Nos dejamos llevar en un sex shop

Nunca nos pudimos imaginar lo que nos pasó en un sex shop de Madrid.

El siguiente relato es completamente ficticio. Es la continuación ficticia de un relato que sí que es completamente cierto y que publiqué y podéis encontrar aquí:

http://www.todorelatos.com/relato/112593/

En el anterior relato, cuento como fue mi primera experiencia como bisexual junto a mi novia Marta. Me presentare de nuevo para los que no os hayáis leído el citado relato.

Me llamo Mikel tengo 23 años, desde hace un par de años estoy saliendo con una chica de mi misma edad llamada Marta. Yo soy un chico normalito, con un cuerpo normal y una dotación también de la media, pero ella es una chica muy guapa con un cuerpo muy atractivo, mide 1,63, delgadita pero con unos pechos y un culo de escándalo.

Después de lo acontecido en ese primer relato donde descubrí por sorpresa y gracias a una “travesura” de Marta que, aun no gustándome los hombres, sí que me excitaba que me penetraran. Tras lo ocurrido en aquel viaje a Madrid, no hemos vuelto a hacer nada de eso, hemos seguido manteniendo un nivel sexual normal, aunque sí que ella se compró un arnés y lo usa de vez en cuando para darme placer a mí también y que no se me olvide lo que se siente al ser penetrado.

Habían pasado ya 6 meses desde nuestra visita a Madrid, y ese fin de semana de abril íbamos a volver. Nos gusta la ciudad, y solemos ir una vez al año. Haciendo la maleta no me pude contener y la pregunté:

-        ¿Esta vez no tendrás ninguna sorpresa como la vez anterior no?

-        No tranquilo – me dijo sonriendo – eso fue algo especial.

Terminamos de preparar todo, cogimos el coche y nos pusimos en marcha hacia la capital. Salimos temprano y llegamos allí el viernes por la mañana. Dejamos las cosas en el hotel y fuimos a dar un paseo por la ciudad, a sacarnos fotos, ver tiendas, al igual que hicimos también el día siguiente. El sábado por la noche decidimos salir a tomar algo, esta vez hacia un tiempo muy agradable, ideal para pasear por la noche sin tener frio. Estuvimos tomando algo en un bar, hablando tranquilamente.

Cuando salimos, por la hora que era, nos dirigimos ya al hotel. En una calle bastante apartada, nos fijamos en las llamativas luces de un local y nos acercamos para ver de qué se trataba. Era un sex shop. El escaparate estaba tapado con telas negras, no se podía ver nada dentro, supongo que para guardar la privacidad de los clientes. Nos miramos los dos, pensando si entrabamos o no:

-        ¿Quieres entrar? – la dije – Por ver como es un sex shop.

-        Vale, sí.

Nunca habíamos entrado a uno, el arnés que compramos lo compramos a través de un sex shop online y nos llegó por mensajería. La verdad es que nos daba mucho corte ir a un sex shop de nuestra ciudad y encontrarnos con alguien conocido. Pero ahí en Madrid no teníamos ese problema estando a tantos kilómetros de casa.

Abrí la puerta y deje que Marta pasara primero, como un caballero. En el interior había varias estanterías con multitud de objetos, muchos de los cuales yo no sabía ni que existía algo para esa función. La luz era muy tenue, lo que más alumbraba eran los neones que había dentro del local, dando una luminosidad de colores bastante oscura. Había un par de chicos dentro de la tienda mirando los diversos productos. Estuvimos un buen rato paseando entre los pasillos que formaban las estanterías, viendo y sorprendiéndonos en muchas ocasiones por lo que veíamos.

-        Joder, sí que hay cosas para el sexo – me dijo sorprendida

-        Ya, no sabía que había tanto – la respondí con la misma sorpresa

Tras dar la vuelta por la tienda llegamos al mostrador y nos fijamos en una puerta que estaba cerrada justo a su lado y que tenía un cartel luminoso que decía SALA X. Al ver eso Marta me pregunto:

-        ¿Qué hay ahí?

