Nos fuimos de la obra.

Nos apretábamos muy duro y tratábamos de llegar las lenguas lo más profundo que podíamos. Era un beso muy fuerte y salvaje. Nos entregamos a la lujuria y nuestras manos comenzaron a tocar nuestras partes. El comenzó a tocarme los senos, mientras yo baje mi mano a su entrepierna y comencé a masajear su miembro por sobre el pantalón.

Hola mis íntimos lectores, les traigo otra de mis aventuras. De verdad quiero reiterar las gracias por la gran acogida que le han dado a mis historias y sus comentarios.

Espero que todos hayan podido entrar a mi blog y ver tanto las fotos como los otros relatos publicados. También me gustaría que dejaran algún comentario para que me animen a seguir escribiéndoles de mis aventuras.

Voy a pedir disculpas, a los lectores que les prometí que hoy publicaría el relato de una amiga. Ella ha tenido algunos problemitas, y me pidió que por favor no lo publicara. Y como esa era una de las clausulas respete su decisión, ella tenía que aprobarlo.

Puedo decirles que a pesar de todo. Me sentí satisfecha, porque ella me confeso que mientras leía el borrador. Tuvo que masturbarse y acabo como  tenía tiempo no lo hacía. Esa es mi tarea en esta página. Escribo por y para ustedes. Si un solo lector logra excitarse con mis aventuras y acaba masturbándose, ya me siento satisfecha.

Y hora sin más preámbulos, sigamos con la continuación de mis infidelidades consentidas. Como en los relatos pasados, colocare una parte de la última aventura para que retomen el hilo de la historia.

Mi esposo seguía bombeándome y yo jadeaba y metía los dedos en mi vagina. Quería arrancar el orgasmo de raíz. Terminaron de llegar los espasmos finales. Mis piernas flaquearon, perdí el equilibrio y mi marido me sujeto.

Recompusimos nuestra ropa y mi esposo me llevo del brazo a la salida. Al pasar cerca del chico. Me agache un poco y lo bese en la boca. Luego mi esposo me beso también y quedamos de acuerdo: que era el mejor primer polvo del año que habíamos tenido, y con ese pensamiento, nos fuimos a casa.

Ya se acabaron las vacaciones Decembrinas y comenzamos a laborar.  La sorpresa con que nos encontramos todos, fue que la obra, al no culminarse en el plazo acordado. El gobierno tomo las instalaciones y había rumores de despidos y el mando lo tomaría otra constructora.

Para hacer corta esta anécdota.  Después de infructuosas querellas y búsqueda de recursos. Se perdió el pleito y muchos se fueron a la calle.

La administradora para la cual yo trabajaba de asistente. Hablo con los jefes y les hizo saber que yo era una persona responsable y debido a la experiencia que había acumulado bajo su tutela. Bien le servía a ella en las oficinas donde íbamos a ser trasladadas.

Así fue como en una semana, pase de estar metida en una obra, entre tierra y polvo por todos lados. A unas oficinas en la zona de Los Cortijos, en un gran edificio al Este de la ciudad.

Pasados varios meses ya colocadas en nuestras nuevas oficinas. De vez en cuando teníamos la visita del ingeniero encargado de la obra anterior. El acudía por sus obligaciones en otras construcciones de la empresa, y aprovechábamos para charlar todo cuanto había acontecido.

En algunas ocasiones, él nos invitaba, a la administradora y a mí, a salir y tomarnos algo, fueron varias invitaciones, pero todo quedaba en ponernos de acuerdo con el día y de hay más nada pasaba.

En esta ocasión. Estaba yo en el cuarto de fotocopiado, cuando llego el ingeniero. Ya había estado saludando en la oficina y le informaron que yo estaba sacando unas copias que el necesitaba para ese día.

-Hola - me saludo dándome su habitual beso en la mejilla-. Me avisaron que estabas acá adelantándome el papeleo.

-sí, tu sabes cómo soy yo de eficiente. ¡Siempre lista! – y me reí un poco.

-bueno, tengo que pagarte el favor. ¿Qué tal si te invito algo? Y no te acepto un no como respuesta, mira que las he invitado otras veces y nunca van.

