Nos conocimos en internet

Lucía y Andrea son unas chicas curiosas.

Bueno, empiezo por presntarme, mi nombre es Lucía y tengo 19 años, soy lesbiana.

Hace tiempo, navegando en una página de cita, conocí a un chica, pero ojo, no era cualquier chica, era de esas chicas que piensas que son imposibles y en tu vida se fijarían en ti. Total, decicí arriesgarme e inicié un chat con ella.

  • Hola ¿cómo estás?

  • Hola, muy bien gracias ¿y tú?

  • Ahora ya estoy bien gracias a ti. Obviamente lo dije en plan de ligar con ella

  • Jajaja ¡qué cosas dices!

  • Pues es que es la verdad, oye,  leí en tu perfil que eres bisexual ¿es cierto?

  • No, yo soy lesbiana, debí equivocarme al poner esa etiqueta jaja

  • OMG! <3

  • ¿Qué pasó?

  • Nada, simplemente me sorprende que una chica como tu respondas mis mensajes.

  • ¿Por qué sorprenderse? Sólo soy alguien normal.

  • Pues es que no tengo suerte con las chicas y me parece que eres muy bonita para hablarme /.\

  • Ouch, si quieres no te hablo.

  • No, no me refiero a eso, si no que... ammm no soy muy buena entablando una conversación jaja

  • No te preocupes, estamos en las mismas jaja y cuéntame de ti :)

  • Me llamo Lucía, tengo 19 años y soy de la ciudad de México ¿y tú?

  • Lindo nombre

Continuamos platicando un mes por chat, hasta que un día decidí preguntarle si nos podíamos conocer en persona, ella aceptó y nos quedamos de ver en el monumento a la Revolución. Cuándo llegué, yo estaba completamente nerviosa, no sabía que haría cuando la viera, pues me gusta desde que la ví en aquella página de citas, me temblaba todo y se me iba la respiración, esperé y no llegaba, empecé a preocuparme, pero justo en el momento que me iba a dar por vencida, apareció, ella venia caminando hacia mi, sonríendo cada vez más, era tal como la imaginaba, alta, delgada, una piel hermosa y unos ojos color sol. Cuando estuvimos lo suficientemente cerca, me animé a decir la primera palabra.

  • Hola -

+¿Eso es lo único que dirás?

  • Bueno, no se me ocurre hacer otra cosa.

  • ¿Qué tal esto?

En ese momento, me tomó de la cintura, me jaló hacia ella y me besó, fue un beso que jamás olvidaré

-Wow, no esparaba eso

  • Lo siento, no pude evitarlo

  • No. dísculpame tu a mi, tampoco logro evitarlo.

  • ¿Evitar qué?

La tomé del rostro y la besé con pasión.

  • ¿Sabes? me gustas me miró con una ternura que no puedo describír

  • Andrea, tu también me gustas, desde aquella vez que te comencé a hablar en esa página de citas.

Nos tomamos de las manos y empezamos a sonreír como idiotas.

  • Pues dime ¿a dónde quieres ir o qué quieres hacer?

  • Vamos al cine ¿no? ya se estrenó la pelicula de Insurgente.

  • Vamos pues.

Ya en el cine, compramos los boletos y los elegimos hasta atrás, si ahí donde nadie va a ver la pelicula. Comenzando la pelicula, comenzaron las caricias en las piernas, cuello. Comencé a besarla mientras acariciaba sus piernas, de ahí besé su cuello, metí mi mano por debajo de su blusa hasta llegar a sus senos, que por cierto tenían el tamaño perfecto. Mientras besaba su cuello, con mi mano en su blusa, moví su brassiere para dejar al aire sus tetas, las masajeaba con delicadeza, de vez en cuando pellizcaba su pezones que cada vez estaban más duros. Coloqué mi suéter arriba de sus piernas ya que ella traía falda, bajé mi mano hasta su entrepierna y comencé a acariciarla, ella me quitó la mano y me dijo que era virgen, yo sonreí picaronamente y le dije que todo estaría bien, volví a poner mi mano en su entrepierna esta vez, siendo aceptada, Andrea tenía las piernas bien abiertas, puse mi mano arriba de su ropa interior y comencé a frotarla, su cara de exitación, hacía que yo me exitara cada vez más. Yo sentía como su vagina se estaba mojando cada vez más, hice a un lado su tanga y empecé a frotar su clítoris, saque mi mano y lamí mis dedos para lubricarla aún más y que no le doliera, introduje un dedo a su vagina mientras seguía frotando, mi dedo entraba y salía son mucha calma, ella estaba gimiendo muy bajo, ya que si nos cachaban, nos meteríamos en problemas, seguí en lo mío y llegó el momento de acelerar el ritmo, cada vez metía y sacaba el dedo más rápido, entonces cuando estaba lo suficientemente lubricada, introduje el segundo dedo, esta vez siendo más salvaje. Seguí frotando con mi otra mano mientras nos besabamos, le comencé a dar unas pequeñas palmaditas en su hermosa vagina, eso le encantó, Andrea estaba a punto de venirse, tuvo un orgasmo en silencio, ella quería más pero ya no podía de tanto placer. Seguimos viendo la pelicula y cuando salimos de la sala, nos carcomían las ganas de poder hacer el amor.

  • No puedo más, necesito estar contigo

  • Vamos a mi casa, ahorita no hay nadie