Nos mudamos a un piso con muy buenas vistas

Mi compañero de universidad y yo decidimos mudarnos a un piso juntos. Mi ventana da a la habitación de una joven mujer y gracias a un descuido mío llamo su atención y me propone empezar un juego muy caliente...

Me llamo Juan, por aquel entonces tenía 21 años y acababa de empezar mi cuarto año en la carrera. Después de pasar los 3 primeros en una residencia universitaria, yo y Carlos, un amigo, decidimos irnos a vivir juntos a un piso. Tras sortear las habitaciones a mi el primer año me tocó la habitación grande, con cama de matrimonio y baño dentro de la habitación (como al parecer se llevaba mucho en las habitaciones de pareja antiguas). Cuando entré por primera vez en esa habitación no se diferenciaba casi ni la puerta del baño que estaba a la misma altura que los armarios empotrados y era encima del mismo color. La primera vez que entré lo vi muy pequeño y encima no entendía por donde salía la humedad, porque no tenía ventana propia. El casero nos dijo que antes tenía sistema de ventilación propio señalándonos a una de las esquinas superiores pero que hace tiempo que se estropeó esa ventilación y la del resto de pisos que no la cambiaron, entonces ahora teníamos que abrir las ventanas siempre después de ducharnos, si no se llenaría de humedad aquello (tanto mi baño como el de mi compañero que no estaba en su habitación pero tampoco tenía ventana propia).

Por tanto hice caso de lo que me dijo el casero y abrí las ventanas cada día justo después de ducharme, para ello abría las persianas que estaban justo en frente a la puerta del baño antes de entrar y así al salir solo tendría que abrir la ventana (si no había veces que ni me acordaba).

Por desgracia como veis soy bastante olvidadizo y llegó el día que se me olvidó meter la ropa para cambiarme en el baño. Abrí la persiana, me quité el pijama y los calzoncillos en el baño y los tiré a mi habitación desde allí y me puse a ducharme. No fue hasta que acabé que me di cuenta que no metiera la ropa, y supe que tenía un problema. Nuestras ventanas no tenían cortinas y se veía nítidamente desde mi habitación un bloque de pisos del que solo nos separaba una carretera. Encima para más inri, el piso que daba justo en frente a mi ventana vivía una chica que tendría como mucho 28 años y estaba de muy bien ver.

Yo intentaba tranquilizarme pensando que podía salir con la toalla y que seguramente en ese mismo instante la vecina no esté mirando por la ventana y ni se de cuenta, pero me empecé a poner nervioso viendo que encima la toalla que había metido en el baño para secarme era de manos por lo tanto mucho más pequeña que una normal. Estaba claro que no era mi día.

Con los nervios salí de la ducha tapándome mis partes como podía (porque encima pensando en todo aquello se me había puesto algo morcillona) y justo cuando salí miré por la ventana y tenía la mala suerte de que la vecina estaba sentada en su cama pintándose las uñas de los pies con su cara hacia la ventana. Al ver eso me puse nervioso, se me cayó la toalla y encima hice tantos movimientos para intentar cogerla que llamé la atenció de la vecina que se quedó de piedra viéndome desde su ventana desnudo y con la polla medio erecta.

Yo me puse rojo como un tomate y la miré con sonrisa de circunstancias mientras me daba la vuelta y me volvía a cubrir con la toalla. Acto seguido cogí la ropa de mi habitación y me volví a meter en el baño para vestirme mientras vi de refilón a la vecina con cara de estar disfrutando de las vistas mientras se mordía un labio. Me puse mi ropa y me fui a clase intentando no volver a mirarla porque me moría de vergüenza.

Al pasar un mes y medio yo ya pensaba que aquel capítulo podría quedar en el olvido ya cuando un día nos encontramos esperando en el mismo paso de cebra la vecina y yo. Al principio yo no quise dar la cara mucho hacia su lado para que no me reconociese pero aquello fue imposible porque al instante se dio cuenta y dijo:

  • Oye vecinito ¿Que tal estás? ¿Bien todo? Soy tu vecina del bloque de enfrente, tu habitación coincide justo delante de la mía.

  • Ah, hola. Encantado!

  • A veces me das unos espectáculos bastante buenos. -dijo con las palabras exactas para que ambos sepamos de lo que está hablando y la gente que nos rodea no se entere del todo.

  • Ya, lo siento.