-está bien, pero tiene que ser después del trabajo, y tengo que avisarle a mi esposo que voy a llegar un poco tarde – lo mire al rostro para ver qué cara ponía con lo de mi marido, pero nada, no hiso ningún gesto.

  • si está bien, podemos hacer esto – y se me acerco en modo confidente-. Yo llamo ahora a tu jefa por teléfono, y le pido que te deje salir una hora antes para que me acerques unos documentos que olvide en la oficina.

  • ¡AH! ¿Pero yo pensaba que ella iba con nosotros? - «Yo pensaba que ella estaba incluida en la salida, y por eso lo pregunte».

-jajajaja, ¿tú crees que ella va a ir? Además tu eres la que está haciendo todo el trabajo, no se hable más – y tomándome una mano me dijo-. ¿Vas a ir o no?

-ok está bien, ¿pero cuando? ¿Hoy?

  • sí, o cuando tú quieras, por mi puede ser hoy.

-está bien, yo te llamo si ella me da el permiso.

Hecho, yo estaré cerca haciendo unas diligencias y te paso buscando.

Y así, al llegar a la oficina, ya tenía una salida formal con el ingeniero. Lo primero que hice fue llamar a mi esposo y contarle lo que paso. El tan bello y complaciente como siempre, me animo a ir a la cita y me pregunto cosas como que si estaba depilada y si mi vaginita estaba rasurada, y otras cosas morbosas.

No sé si mi esposo tiene un sexto sentido para esas situaciones o es muy pícaro. Pero la conversación por teléfono, la termino diciéndome: ese tipo te la va a pedir hoy y si no, va a cuadrar otra salida para cogerte.

Se hiso la llamada, mi jefa que estaba en su escritorio frente al mío. Me llamo.

-el ingeniero pedro, dejo unos documentos olvidados en mi escritorio y necesita que los lleves urgentes a unas oficinas en el C.C.C.T.

-¿no puede ir otro? – puse cara de pocos amigos, yo sabía que no habría nadie para ir, pero no quería verme muy dispuesta.

-no tenemos mensajero, así que te toca.

  • ok, me arreglo y voy.

Ya con todo listo, tome el ascensor y llame al ingeniero.

-voy saliendo, estoy en el ascensor.

Me dijo que lo esperara en el frente del edificio, pero yo, como no quería levantar ningún comentario. Le dije que lo esperaría en la esquina para que nadie me viera y le explique cuál era mi razón.

El llego, me monte en la camioneta, y me pregunto a dónde íbamos. Yo le comente que había un sitio a una cuadra, donde nos refrescábamos a veces los compañeros de oficina, rodamos y llegamos a un auto mercado, que por un lateral, tenía una licorería. Aparcamos en el estacionamiento y me pregunto.

-qué quieres tomar.

  • yo quiero una smirnoff – esta bebida es como una cerveza pero a base de vodka con el clásico sabor del limón-. ¡Que este bien fría!

-Ok, tomaremos smirnoff entonces.

Se retiró y al rato llego con cuatro smirnoff Bien frías. Se montó destapo dos y brindamos.

-porque se repita – fue su brindis.

-si – después de darme un buen trago-. Tenía tiempo con ganas de tomarme una de estas.

  • bueno cuando quieras tomártelas, solo tienes que avisarme.

Tome el teléfono y comente.

-tengo que mandarle mensaje a mi esposo que voy a llegar tarde.

-¿qué le vas a decir? – dándose un trago.

-nada que estoy con unas amigas tomándome unas cervezas.

-¿una mentirita blanca?

-si…

Mande el mensaje a mi esposo y le dije: estoy en el auto mercado de los chinos, me estoy tomando unas frías con el ingeniero y le mande unos besos. El me contesto que estaba bien y si nos íbamos a otro lado que le avisara.

Nos tomamos las smirnoff Hablando de la empresa y los empleados. Luego él fue por otra ronda, esta vez trajo seis. Seguimos hablando de todo. Cuando en un momento la conversación giró en torno a mi persona.