Antes de que yo pudiera responderla con un “no tengo ni idea” el vendedor que se encontraba en el mostrador la contesto:

-        Es como un cine pero solo se proyectan pelicular pornográficas.

-        Ah vale gracias – dijo Marta

-        La entrada cuesta 5 euros por persona, dentro también hay cabinas privadas donde se pueden elegir películas para vosotros solos.

La verdad es que era algo muy morboso y excitante, estaría bien hacerlo ahí, sería algo loco y salvaje y eso me gustaba. Marta me miro y pude ver en su cara como sentía lo mismo que yo. Aun así para asegurarme la pregunte en voz baja:

-        ¿Quieres entrar y vemos cómo es?

-        Vale

Le di un billete de 10 al vendedor y entramos. Dentro de esa sala la luz era muchísimo más tenue, tanto que tuvimos que esperar unos segundos para que nuestros ojos se adaptaran antes de poder andar. Cuando nuestra vista se acostumbró comenzamos a caminar lentamente, vimos la pantalla gigante donde se estaba proyectando una película porno, y se podía distinguir las siluetas de varias personas sentadas en las butacas. Nos sentamos en la última fila y estuvimos un rato viendo la película

-        La verdad es que esto me está poniendo mucho – me confeso Marta.

-        A mí también, se me está poniendo dura.

Marta puso su mano sobre mi paquete y pudo notar como era cierto. Yo hice lo mismo y puse mi mano sobre su entrepierna. Nos comenzamos a acariciar el uno el otro nuestras partes íntimas aun con la ropa puesta. Ya con la vista completamente adaptada a la oscuridad de la sala, pude ver a la derecha unas puertas, esas debían ser las cabinas de las que nos había hablado el vendedor. Me levante, cogí a Marta por el brazo y entramos en una de ellas. Cerramos la puerta con el pestillo que había y nos sentamos en el amplio sofá que se encontraba al fondo del habitáculo. Comenzamos a besarnos apasionadamente, ahí nadie nos podía ver ni molestar. Empezamos a desnudarnos, pero tras quitarnos solo una prenda Marta reparó en dos agujeros que había en las paredes laterales del cubículo y en los ojos que nos estaban viendo a través de esos agujeros.

-        Para – me dijo exaltada

-        ¿Qué pasa? – la pregunté

-        Que nos están mirando – me dijo mientras señalaba los agujeros

Que corte, aun habiéndonos dado cuenta de ellos, ninguno se retiró, ahí seguían sus ojos mirándonos atentamente. Marta y yo nos quedamos sin saber qué hacer, estábamos los dos súper cachondos, teníamos que follar ya, no podíamos esperar a llegar al hotel después de todo el calentón. Marta se acercó a mi oreja y me susurro:

-        Me da igual que nos vean, no nos conocen, vamos a jugar un rato.

-        Vale – la susurré

Marta se levantó del sofá y se puso en el centro del habitáculo mirando hacia mí, pude ver como la miraban fijamente a través de los agujeros de las pareces. Marta comenzó a quitarse la ropa despacio, como si me estuviera haciendo un striptease solo para mí y para los dos chicos que estaban mirándola a través de ambos agujeros. Se quitó la camiseta y los pantalones, se quedó en ropa interior. Comenzó a contonearse y a pasar sus manos sobre su cuerpo. Me estaba poniendo a 100 al igual que a los dos chicos que la miraban. Yo me imagine que ellos se estarían masturbando como desesperados viéndola a ella. Marta llevo sus manos a su espalda y se soltó el sujetador, ahí estaban, dos hermosos pechos bien duros. Después bajo sus manos a sus braguitas y se las quito. Ahí estaba ella, completamente desnuda, giro sobre ella misma para que yo y los dos chicos pudiéramos ver su cuerpo desde todos los ángulos y vino hacia el sofá donde se sentó a mi lado.

-        Joder, como me has puesto – la confesé.

-        Esa era mi intención cariño, ahora te toca a ti.