  • ¿Cómo que lo siento? Nada de eso. Mira, hoy a las 02:00 cuando tu compañero esté ya durmiendo y nadie más nos pueda ver, abre la persiana sin más ropa que la que tenías el otro día y te prometo que no te arrepentirás.

  • Pero... Qué quieres dec...

  • Shhhh, déjamelo a mi. Me voy que llego tarde a trabajar guapo.

Y después de guiñarme un ojo se alejó.

Aquel día no pude atender nada en clase por culpa de aquella propuesta indecente. Es que reflexionando sobre todo aquello parecía algo impensable: mi vecina de en frente me había visto una vez por error desnudo y había disfrutado tanto que sin haber hablado nunca antes, me había propuesto quedar para sabe dios que tiene preparado a las 2 de la mañana a través de nuestras ventanas. Tenía tantas dudas y no podia preguntarle de ninguna forma.

La cosa es que estando tan buena como estaba me lo estaba planteando, porque vamos me lo plantea cualquier otra persona y directamente ni me lo pensaba, me echaba atrás porque que te propongan esto el primer día que hablas en persona es muy turbio.

Encima para más morbo llega mi compañero de clase y me dice:

  • Oye alguna vez te fijaste en la vecina del que vive en el bloque de en frente a nuestra altura?

  • No muchoo ¿Por? - la verdad que no se si soné convincente, pero en aquel momento por mi cabeza pasaba la idea de si me habría descubierto de alguna manera.

  • Bueno, pues la tía está muy muy buena. Hoy me hice pasar por un vecino al ver el portal abierto, entré y me fijé en los buzones para ver cual era su nombre y buscarla en insta. Tuve que probar con 3 o 4 pero al final la encontré. La tía es modelo y encima tiene 500k seguidores en insta, mira.

Efectivamente la chica era modelo de ropa y viéndola en instagram la veía aún más cañón todavía ¿Como una mujer así puede estar tan abierta a hacer algo tan raro conmigo?

El caso es que por muy raro que me pareciese al final acabé sucumbiendo. Llegaron las 2, me levanté de cama con un calzoncillo puesto y subí la persiana para ver si ella se acordaba tambien. Al principio tenía todas las persianas cerradas hasta que abrió un poco una y allí estaba, con lencería con muchas transparencias.

Yo ya estaba bastante a tono cuando me hizo gestos de que no podía llevar ese calzoncillo puesto. Yo aún algo nervioso me lo bajé y ella parecía disfrutar de lo que veía. Me hizo gestos para que me empezara a tocar y yo le volví a obedecer. Me la empecé a cascar justo delante de la ventana y ella empezó a acariciarse por encima del tanga. La verdad que la vista de esa tía en ropa interior era todo un espectáculo, normal que fuese modelo. Gracias a eso mi polla llegó rápido a su máximo explendor, 22cm.

La tía cada vez abría más la boca y acabó por meterse la mano por dentro del tanga para hacerse unos buenos dedos. Yo llevado por el excitamiento dejé de estar tan cortado y le hice un gesto con la otra mano para que se quitase el sujetador ya que tenía muchas ganas de verle aquellas tetas que para ella ser tan delgadas parecían bastante grandes. Ella hizo caso y liberó aquellos melones desproporcionados respecto a lo delgada y pequeña que era y también tiró su tanga hacia la otra esquina de la habitación y me dejó ver también ese coñito perfectamente rasurado. Se puso de rodillas pegada a la ventana como intentando mostrarme bien como se metía esos dedos totalmente excitada por exhibirse.

Llegó a tal el punto de excitación de los dos que llegó un punto que nos miramos a los ojos el uno al otro y nos excitamos de ver lo calientes que nos poníamos entre nosotros. Nunca había tenido esa sensación tan fuerte con otra persona. Yo estaba a punto de correrme y ella tenía pinta de estar gimiendo de lo lindo por lo que abría la boca y sus posturas.

Todo era perfecto hasta que ella de repente hace un movimiento brusco mirando hacia la puerta de su habitación. Se levanta corriendo y cierra la persiana a las prisas ¿No vivía sola entonces? Nunca me había fijado si había alguien más.

Esa fue mi primera experiencia con mi vecina. Os pondré el resto si veo muchas lecturas en este relato y si me lo pedís en comentarios, así que ya sabéis dejadme en comentarios que os pareció.