Comenzó preguntándome cosas triviales de la familia, luego hablamos de cuando trabajaba en la construcción y me hizo saber que él, me observaba mucho. Me hizo recordar las licras que usaba en ese tiempo y me confeso que el siempre trataba de verme algo más por debajo de la bata.

Me dio un poco de risa saber esa confesión de su parte, y también algo de pena. Solo atine a decirle.

-valla, jamás me imagine eso de su parte – y me quede mirándolo mientras me daba un trago.

-bueno, ¿porque no? Yo soy un hombre igual que todos  los que trabajaban contigo. Y pude ver que yo solo no buscaba de verte más de lo debido.

-¡jajajajaja! – Reí con un gesto de coquetería-. Lo que pasa es que ustedes los hombres no pueden ver una escoba con falda porque se la quieren coger…

-no te lo voy a negar que me llamas la atención, claro te digo esto sin ánimos de faltarte el respeto.

Bingo: recordé lo que me dijo mi esposo. Y comencé a pensar la posibilidad que en algún momento este hombre me pediría tener sexo. Las smirnoff  me tenían un poco encendida, y este detalle inclinaba la balanza a su favor, cuando yo estaba en ese estado, era muy fácil excitarme y estar dispuesta para el sexo. Era como estar servida en bandeja.

No le hice ningún comentario. Seguí bebiendo en silencio y lo deje mover a él las piezas. Quería saber hasta dónde llegaría con este juego.

Yo tarareaba una canción que sonaba en la radio, y el por su parte seguía bebiendo y se entretuvo mirando las personas que estaban frente a la licorería. Luego se dio la vuelta y me pregunto.

-¿estas molesta por lo que te dije?

-no vale, para nada, solo que me sorprendió que me dijeras esas cosas porque nunca me demostraste otra cosa.

-ok, te voy a ser sincero. Tú me gustas desde hace tiempo, pero no me atrevía a decirte nada porque no quería propasarme contigo. Eres una mujer casada y no sé como lo hubieses tomado

-sí, está bien que recuerdes que soy casada y muy feliz…

-yo estoy claro en eso, pero ¿no le puedes decir otra mentirita blanca a tu esposo?

-¿Cómo porque? – ya sabía yo lo que estaba tramando, pero no quería quedar como una regala ante él, así que alargaría el momento lo más que pudiera hasta que convirtiera en suplica su pedido.

-quería pedirte un beso, uno solo, y si te sientes mal, lo dejamos así – se dio un trago, su rostro se veía como preocupado, tal vez pensaba que yo me negaría, pero con su gesto me pedía que dijera sí.

Me quede mirándolo, luego me di un trago y volví la mirada a la ventanilla. El por su parte comenzó a decirme cosas agradables y trataba de convencerme con sus argumentos; así pasamos un buen rato, ya me había terminado la smirnoff que tenía, y el, la había repuesto sin dejar de hablarme y mimarme.

-bueno siempre hay una primera vez – le dije mientras buscaba su mirada con la mía-. No es que no me da cosa con mi esposo. Pero quiero probar algo diferente, no lo tomes como que soy una loca, tal vez es así como tú dices: « que él ya me lo puede haber hecho con otra». Si es así, no lo sé, pero no es por venganza por un supuesto. Es algo distinto: quiero hacer algo que no he hecho antes, quiero sentirme viva «mentí descaradamente».

El me miraba con una sonrisa pícara, extraña, y yo pensaba: «¡ ya debe pensar que me tiene en la olla!». Acto seguido, se acercó a mí, y con su mano, me tomo por la parte atrás de mi cuello y me atrajo hacia él. Yo cerré los ojos para esperar el contacto con los labios.

Al principio, me dio un beso suave en la boca, pero luego comenzó a pasar la lengua sobre mis labios. Me los comenzó a chupar y luego fue metiendo su lengua en mi boca. Yo que ya lo esperaba, comencé a separar los labios, para sentir el roce de su lengua en mi interior.

Al entrar en mí. Comencé a enrollar su lengua con la mía; ya en ese momento, estábamos completamente abrazados y nuestras lenguas entraban muy adentro una en la boca del otro.