-        ¿Qué? – dije exaltado – que yo no sé hacer eso.

-        ¿Cómo qué no? Solo te tienes que poner en el centro y quitarte la ropa.

La verdad es que estaba tan caliente que me levante dispuesto a hacerlo. Marta se acomodó en el sofá y me lanzo un beso. Que me viera mi novia bien, pero que me vieran los dos chicos a través de los agujeros pues me daba más corte. Supuse que ambos estarían mirando fijamente a mi chica desnuda en el sofá y que no se fijarían en mí para nada. Comencé poco a poco a quitarme la ropa, tal como había hecho ella hacia unos minutos hasta que finalmente me quede solo en ropa interior.

-        Vamos, adelante – me animaba ella.

Y así lo hice, me quite los calzoncillos y me quede completamente desnudo como ella, al hacerlo ella pudo ver como estaba mi polla, completamente erecta por la situación. Antes de volver al sofá junto a ella mire de reojo hacia los agujeros y como supuse uno de ellos seguía con la mirada clavada en mi Marta, pero al darme la vuelta y ver al otro agujero, pude ver como el chico que se encontraba tras él tenía su mirada clavada en mí. Fui junto a Marta y me senté junto a ella.

-        Lo has hecho muy bien – me decía mientras me besaba.

-        Tú lo has hecho mucho mejor, mira como la tengo.

Estuvimos besándonos un rato, no me preocupe en absoluto en los dos chicos que se encontraban mirando aun fijamente tras ambos agujeros. Marta me dijo el oído:

-        ¿Sabes que el del agujero de la derecha ha estado mirándote a ti mientras te desnudabas?

-        No, no me he dado cuenta – la dije aunque sí que me había percatado de ello.

Marta se levantó y se sentó encima mío mirando hacia la puerta metiéndose mi polla de golpe, entro perfectamente, se notaba que estaba muy húmeda. La agarre por la cintura y comenzamos a follar como locos. Ella se movía como una diosa, sabia como hacerme gozar y lo hacía, al igual que yo a ella. Ambos estábamos gimiendo y haciendo ruidos que expresaban el inmenso placer que nos estábamos dando pero de repente Marta soltó:

-        ¡¡JODER!!

-        - ¿Qué pasa? – la pregunté mientras seguíamos follando

Yo al estar ella encima de mí solo podía ver su espalda, no podía ver nada más del habitáculo.

-        Nada, nada, no pares sigue – me dijo jadeando.

Pero al de unos segundos me pidió que parara, ella se giró con mi polla aun dentro de ella y me miro sonriendo

-        ¿Qué te pasa? – la pregunte un poco preocupado.

-        ¿No lo has visto? – me preguntó.

La verdad es que yo no podía ver nada, antes lo único que podía ver era su espalda y ahora solo sus pechos. Ella a darse cuenta que no podía ver a lo que se refería se apartó y pude ver lo que la impresionaba tanto. Por los agujeros por donde nos estaban mirando hace escasos minutos ahora aparecían dos pollas, una por cada agujero. Y vaya herramientas, ambas de unos 22 centímetros de un una gordura muy considerable. Al ver eso yo no pude soltar un:

-        Joder

-        Ya jaja – me dijo mi novia riéndose un poco - impresionan bastante.

Ella se levantó y fue hacia la polla de la izquierda

-        ¿Qué haces? - La pregunte procurando no levantar mucho la voz.

Ella no me contesto, simplemente me guiño un ojo, agarro con su mano esa enorme polla y la comenzó a mover. Ahí estaba yo, sentado y viendo esa estampa, no pasó mi medio minuto y ella se puso de rodillas y comenzó a mamársela. Yo me quedé ahí sin saber qué hacer. Marta me miro aun con esa polla en su boca y me empezó a hacer gestos con los ojos. Yo no sabía que es lo que quería, lo único que estaba claro es que ella no quería sacarse esa polla de su boca ni para hablarme. Finalmente tuvo que hacerlo ya que aún su insistencia con los gestos faciales, yo no podía comprender lo que quería, así que se la saco y mientras con su mano esparcía bien la saliva por la polla me dijo:

-        Te estaba diciendo que tú tienes la otra – me dijo mirando a la polla que emergía del otro agujero.

