer su coño con su lengua suavemente.

Le hizo una comida de coño como seguro le hacia mi padre en muchas noches en que lo hacían los dos.

Mi hermana comenzó a gemir, cada vez subiendo más la intensidad.

Mi madre no paró de comérselo y unos minutos después mi hermana se corrió con un gran grito que inundó la soledad de la casa.

Exhaustas las dos, mi madre se incorporó. Los jugos de mi hermana inundaban su boca. Pude ver que su coño también estaba húmedo y casi chorreaba.

-Ahora está húmeda del todo. Ya puedes penetrarla.

Mi polla estaba dura como nunca y apuntaba hacia arriba como un mástil intentando subir al cielo.

Me subí sobre mi hermana y me dispuse a penetrarla.

-No tenemos condones, me dijo mi madre. No importa, córrete dentro y luego podremos pedir la píldora del día después.

No sabía de donde iba a sacar la píldora tan lejos de la ciudad, pero no me importó, solo quería follarme a mi hermana y mi polla iba a estallar si no lo hacia ya.

La penetré despacio. Entró sin problema el glande de lo húmeda que estaba. El tronco me costó un poco más. Era virgen, claro.

-Vamos, empuja un poco más despacio.

-Si, mamá.

Obedecí mientras mi hermana me miraba a los ojos con sus piernas rodeando mi cuerpo.

Empujé como me había dicho y entonces su himen se rompió. Cerró los ojos con una mezcla de dolor y placer.

Me apretó más fuerte con sus muslos y en ese momento comencé a bombear con más intensidad.

Mi polla se deslizaba como un engranaje bien lubricado. Entraba y salía como si no hubiera fricción casi.

Me moría de gusto mientras veía como mi hermana también lo hacia, estaba gimiendo como una loca y sus pequeños pechos subían y bajaban acompasando mis embestidas.

Mi madre me animaba a que siguiera a ese ritmo. Cuando ella estaba cerca del orgasmo le gustaba que mi padre acelerara el ritmo hasta correrse.

No sabía cuanto más podría aguantar. Si el placer con mi madre había sido lo mas, con mi hermana era muy superior.

Como dos minutos después o así, no recuerdo bien, mi hermana dio un espasmo y apretó su coño más fuerte a mi polla. Sin duda se estaba corriendo. Me arañó un poco la espalda. Yo empujé más fuerte y chorros de semen se derramaron desde dentro de mi.

Mi polla no paraba de bombear semen caliente en el interior de mi hermana. Aunque en un principio había pensado en correrme fuera contradiciendo a mi madre, decidí echarlo todo dentro.

Mi hermana dio otro espasmo y me arañó aun más fuerte y me apretó más aún con sus muslos.

Después de haberme corrido siguió un rato más en éxtasis. Movió sus caderas exprimiendo mi polla aunque ya no me quedaba mas semen dentro por el momento.

Se fue calmando mientras mi madre le acariciaba el pelo y por fin dejó de contraerse.

Me salí de ella y me senté en la cama. Estaba agotado.

Mi madre me acarició a mi también y metió un poco el dedo en el coño de mi hermana y chupó restos de mi semen y de los flujos de mi hermana.

-Anda, iros a duchar antes de que vuelva vuestro padre. Nos dijo mi madre.

Obedecimos y nos fuimos derechos al baño.

Nos duchamos juntos. Enjaboné a mi hermana y ella hizo lo mismo conmigo. Estuve a punto de empalmarme otra vez, pero era la segunda vez que me corría ese día y casi seguido, por lo que no pude terminar de empalmarme.

Después de la ducha nos fuimos a comer.

Esta misma tarde volvió mi padre.

Estuvimos charlando de lo que había hecho él y nosotros. Después de jugar al tenis, se fueron de acampada y por eso había vuelto dos días más tarde.

Cenamos y mi madre no le quitaba ojo de encima a mi padre. Parecía que no había tenido bastante con nuestras “sesiones” de polvos.

Sobre las 11 de la noche recibo un whatsapp en mi móvil. Es mi madre, que me dice que no me enfade con ella pero que necesita follar con mi padre. El polvo conmigo fue increíble pero estos días le ha echado de menos y necesita hacerlo de nuevo con él.

Yo asiento con la cabeza. Le contesto que no pasa nada.

Media hora después o así les oigo hacerlo de nuevo. Mi hermana aparece en el umbral de mi puerta.

Se acerca a mi, se desnuda y nos comemos a besos, parece que ya sabe hacerlo un poco mejor.

Le como las tetas, sus pezones están duros con los botones de una radio antigua, no se porqué me ha venido esa imagen a la cabeza.

Le meto un dedo en el coñito y la masturbo sin cesar hasta que esta húmeda como una perra.

Ella se vuelve loca y entonces meto la cabeza entre sus piernas y le hago una comida de coño tan buena como se la hizo mi madre el otro día.

-Hermanito, me dice con un hilo de voz, me voy a correr, joder.

-Si hermanita, eso es lo que quiero. Córrete.

-Aaaaaah, me corro hermanito. ¡Qué gustoooooooooooo!

Mis padres no se enteran de sus gemidos porque ellos siguen a lo suyo.

Mi polla esta erecta y entonces la penetro sin más. Esta tan húmeda que entra sin problema.

No me importa no tener condones. Ahora solo me preocupa follarme a mi hermana y que se vuelva a correr como una loca.

No puedo parar de follarla. Mi polla entra y sale como loca, mi hermana me vuelve a arañar la espalda. Me clava las uñas mientras se corre por segunda vez.

-¡Aaaaaaaaah hermanitooooooo! ¡Me corrooooooooooo!

Doy unos empujones más hasta que termino de echárselo todo dentro.

No me doy cuenta hasta que termino que correrme de que mis padres están detrás nuestro desnudos mirando como terminamos de hacerlo.

Cuando me salgo de mi hermana goteando semen de mi glande, me incorporo y ahí están los dos.

Continuará…….