Nos apretábamos muy duro y tratábamos de llegar las lenguas lo más profundo que podíamos. Era un beso muy fuerte y salvaje. Nos entregamos a la lujuria y nuestras manos comenzaron a tocar nuestras partes. El comenzó a tocarme los senos, mientras yo baje mi mano a su entrepierna y comencé a masajear su miembro por sobre el pantalón.

Su verga estaba dura, me deleitaba recorriendo las formas del pene por sobre la tela que lo separaba de mi mano. Y el por su parte, para no quedarse atrás, una vez que hubo masajeado mis tetas a su antojo. Bajo las manos hacia mis nalgas y luego las metió en mi entrepierna. Comenzó a apretarme el coño, pero el pantalón, no le dejaba mucho margen para el toqueteo.

Nos separamos para tomar un poco de aire, y nos percatamos que había más personas en la zona bebiendo y charlando. Yo agache la cabeza como si estuviera avergonzada. El me tomo de la mano y me pregunto si quería que fuésemos a otro lado. Yo asentí sin levantar la cara, quería que pensara que esto era nuevo para mí y estaba apenada con él.

Él se bajó y fue por más licor, imagine que quería mantenerme ebria para que no me negara a sus intenciones, pero la verdad era que ya tenía mi cuca chorreando jugos vaginales. Me entraron ganas de ser penetrada por ese hombre y no lo iba a dejar pasar.

Aproveche mandarle un mensaje a mi esposo:

-hola amor, estoy un poco ebria, tenías razón, voy  en camino de comer salchicha italiana (el ingeniero era de padres italianos)

-jajajaja espero que comas bastante salchicha y si tragas por el culito también es bueno.

-ni lo dudes, hoy llego con el culito lleno de cremita, nos vemos luego, ya regresa.

Guarde el móvil en el momento en que llegaba. Me dio mi smirnoff, tomo la de él, nos dimos  un trago. Encendió la camioneta y nos fuimos. Yo seguía con la cabeza gacha, mientras el conducía. Comencé a mirarlo de reojo para detallarlo bien. Hasta entonces nunca me paso por la mente nada pecaminoso con ese tipo, y el por su parte, jamás me había dicho nada hasta ahora.

Tenía un físico normal, no era muy simpático pero se veía bien. Buena vestimenta, y olía muy rico. Luego recordé aquella vez que estaba limpiando la mesa de la oficina de conferencias cuando el llego y estaba viéndome el culo, recordé su cara. Aunque lo disimulo, yo note que me miraba a escondidas para que no me diera cuenta. Y me dije « ¡este loco tiene tiempo pendiente de mí!»

Bajamos por el  parque del este (actual parque Miranda) y tomamos la autopista Francisco Fajardo, sentido este.

-¿a dónde vamos? – pregunto.

  • que sea cerca de mi casa – le dije-. No creas que soy así, debe ser el alcohol, no es que no quiera, pero no quiero que creas que soy una mujer que se acuesta con el primero que se lo pide.

-no te preocupes, no estoy pensando nada malo de ti. Hay un sitio en la zona del Paraíso, muy discreto. El me miraba y volvía sonreír  con picardía.

Llegamos al hotel, hizo los pagos, y cuando entramos, pude ver que eran varias cabañitas muy discretas. Aparco en el estacionamiento de la cabaña, cerro el portón.

-ya te puedes bajar – me dijo.

Me baje suavemente y me quede en la puerta de la camioneta esperándolo. Él se acerca, me abraza me mira fijamente y comenzó a besarme. Me metía mano por todo el cuerpo, me agarro las tetas y luego fue bajando por mi cuerpo. Me mordía la oreja y de pronto me dice.

-¡coño! ¡No sabes cuánto esperaba yo este momento!

Nos metíamos lengua el uno al otro y nos apretábamos duro. Su lengua recorría todo el interior de mi boca, y luego se enroscaba en la mía. Yo hacia el mismo trabajo con su boca.