Yo me quede bastante sorprendido, nunca me hubiera imaginado que una visita a un sex shop podía acabar así

-        Venga vamos, no te cortes – me dijo justo antes de volverse a meter la polla en su boca.

Me levanté y fui hacia ese “mástil” que surgía a través del agujero de la pared. Comencé a tocarla, estaba durísima, igual que la tenía yo por cómo me ponía esa situación, la única diferencia es que la mía mide 17 centímetros, y comparados con esos 22 pues se quedaba pequeña. Yo tampoco tarde mucho en metérmela en la boca, sabía que si no lo hacía Marta me lo iba a pedir, además veía como ella de vez en cuando me miraba de refilón para ver lo que yo estaba haciendo. Al de un rato pude escuchar como Marta decía:

-        Joder, así no hay forma de follar

Gire la cabeza y vi como ella estaba intentando meterse esa polla para follársela, era evidente que la pared que había entre ellos dificultaba mucho las cosas. Marta dejo de insistir y paro, vino hacia mí y me dijo:

-        Inténtalo tú a ver qué tal te entra por el culo.

La verdad es que con el calentón que tenía no la iba a decir que no, es más, yo quería que me follaran. Así que me levante, puse la polla en la entrada de mi culo y empecé a metérmela poco a poco. Estaba claro que había hecho un buen trabajo lubricándola con mi saliva ya que entraba sin problemas.

-        Ese es mi chico – dijo Marta con una sonrisa en su boca

Sin decir nada más y mientras me follaba esa polla ella fue hacia la puerta del habitáculo, abrió el pestillo y salió, no sabía dónde iba y la verdad es que no podía pensar con claridad con esa polla metiéndose a sacudidas por mi culo. A de unos segundos pude escuchar a través de la pared como los gemidos del chico que me estaba dando aumentaban y empecé a notar como dejaba su semen dentro de mi culo. Saco su polla y se marchó. No sabía dónde había ido Marta, así que salí del habitáculo para buscarla, supuse que había ido a un sitio más cómodo a follarse esa polla que minutos atrás estaba intentando metérsela. Al salir vi que allí estaba ella, rodeada de seis chicos y todos me miraron.

-        Bueno chicos – les dijo ella – este es Mikel mi novio.

Todos me miraron fijamente, yo me moría de la vergüenza, todos eran chicos jóvenes con buen cuerpo y buenas herramientas. Pude ver como Marta le susurro algo a un chico, y agarro a otro por el brazo y se lo llevo hacia la salida, se detuvo antes de salir y tanto el como ella se vistieron tan rápido que ni se pusieron la ropa interior. Supuse que el chico que se iba con ella era el mismo que había intentado follarse cuando estábamos los dos dentro de la cabina porque era el único que tenía una dotación de 22 centímetros, los otros cinco chicos tendrían entre los 18 y 20 centímetros.

-        ¡¡¡Marta, Marta!!! – la llamé sin que ella me prestara la más mínima atención.

Cuando se terminaron del vestir salieron corriendo de la sala x. Y ahí me quede yo, ante cinco hombres que estaba claro lo que me iban a hacer. Se acercaron a mí, me pusieron de rodillas y lo que viene a continuación a penas puedo describirlo. Empezaron como locos a meterme las pollas por la boca, a veces conté hasta tres a la vez. Mi saliva salía a borbotones de mi boca y las arcadas que me daban al meterme las pollas hasta la garganta no hacían más que aumentar la cantidad de saliva. Cuando se iban cansando de que se la mamara se dirigían hacia atrás y me la metían por el culo sin ningún miramiento ni delicadeza. Yo estaba completamente inmóvil, no podía hacer nada. Era un objeto y estaba siendo usado por  esos hombres. Me metieron pollas por el culo de dos en dos a veces. Finalmente todos se iban corriendo y se marchaban, parecía que se habían puesto de acuerdo ya que todos se corrían dentro de mi culo. El último terminó y antes de irse me dijo:

-        Oye, me ha dicho tu novia que se ha llevado ese tío al hotel para follárselo como es debido.