Por la forma de besarnos, salivábamos mucho, sentía como el chupaba mi saliva y yo comencé a beberme la de él.  Estábamos en un éxtasis supremo. Sentí como temblaba en mis brazos y recién note que yo también estaba temblando. No sé si era la pasión o nervios por lo que pensábamos hacer.

Yo me le restregaba sobre la verga y se la apretaba por sobre el pantalón. Luego me di la vuelta y comencé a restregarle el culo por sobre la verga; la sentía dura y lista para la acción. A mí me picaba la ropa, quería ya estar desnuda y empalada con ese miembro.

El me tomo de las caderas y me apretó contra él, yo seguía girando el culo y hacia movimientos de cadera semejando la penetración.

Nos separamos y subimos las escaleras a  la habitación. Ya dentro el destapo dos botellas, me dio una y me senté en la cama a tomar. Luego él se acercó, me levantó y comenzamos de nuevo a besarnos y acariciarnos. Me fue quitando la ropa poco a poco, mientras me acariciaba las tetas, las nalgas. No dejaba ninguna parte de mi cuerpo sin tocar.

-¡coño, quiero es verte! – me dijo—. ¡Quiero verte así como estas ahora!

Aun me quedaba la ropa interior. Entonces lo empuje para que callera sentado en la cama, y comencé a girar, haciendo movimientos sensuales con la cintura y acariciando mis pechos por sobre el sostén.

El sentado al borde de la cama, me tomo por la cintura y me atrajo hacia él. Comenzó a acariciar y besar mis nalgas, me pasaba la lengua por los cachetes y luego me las besaba, luego me volteo, me saco el sostén y comenzó a chuparme los pezones y lamerme las tetas metió una mano entre mis pantaletas y empezó a masturbarme mientras comía mis pezones.

Luego del toqueteo, comenzamos a besarnos de nuevo. Le quite la camisa y seguí con los pantalones. Al bajarle los bóxer. Salto su verga dura, y sin poderme resistir, la tome comencé a pasarle la lengua por el glande para luego meterlo completo en mi boca. Lo succionaba con delicia y le pasaba la lengua a todo lo largo.

-¡Ya va! ¡Ya va! – me freno -. ¡Si sigues mamándome así me vas a hacer acabar en tu boca! ¡Me voy a ir rapidísimo! ¡Espérate, vamos a cambiar de posición!

Asumí que su excitación estaba al máximo y tenía que ir con cuidado si no quería que esto acabara antes de comenzar. Me recosté en la cama a espera de su decisión. Él se subió sobre mí, y me dio un beso de lengua. Luego fue bajando sus besos por todo mi cuerpo, beso mi cuello, mis senos, pasó sus besos por mi vientre. Siguió bajando y se metió entre mis piernas.

Abrió mi vagina con sus dedos y comenzó a pasar la lengua por mi vagina, me lamia y chupaba los labios vaginales, metía su lengua en mi agujero y sacaba los jugos que ya comenzaba a destilar. Luego llego a mi clítoris, lo hizo salir y comenzó a lamerlo como un caramelo. Le pasaba la lengua, luego lo metía en su boca y lo chupaba.

Yo suspiraba. Estaba en el séptimo cielo, este bastardo estaba amenazando con sacarme mi primer orgasmo, y lo peor, de la forma que más me gusta: una buena mamada de cuca, que me deje hasta el cerebro seco de tanto soltar fluidos.

-¡aahhh! ¡sii, si. Me vas a hacer acabar – le dije, mientras tome su cabeza y la apretaba contra mi cuca –. ¡Si, mámame así, comete todo mi coño!

Yo gemía fuerte, estaba muy excitada, me deje llevar por el momento y me abandone al placer. El orgasmo estaba en mi garganta. Quería llegar como un grito, lo contuve todo lo que pude.

-¡Anda… mete un dedo en mi culo! – le dije y me levante un poco para separar mis nalgas.

El, no perdió tiempo. Sin dejar de mamarme, fue metiendo su dedo en mi trasero. Y ahí si me abandone a todo. Quería sentir un orgasmo desgarrador.

-¡aahhh, aahhhh! ¿Esto es lo que querías verdad? ¿Mamarme la cuca como a una puta? – mientras le decía eso, levante mis piernas hasta mi abdomen y las separe para darle mejor acceso –. ¡oohhh si, chúpame, chúpame más! ¡Dame con ese dedo duro por el culo!

Ahora sí, estaba lista. ¡Exploto mi orgasmo!

-¡aahhhh, si, si, mámame, aahhh, que rico, lámeme mis jugos – atraje de nuevo su cabeza hacia mí, y él seguía pegado como una ventosa en mi cuca, bebiéndose mi acabada junto con mi orgasmo.

Después de mi primer orgasmo en la boca del ingeniero. Aun sin reponerme, él se colocó sobre mí, y fue metiendo su verga en mi vagina lentamente, mirándome. De nuevo esa sensación tan rica, sentir la verga de otro hombre, abriendo mis labios vaginales con la cabeza de su miembro. Me la metió hasta el fondo y comenzó a cogerme lentamente. Luego se paró, me levanto las piernas y las coloco de forma que mis pies quedaron apoyados en su pecho, y así comenzó a cogerme duro. A ratos se para y me decía.

–no, yo tengo que disfrutar esto. Ya va, ya va –. Yo me le meneaba como le hago a mi esposo y el seguía – ya va ya va que me vas a hacer acabar –. Después de un rato él me dijo – yo quiero acabar pero así – él se acostó en la cama y yo me monte sobre él, tome su pene y lo guie a mi gruta, me lo metí en la cuca de un solo golpe y comencé a cabalgarlo.

Me le meneaba duro y nos besábamos. Luego me incorpore y quede sentada sobre su miembro.  Cuando comencé a apretarle el pene mientras meneaba las caderas, el ingeniero, se fue rapidísimo. Sentía los latidos de su verga en las paredes de mi cuca, mientras descargaba toda su leche dentro de mí.

Ya que él había acabado. Solo tenía que preocuparme por alcanzar mi orgasmo. Como esta es mi posición preferida para acabar. Me acomode para sentir el mayor placer posible: Así que me recosté sobre su pecho, metí mi lengua en su boca hasta enrollarla con la de él. Y comencé un movimiento de pistón, arriba y abajo, rápido mientras nuestras bocas seguían unidas cambiando saliva en un beso de lengua salvaje.

En esa posición, era bastante el flujo que me bajaba y mezclado con el semen de él, era el lubricante perfecto. Se podía escuchar el característico: plof, plof, plof cada vez que mi vagina tragaba toda su verga y los labios golpeaban en la base de su miembro.

Mientras sentía como cada vez salía más leche y flujo de mi cuca. Acelere los movimientos, lo abrace fuerte y me vine. Acabe como una loca en un orgasmo espectacular. Seguía dándome sobre su tranca aun después de haber terminado, fue un movimiento frenético que quedo en mis caderas.

Fui disminuyendo la velocidad de las acometidas hasta detenerme y luego caer a un costado del ingeniero. Nos quedamos tendidos en la cama un rato.

La verdad yo estaba un poco cansada por el trabajo y me imagino que él estaba igual. Mientras comenzamos a hablar sobre cosas del trabajo y la casa. El comenzó a acariciarme las piernas.

-coño que rico, no sabes lo bien que me haces sentir. No pienses que te estoy utilizando pero es que tú me llamas mucho la atención – yo no lo miraba, el me tomo el rostro y me hizo mirarlo –. Yo no pienso que seas una puta como dijiste hace un rato.

-¡tranquilo! – Le dije –. Yo soy así, en realidad me gusta sentirme medio puta, y con lo que acabamos de hacer,  ya soy una puta completa. Jajajaja, si escucharas el tipo de frases que suelto cuando hago el amor, te asustas,

Después de estar un rato acostados, me levanté y fui al baño y cuando me estaba bañando, él se metió también. Empezamos a enjabonarnos y yo me entretuve enjabonándole la verga hasta que se la hice parar de nuevo.