Cuando terminó la frase se fue y ahí me quede yo tirado en el suelo. Al de un rato comencé a levantarme y a vestirme. Salí de la sala x, dije adiós al chico del mostrador y salí del sex shop camino al hotel, esperando que para cuando llegara, Marta hubiera terminado ya con ese chico. Por el camino podía notar como me iba chorreando por las piernas el semen que salía de mi culo. Normal, tenía 6 corridas dentro.

Finalmente llegué al hotel, subí a la habitación y toque a la puerta ya que la única tarjeta llave la tenía Marta. Me abrió la puerta el chico, y no se cortó nada, me abrió la puerta completamente desnudo y con su polla completamente erecta e impregnada en una sustancia densa y blanca.

-        Hola Mikel – me dijo amigablemente – pasa que ya casi hemos terminado.

-        ¿Qué es eso que tienes la polla? – le pregunte mientras entraba.

-        Lubricante anal – me respondió con total naturalidad.

No me lo podía creer, el culo de Marta era virgen, y ese tío la iba a quitar la virginidad y vaya forma de hacerlo con ese miembro. Entré en la habitación en sí y vi a Marta a cuatro patas sobre la cama, sus nalgas estaban completamente rojas seguramente por los azotes que la había dado, también vi como su coño estaba de un color rojizo, la debía de haber estado follando durante un buen rato.

-        Hola cariño – me dijo ella dulcemente – siéntate en la silla enseguida terminamos.

Eso hice, me senté y me fije que en el escritorio de la habitación estaba nuestra cámara de video grabando todo el acto. El otro chico se puso detrás de ella y comenzó a metérsela por el culo. Marta de vez en cuando le paraba y le pedía que fuera más despacio, el tío lo respetaba y así lo hacía. Pero según el culo de Marta se fue dilatando comenzó a darla más y más fuerte. Ahí descubrí porque tenía Marta las nalgas tan rojas, menudos azotes la daba, lo hacía con fuerza, pero ella en vez de quejarse solo pedía mas y mas

-        ¡¡Si, follame el culo vamos, dame más fuerte!! – le suplicaba.

Ahí estuvo un buen rato hasta que el tío comenzó a gemir fortísimo, se estaba corriendo en su culo. Marta lo noto y grito:

-        ¡¡Oh si, siento la leche calentita dentro de mi culo!!

Ella cayo rendida en la cama, el chico se fue al baño y tras un rato salió, se despidió y se marchó. Marta se levantó, fue hacia el escritorio, cogió la cámara y paró la grabación. Vino hacia mí, me la dio y me dijo:

-        Toma, por si lo quieres ver.

Acto seguido me beso y se fue al baño. Puse el video y vaya con la duración, 1 hora 45 minutos de video. Lo pasaba rápido hacia delante y era todo el rato sexo sexo y sexo. Normal lo de su coño rojo, la había estado follando todo ese tiempo menos los últimos 20 minutos que la folló el culo delante de mí. Cuando salió Marta se fue a la cama.

-        Ven a la cama conmigo – me dijo.

-        Ahora voy, espera que voy al baño primero.

Fui al baño y me senté en el retrete para vaciar el semen que había dentro de mi culo. No pasaba de salir, estuve un buen rato para poder quitarme la mayoría. Salí y fui a la cama desnudo, al igual que estaba Marta. Estuvimos hablando un rato, no nos podíamos creer lo que había pasado, me pregunto a ver si me había corrido y la dije que no, al escuchar esto ella se metió por dentro de las sabanas y comenzó a comérmela hasta que me corrí en su boca. Fue al baño y tras limpiarse volvió a mi lado. Tras seguir un rato hablando nos dormimos. Parece que para nosotros Madrid es la ciudad del pecado.