Me arrodille y comencé a mamársela, le pasaba la lengua por las bolas y después subía por el tronco del pene haciéndole círculos y estímulos con la lengua, hasta llegar a la cabeza de la verga.

Al llegar allí, pasaba la lengua por la rajita de la cabeza y luego metía todo el glande en mi boca, lo succionaba, lo lamia, me iba al frenillo, se lo chupaba y lamia también.

Tenía la verga ya preparada para otro combate, el me levanto, nos besamos y salimos del baño. Puso a llenar el jacuzzi. Mientras se llenaba, nos acostamos en la cama y comenzamos a besarnos y meternos mano.

Una vez lleno, nos metimos al jacuzzi y después de varias caricias y besos, empecé a mamarle el guevo y él me metía varios dedos en la vagina. Comenzó a pajearme mientras yo le mamaba bien rico su verga.

-Ahhhh, me voy-. Me dijo, y yo aumente mi succión a la verga mientras lo pajeaba, cuando sentí su descarga en mi boca. El me tomo por el cuello y me daba como si me estuviera cogiendo por la boca.

Dejo todo su semen en mi garganta, yo seguía chupando y tragando su leche. No deje caer nada. Como él también me estaba masturbando. Al tomarme por el cuello y coger mi boca para luego eyacular dentro de ella. Me hizo tener un orgasmo junto con él. Luego levanté la cara y le mostré lo que quedo de su semen en mi boca sobre mi lengua, y luego lo trague.

Mientras nos reponíamos, se me ocurrió prender los chorros del jacuzzi. Había leído una vez que si te colocas sobre La salida del agua, que te de directo en el clítoris puedes tener un orgasmo.

Así que me dispuse a disfrutar de esta nueva experiencia. Estaba de espaldas al ingeniero, abierta de piernas semi agachada sobre el flujo del jacuzzi disfrutando como la presión del agua chocaba contra mi clítoris.

Cuando siento sus manos en mi cintura, parece ser que la vista lo excito de nuevo y teniéndome sujeta, comenzó a restregar la cabeza de su verga por mi vagina.

Entre el agua y su miembro, me estaban llevando al delirio, cuando siento que lo acomoda y me da una esto estocada, se clava bien profundo en mi vagina y comienza a bombearme duro.

─¡HHAAA! ¡SSIII! ¡Dame durooo! ¡Andaa papi dame duro!

Me agarro más fuerte por las caderas y me daba durísimo, me hacía balancearme adelante y atrás, cuando me envestía, con el impulso me iba adelante y el fuerte me alaba de nuevo atrás incrustándome toda su verga en mi cuca.

Estaba rezumando placer por todos mis poros, cuando él se detuvo y me pidió que fuésemos a la cama.

Una vez en la cama, nos acostamos de lado uno frente al otro. Me fue rozando la vagina con la cabeza de su verga, mientras nos acariciábamos y nos besábamos. Yo levanté la pierna y se la puse sobre la cadera, para facilitar sus caricias.

En un momento dado, comenzó a apuntar la cabeza de su verga en la entrada de mi vagina, sentí cuando abrió los labios y se perdió dentro de mí.

Me estuvo dando un rato así de lado, pero luego me puso de frente, se subió sobre mí y encajo su verga de nuevo lo más profundo que pudo. Me comenzó a besar mientras me daba duro con su verga por mi cuca.

Fue fácil encenderme de nuevo ya que el juego del jacuzzi me había llevado casi al orgasmo, así que nada más empezar de nuevo en la cama ya estaba súper excitada y comencé a pedir lo que más me gusta.

─¡AAHHH! ¡Dame, dame guevo! ¡Duro, duro! ¡Dame así así papi! ¡Dame guevo AAHHH!

Mientras disfrutaba esa arremetida de guevo que me daba el ingeniero, le pedía que me diera más duro y profundo, le apretaba la verga con mi vagina y lo besaba, le chupaba la lengua y meneaba las caderas como una posesa.

Todo este movimiento no podía durar mucho. Sentí cuando comenzó a latir su verga, signo inequívoco que estaba acabando y derramando todo su semen dentro de mi cuca.

Era mi turno, apreté el miembro todo lo que pude y me deje llevar por el orgasmo que me venía en ese momento. Di varios gritos ahogados y con cada contracción apretaba la verga duro para exprimirla bien.

A él le gusto la sensación cuando se lo apretaba, solo empujo la verga más dentro de mí para que se la masajeara completa y me dejo terminar con todos mis espasmos. Aun después de terminar, él se quedó un buen rato dentro de mí y yo seguía apretándolo.

Luego rodo y quedo acostado a mi lado recuperando la respiración. Ya me sentía bien satisfecha, y deseosa de disfrutar con mi marido de esta aventura, sí que Le dije.

─ ya tengo que irme, no quiero que mi esposo empiece a preguntarme por llegar tarde.

─ Ok está bien, si tú quieres nos vamos.

Me levante y fui al baño. Tome un poco del papel toilette e hice una bola, lo metí en mi vagina a forma de tapón, me coloque las pantaletas y termine de vestirme.

Después de salir, me dejo en una estación. Al bajarme, lo primero que hice fue mandarle un mensaje a mi esposo desde mi celular: «ya voy en camino, prepárate que te llevo una historia magnifica y con regalo»

Me monte en el metro repasando mi última aventura, iba pensando: « ¡que puta soy, como me goce esa verga del ingeniero! »

Llegue a casa y mi esposo ya estaba listo. Me esperaba desnudo en la cama.

─Hola cariño, veo que ya estás listo.

─ ¡claro amor no hay que perder tiempo! ¿Cuál es el regalo?

Comencé a quitarme la ropa y una vez que quede solo con las pantaletas. Me acosté en la cama y le dije.

─ de aquí sigues tú, quita lo que queda y ve dentro de mi cuca.

Se incorporó, se metió entre mis piernas y comenzó a quitarme las pantaletas. Luego que término le dije.

─ abre mi cuca y ve lo que tengo dentro.

El separo mis labios vaginales y al ver el tapón de papel, se sonrió ya sabía que venía llena de semen de otro macho y lo guarde todo para él.

Me coloco en cuatro antes de sacar el tapón. Es su posición preferida para cogerme cuando estoy cargada de leche. Me hace poner la cabeza sobre una almohada y con el culo levanto, me clava su verga y comienza a cogerme duro.

Él no es como esos tipos que he leído que le gusta mamar la cuca de sus esposas llenas de semen de otro hombre, a él, no le gusta hacerlo ni con su leche. Pero lo que si lo vuelve loco. Es penetrar mi coño recién cogido y cargado de semen.

Me pone en cuatro y comienza a darme duro. Le fascina ver como el semen de mi amante se va convirtiendo en una nata espumosa con sus embestidas, y mientras esa espuma comienza a salir de mi coño y corre por mis labios. Él va disfrutando como le cuento mí  recién aventura entre jadeos y suspiros mientras descargo el semen espumoso.

Se, cuanto lo disfruta, y yo lo disfruto igual que él. Ser su puta personal me enloquece. Y llevarle el semen para que el me coja luego, me hace sentir más puta aun, soy como un recipiente contenedor de esperma para él.

Algunos pensaran que somos unos enfermos pero es nuestra forma de disfrutar el sexo, y créanme, la pasamos de maravilla.

Continuara.

P.D. con este relato,  enviare nuevas fotos. Ahora sí, cuando pidan las fotos, especifiquen si son del primer, el segundo o el tercer relato. Besos, mi correo es:

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Quiero pedirle encarecidamente que no me escriban por otro medio que no sea mi correo. No contestare a ningún otro. También quiero dar las gracias, a todos los que me mandaron fotos de sus vergas.  También los que me enviaron fotocorridas. Mi colección ha crecido, pero no duden en mandarme más. Quiero masturbarme con sus vergas y fotocorridas. A los que ofrecieron las fotos y nunca las mandaros. También les doy las gracias por leerme. Un gran beso para mis íntimos lectores. Les prometo que mi próximo relato será más corto y lo publicare más rápido. Ahora si besos, besos muchos besos para ustedes mis íntimos lectores.